A la confusión de la corte (1588)

Grandes, más que elefantes y que abadas,
títulos liberales como rocas,
gentiles hombres, sólo de sus bocas,
illustri cavaglier, llaves doradas;
hábitos, capas digo remendadas,
damas de haz y envés, viudas sin tocas,
carrozas de ocho bestias, y aun son pocas
con las que tiran y que son tiradas;
catarriberas, ánimas en pena,
con Bártulos y Abades la milicia,
y los derechos con espada y daga;
casas y pechos, todo a la malicia,
lodos con perejil y hierbabuena:
esto es la corte. ¡Buena pro les haga!

Notas:

v. 1: En 1581, el gobernador de Java obsequió a Felipe II un elefante y un rinoceronte (en portugués abada). Dice Góngora que en la corte hay Grandes, pero que no son grandes en el sentido de eminentes, sino en el de que son más bestias que los enormes elefantes o rinocerontes.
v. 2: Títulos nobiliarios, nobles, generosos como rocas (que tienen fama de tacañas: menos da una piedra).
v. 3: En la corte existía el título de "Gentilhombre de la boca del Rey", pero Góngora dice que sólo son gentiles hombres de sus bocas, en el sentido de que sólo se preocupan de su propia boca, de conseguirse el sustento.
v. 4: Dichos gentiles hombres llevaban como distintivo una llave dorada, signo de que podían entrar en la cámara del rey.
v. 5: Los caballeros de las órdenes militares llevaban bordada en sus capas la insignia de su orden, y Góngora alude a ello para decir que llevan las capas remendadas, como pobres.
v. 6: Damas de haz y envés: damas con dos caras, infieles. Son como viudas sin tocas, en el sentido de que no tienen marido pero no son vírgenes, aunque no tienen tocas porque no son realmente viudas. (Las tocas eran la vestimenta típica de las viudas.)
vv. 7-8: Carrozas con ocho bestias, incluyendo en la cuenta tanto las que tiran como los pasajeros.
v. 9: Catarriberas eran los criados que en una cacería van delante siguiendo los halcones y recogiendo las presas que éstos traen. En la corte se llamaba así también a los abogados que andaban buscando a quién prestar sus servicios, desesperados como almas en pena.
vv. 10-11: Bártulo y Abad fueron insignes jurisconsultos. Dice que los militares se meten a jueces mientras que las cuestiones de derecho se resuelven con espadas y dagas.
v. 12: Se llamaban "casas a la malicia" a las casas de la Corte que estaban edificadas de modo que no podían dividir para ser habitadas por dos moradores, y así sus dueños evitaban la obligación de alojar a los criados del rey. Góngora dice que los pechos de la Corte estaban dados a la malicia igual que las casas.
v. 13: Perejil y hierbabuena eran eufemismos para referirse a los excrementos, tanto animales como humanos, que podían encontrarse fácilmente por las calles.
v. 14: Buen provecho les haga a quienes la habitan.