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EL APOGEO DE JUSTINIANO
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La región de Chen-la (la actual Camboya), que hasta el momento era tributaria del reino de Fu-nan, se rebeló contra éste y la larga lucha que siguió fue debilitando su poderío.

Britania llevaba ya siglo y medio sumida en el caos. Desde que las legiones romanas abandonaron la isla, los britanos tuvieron que enfrentarse por sí solos a los pictos y los escotos primero, y a los invasores jutos, anglos y sajones poco después. La situación era muy diferente a la del resto de las antiguas provincias romanas: mientras en ellas los invasores germánicos fueron una minoría que no tuvo grandes dificultades en suplantar a la aristocracia romana, asimilando la lengua y las costumbres de la población conquistada, Britania fue invadida por una cantidad mucho mayor, en proporción, de germanos, los cuales desplazaron a la población nativa, arrinconándola paulatinamente hacia el oeste y hacia el norte. El documento histórico más antiguo que se conserva sobre este periodo es el De excidio et conquestu Britanniae, escrito por Gildosio alrededor de 550. En su libro relata una gran victoria obtenida por los britanos hacia principios de siglo en un lugar desconocido llamado Monte Baden. El caudillo britano se llamaba Ambrosio Aureliano, que dio origen a una leyenda que fue creciendo con el paso del tiempo.

Dejando de lado las leyendas, lo cierto es que a mediados del siglo VI los jutos estaban asentados alrededor de Kent. Los sajones habían formado varios reinos: Essex (East Seaxe, sajones del este), con capital en Londres, Sussex (South Seaxe, sajones del sur), con capital en Chichester, y Wessex (West Seaxe, sajones del oeste), con capital en Winchester. Por su parte, los anglos habían formado el reino de Anglia Oriental y, mucho más recientemente, los reinos de Deira, con capital en York, y Bernicia, con capital en Bamburgh.

Mientras tanto Persia pasaba por un periodo de esplendor. El rey Cosroes I reorganizó la administración del Imperio, dividiéndola en cuatro distritos principales. Estableció un sistema de impuestos basado en un censo de propiedades, restauró el sistema de canales de Mesopotamia y protegió la cultura, no sólo la nativa, sino también la extranjera (filósofos griegos, cristianos nestorianos, etc.) Hubo un considerable intercambio comercial y cultural con la India. La literatura y los tratados médicos indios entraron en Persia. Bajo el reinado de Cosroes I también se difundió por Persia el ajedrez, un juego de origen indio. La palabra persa para "rey" es Shah, de donde deriva la palabra "jaque". La expresión jaque-mate también procede del persa (shah mat, el rey ha muerto).

El secreto de la seda llegó a Constantinopla. Durante siglos, la naturaleza de la seda había sido un misterio para Occidente, pero Justiniano logró sobornar a unos monjes chinos que no sólo le revelaron el secreto, sino que incluso regresaron a China y desde allí volvieron con huevos de gusanos de seda ocultos en cañas de bambú. Constantinopla inició entonces su propia producción de seda. De esos gusanos de contrabando descienden todos los gusanos usados en Europa en la producción de seda hasta tiempos modernos.

En el norte de China, el reino Wei se había fragmentado en dos mitades. La mitad oriental pasó a manos de la dinastía Qi, que había sido derrocada años antes en el sur.

En 551 un noble visigodo llamado Atanagildo se rebeló contra el rey Agila con el apoyo de la población católica. El reino visigodo cayó en la guerra civil. Mientras tanto Narsés se reveló como un capaz general luchando contra los búlgaros, así que en 552 Justiniano decidió enviarlo a Italia contra los ostrogodos. A diferencia de Belisario, Narsés contaba con la confianza del emperador, por lo que pudo disponer de un mejor ejército y no tardó en derrotar a Totila en Tadinae. Tras su muerte, los ostrogodos eligieron rey a Teias, que trató de reconstruir el ejército y tomar Cumas, donde Totila había encerrado sus tesoros, pero no tardó en ser derrotado por Narsés, con lo que el reino ostrogodo se descalabró definitivamente y no tardo en formar parte nuevamente del Imperio Romano. Narsés se convirtió en el nuevo gobernador de Italia.

En 552 un pueblo tributario de los Yuan Yuan se sublevó contra sus dominadores y se adueñó del imperio de las estepas. Eran los turcos, dirigidos por dos hermanos, Bumin e Istemi. El primero murió ese mismo año, pero Istemi continuó su obra y asumió el título de Kagan. Los Yuan Yuan tuvieron que desplazarse hacia Occidente como antaño habían hecho sus parientes los hunos. En Occidente fueron conocidos como los ávaros. Invadieron los territorios de los eslavos, los cuales a su vez presionaron sobre el Imperio Romano en los Balcanes.

En 553 Justiniano convocó un concilio en Constantinopla para abordar nuevamente el asunto de los "tres capítulos". El papa Vigilio propuso una solución intermedia, por la que se condenarían sesenta proposiciones de Teodoro de Mopsuesto, pero se absolvería a Teodoreto e Ibas. Justiniano amenazó a Vigilio con el destierro, así que el papa se convenció de que Justiniano tenía razón, y ratificó de nuevo la condena contra los tres obispos.

En 554 el visigodo Atanagildo pidió ayuda a Justiniano contra Agila. El emperador envió tropas bajo el mando de Liberio, con cuya ayuda Atanagildo derrotó a Agila cerca de Sevilla. El rey se retiró a Mérida, donde fue asesinado por sus hombres en 555. Los visigodos reconocieron a Atanagildo como rey, pero ahora Hispania estaba ocupada por los soldados de Justiniano, así que Atanagildo tuvo que ceder al Imperio la parte sur y este de la península, con lo que el reino visigodo se redujo a un pasillo central entre los suevos y las fuerzas imperiales. En particular los visigodos perdieron su capital, Sevilla, por lo que la corte se trasladó a Toledo. Atanagildo fue tolerante con los católicos, que le habían apoyado frente a Agila. El Imperio de Justiniano llegó así a su máxima extensión.

Ese mismo año murió el papa Vigilio en su viaje de regreso a Roma, desde Constantinopla. Justiniano impuso como nuevo papa a Pelagio I, que, pese a haber nacido en Roma, fue muy mal aceptado en la ciudad. Pelagio I trató de acercar las posiciones entre Roma y Constantinopla, pero no tuvo mucho éxito.

También murió Teodebaldo, el rey de Austrasia. Como no tenía descendencia masculina, su reino pasó a manos de Clotario I. Childeberto incitó a Chramno, hijo de Clotario I, para que se sublevara contra su padre, pero tuvo que huir y refugiarse en Bretaña, bajo la protección del conde Conobrio. Clotario I venció y mató a Conobrio, capturó a su hijo y lo hizo estrangular y quemar junto con toda su familia.

Una parte de los Yuan Yuan que huía de los turcos cayó sobre el norte de China y desmembró el Estado Wei en pequeños reinos que combatieron entre sí. La parte oriental siguió en manos de la dinastía Qi, mientras que la mayor parte del reino Wei occidental pasó a la dinastía Zhou.

En 558 Childeberto murió sin descendencia, por lo que todo el reino franco quedó unificado de nuevo bajo Clotario I, como lo había estado en tiempos de su padre Clodoveo I.

Un terremoto destruyó la cúpula de Santa Sofía, pero Justiniano ordenó que se construyera otra aún mayor. Cuando llegó el invierno, una inusitada ola de frío heló el Danubio, lo que permitió a los ávaros y eslavos cruzar el río fácilmente y arrollar a la escasa guardia imperial que custodiaba la frontera. Los bárbaros avanzaron hacia Constantinopla, que estaba prácticamente indefensa, pues sus ejércitos estaban dispersos por Italia, Hispania y África.

Justiniano tuvo que recurrir una vez más al leal Belisario, que tomó como base de su defensa a los trescientos guardias del palacio, a los que sumó varios escuadrones de ciudadanos enrolados a la fuerza. Requisó los caballos de los ciudadanos adinerados y hasta de los circos. En 559 se enfrentó a los atacantes. Belisario sabía que no tendrían más estrategia que un ataque directo, así que puso a sus mejores hombres para contener dicho ataque y se aseguró de golpear al mismo tiempo por ambos flancos. Los bárbaros, tal vez ya atemorizados por la fama del Imperio, no tardaron en retirarse.

Los suevos eligieron rey a Teodomiro. La historia de los suevos durante los cien años precedentes a esta fecha es prácticamente desconocida. Teodomiro probablemente llegó al poder con el apoyo de los católicos, pues poco después se convirtió al catolicismo y el reino suevo pasó a ser oficialmente católico. El reino visigodo era ahora el último reducto del arrianismo.

En 560 los turcos son mencionados por primera vez en documentos persas. Por esta época los turcos habían absorbido los reinos tocarios, restos del antiguo Imperio Kusana. Al parecer, los persas se aliaron con los turcos para deshacerse de los hunos, ya en decadencia, lo que permitió al Imperio Persa extenderse por Sogdiana. Los turcos se convirtieron en los nuevos vecinos de los persas, y éstos pronto descubrirían que no eran mejores vecinos que los hunos

Por esta época subieron al trono en Britania los primeros reyes de los que tenemos un mínimo conocimiento histórico: Ethelberto de Kent y Elli de Deira.

En 561 Justiniano cayó enfermo y se difundieron rumores sobre su muerte. Cuando se vio que eran falsos, comenzaron las conspiraciones entre los aspirantes a la sucesión. Justiniano logró cortarlas de raíz. Varios hombres de la familia de Belisario estuvieron implicados, y fueron torturados hasta la muerte. Acusaron al propio Belisario, que, tras ser declarado culpable en un juicio, se le confiscaron los bienes y se le sometió a un arresto domiciliario.

Tras la muerte del papa Pelagio I fue elegido Catelino, que cambió su nombre por el de Juan III. Trató en vano de resolver el cisma de Aquilea, originado a raíz del asunto de los tres capítulos.

El Clodoveo I había convertido al reino franco en la mayor potencia de Occidente, pero su amenaza se disolvió tras su muerte, a causa del reparto que hizo del reino entre sus hijos. Gracias a este desmembramiento y a las subsecuentes peleas internas entre los reyes francos, los visigodos y los ostrogodos pudieron resistir mucho más fácilmente. Ahora el reino franco volvía a ser una amenaza, nuevamente unido bajo Clotario I, pero la historia se repitió: Clotario I murió dejando siete hijos de varias esposas. Los cuatro mayores asesinaron a dos de sus hermanastros y se las arreglaron para excluir de la herencia a un tercero, Gramna. Dividieron el reino en cuatro partes y se las adjudicaron a suertes. El mayor, Cariberto, se quedó con la parte oeste, con capital en París. El segundo, Gontrán, se quedó con Borgoña. Chilperico I se convirtió en rey de Neustria, con capital en Soissons. Finalmente, Sigeberto I heredó Austrasia, con capital en Metz. Clotario I tenía además una hija, Clotsvinda, que pronto se casó con el rey lombardo Alboíno, elegido ese mismo año.

En 562 el Yamato japonés fue expulsado de Corea. Desde entonces China y Japón se disputaron su influencia en la península. El reino de Paikche aceptó a Japón como aliado, mientras que el de Silla buscó el apoyo de China contra Kokuryo.

Desde los tiempos de san Patricio, la iglesia céltica irlandesa se había desarrollado notablemente y los monasterios florecían por toda la isla. La iglesia céltica había permanecido aislada del continente durante mucho tiempo, por lo que sus tradiciones diferían en algunos aspectos de la tradición romana. En 563 un monje irlandés llamado Columba recibió del rey de Dalriada una pequeña isla llamada Iona, en la costa escocesa. Allí levantó una iglesia y un monasterio, desde donde se dedicó a convertir al cristianismo a los salvajes pictos.

En 564 la presión popular obligó a Justiniano a indultar a Belisario y devolverle sus propiedades, pero éste murió poco después, en 565. Unos meses después moría Justiniano. Durante todo su reinado, no tuvo más dedicación que el gobierno. Llegó a ser llamado "el emperador que nunca duerme", pues apenas dormía, y prácticamente se abstuvo de toda clase de placeres. No tuvo hijos ni había designado heredero. Tenía siete sobrinos, pero sólo uno de ellos estaba en Constantinopla cuando murió el emperador. Se apresuró a hacerse coronar por la guardia de palacio y corrió al hipódromo para ser aclamado por el pueblo. Así se convirtió en el nuevo emperador, con el nombre de Justino II.

Narsés gobernaba Italia con mano dura, y Justiniano no había dejado de recibir quejas sobre él, de las que siempre había hecho caso omiso. Probablemente Justino II quiso asegurarse la lealtad de Italia cambiando la situación, así que no tardó en destituir al que había sido hombre de confianza de su predecesor. Se cuenta que lo hizo de forma brutal, enviándole un mensaje en que le instaba a dejar la guerra en manos de los hombres y a que se uniera a las mujeres de palacio, limitándose a tejer (en alusión a su condición de eunuco).

En 567 murió sin descendencia el rey franco Cariberto, y sus tierras pasaron a manos de su hermano Chilperico. Sigeberto I vio con preocupación el repentino aumento del poder de Chilperico, así que ese mismo año contrajo matrimonio con Brunilda, hija del rey visigodo Atanagildo. De este modo, en caso de guerra con Chilperico, Sigeberto I podría contar con el apoyo visigodo. Brunilda era arriana, pero aceptó convertirse al catolicismo sin problemas. Chilperico comprendió el juego y no tardó en contraatacar. Aunque ya estaba casado, logró que la Iglesia invalidara el matrimonio y se apresuró a casarse con Galsvinta, hermana de Brunilda. En este caso el matrimonio fue una mera estratagema, pues en realidad Chilperico estaba enamorado de Fredegunda, una sirvienta de palacio. Sin embargo, antes de que acabara el año moría Atanagildo, con lo que ambos matrimonios perdieron gran parte de su valor. Los visigodos eligieron rey a Liuva I. Fredegunda no tardó en asesinar a Galsvinta y a Chilperico no debió de disgustarle mucho la iniciativa, pues pronto se casó con Fredegunda.

Los ávaros habían llegado hasta el Elba, y allí entraron en contacto con los gépidos y los lombardos, que hacía tiempo que peleaban entre sí. Ambos trataron de lograr el apoyo de los ávaros frente a su rival, y al final lo consiguió el rey lombardo Alboíno, que selló una alianza con el kaghan Baián, y entre ambos destruyeron a los gépidos. Alboíno mató al rey gépido Cunimundo, y se casó con su hija Rosamunda, con lo que se convirtió en rey de los gépidos. Se cuenta que Alboíno convirtió el cráneo de Cunimundo en una copa para beber. Sin embargo, Alboíno vio que su pueblo no tardaría en ser dominado por los ávaros, así que decidió cambiar la servidumbre hacia los asiáticos por un futuro de aventuras en Italia. En 568 los lombardos invadieron Italia, donde hicieron una carnicería entre los católicos, pues ellos eran arrianos. Ese mismo año murió Narsés, que había permanecido en Italia tras su destitución.

En 569 Leovigildo, el hermano del rey visigodo Liuva I, se había casado con Golsvinta, la viuda de Atanagildo, y reclamaba el trono. Tenía gran personalidad y muchos partidarios, así que Liuva I no quiso enfrentarse a él y decidió repartirse el reino con su hermano. Liuva I conservó la parte noreste del reino, y Leovigildo se quedó con el resto. En 570 Leovigildo atacó al rey suevo Teodomiro, que murió ese mismo año y fue sucedido por Miro. Luego Leovigildo se volvió contra las posesiones imperiales en Hispania. Atanagildo ya había reconquistado Sevilla, y Leovigildo inició un proceso expansivo por Andalucía.

También murió el que fue recordado como san Gildosio el Sabio, el monje que escribió la primera historia de Inglaterra.

Los ávaros habían intentado forzar una vez más las fronteras del Imperio, pero se dieron por vencidos y se concentraron en el oeste, donde Sigeberto I tuvo que vérselas con ellos.

Finalmente, los hunos destrozaron por completo el Imperio Gupta, en la India. Su último rey fue Budhagupta. El territorio quedó nuevamente dividido en pequeños reinos.

En 571 Leovigildo conquistó Medina Sidonia, y en 572 ocupó Córdoba y se apoderó de toda Andalucía. Acto seguido declaró la guerra al rey suevo Miro.

Mientras tanto Alboíno fundó un nuevo reino lombardo en el valle del Po, con capital en Pavía. Poco después de tomar la ciudad, Alboíno murió envenenado por su mujer, Rosamunda. Se dice que el rey, durante la celebración de la conquista, borracho, obligó a Rosamunda a beber de la copa hecha con el cráneo de su padre, y ello la indujo a planear el asesinato. Alboíno fue sucedido por Clefi.

Los problemas de Justino II en Italia hicieron que Cosroes I atacara en Asia Menor, pero Justino II concentró sus fuerzas contra los persas y los mantuvo a raya. El dominio imperial en Italia se redujo a una franja transversal que unía Ravena con Roma, más el extremo sur de la península y además las islas, Sicilia, Córcega y Cerdeña.

En 573 un joven patricio romano llamado Gregorio decidió renunciar a la política, entregó sus posesiones a la Iglesia y se dedicó a fundar monasterios según la regla benedictina. Fundó seis monasterios en Sicilia y luego otro en Roma, en el que él mismo ingresó. A él se debe el inicio de la expansión de la regla benedictina fuera de Italia.

Ese mismo año murió Liuva I y Leovigildo se convirtió en rey de todo el territorio visigodo. Fue el primer rey visigodo que empleó distintivos regios y que acuñó moneda. Sometió a los vascos, algunos de los cuales huyeron hacia el norte y ocuparon la región que pasaría a ser conocida como Vasconia y luego Gascuña. Aquí tuvieron que enfrentarse al rey Gontrán de Borgoña. Durante los años siguientes Leovigildo libró una batalla tras otra para afirmar la soberanía visigoda sobre todos sus territorios, en especial para frenar cualquier intento de expansión por parte de los suevos.

Mientras tanto Brunilda, la esposa del rey Sigeberto I, convenció a su marido para que dejara las querellas con los ávaros y vengara la muerte de su hermana Galsvinta. Sigeberto I exigió a su hermano Chilperico que devolviera la dote que había recibido al casarse con la reina asesinada. Éste se negó y así se inició una guerra entre los dos hermanos.

En 574 murió el papa Juan III y fue sucedido por Benedicto I.

A la muerte del rey Clefi, el reino lombardo se descompuso en varios ducados independientes, entre ellos los ducados de Spoleto y Benevento, en el sur de la península itálica, que los lombardos habían ocupado durante los dos últimos años.

La tensión provocada por los ataques simultáneos de los lombardos en Italia, los ávaros y los eslavos en los Balcanes y los Persas en Asia Menor provocaron una crisis nerviosa en el emperador Justino II. Sufrió una parálisis en las piernas (posiblemente de origen histérico) y quedó claro que se necesitaba un sustituto. Su único hijo había muerto, y el emperador se llevaba mal con sus parientes más lejanos. Su esposa, Sofía, sobrina de la emperatriz Teodora, lo convenció para que adoptara a Tiberio, el jefe de la guardia de palacio, que desde ese momento ejerció como gobernante.

En 575 murió Casiodoro, el que había sido ministro bajo Teodorico y sus sucesores. Los últimos años de su vida los dedicó a la vida monástica. Viendo cómo la cultura decaía cada vez más rápidamente, fundó dos monasterios en los que se reunían y copiaban libros de toda clase. Puede atribuirse a Casiodoro la vinculación de los monjes con la copia de libros, idea que fue tomada y sistematizada por los benedictinos, gracias a los cuales la cultura antigua no se perdió totalmente en Europa.

Sigeberto I estaba arrasando el reino de su hermano Chilperico. Había llegado hasta París y todo apuntaba a que se iba a anexionar todo el territorio de Chilperico. Sin embargo Fredegunda pagó dos asesinos a sueldo que mataron a Sigeberto I. Sus hombres se retiraron desmoralizados y Brunilda fue capturada. No habría durado mucho si no hubiera sido porque se enamoró de ella Meroveo, hijo de Chilperico y su primera esposa. Meroveo ayudó a Brunilda a escapar, luego se casaron y pidieron la protección del obispo de Tours.

Chilperico hizo anular el matrimonio, pero reconoció como rey de Austrasia a Childeberto II, el hijo de cinco años de Brunilda y Sigeberto I. Brunilda quedó como regente.

El rey Aidan independizó del reino de Dalriada, en Irlanda, el territorio del mismo nombre que los escotos ocupaban en Caledonia. Probablemente el monje Columba influyó decisivamente en el proceso.

Cosroes I conquistó el Yemen y lo convirtió en una satrapía persa. El rey Kaleb murió durante la conquista. El gobierno persa no fue nada eficiente. Los canales de regadío fueron descuidados y la región se empobreció.

En el sur de la India varias tribus se unieron bajo el rey Simhavisnú, que pertenecía a la dinastía los Pallava, cuya historia puede remontarse hasta dos siglos antes, si bien sólo ahora empezaba a ser relevante. Algunas dinastías vecinas, como los Pandya o los Chalukya, trataron de contrarrestar el poder ascendente de los Pallava.

La conquista de Occidente
Índice El fin del arrianismo