ANTERIOR
LA CAÍDA DE ASIRIA
SIGUIENTE

En la segunda mitad del siglo VII el mundo civilizado vio muchos cambios. En la India empiezan a reaparecer las ciudades, extinguidas desde la invasión aria. Egipto parecía haber vuelto al pasado.  Bajo el gobierno de Psamético experimentó una renovación económica y un renacimiento artístico. Los tiempos de los constructores de las pirámides fueron ensalzados, se estudiaron los rituales religiosos que se describían en las tumbas antiguas, se recordaron los clásicos literarios del Imperio Medio y se repararon los daños causados en Tebas por los asirios. Sin embargo, Egipto no contaba ya con buenos soldados, y éstos eran ahora más necesarios que nunca. Psamético contrató hoplitas griegos mercenarios y los instaló en guarniciones al este del Delta, para prevenir un posible ataque asirio. Las continuas luchas entre las diversas polis griegas habían hecho de los hoplitas unos guerreros muy eficientes, tal vez los mejores soldados de la época. Por eso muchos de ellos encontraron como forma de ganarse la vida el ofrecer sus servicios a otras ciudades o naciones.

También Esparta cambió radicalmente tras su experiencia en las dos largas guerras contra Mesenia. La ciudad entera se convirtió en un cuartel. Los niños eran examinados al nacer para ver si eran lo suficientemente robustos. Si no lo eran se les abandonaba para que murieran. A los siete años se les separaba de sus madres y se les criaba en una especie de academia militar, donde aprendían a soportar el frío y el hambre, el cansancio y el dolor. Tenían que saber luchar, cumplir órdenes ciegamente y morir antes que retirarse.

Los espartanos adultos comían en una mesa común, a la que cada uno llevaba su parte, y todos contribuían con lo que producían sus tierras con el trabajo de sus ilotas. La comida era austera (los griegos de otras ciudades decían que vomitiva). El arte, la música y la literatura fueron erradicados de Esparta. Hasta la oratoria fue mal vista desde entonces. Aún hoy usamos la palabra lacónico para referirnos a la parquedad de palabras que fue característica en Laconia a partir de entonces, en contraposición con el gusto por la dialéctica de que los demás griegos siempre hicieron gala. Esparta abandonó todo interés por el comercio o la colonización y se concentró en ser la ciudad más poderosa del Peloponeso y, con el tiempo, de toda Grecia. En siglos posteriores, los espartanos decían que las leyes que configuraban su modo de vida, la constitución espartana, habían sido implantadas por Licurgo en el año 850 a.C., pero esto es falso: hasta el 650 Esparta contaba con músicos y poetas. Fueron las guerras mesenias las que hicieron triunfar al militarismo en la ciudad. Probablemente Licurgo jamás existió.

En el reino de Lidia surgió una innovación. El gobierno empezó a emitir pepitas de oro con un sello que garantizaba su valor, de modo que podían ser usadas cómodamente en las transacciones comerciales. Eran las primeras monedas. Los comerciantes griegos adoptaron la idea. Al parecer, la primera ciudad que usó este sistema de cambio fue Egina, una pequeña isla situada en el golfo formado entre el Ática y la Argólida. El uso del dinero la enriqueció, y otras ciudades-estado se apresuraron a imitarla.

Etruria vivía su época de mayor esplendor. Por esta época, las ciudades etruscas empezaron a rodearse de sólidas murallas, construidas con rocas cuidadosamente unidas sin cemento. No se sabe si para protegerse de enemigos exteriores o para protegerse unas de otras. Los griegos los tenían por guerreros valerosos. Su influencia se extendía bastante más allá de sus fronteras por tierra y por mar. Por esta época se refuerza su presencia en la Campania, al sur del Lacio, que se veía así rodeado por los etruscos, al norte y al sur.

Asiria, en cambio, vivía un momento delicado. El ejército de Asurbanipal tuvo que enfrentarse al de su hermano en Babilonia. En 648 éste se vio acorralado y se suicidó. El rey asirio comprendió que Elam estaba detrás de todos los problemas que ocasionaba Babilonia, así que emprendió una campaña contra dicho reino.

En 643 murió Huan de Qi, lo que permitió a otros estados chinos competir por la hegemonía. El estado de Chu se extendió hacia el norte.

En 642 murió el rey Manasés de Judá, y fue sucedido por su hijo Amón, que continuó la política de su padre de total sumisión a Asiria.

En 641 murió Tulo Hostilio, el tercer rey de Roma, y el Senado Romano eligió como rey al nieto de Numa Pompilio, cuyo gobierno siempre fue gratamente recordado por los romanos. El cuarto rey se llamaba Anco Marcio. Según la tradición, Anco Marcio llevó a Roma nuevos colonos que contribuyeran al crecimiento que estaba experimentando la ciudad. Los alojó en el monte Aventino, que pasó a ser la quinta colina de Roma. Sin embargo, los recién llegados no llegaron con igualdad de derechos. No se les permitió enviar representantes al Senado ni ocupar cargos públicos. Los senadores eran llamados también patricios, porque eran como padres que dirigían la gran familia que era la ciudad. Por extensión, la palabra se aplicó también a las familias de los senadores, en oposición a los recién llegados, que fueron llamados plebeyos. Los patricios se agrupaban en grandes familias, llamadas gentes, que veneraban a un antepasado común. Junto a ellas vivían los clientes, pobres o antiguos esclavos que buscaban la protección del pater familias, o jefe de la familia.

En 640, tras sólo dos años de reinado, fue asesinado el rey Amón de Judá, y fue sucedido por Josías, su hijo de ocho años. No sabemos exactamente cómo ocurrió, pero es razonable conjeturar una intriga de los sacerdotes yahvistas, pues los últimos reyes habían adoptado el culto asirio y un rey de ocho años sería fácil de manipular. De esta forma había muchas posibilidades de restaurar el culto a Yahveh, como en efecto ocurrió.

Ese mismo año la ciudad de Megara siguió el ejemplo de su vecina Corinto y eligió como tirano a Teágenes, quien hizo construir un magnífico acueducto que suministrara agua dulce a la ciudad. Los tiranos necesitaban ganarse el respaldo del pueblo con todo tipo de reformas y mejoras, por lo que en general las tiranías eran preferibles a las oligarquías de nobles, que no se sentían obligadas a justificar de ningún modo su autoridad.

El debilitamiento de Asiria favoreció la prosperidad de Fenicia. Aunque los griegos se estaban apoderando del Mediterráneo oriental, los fenicios se aventuraron hacia el oeste. Crearon bases en la que ahora es Argelia, ocuparon las islas Baleares y extendieron su ocupación de la costa española. Más aún, sus barcos se adentraron en el océano Atlántico y bordearon la costa hasta llegar a las que llamaron "islas del estaño", que al parecer eran las islas Scilly, situadas frente a la costa de Cornualles, al suroeste de Inglaterra. De allí y tal vez de la misma Cornualles llevaban estaño a Tartesos, donde lo usaban para fabricar bronce.

Por esta época el rey de Egipto Psamético tuvo una idea atrevida. Instó a los griegos de Mileto a fundar una colonia en el Delta del Nilo. Los griegos aceptaron encantados y construyeron Naucratis, que en griego significa "soberana del mar". La idea de Psamético era usar a los griegos para distribuir por el Mediterráneo los excedentes egipcios, y funcionó bien. Ésta fue la principal toma de contacto de Grecia con Egipto desde hacía muchos años. La mayoría de las palabras con que nos referimos a muchos aspectos de la cultura egipcia son de origen griego y datan de esta época (pirámide, jeroglífico, esfinge, obelisco, etc.), así como muchos nombres de ciudades y de reyes egipcios. Por ejemplo, los egipcios llamaban No a la ciudad que, por algún motivo, los griegos decidieron llamar Tebas, que era también el nombre de una polis al oeste del Ática.

En 639 Asurbanipal logró la victoria definitiva frente a Elam. Tomó su capital, Susa, y la destruyó. Todo el país quedó devastado y el reino que había existido desde tiempos de los sumerios desapareció finalmente de la historia. Por esta época el rey debía de rondar los sesenta años y probablemente estaba cansado. Ya no emprendió más campañas militares y los pueblos sojuzgados por Asiria empezaron a notar que sus cadenas se debilitaban.

En 637 el duque Hsiang del estado de Sung se enfrentó con el estado de Chu, pero éste aniquiló su ejército y sometió a Sung. Hsiang murió en la batalla.

En 632 un ateniense llamado Cilón, casado con la hija del dictador Teágenes de Megara, trató de convertirse en tirano de Atenas. Un día festivo, mientras los atenienses estaban distraídos con celebraciones, se apoderó de la Acrópolis (la colina fortificada de la ciudad) con la ayuda de algunos nobles y de soldados megarenses. La oligarquía ateniense no era muy popular y la Acrópolis era prácticamente inexpugnable, por lo que un mínimo apoyo del pueblo habría dado la victoria a Cilón, pero no obtuvo ninguno a causa de los soldados megarenses. Ningún ateniense estaba dispuesto a deshacerse de la oligarquía al precio de someterse a unos extranjeros. No intentaron tomar la Acrópolis, sino que esperaron a que los asaltantes se rindieran por hambre. Cilón logró escapar, pero los demás tuvieron que rendirse a cambio de la promesa de que se respetaran sus vidas. El arconte de Atenas de ese año era Megacles, miembro de una de las familias más poderosas de la ciudad, los Alcmeónidas. Megacles pensó que era más prudente deshacerse de los traidores y los mandó matar, pese a la promesa que les había hecho de conservar sus vidas. Esto llenó de preocupación a los atenienses: Megacles había roto una promesa efectuada solemnemente ante los dioses. El arconte y otros miembros de su familia fueron juzgados por sacrilegio y expulsados de la ciudad. Por su parte, Teágenes declaró la guerra a Atenas.

Ese mismo año, el rey Josías de Judá, a sus dieciséis años de edad, ya era un perfecto yahvista, y suprimió el culto asirio. En China, Wen, señor de Jin, logró una victoria decisiva que detuvo el avance de Chu con la ayuda de Qi y Qin. De este modo Wen se hizo con la hegemonía de la confederación china, hegemonía que fue ratificada por el propio rey Cheu.

En 630, los griegos fundaron la ciudad de Cirene sobre la costa libia, fuera de las fronteras egipcias. Esta colonia sería el núcleo de una próspera población griega en la zona. Además descubrieron la existencia de Tartesos y entablaron relaciones comerciales. A raíz de ello fundaron la colonia de Mainake, cerca de la actual Málaga. Los fenicios perdieron así el monopolio del comercio con Tartesos.

En 628 el estado chino de Qin inició una expansión hacia el este que le enfrentó a los estados de Jin y Chu.

En 627 murió el virrey que Asurbanipal había impuesto en Babilonia cuando derrotó a su hermano, y varios pretendientes a la sucesión se disputaron el poder por un breve tiempo. Finalmente venció un caldeo llamado Nabopolasar.  Por esta época, los escitas habían estado luchando contra los medos, pero ante el declive de Asiria decidieron aliarse contra ésta. El mando fue asumido por un jefe medo llamado Ciaxares.

En 625 Cipselo se las arregló para que su hijo Periandro heredara la tiranía de Corinto. Bajo su gobierno Corinto se convirtió en la ciudad más culta de la Grecia continental, así como la más próspera. Acogió en su corte al famoso poeta Arión (del que se contaba que fue arrojado al mar por unos piratas, pero que con su canto logró atraer a unos delfines que lo llevaron a la costa). Por esta época los griegos empezaron a construir templos de piedra y no de madera. Corinto desarrolló el llamado orden dórico, basado en líneas de columnas adornadas con acanaladuras que sostenían los techos.

Cuando Asurbanipal murió en 622, Asiria se encontró rodeada de enemigos preparados para abatirse sobre ella. Ciaxares se erigió en rey de Media, dominando un territorio aproximadamente igual al del Irán actual. Nabopolasar también declaró la independencia de Babilonia. Naturalmente, esto supuso la guerra con Asiria. Por su parte, el ejército de Judá avanzó rápidamente hacia el norte y se adueñó del territorio que antaño ocupaba Israel. El rey Josías ordenó la renovación del templo, que estaba muy deteriorado desde los tiempos del último rey yahvista. En un hueco de la construcción, el sumo sacerdote Helcías afirmó haber encontrado una primera versión del Libro de la Ley, un libro presuntamente escrito por Moisés del que hasta entonces no se tenía noticia. No conservamos este libro, pero parece que era una primera versión del Deuteronomio, el quinto libro de la Biblia. En él se recordaba la historia de Moisés, se detallaba minuciosamente la ley mosaica, así como todo el ritual del culto, se establecía el Templo como único lugar admisible para dicho culto y se exhortaba al pueblo a obedecer a los profetas que hablaban en nombre de Dios. En resumen, el Libro de la Ley fue la forma en que los sacerdotes dijeron a Josías qué era exactamente lo que tenía que hacer. Josías creyó que el libro era auténtico y fue eliminando del país todo culto no yahvista. Todos los santuarios locales, yahvistas o no, fueron clausurados, de modo que el Templo de Jerusalén quedó como único santuario.

Mientras tanto, Atenas se defendía precariamente de Megara. Las dificultades en la guerra aumentaron la insatisfacción del pueblo frente a la oligarquía gobernante. Se elevaron voces que afirmaban que los nobles eran injustos en su administración de las leyes tradicionales. Esto era difícil de sostener sin un código escrito, y así el pueblo exigió la redacción de un sistema de leyes.

Dicho código fue elaborado en 621 por Dracón, un noble partidario de la oligarquía. Su sistema de leyes simplemente reflejó la práctica al uso con todas sus injusticias y arbitrariedades. Solamente hubo un cambio, y fue la extremada dureza de las penas. Por ejemplo, robar una col conllevaba la pena de muerte. Cuando se le preguntó por qué, se dice que Dracón respondió "Porque no puedo concebir un castigo más severo". Un acreedor podía esclavizar a sus deudores si no podía pagar las deudas. Este artículo llevó a la esclavitud a muchos agricultores atenienses.

Ese mismo año murió el rey Perdicas I de Macedonia y fue sucedido por su hijo Argeo I. Sus descendientes fueron conocidos como argéadas, e iban a gobernar Macedonia durante dos siglos. La organización del reino recuerda a la Grecia arcaica: nada parecido a las ciudades-estado del sur. El "rey de los macedonios" era el jefe de los guerreros y gobernaba asistido de un consejo de "compañeros". Los campesinos estaban sometidos al poder del rey. Su lengua era un dialecto griego.

En 617 el trono de Lidia fue ocupado por Aliates, el nieto del rey  Giges, quien extendió las fronteras lidias a lo largo de Asia Menor al tiempo que continuaba la lucha contra los cimerios.

En 616 Nabopolasar pactó una alianza con Ciaxares. El sucesor de Asurbanipal no estaba a la altura de su padre y Nabopolasar avanzaba lentamente hacia Nínive, pero quería asegurarse de que su suerte no cambiaría por un revés imprevisto. El acuerdo fue sellado con el matrimonio entre la hija de Ciaxares y el hijo de Nabopolasar. Ciaxares no tardó en tomar Assur, la antigua capital.

Este mismo año murió Anco Marcio, y Lucio Tarquinio Prisco fue elegido quinto rey de Roma. Aquí Tarquinio es el nombre familiar, que indica el origen etrusco de este rey, pues Tarquinia era una importante ciudad etrusca. El tercer nombre, "Prisco", es un apelativo diferenciador añadido que algunos romanos recibían a lo largo de su vida o a veces incluso heredaban (algo similar a un mote o un alias, pero más institucionalizado). En este caso significa "el primero" o "el mayor", probablemente para distinguirlo de un hijo tocayo. Es difícil saber si los romanos eligieron libremente un rey etrusco (tal y como afirmaban sus historiadores) o si les fue impuesto desde Etruria (cosa bastante probable). Lo cierto es que Roma prosperó bajo su mandato, pues se benefició de la avanzada cultura etrusca. Él construyó el Circo Máximo, un recinto ovalado en el que se celebraban carreras de carros. Introdujo también juegos atléticos, usuales entre los etruscos, construyó un gran templo a Júpiter en el monte Capitolino. El templo fue  llamado Capitolio, y fue al mismo tiempo una fortaleza donde pudieron refugiarse los romanos en los peores momentos de su historia. También construyó la Cloaca Máxima, que desecó las zonas pantanosas del valle entre el Capitolino y el Palatino. Allí estaba el foro, un mercado, pero ahora se convirtió en un lugar público donde la gente se reunía para comerciar y realizar todo tipo de actos públicos.

Todas estas construcciones se realizaron bajo la dirección de ingenieros y artistas etruscos, que habían aprendido gran parte de su oficio de los griegos, aunque también habían realizado muchas aportaciones propias, tales como el uso del arco, que permitía reducir el número de columnas necesarias para sostener un edificio. Roma no tardaría en tener sus propios ingenieros y arquitectos, que con el tiempo realizaron magníficas obras de las que los romanos siempre se mostraron muy orgullosos.

Tarquinio obtuvo victorias militares frente a otras ciudades latinas (que tal vez veían a Roma como una ciudad etrusca más) e introdujo la costumbre etrusca del Triunfo. Cuando un general lograba una gran victoria entraba en la ciudad precedido por funcionarios del gobierno y seguido de su ejército y de los prisioneros y el botín conquistado, y avanzaba hasta el Capitolio entre los aplausos del pueblo. En el Capitolio se celebraban unos oficios religiosos y la ceremonia terminaba con una gran fiesta. Hay que advertir que Roma no tenía entonces un ejército profesional, sino que sus soldados eran los propios agricultores, que dejaban sus tierras mientras era necesario para defender la ciudad o ajustar cuentas con alguna ciudad vecina.

En 615 murió el rey Argeo I de Macedonia, y fue sucedido por su hijo Filipo I. Durante este periodo de su historia, Macedonia permaneció ajena al progreso que estaban experimentando las ciudades griegas del sur. De hecho, a pesar de su lengua, los griegos tenían por bárbaros a los macedonios.

En 614 el estado chino de Chu aumentó su influencia bajo el gobierno de Chuang.

Volviendo a la acorralada Asiria, en su desesperación se vio obligada a pedir ayuda a Egipto. Psamético aceptó ayudarla, no por simpatía, ciertamente, sino porque a Egipto le interesaba una Asiria débil, pero no una Asiria acabada que fácilmente fuera reemplazada por otra potencia amenazadora, como Babilonia o Media. Pero la ayuda egipcia fue escasa y tardía. En 612 Nabopolasar y Ciaxares sitiaron conjuntamente Nínive y la tomaron, para regocijo de todo el Oriente Próximo. Nínive fue literalmente arrasada y jamás se consintió que fuera reconstruida. De no haber sido porque su historia aparece en la Biblia, su nombre habría quedado completamente olvidado en los siglos posteriores. De todos modos, algunos fragmentos del ejército asirio sobrevivieron al desastre y se retiraron a la ciudad de Harrán, al norte de la Media Luna Fértil, donde resistieron un tiempo bajo la conducción de un general llamado Ashur-Ubalit.

En 610 ascendió al poder en Mileto uno de los tiranos más famosos, Trasíbulo, bajo cuyo mandato Mileto fue probablemente la ciudad más próspera del mundo griego. Ese mismo año murió Psamético, cuyo reinado fue el más largo desde los tiempos de Ramsés II. Fue sucedido por su hijo, Necao I, quien decidió socorrer a los asirios refugiados en Harrán con la esperanza de que mantuvieran entretenidos a medos y caldeos y que éstos no tuvieran ocasión de fijarse en Egipto. En el camino hacia Harrán estaba Judá y, aunque Necao I hubiera preferido no perder el tiempo con los judíos, el caso era que Josías no estaba dispuesto a dejar pasar a los egipcios por su territorio. En 609 el ejército egipcio se enfrentó al judío en Megiddo, justo donde seis siglos antes el gran Tutmosis III había derrotado a los cananeos. Josías murió y fue sustituido por su hijo menor Joacaz, pero éste sólo reinó un mes, pues Necao I consideró que no era suficientemente fiel a los intereses egipcios, así que lo llevó preso a Egipto y puso en el trono al hijo mayor de Josías, llamado Joaquim. El nuevo rey juró lealtad a Egipto y se comprometió a pagar un tributo.

El ejército de Necao I siguió avanzando hacia el norte, pero llegó demasiado tarde. Nabopolasar había tomado Harrán y Ashur-Ubalit tuvo que huir hasta encontrarse con el ejército egipcio, con ayuda del cual trató de recuperar Harrán, pero fue inútil. A partir de 605 no hay noticias de Ashur-Ubalit y con él desapareció definitivamente el último resto de Asiria. En ese momento Nabopolasar se sintió enfermo y regresó a Babilonia, pero dejó a su hijo Nabucodonosor (el que se había casado con la hija de Ciaxares) con la misión de deshacerse de los egipcios. Tras un enfrentamiento en Karkemish, Necao I tuvo que retirarse precipitadamente a Egipto. Nabucodonosor podía haberle seguido, pero le llegó la noticia de la muerte de su padre y tuvo que ir a Babilonia para asegurarse la sucesión. En efecto, allí se convirtió en Nabucodonosor II, rey de los caldeos.

Nabucodonosor II y Ciaxares se repartieron amistosamente los territorios conquistados. Mientras el primero se enfrentaba a Egipto, el rey medo destruyó el reino de Urartu, que a partir de aquí desaparece de la historia, convertido en una parte de Media. Ciaxares se quedó con la Media propiamente dicha (el actual Irán), lo que había sido Urartu y la parte oriental de Asia Menor (la parte occidental estaba en manos del rey lidio Aliates). Por su parte Nabucodonosor II se quedó con toda la Media Luna Fértil, un territorio más pequeño pero mucho más rico, que ahora conformaba el Imperio Caldeo o el Nuevo Imperio Babilónico.

Por esta época surgió en Judá un profeta llamado Jeremías. En sus predicaciones advertía de que Babilonia era en realidad Asiria con otro nombre y otro rey, pero que seguía siendo la misma amenaza de antaño. Al parecer, los judíos infravaloraban el poder de Babilonia, pues la historia les había llevado a creer que el Templo hacía invencible a Jerusalén. Al igual que los demás profetas, Jeremías denunciaba las inmoralidades del pueblo que, no obstante, se creía protegido por Dios. Afirmaba que si los judíos no se arrepentían inmediatamente, Dios les castigaría a través de los caldeos. Al rey Joaquim le aconsejaba abandonar su política de sumisión a Egipto y sustituirla por unas buenas relaciones con Babilonia, pero Joaquim no le escuchó.

En 601 Nabucodonosor II condujo sus ejércitos contra Egipto, pero Necao I pudo rechazarlo en la frontera. Esto bastó para confirmar al rey Joaquim la conveniencia de aliarse con Egipto y se negó a pagar tributo a Nabucodonosor.

La Grecia clásica
Índice El Imperio Caldeo