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El 3 de enero de 1848 Joseph
Jenkins Roberts fue investido como primer presidente de Liberia. A
lo largo del año recorrió distintos países
europeos para obtener el reconocimiento de Liberia como estado
independiente. El primero en hacerlo fue Gran Bretaña,
seguida de Francia. Paradójicamente, los Estados Unidos se
negaron a reconocer la independencia, al parecer porque el
presidente Polk temía que los congresistas sureños
no aceptaran un embajador negro.
Mientras se celebraban negociaciones para poner fin a la guerra
entre México y los Estados Unidos, la opinión
pública estadounidense era mayoritariamente favorable a la
anexión de California y Nuevo México, además
de Texas, pero había incluso quienes defendían la
anexión de todo México. Esta posibilidad fue
discutida en el Senado, donde el 4 de
enero John C. Calhoun, partidario de la anexión de
Texas, expresó así su punto de vista:
Nosotros nunca hemos aspirado a incorporar a nuestra unión otra raza más que la caucásica, la raza blanca libre. Si incorporáramos a México sería el primer caso de incorporación de una raza india, pues más de la mitad de los mexicanos son indios, y la otra mitad está formada principalmente de tribus mestizas. Yo protesto contra semejante unión. El nuestro, señor, es el gobierno de una raza blanca, [...] Estamos deseando inducir gobiernos libres en todas partes. He podido comprobar que se ha insistido [...] en que la misión de este país es extender la libertad civil y religiosa por todo el mundo, y especialmente sobre este continente. Es un gran error.
Posiblemente, los Estados Unidos estaban en condiciones de
llevarla a término, pero a medio plazo México
podría convertirse para los Estados Unidos en la
España de Napoleón I. En efecto, al margen de las
consideraciones racistas de los sureños como Calhoun, lo
cierto es que la capacidad de ceñirse a un gobierno
democrático que los estadounidenses parecían llevar
en los genes no se daba en ninguna otra parte del mundo.
Tras haber pasado unos días en cuarentena, Abd
Al-Qádir fue instalado en Fort Lamalgue, en Toulon, a la espera de que el
rey yel parlamento aprobaran los acuerdos pactados con él
en Argelia. Sus condiciones de vida fueron un tanto precarias,
pues el edificio no había sido preparado para su llegada.
Desde finales del año anterior, Sicilia presenciabla
disturbios promovidos por los liberales contra el absolutismo del
rey Fernando II de las Dos Sicilias, hasta que el 12 de enero estalló una
revuelta en Palermo que pronto se extendió por toda la
isla. (La fecha fue escogida por ser el cumpleaños del rey,
que además había nacido en Palermo.)
En Bolivia, los caudillos José Miguel de Velasco y Manuel
Isidoro Belzu llegaron a un acuerdo por el que el primero
sería "elegido" presidente y el segundo ministro de la
guerra. El nombramiento se produjo el 18
de enero.
El 20 de enero murió el
rey Cristian VIII de Dinamarca y fue sucedido por su hijo Federico VII.
El presidente venezolano José Tadeo Monagas había
ganado las elecciones con el apoyo de los conservadores de
José Antonio Páez y el parlamento contaba con una
mayoría de paecistas. Sin embargo, Monagas no aceptaba ser
un títere de la oligarquía paecista, como se
esperaba que fuera, y con su actuación se había
ganado incluso el apoyo de los liberales. Los paecistas estaban
furiosos y planeaban acusarlo de violar la constitución, lo
que, de acuerdo con ésta, permitiría al congreso
entregar el poder político a un militar (que sería
en este caso el propio Páez) sin necesidad de elecciones.
Temiendo que Monagas (que también era militar) pudiera
sabotear un intento de enjuiciamiento, la mañana del 23 de enero se congregaron ante el
congreso unos doscientos jóvenes armados bajo el mando del
coronel Guillermo Smith.
Johann Augustus Sutter
había nacido en Alemania, pero su familia se había
trasladado a Suiza cuando era todavía un niño, y a
los treinta y un años había emigrado a los Estados
Unidos (ahora tenía cuarenta y cinco). Allí se hizo
llamar John Sutter y,
tras diversas peripecias, se convirtió en uno de los
colonos estadounidenses que pasaron a la Alta California.
Había comprado un uniforme militar y se hacía llamar
Capitán Sutter de la
Guardia Suiza, aunque nunca había estado en el
ejército, al menos como oficial. Se hizo con una notable
extensión de tierra a la que llamó Nueva Helvecia y, tras
establecer alianzas con algunos jefes indios, se dedicó a
secuestrar y esclavizar indígenas para emplearlos en
su propio rancho, así como para venderlos a otros colonos.
Cuando estallaron las revueltas en California, Sutter fue uno de
los principales promotores de la anexión a los Estados
Unidos. Un día, su capataz James Marshall y sus hombres estaban construyendo
un molino junto al río Americano
cuando encontraron pepitas de oro. Henry Bigler, uno de los mormones que había
viajado a California con el "batallón mormón" y que
al final se había quedado allí, en lugar de regresar
con los suyos, anotó en su diario la fecha del
descubrimiento: el 24 de enero.
Sutter trató de mantenerlo en secreto, pero la noticia
llegó a oídos de un comerciante y editor llamado Samuel Brannan, que
corrió a contarlo en San Francisco.
La presencia de la "guardia" ante el congreso alarmó a la
población de Caracas, y una multitud de más de un
millar de personas partidarias del presidente Monagas se
presentó ante el congreso. Se produjeron tensiones y al
final hubo disparos. En total murieron ocho personas, cuatro de
ellas diputados (tres conservadores y un liberal). Estos
incidentes amedrentaron a los diputados, que el 25 de enero reanudaron las sesiones
y se olvidaron de su proyecto de enjuiciar a monagas. Al
contrario, le otorgaron poderes especiales para contrarrestar
posibles alzamientos. El 27 de enero
Monagas promulgó una amnistía para todos los presos
políticos, lo que acabó con la insurrección
liberal que vivía el país.
En Salermo (al sur de
Nápoles) y en la región de Cilento se habían
producido nuevos alzamientos respaldados por los intelectuales
napolitanos, que finalmente, el 29 de
enero, obligaron al rey Fernando II de las Dos Sicilias a
aceptar una constitución.
El 2 de febrero los Estados
Unidos y México firmaron el tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el que
México cedía a los Estados Unidos Texas, Nuevo
México y la Alta California (aproximadamente la mitad de su
territorio) y los Estados Unidos pagaban a méxico una
considerable suma como indemnización. En California
vivían unas mil familias mexicanas, en nuevo México
unas siete mil, y en Texas la población era
mayoritariamente estadounidense, de modo que los nuevos
territorios serían asimilados sin dificultad. Para algunos
fue una sorpresa que la Baja California no fuera incluida en la
cesión, pues también había quedado bajo el
control de la flota estadounidense. De hecho, algunos de los
mexicanos que vivían en la zona se apresuraron a emigrar a
la Alta California al enterarse de que así podían
convertirse en ciudadanos estadounidenses, para lo cual recibieron
la ayuda del teniente coronel Henry
Stanton Burton, que organizó la evacuación
de los mexicanos que quisieron desplazarse. La evacuación
duró durante unos meses, hasta que sus soldados desertaron
para convertirse en buscadores de oro.
A finales del año anterior Étienne Cabet
había sido elegido presidente de una "Oficina de inmigración
icariana", fundada por un grupo de seguidores parisinos
con la finalidad de construir una comunidad socialista
según los principios desarrollados por Cabet en su Viaje a Icaria. El lugar
elegido para ello era un terreno situado junto a la ciudad de Cross Timbers, en Texas. El 3 de febrero zarparon 69 colonos
entre los que no estaba el propio Cabet, porque cumplía una
pequeña pena de cárcel.
Viendo que el gobierno venezolano se le escapaba de las manos, el
4 de febrero José Antonio
Páez se alzó en armas supuestamente en defensa de la
constitución.
El gran duque Leopoldo II de Toscana no había heredado la
tradición absolutista de su familia, la casa de Austria y
favorecía abiertamente a los liberales. Es famosa su
réplica al embajador austríaco, que le reprochaba
que "en Toscana la censura no
cumple con su deber", a lo que el monarca
respondió: "pero es que
su deber es no cumplirlo". El 11
de febrero aceptó una constitución.
El 16 de febrero Chopin dio en
París su último concierto antes de partir hacia
Londres. El auditorio estaba repleto, y las entradas se
habían agotado con mucha antelación. Su salud no era
buena. En el intermedio sufrió un síncope.
El jefe Maorí Te Mamaku firmó la paz con
los británicos en Nueva Zelanda, y así se puso fin a
tres años de combates casi ininterrumpidos.
El 20 de febrero José
Antonio Páez ocupó la ciudad de San Fernando de
Apure.
El 21 de febrero se
publicó en Londres (en alemán) el Manifiesto del Partido Comunista,
firmado por Marx y Engels, si bien Engels reconoció
posteriormente que las ideas eran prácticamente todas de
Marx. En él cumplían el encargo de la Liga comunista de explicar al
público la ideología, las reivindicaciones y las
aspiraciones de los comunistas. En el primer capítulo (Burgueses y proletarios) se
expone la concepción marxista de la historia como lucha de
clases, resume el ascenso social de la burguesía y explica
que las clases sociales se han reducido esencialmente a dos: la de
los burgueses y la de los proletarios, la primera de las cuales
explota a la segunda. En el segundo capítulo (Proletarios y comunistas) se
presenta a los comunistas como defensores de los intereses del
proletariado y concluye con una enumeración de las reformas
que cabe perseguir a corto plazo en los países
desarrollados:
Marx concluye:
Tan pronto como, con el transcurso del tiempo, hayan desaparecido todas las diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en manos de la sociedad, los poderes públicos perderán su carácter político, ese poder político que no es más que el poder organizado de una clase para la opresión de la otra. Si en su lucha contra la burguesía el proletariado se organiza hasta convertirse en clase; si después, gracias a una revolución, se convierte en la clase dominante, y como clase dominante derriba por la fuerza el régimen vigente de producción; hará desaparecer, junto a estas relaciones de producción, las causas de los antagonismos de clase, las clases mismas y, por tanto, su papel como clase dominante. Y a la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, la sustituirá una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos.
En el tercer capítulo (Literatura
socialista
y comunista) Marx critica las teorías socialistas
distintas de la suya (la comunista, que es el socialismo
alemán o verdadero
socialismo). En particular critica lo que llama socialismo burgués:
Una segunda modalidad de este socialismo, aunque menos sistemática bastante más práctica, pretende ahuyentar a la clase obrera de todo movimiento revolucionario, haciéndole ver que lo que le interesa no son tales o cuales cambios políticos, sino simplemente determinadas mejoras en sus condiciones materiales, económicas y de vida. Resulta evidente que este socialismo se cuida de no incluir entre los cambios que afectan a las “condiciones materiales de vida” la abolición del régimen burgués de producción, que sólo puede alcanzarse por la vía revolucionaria. Sus aspiraciones se reducen a las reformas administrativas que se pueden conciliar con el actual régimen de producción, y que por tanto, no afectan para nada a las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado, sirviendo solamente, en el mejor de los casos, para abaratar a la burguesía los costes de su dominio y sanearle el presupuesto del estado. Este socialismo burgués, sólo encuentra expresión adecuada, allí donde se convierte en una mera figura retórica.
El último capítulo (Actitud de los comunistas ante otros partidos de la
oposición) describe la postura política que
estaban adoptando los comunistas en los distintos países
europeos:
En Francia se alían con el partido democráticosocialista contra la burguesía conservadora y radical, pero sin renunciar por esto a su derecho de crítica frente a los tópicos y las ilusiones procedentes de la tradición revolucionaria. En Suiza apoyan a los radicales, sin ignorar que este partido es una mezcla de elementos contradictorios: por una parte los demócratas socialistas a la manera francesa y, por otra, los burgueses radicales. En Polonia los comunistas apoyan al partido que sostiene la revolución agraria como condición previa para la emancipación nacional del país, al partido que provocó la insurrección de Cracovia en 1846. En Alemania, el partido comunista luchará al lado de la burguesía mientras ésta actúe revolucionariamente, dando con ella batalla a la monarquía absoluta, a la gran propiedad feudal y a la pequeña burguesía. Pero este partido no olvida en ningún momento el avivar entre los obreros una conciencia de clase lo más clara posible, que les ilustre sobre el antagonismo hostil entre burguesía y proletariado, para que, llegado el momento, los obreros alemanes se encuentren preparados para volverse contra la burguesía. Esas condiciones políticas y sociales que la burguesía, una vez que triunfe, no tendrá más remedio que implantar, son otras tantas armas del proletariado, para que en el instante mismo en que sean derrocadas las clases reaccionarias comience automáticamente la lucha contra la burguesía.
Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen las clases gobernantes ante la perspectiva de una revolución comunista. Con ella los proletarios no tienen nada que perder sino sus cadenas. Por el contrario, tienen todo un mundo entero que ganar.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Una buena parte del libro está escrito con grandes dosis
de retórica, con vistas a ser convertido en arengas
políticas ante una masa analfabeta que no podría
leerlo por sí mismo. El manifiesto
comunista se convertiría en uno de los textos de
mayor influencia política durante los cien años
siguientes.
La República del Yucatán estaba siendo tomada por
los insurgentes mayas, que ya dominaban unos doscientos pueblos.
Ese día asaltaron Bacalar y mataron a todos los habitantes
que no pudieron escapar. El gobierno yucateco pidió ayuda a
los Estados Unidos, a España y a Gran Bretaña, pero
ninguno de ellos respondió. De hecho, Yucatán
propuso a los Estados Unidos que se anexara su territorio, y el
presidente Polk presentó la propuesta ante el Congreso,
pero fue rechazada.
Un periódico parisino había convocado una
manifestación para el día 22 de febrero, en protesta por la
prohibición de un "banquete" que se había convocado
para tres días antes. Al final, los organizadores se
amedrentaron y retiraron la convocatoria, pero igualmente
acudieron varios centenares de estudiantes. Allí se les
unieron obreros y finalmente llegaron a concentrarse unas tres mil
personas. El gobierno, por su parte, había reunido en la
capital unos 30.000 soldados con artillería y otros 40.000
hombres entre la guardia nacional y otras fuerzas. Los
manifestantes recorrieron las calles de París pidiendo
reformas sin apenas incidentes, y el rey Luis Felipe I
decidió formar un nuevo gobierno para complacerlos. Sin
embargo, la manifestación se prolongó a la noche, y
el 23 de febrero se produjo un
altercado que llevó a los soldados a disparar contra una
multitud. Hubo unos 65 muertos y 80 heridos.
Ese día murió el ex presidente estadounidense John Quincy Adams. Dos días antes había caído al suelo víctima de un ataque cerebral mientras pronunciaba un discurso en el Congreso contra la guerra contra México.
El 24 de febrero el ambiente
estaba más caldeado en París. Estudiantes, obreros,
artesanos y pequeños burgueses marcharon por las calles
asaltando tiendas, robando armas, quemando edificios
públicos y levantando barricadas. Cuando estaba a punto de
producirse un baño de sangre, el rey Luis Felipe I
anunció que abdicaba en su nieto Felipe VII, de nueve años, el hijo de su
fallecido primogénto, Fernando Felipe de Orleans, y que
nombraba regente a su nuera Elena, la duquesa de Orleans. La
duquesa trató de que su hijo fuera reconocido como rey de
Francia, pero los republicanos invadieron el palacio en que se
encontraban y el 25 de febrero
nombraron un gobierno provisional que proclamó la segunda república francesa
y estableció el sufragio universal (masculino).
El rey Luis Felipe I, junto con su familia, temiendo correr la
misma suerte que Luis XVI, huyó a Gran Bretaña de
incógnito, como un tal Mr.
Smith.
La presencia amenazante de obreros parisinos en la sala de
sesiones del gobierno provisional fozó a sus miembros a
aprobar un decreto redactado principalmente por el socialista Louis Blanc por el que el
gobierno se comprometía a garantizar el trabajo a todos los
ciudadanos, y reconocía el derecho de los trabajadores a
asociarse para defender sus intereses. El 27 de febrero fueron creados los Talleres Nacionales, a
través de los cuales el Estado daba trabajo a los parados
de París, a los que empleaba en la realización de
obras públicas. Al mismo tiempo, una asamblea popular en
Mannheim, en el gran ducado de Baden,
envió al gobierno una lista de reivindicaciones que
incluían la libertad de prensa, la reforma judicial y el
establecimiento inmediato de un parlamento alemán.
El 28 de febrero tuvo lugar en
París una manifestación de obreros que
exigían al gobierno provisional que llevara a cabo las
medidas prometidas para dar trabajo a todos los parados. La
única medida que se tomó fue la creación de
la que sería conocida como Comisión de Luxemburgo (porque se
reunía en el palacio de
Luxemburgo) para ocuparse de los asuntos laborales. Louis
Blanc aceptó a regañadientes la presidencia de la
comisión, pues él quería que se creara un
ministerio de trabajo (que tuviera un presupuesto propio, del que
carecía la comisión). En los días siguientes
se constituyeron en Francia miles de asociaciones de obreros. La
comisión decretó una jornda laboral de 10 horas en
París y 11 horas en el resto de Francia, y ejerció
un arbitraje en los conflictos entre patrones y obreros.
El rey Carlos Alberto de Cerdeña gobernaba como monarca
absoluto, y había reprimido en el pasado algunas revueltas
liberales, pero ahora juzgó que tendría mejor
porvenir como liberal y el 4 de marzo
otorgó a sus súbditos una constitución, el
llamado estatuto albertino,
por el que el poder se repartía entre dos cámaras,
una nombrada por el rey y otra por el pueblo. Adoptó la
bandera tricolor, verde, blanca y roja, que había
representado a la antigua República Cisalpina, y no
tardó en ganarse el apoyo de todos los liberales italianos.
Al mismo tiempo estallaba una revuelta en Munich (en el reino de
Baviera) que se hacía eco de las reivindicaciones de
Mannheim. Éstas fueron respaldadas por sucesivas revueltas
en la mayoría de las ciudades alemanas, y fueron conocidas
como Reivindicaciones de marzo.
Ese mismo día el gobierno francés aprobaba una
resolución de no intervención en ninguna de las
revoluciones que estaban teniendo lugar fuera de Francia.
El 7 de marzo fue finalmente
coronado el rey Ang Duong de Camboya, quien en una muestra de
virtuosismo diplomático había logrado contener los
intentos expansionistas de Siam y Vietnam.
El 10 de marzo el Congreso
estadounidense aprobó el tratado de Guadalupe-Hidalgo,
aunque le quitó un par de cláusulas concernientes al
respeto de las propiedades que los mexicanos tenían en el
territorio cedido a los Estados Unidos.
Ese mismo día el venezolano José Antonio
Páez era derrotado por el ejército gubernamental en
la batalla de Los Araguatos,
tras la cual se vio obligado a huir a Nueva Granada, desde donde
marchó a Brasil.
El 14 de marzo el Papa
Pío IX aprobó una constitución para los
Estados Pontificios que establecía un gobierno basado en
dos cámaras más el Colegio de Cardenales, presidido por el Papa.
Ese mismo día estallaba una revuelta de obreros en Viena.
Se cuenta que, cuando el emperador Fernando I preguntó a
Metternich qué estaba sucediendo, éste
contestó "Están
haciendo una revolución", a lo que el emperador
replicó: "Ya, pero
¿tienen permiso?" Metternich tuvo que
presentar su dimisión y huir a Gran Bretaña tras
haber controlado la política exterior austríaca
durante veintisiete años. Dicen que dijo: He gobernado Europa, pero nunca
Austria.
El 15 de marzo el emperador
Fernando I prometió que aceptaría una
constitución. Al mismo tiempo, las ciudades húngaras
de Buda y Pest vivieron una revolución sin derramamiento de
sangre, en la que los liberales se impusieron a los gobernantes
austríacos e iniciaron la formación de un gobierno
democrático. Otro tanto sucedía en Praga.
Mientras tanto, el periódico The Californian publicaba en San Francisco la
noticia del descubrimiento de oro en California. Samuel Brannan
corría por las calles de la ciudad con un frasco de oro en
las manos gritando ¡Oro,
oro en el río Americano!
El 17 de marzo se
proclamó en Venecia la República
de san Marcos, que se declaró independiente de
Austria. Ese mismo día, con la autorización del
emperador Fernando I, se instauró la Dieta Húngara,
presidida por Lajos
Battyány.
El rey Federico Guillermo IV de Prusia había recibido
también las Reivindicaciones
de
marzo, y habia prometido verbalmente que
promulgaría la libertad de prensa y convocaría un
parlamento para elaborar una constitución. Hasta el
momento, no se habían producido incidentes de gravedas,
pero el 18 de marzo, en el
transcurso de una manifestación multitudinaria en
Berlín, hubo dos disparos que dieron lugar a una escalada
de violencia. Se levantaron barricadas en las calles y la jornada
acabó con sangrientos enfrentaimientos con el
ejército.
Mientras tanto estallaba una revuelta en Milán contra el
gobierno austríaco. La numerosa guarnición
austríaca en la ciudad estaba bajo el mando del octogenario
general Joseph Radetzky,
que tuvo que enfrentarse a una insurrección generalizada:
los milaneses levantaron barricadas y combatieron desde las
calles, ventanas y tejados.
El 19 de marzo el rey Federico
Guillermo IV de Prusia ordenó la retirada del
ejército que combatía en Berlín y se
reafirmó en su voluntad de emprender todas las reformas
liberales que le reclamaban. También dio su
aprobación a que los ciudadanos fueran armados, y
liberó a los presos políticos polacos, que el 20 de marzo formaron una
"legión polaca". Mientras tanto estallaba una revuelta en
Poznan (en la parte prusiana de Polonia) similar a la que acababa
de desarrollarse en Berlín. Se creó un Comité Nacional Polaco
que envió representantes a Berlín a pedir reformas
políticas que concedieran mayor autonomía a la
Polonia prusiana. Entre los rebeldes había partidarios de
luchar por la independencia contra Prusia y también contra
Rusia, pero, obviamente, esto no se lo plantearon a los alemanes.
Por su parte, los liberales alemanes empezaron apoyando a los
polacos porque temían que Rusia ofreciera su ayuda al rey
Federico Guillermo IV para aplastar las revueltas, de modo que si
los polacos decidían luchar contra Rusia por su
independencia, Rusia dejaría de lado a los alemanes durante
un tiempo que podría ser suficiente para que se
consolidaran las reformas liberales.
El mismo tiempo Parma se rebelaba contra el duque Carlos II. Su
heredero, llamado también Carlos,
trató de reprimir las revueltas, pero el duque le
ordenó deponer las armas.
Ese mismo día abdicó el rey Luis I de Baviera, que
prefirió dejar su trono antes que ceder a las presiones de
los liberales. Fue sucedido por su hijo Maximiliano II, que formó un gobierno
liberal que, en principio, le permitió mantener el orden en
su reino. Poco después Lola Montez, la amante de Luis I,
abandonó Baviera y esperó al monarca en Suiza, pero
éste nunca acudió. Finalmente marchó a Gran
Bretaña.
El 21 de marzo Federico
Guillermo IV de Prusia desfiló por las calles de
Berlín, acompañado de algunos de sus ministros y
generales, para dirigirse al cementerio en el que habían
sido enterradas las víctimas civiles de la revuelta
sucedida los días precedentes. Tanto él como su
séquito lucían la insignia tricolor de los
revolucionarios alemanes: negra, roja y dorada.
Ese mismo día el gran duque Leopoldo II de Toscana
causó sensación entre sus súbditos al enviar
su pequeño ejército junto con una
compañía de voluntarios en apoyo del rey Carlos
Alberto de Cerdeña. Además sustituyó la
bandera del ducado por la bandera tricolor italiana con su escudo
de armas en el centro.
Al mismo tiempo, una multitud se cogregaba en Copenhague para
exigir una constitución al rey Federico VII de Dinamarca,
que no tardó en acceder a sus demandas.
El 22 de marzo los
austríacos tuvieron que abandonar la capital milanesa y
replegarse a lo que llamaban el
cuadriátero, un sistema defensivo enmarcado entre
las ciudades de las fortalezas de Peschiera, Mantua, Legnago y Verona. El 23
de marzo el rey Carlos Alberto de Cerdeña
anunció su intención de apoyar la causa milanesa y
declaró la guerra a Austria.
El rey Federico Guillermo IV recibió a los emisarios
polacos y les manifestó su visto bueno a las reformas que
proponían, pero al mismo tiempo preparaba una
intervención militar en Polonia para aplastar a los
rebeldes.
Las noticias sobre los acontecimientos de Copenhague llegaron
confusas al sur de Dinamarca, a los ducados de Schleswig y
Holstein. El status
político de estos ducados, situados en la base de la
península de Jutlandia, era muy peculiar. De acuerdo con un
antiguo tratado medieval, ambos ducados formaban una unidad
indivisible en unión personal con la corona danesa. Sin
embargo, Holstein había sido parte del Sacro Imperio Romano
Germánico y a la sazón estaba integrado en la
Confederación Alemana, mientras que Schleswig no era
técnicamente parte de Alemania, si bien una buena parte de
su población era de origen alemán. Al parecer,
llegaron rumores de que el rey estaba en manos de revolucionarios
radicales que pretendían separar los ducados, y el 24 de marzo se formó un
gobierno revolucionario en Kiel,
en el ducado de Holstein.
El 25 de marzo la vanguardia
del ejercito sardo cruzó el río Tesino desde el
Piamonte, entrando así en territorio austríaco.
El 26 de marzo se produjeron
revueltas liberales en Madrid que Narváez sofocó con
eficacia y rapidez, al igual que las que surgieron en Barcelona y
Valencia unos días más tarde. Por esas fechas el
gobierno español logró con delicadeza alejar de
Madrid al general Serrano, es decir, logró que dejara de
ser el amante de la reina Isabel II, y reconcilió a
ésta con su esposo.
El 28 de marzo llegó a
Poznan la "legión polaca" que se había formado en
Berlín. Por esas fechas numerosas ciudades polacas se
habían rebelado contra las autoridades prusianas y la
opinión pública alemana, originalmente favorable a
Polonia, se estaba volviendo en su contra.
El 29 de marzo murió en
Nueva York el millonario John Jacob Astor, que a la sazón
era el hombre más rico de los Estados Unidos. Su fortuna
ascendía a unos 20 millones de dólares de la
época, que se podrían considerar equivalentes a
más de 100 billones de dólares actuales. Astor
dejó el grueso de su fortuna a su hijo menor, William Blackhouse Astor, pues
su primogénito era deficiente mental, pero le dejó
suficiente dinero para que pudiera vivir bien el resto de su vida.
La mayoría de los príncipes alemanes se
amedrentaron ante las revueltas liberales y dieron su permiso para
iniciar reformas. El 31 de marzo
se reunió en Frankfurt un parlamento alemán con la misión de
esbozar una constitución que se llamaría Derechos y demandas fundamentales
del pueblo alemán. La mayoría de los
delegados eran partidarios de una monarquía constitucional,
aunque había algunos republicanos.
La idea de unificar políticamente Alemania cobraba cada
vez más fuerza entre los sectores nacionalistas, si bien a
nadie se le ocultaba la dificultad, tal vez insalvable, de lograr
que todos los príncipes y reyes alemanes (salvo a lo sumo
uno) renunciaran a sus títulos. En cualquier caso, si se
acababa creando una Alemania unida, los rebeldes alemanes de
Schleswig-Holstein querían que ambos ducados pertenecieran
a ella. Para ello tenían que lograr que Dinamarca
reconociera su independencia. Un ejército de unos 7.000
rebeldes tomó la ciudad de Flensburgo, en Schleswig.
Los alemanes residentes en Polonia pidieron que ésta fuera
incorporada a la Confederación Alemana, pero el 3 de abril el Comité Nacional
Polaco votó en contra de la incorporación. Desde ese
momento, las tensiones entre los polacos y la minoría
alemana fueron en aumento.
El 8 de abril, el parlamento
alemán, ahora declarado Asamblea
nacional
de toda Alemania, decretó el sufragio universal y
procedió convocar elecciones para una nueva asamblea
nacional.
Ese día murió el compositor italiano Gaetano
Donizetti. La sífilis le había provocado una
enfermedad mental. Tras haber pasado unos años ingresado en
un manicomio, había regresado a Bergamo, su localidad natal, donde fue atendido
por una familia noble hasta su muerte.
El 9 de abril un
ejército danés se presentó ante Flensburgo.
Los rebeldes habían tratado de retirarse para evitar ser
rodeados, pero reaccionaron tarde y tuvieron que presentar combate
en la batalla de Bov, en
la que sufrieron una derrota, pero sin apenas bajas.
Tras unas semanas de tumultos, el príncipe de Moldavia Mihail Sturdza recibió
una petición-proclamación
con 35 reivindicaciones elaborada por una asamblea integrada por
casi un millar de personas, principalmente jóvenes nobles y
representantes de la clase media. El príncipe aceptó
33 de las peticiones, exceptuando la disolución de la
asamblea que le asesoraba (para que fuera sustituida por otra
más representativa) y la formación de una guardia
nacional. Para su sorpresa, los rebeldes insistieron en su
exigencia de que todas sus peticiones fueran atendidas, así
que Sturdza movilizó el ejército y arrestó a
unos 300 conspiradores. Algunos otros murieron y muchos otros
huyeron de la región.
El 10 de abril se
celebró un encuentro masivo de cartistas en Londres. El
gobierno estimó el número de asistentes en 15.000,
mientras que los cartistas hablaban de 150.000. Se habían
contratado 100.000 policías de refuerzo y los militares
habían amenazado con intervenir si los congregados cruzaban
el Támesis. La reina Victoria había abandonado
Londres por precaución y se alojaba en una residencia en la
isla de Wight. Sin embargo, todas estas medidas resultaron
superfluas, ya que el encuentro transcurrió
pacíficamente. Feargus O'Connor presentó una
petición ante el Parlamento avalada en principio por casi
seis millones de firmas, pero muchas de ellas resultaron ser
falsas. Entre ellas figuraban la de la reina Victoria y la de Mr. Punch (un personaje
clásico del teatro de marionetas). También es verdad
que muchos seguidores de los cartistas eran analfabetos y no
sabían firmar. El fraude acabó con la
reputación del cartismo y con la de O'Connor en particular.
El encuentro fue un fracaso. Se disolvió por sí
mismo y el cartismo dejó de tener peso político
alguno en Gran Bretaña.
El 11 de abril el emperador
Fernando I de Austria firmó las llamadas leyes de abril, en calidad de
rey Fernando V de Hungría, por las que sancionaba un
gobierno democrático en Hungría, que seguía
formando parte del Imperio Austríaco, pero con plena
autonomía política y económica.
El 12 de abril, la dieta de la
Confederación Alemana reconoció el gobierno
provisional de Schleswig-Holstein, y encargó al general
prusiano Friedrich von Wrangel
que acudiera en su auxilio.
El 13 de abril los liberales
sicilianos, dirigidos por Ruggeru
Sèttimu, declararon depuesto al rey Fernando II y
proclamaron la independencia de la isla. Mientras tanto, el rey
Carlos Alberto de Cerdeña ponía bajo asedio a
Peschiera y en Constanza
(en el gran ducado de Baden) estallaba una revuelta, dirigida por
Friedrich Hecker, que
pretendía tomar Karlsruhe,
la capital del ducado, destronar al gran duque Leopoldo e instaurar una
república, pero, a pesar de que Hecker había
escogido Constanza porque sus ciudadanos simpatizaban
mayoritariamente con el republicanismo, apenas consiguió
movilizar a medio centenar de hombres. No obstante, durante los
días siguientes sus seguidores llegaron a sumar más
de un millar.
El capitán estadounidense James Glynn, durante una estancia en
Cantón, se enteró a través del cónsul
neerlandés que un barco estadounidense perdido dos
años atrás había naufradado frente a las
costas de Japón y que, al parecer, unos náufragos
que habían logrado llegar a tierra permanecían desde
entonces encarcelados en Nagasaki. Al comunicar estas noticias a
sus superiores recibió orden de dirigirse a Nagasaki a
negociar la liberación de los prisioneros. Allí
llegó el 17 de abril.
Sus órdenes eran:
En su contacto con los japoneses, su conducta será conciliadora pero firme. Deberá cuidar de no violar las leyes o costumbres del país, y de no perjudicar de ninguna forma cualquier política pacífica que nuestro gobierno quiera plantear. Pese a todo, puede suceder que se encuentre en situaciones imprevisibles. En tales casos, depositamos en usted la máxima confianza en su discreción y habilidad para defender los intereses a la vez que el honor de su país.
Aunque los japoneses trataron de impedirle el paso, Glynn se las
arregló para cruzar una línea de barcos que cerraba
el acceso a la bahía de Nagasaki y echó anclas en
ella. Después inició una negociación con las
autoridades en las que exigió la liberación de los
marineros.
El 18 de abril el duque Carlos II de Parma se vio forzado a abdicar en su hijo, que se convirtió en el duque Carlos III, al menos en teoría, porque había huido al campamento del rey Carlos Alberto de Cerdeña dispuesto a unirse a su causa, pero éste lo había hecho encarcelar en Milán. Carlos II se refugió en Sajonia. Antes partir nombró un consejo de regencia al que encargó redactar una constitución. Poco antes, el duque de Módena también se había visto obligado a marchar al exilio.
El gobierno húngaro de Lajos Batthyány se
encontraba con muchas dificultades, entre las cuales una de las
mayores era que el territorio húngaro estaba poblado por
etnias muy diversas, aparte de los húngaros propiamente
dichos. Muchas de ellas no habían encontrado ninguna
ventaja en haber dejado de estar gobernadas por los
austríacos para haber pasado a estar gobernadas por los
húngaros. Las etnias más destacadas eran la de los
eslovacos al oeste, y las de los rumanos y croatas al este. Los
más belicosos eran los croatas, dirigidos por Josip Jelacic. Éste
había organizado un parlamento croata, que exigía al
emperador la secesión de Croacia del reino de
Hungría, la unificación de Croacia con Dalmacia e
Istria, pobladas también por croatas y parte del Imperio
Austríaco, pero no del reino de Hungría, así
como la abolición de la servidumbre y plenos derechos
civiles para todas las etnias. El 19
de abril Jelacic proclamó la independencia de
Croacia respecto de Hungría. No obstante, Jelacic no
tenía ninguna intención de segregar Croacia del
Imperio Austríaco, al contrario, una de las razones por las
que no aprobaba a los revolucionarios húngaros era por
recelar de su tendencia al separatismo.
Mientras tanto el presidente de la república de
Yucatán, a la sazón Miguel Barbachano, firmó el tratado de Tzucabab con el
cacique maya Jacinto Pat. Sin embargo, Cecilio Chi
consideró más práctico acabar con la
población blanca de la región, rechazó el
acuerdo y la lucha continuó.
Prusia había enviado a Polonia (la Polonia prusiana) a Karl Wilhelm von Willisen, en
calidad de "Real Comisario
Civil para la provincia de Poznan", quien trató de
convencer a los polacos de que, para que las negociaciones sobre
la autonomía llegaran a buen puerto, era necesario que
redujeran sus fuerzas, que por esas fechas sumaban ya unos 7.000
hombres. Willisen negoció con los polacos, pero así
se ganó la enemistad de los alemanes, que lo acusaron de
traicionar la causa alemana y el 20 de
abril tuvo que volver a Berlín, donde al poco
tiempo fue sustituido en el cargo.
El 21 de abril Chopin llegaba
a Londres. Pronto se sintió decepcionado. En una carta
escribió:
Aquí la música es una profesión, no un arte. Tocan excentricidades y las presentan como obras de belleza total; interesarlos en cosas serias es una locura. La burguesía exige lo extraordinario y la mecánica. El gran mundo escucha demasiada música para prestarle una atención seria. Lady X..., una de las más grandes damas de Londres, en cuyo castillo pasé unos días, es considerada una música. Una noche que yo había tocado le llevaron una especie de acordeón, y se puso muy seriamente a ejecutar en él los aires más horribles. Todas estas criaturas están un poco chifladas. Las que conocen mis composiciones me dicen: tocadme vuestro segundo suspiro... me gustan mucho vuestras campanas... Lo único que se les ocurre decirme es que mi música fluye como el agua... Ayer la anciana Rothschild me preguntó cuánto cuesto. Como había pedido veinte guineas a la duquesa de Sutherland, le respondí: veinte guineas. La buena mujer me dijo entonces que, en efecto, toco muy bien, aunque me aconsejó que no pidiera tanto, porque en esta "season" hace falta más "moderation"...
Mientras tanto, un ejército de la Confederación
Alemana (unos 2.000 soldados de Hesse y Baden) derrotaba en Kandern a unos 800 insurgentes
de Hecker. El 23 de abril
diversos grupos de milicianos se reunieron en Friburgo de Brisgovia, y
decidieron hacer frente a unos 3.000 soldados que se aproximaban,
y fueron ahogados en su propia sangre.
Ese mismo día se celebraron elecciones en Francia para
reunir una Asamblea Nacional
Constituyente. Los republicanos moderados consiguieron
unos 500 representantes, los monárquicos unos 200, los
republicanos radicales unos 100 y los socialistas obtuvieron un
único representante. Los republicanos radicales se
sintieron decepcionados. Los resultados se explican por que el
sufragio universal había dado mayor peso al campesinado,
que, en general, tendía a ser conservador.
El parlamento francés no estaba dispuesto a liberar a Abd
al-Qádir. Se acordó, no obstante, trasladarlo a un
lugar más confortable, el castillo de Pau. Durante el
trayecto, el argelino dijo: esos
llanos verdeantes, esos vergeles, esos bosques, esos ríos
y riberas; ¡cuánta abundancia! ¿Qué
necesidad tienen los franceses de ocupar mi país, de
arena y rocas?
El general Wrangel derrotó a los daneses en la ciudad de Schleswig, mientras otro
ejército alemán obtenía una victoria en Mysunde.
El 24 de abril fue proclamada
la constitución de Croacia.
El 25 de abril un
ejército bávaro llegó a Constanza,
último reducto de los republicanos de Hecker, y la puso
bajo asedio.
El 26 de abril James Gleen
logró que las autoridades japonesas le entregaran los
náufragos encarcelados. En total, eran 18 hombres, aunque
otros habían muerto, algunos por castigos tras algunos
intentos de fuga (fueron puestos en jaulas a la intemperie durante
varios días), otro se había ahorcado en su propia
jaula y lo habían dejado colgando durante varios
días. Entre los supervivientes estaba Ranald MacDonald, que
había pasado su encarcelamiento estudiando japonés y
dando clases de inglés. Cuando regresó
declaró ante el Congreso de los Estados Unidos que la
sociedad japonesa era muy civilizada, a la altura de los patrones
occidentales.
El rey Federico Augusto II de Sajonia había logrado evitar
disturbios en su reino nombrando un gobierno liberal y algunas
medidas adicionales, como la supresión de la censura. Sin
embargo, el 28 de abril
consideró que estaba en condiciones de suprimir el
parlamento sin peligro y así lo hizo.
Los Estados Pontificos habían enviado a Lombardía
un ejército bajo el mando del general Giovanni Durando, así
como un grupo de voluntarios comandados por Andrea Ferrari, en apoyo del
rey Carlos Alberto de Cerdeña contra Austria, pero el 29 de abril el Papa Pío IX
proclamó la neutralidad de los Estados Pontificios y
ordenó que sus ejércitos abandonaran el combate.
Durando acató la orden, pero no así Ferrari y sus
hombres, que decidieron continuar en la guerra. Contaba con unos
3.000 voluntarios y con un millar de soldados pontificios que
también optaron por desacatar las órdenes del Papa y
se habían unido a él.
Ese mismo día el ejército prusiano atacó
varios campamentos polacos dejando numerosos muertos. El 30 de abril se disolvió el
Comité Nacional Polaco al tiempo que se organizaban
guerrillas y se engrosaba el ejército polaco, dirigido por
Ludwik Mieroslawski.
Ese mismo día el ejército del rey Carlos Alberto de
Cerdeña se enfrentó al ejército
austríaco del general Radetzky en la batalla de Pastrengo, cerca
de Verona. Contaba con unos 12.000 soldados de infanteria, 2.500
de caballería y 36 cañones, mientras que los
austríacos tenían 7.000 soldados de
infantería, 2.200 de caballería y 24 cañones.
Los sardos rechazaron todas las cargas austríacas con muy
pocas bajas y terminaron poniendo en fuga al enemigo. Radetzky se
refugió en la bien fortificada Verona. Así Carlos
Alberto había cortado las comunicaciones austríacas
de Peschiera con Verona, y en parte también con Mantua.
En Persia, la popularidad del Bab iba en aumento, hasta el punto
de que había convertido a su doctrina al gobernador de la
prisión en que estaba encarcelado, por lo que el primer
ministro lo envió de nuevo a Tabriz, donde dispuso que
fuera juzgado por blasfemia y apostasía.
La decisión del Papa de no participar en la guerra contra
Austria resultó muy impopular en los Estados Pontificios,
varios de sus ministros dimitieron y finalmente la guardia
cívica ocupó el castillo de Sant'Angelo, donde eran
encerrados los presos políticos. El 3 de mayo el Papa trató de retomar las
riendas de la situación cambiando de gobierno. En su
ingenuidad, también escribió una carta al emperador
Fernando I invitándolo a renunciar a Lombardía.
El rey Carlos Alberto de Cerdeña condujo su
ejército hacia Verona. Esperaba encontrarse con una
mínima resistencia austríaca, sin más
propósito que retrasar el asedio de la forzaleza, pero en
realidad Radetzky había trasladado importantes contingentes
a los pueblos cercanos de Santa
Lucía y Crocebianca.
El 6 de mayo los sardos
atacaron las posiciones austríacas y, con grandes
dificultades, lograron tomar Santa Lucía, pero tuvieron
menos éxito en Crocebianca. Desde Santa Lucía,
Carlos Alberto oteó Verona tratando de ver indicios de una
rebelión contra los austríacos, pero no hubo tal
rebelión. Radetzky había amenazado a los veroneses
con bombardear la ciudad al mínimo incidente, y unos
días antes había hecho una demostración de lo
que sería capaz de hacer saqueando la vecina Castelnuovo. Incluso
había prohibido a los veroneses que se subieran a los
tejados para observar el curso de los combates que estaban
teniendo lugar en el exterior. El caso fue que Carlos Alberto, que
había sufrido muchas bajas, consideró que su
posición era insegura y ordenó un repliegue. En
cuanto Radetzky observó la retirada sarda, hizo salir de
Verona varios batallones de infantería para lanzar un
contraataque, pero Carlos Alberto no perdió los nervios y
ordenó hacerles frente. Sus hombres ahuyentaron a los
austríacos mientras el grueso de su ejército se
retiraba ordenadamente. El rey de Cerdeña planeaba esperar
la caída de Peschiera antes de emprender una nueva
ofensiva.
El 8 de mayo un
ejército austríaco que se dirigía a Venecia
bajo la dirección del general Laval Nugent von Westmeath, se enfrentó en
Cornuda al ejército
de voluntarios de los Estados Pontificios dirigido por Andrea
Ferrari. La batalla se prolongó hasta el día
siguiente, donde los italianos, superados en número en
más de cinco a uno, fueron derrotados.
El 9 de mayo los polacos
firmaron su capitulación ante los prusianos. Mieroslawski
había dimitido tres días antes y su sucesor firmaba
ahora la rendición. Lo que había sido el gran ducado
de Poznan fue reducido a la provincia de Poznan, y el gobierno
prusiano denegó todo signo de autonomía.
El 13 de mayo los diputados
recién elegidos para el parlamento del reino de las Dos
Sicilias propusieron que el juramento que debían prestar no
fuera un juramento de lealtad al rey, sino a la
constitución. El rey Fernando II aceptó ciertas
modificaciones a la fórmula de juramento, pero el
parlamento no aceptó la versión que proponía.
La noche del 14 de mayo se
levantaron barricadas en las calles de Nápoles y al
día siguiente se produjeron disturbios que fueron
reprimidos por el ejército.
El nuevo gobierno francés consideraba a los Talleres nacionales como una
aberración. Los obreros eran empleados en obras de
rentabilidad nula, principalmente empedrar calles, y ni aun
así había trabajo para todos. Los trabajadores de
los talleres trabajaban una media de un día de cada cuatro,
pero cobraban una indemnización por los días de paro
forzoso. Para el gobierno, pagar por no trabajar era una obra de
caridad que debía quedar en manos de organizaciones
privadas y no del gobierno. Los más conservadores, en lugar
de Ateliers Nationaux
(talleres nacionales), los llamaban Râteliers Nationaux (pesebres nacionales).
El 15 de mayo los republicanos
radicales promovieron una manifestación que defendió
la causa de Polonia y trató de elegir un gobierno
revolucionario paralelo. Sin embargo, resultó un
fracaso y los organizadores, Louis Blanc entre ellos, acabaron en
la cárcel. El 16 de mayo
se suprimió la Comisión
de Luxemburgo, y la Asamblea Nacional amenazó con
enjuiciar a Louis Blanc. Siguieron varias medidas para debilitar
los Talleres, pero los intentos de cerrarlos fracasaron porque se
tenían por un símbolo de la revolución.
El 19 de mayo se reunió
en Frankfurt la nueva Asamblea Nacional Alemana, con 809
delegados, de los cuales 585 habían sido elegidos por
sufragio universal.
Ese año había elecciones presidenciales en los
Estados Unidos, y los demócratas estaban divididos. Los
más radicales, aunque minoritarios, opuestos a la
esclavitud, eran conocidos por sus rivales como barnburners (quemadores de
graneros), porque los comparaban con el granjero que quema su
propio granero para librarse de las ratas, mientras que los
más conservadores recibían como contrapartida el
apelativo de hunkers
(nalgas) porque se sentaban sobre sus traseros sin hacer nada.
Polk fue el primer presidente estadounidense que no se
presentó como candidato para la reelección. La
convención demócrata se realizó en Baltimore
el 22 de mayo, y a ella no
acudieron representantes de Nueva York porque los dos sectores
estaban tan enemistados que ninguno permitía al otro
nombrar una delegación. Tras cuatro votaciones se
impusieron los hunkers,
que proclamaron candidato a Lewis
Cass, un militar que había destacado en la guerra
de 1812, con el que esperaban contrarrestar al candidato whig, que todos
suponían que sería algún militar destacado en
la reciente guerra contra México. Como candidato a
vicepresidente eligieron a William
Orlando
Butler, que además de ser veterano de la guerra de
1812, había resultado herido en la batalla de Monterrey.
Butler se había alineado en numerosas ocasiones con los
demócratas esclavistas, así que para los barnburners resultó
completamente inaceptable y decidieron realizar una
convención alternativa en la que elegir a su propio
candidato.
Ese mismo día se reunió una Asamblea Nacional
Prusiana, elegida por sufragio universal, con la misión de
elaborar una constitución para Prusia "con el consenso de la Corona".
En Hannover no hubo apenas incidentes. Por esas fechas llegaron
algunos agitadores desde Berlín que organizaron una
manifestación ante el palacio del rey Ernesto Augusto I, el
cual hizo salir a su primer ministro, quien se limitó a
advertir a los manifestantes que si formulaban peticiones
inadecuadas al rey, éste se marcharía a Gran
Bretaña con su heredero, dejando vacante el trono de
Hannover. Si eso sucedía, lo más probable era que
Hannover acabara integrado en Prusia, y nadie deseaba tal cosa,
así que las protestas cesaron de inmediato. No obstante, el
rey terminó aceptando una constitución más
liberal que la que había concedido al aceptar la corona.
Tampoco hubo incidentes graves en Hesse, donde el príncipe
elector Federico Guillermo tuvo que aceptar unas cuantas leyes
aprobadas por el parlamento, principalmente relacionadas con la
bajada de impuestos.
El 24 de mayo el rey Fernando
II de las Dos Sicilias disolvió el parlamento y
convocó nuevas elecciones.
El 26 de mayo la Asamblea
Nacional francesa prohibió a perpetuidad el regreso a
Francia del rey Luis Felipe I y su familia.
El general Radetzky había convencido a Nugent de que los
refuerzos que aportaba debían acudir a Lombardía,
donde él se encontraba atrapado, y no a Venecia. El general
no quería poner en peligro Verona, pues era su nexo de
unión con el Tirol y, por tanto, con Austria, pero, con los
nuevos refuerzos, consideró que podía dejar una
guarnición suficiente en la ciudad y partir con su
ejército hacia Mantua, cosa que hizo el 27 de mayo.
El 29 de mayo Wisconsin se
convirtió en el trigésimo Estado de los Estados
Unidos. Su constitución lo convertía en un Estado
libre, por lo que el número de Estados libres volvió
a quedar igualado al de los Estados esclavistas.
Ese mismo día Radetzky atacó Curtanone con 8500 hombres y Montanara con otros 8000,
mientras otros 5000 hombres se dirigían a San Silvestro. En Montanara
los austríacos arrollaron a un ejército italiano en
minoría e hicieron mucho prisioneros; en Montanara
también resultaron victoriosos, pero la tenaz resistencia
de los italianos permitió a éstos retirarse
finalmente a Goito, donde
se reunieron con el rey Carlos Alberto, que tuvo ocasión de
reorganizar sus fuerzas. Disponía de 17.000 soldados de
infantería y casi 6.000 de caballería, además
de 56 cañones. Radetzky reunió su ejército y
se dirigió hacia Goito con 27.000 soldados de
infantería y casi 5.000 de caballería. El
enfrentamiento se produjo el 30 de
mayo y supuso una nueva victoria para los italianos. Tras
la batalla llegó un mensajero que anunció que
Peschiera se había rendido el día anterior, y la
noticia fue recibida con vítores a Carlos Alberto, que fue
aclamado como rey de Italia.
Ese mismo día se estableció oficialmente el fin de
la guerra entre México y los Estados Unidos.
Marx y Engels se habían trasladado a Colonia (Prusia) y el
1 de junio publicaron el primer
número del diario Neue
Reinische Zeitung (Nuevo periódico renano),
financiado en parte con una sustanciosa herencia que Marx acababa
de recibir.
El 3 de junio el presidente
Mexicano Manuel de la Peña (cuya imagen como
político no había quedado muy bien parada tras el
tratado de Guadalupe-Hidalgo) presentó su renuncia y fue
sucedido por José Joaquín de Herrera, al que hubo
que convencer para que aceptara el cargo asegurándole que,
si lo rechazaba, México se hundiría en una guerra
civil. Como la Ciudad de México seguía ocupada por
los estadounidenses, estableció su gobierno en Mixcoac. Tuvo que ocuparse de
una epidemia de cólera, de varios alzamientos de indios,
así como el típico intento de golpe de estado,
protagonizado esta vez por el ex presidente Mariano Paredes, que
había regresado del exilio para oponerse al tratado de
Guadalupe-Hidalgo.
El 4 de junio se celebraron
unas elecciones complementarias a la Asamblea Nacional Francesa
que introdujo cuarenta nuevos representantes. Entre los elegidos
se encontraban Luis Napoleón Bonaparte y tres primos suyos,
pero no ocuparon sus escaños por temor a que se aprobara
una ley de exilio más general. Los socialistas
también aumentaron su presencia en la cámara, aunque
siguieron siendo minoría. Entre sus representantes estaba
Joseph Proudhon.
El 7 de junio se
celebró en Philadelphia la convención whig. Los nombres que
más sonaban para encabezar la candidatura eran los de
Wilfried Scott y Zachary Taylor, los héroes de la guerra
contra México, y finalmente el elegido fue Taylor. Como
candidato a la vicepresidencia fue elegido Millard Fillmore.
El 12 de junio llegó a
Praga el mariscal Alfred de
Windischgrätz, que consideró intolerable la
anarquía que reinaba en Bohemia y se dispuso a restaurar
con mano dura la autoridad austríaca.
El 14 de junio la Asamblea de
Frankfurt dispuso la creación de una flota alemana.
El 16 de junio, tras la
aprobación del gobierno provisional, el ducado de Parma fue
anexionado al reino de Cerdeña. Unos días antes el
rey Carlos Alberto había proclamado igualmente la
anexión de Lombardía.
El 20 de junio la Asamblea
Nacional francesa aprobó finalmente el cierre de los
Talleres Nacionales. El 21 de junio
se puso en vigor un decreto por el que los obreros de entre 18 y
25 años se integraban en el ejército y el resto
debía prepararse para trabajar en obras públicas en
las provincias. El gobierno se negó a recibir a una
delegación de obreros.
Mientras tanto estallaba una revolución en Valaquia,
organizada por una secta masónica conocida como Fratia (la Hermandad). En Islaz, Ion Heliade Radulescu, el
mayor Christian Tell y el
sacerdote ortodoxo Sapca Celei
presentaron a la muchedumbre la Proclamación
de
Islaz, en la que reclamaban entre otras cosas la
independencia de la administración y la legislación
(tanto del Imperio Otomano como de Rusia), la separación de
poderes, igualdad de derechos, la elección de un gobernador
cada cinco años, la emancipación de los siervos y
los gitanos, la educación general y la creación de
un sistema de prisiones y una guardia nacional. Se creó un
gobierno revolucionario que exigió ser reconocido por el
hospodar de Valaquia, a la sazón el príncipe Gheorghe Bibescu. Los rebeldes
reunieron un ejército de unos 150.000 hombres, que se
identificaba con una bandera tricolor, azul, amarilla y roja.
El 22 de junio los barnburners estadounidenses
se reunieron en Útica
en una convención a la que acudió también una
gran mayoría de miembros del partido de la Libertad, disgustados con el
talante radical y religioso que estaba adoptando este partido. De
la fusión de ambos grupos surgió el Partido de la tierra libre,
que eligió como candidato a presidente al ex presidente
Martin van Buren. El Partido de la tierra libre era más
moderado que el partido de la Libertad, pues no propugnaba la
abolición de la esclavitud, sino meramente su confinamiento
al territorio estadounidense en el que a la sazón era
legal, pero precisamente por ser más moderado captó
más seguidores. El partido de la Libertad, pese a haber
perdido al grueso de sus seguidores, presentó
también su candidato a presidente, el abolicionista Gerrit Smith.
El 23 de junio empezaron a
aparecer barricadas en las calles de París, que el
ejército empezó a reprimir con dureza.
La revolución valaca llegó a Bucarest, donde los
ciudadanos se manifestaron por las calles en su apoyo enarbolando
banderas tricolores. A las diez de la noche el príncipe
Bibescu cedió a la presión de la multitud,
aceptó la constitución que le fue presentada,
abdicó y dejó el país, al igual que lo hizo
el cónsul ruso.
Ese mismo día entró en España el general
carlista Ramón Cabrera. Estaba en Lyon cuando fue informado
del segundo alzamiento carlista en España. Cuando se le
instó a tomar parte contestó:
Mi deber de súbdito y de soldado me impone el de obedecer las órdenes del rey; mas creo francamente que la causa de éste está interesada en que no se agiten de nuevo todos los recursos con que cuenta en España; yo opinaré siempre por que en las fragosidades de Cataluña se sostenga la guerra de guerrillas, a fin de atraer las fuerzas y perpetuar, si es posible, la inquietud y los recelos del gobierno de Madrid; mas de esto a una guerra en que se equilibren nuestras fuerzas con las del enemigo, creo que hay una distancia inmensa.
A pesar de su poca convicción, intentó organizar un
Ejército Real de Cataluña, aunque no tuvo mucho
éxito.
El 24 de junio la guardia
republicana desalojó a unos 1500 insurgentes que se
habían reunido en el Panteón
de París.
En Bucarest se organizó un gobierno que abolió los
castigos corporales y la pena capital e hizo un llamamiento a la
unidad de todas las regiones habitadas por rumanos (esto
incluía principalmente, además de a Valaquia, a
Transilvania, que formaba parte de Hungría, y a Moldavia,
que, como Valaquia, formaba parte, del Imperio Otomano, si
bien bajo tutela rusa).
El 26 de junio fue sofocada la
revuelta parisina cuando el ejército acabó con la
última barricada. Se calcula que en los últimos
cuatro días murieron unos 4.000 insurgentes y otros tantos
fueron hechos prisioneros y deportados a Argelia.
En Valaquia se abolió la esclavitud a la que hasta
entonces se habían visto sometidos los gitanos. El origen
de la etnia gitana plantea muchas incógnitas a los
historiadores. Aunque su nombre deriva de "egiptanos", porque en la
edad media se creía que venían de Egipto, al parecer
abandonaron la India a partir del siglo XI y se diseminaron por
toda Europa, constituyendo en todas partes grupos minoritarios. En
Valaquia eran esclavos desde tiempos inmemoriales y, de hecho, no
se sabe si llegaron en libertad o si fueron importados ya como
esclavos. El proceso de emancipación se había
iniciado cinco años atrás, cuando el gobierno
liberó a todos los esclavos que eran propiedad del estado.
El año anterior la Iglesia Ortodoxa había liberado
por su parte a los gitanos de su propiedad.
Una bala perdida acabó con la vida de la esposa del
mariscal Windischgrätz, y para él eso fue la gota que
colmó el vaso. El 27 de junio
entró en Praga con su ejército y ahogó en
sangre la Dieta Eslava
que habían constituido los demócratas.
El gobierno revolucionario de Valaquia estaba trabajando en una
proyecto polémico: una reforma agraria por la que las
propiedades de los terratenientes serían repartidas entre
los campesinos que las trabajaban de hecho. El 28 de junio, antes de haber aprobado
la forma concreta en que se llevaría a cabo la reforma, los
terratenientes recibieron por escrito un aviso del gobierno que
causó la alarma entre las clases privilegiadas. Hasta los
revolucionarios moderados se echaron atrás y se unieron a
los conservadores.
El 29 de junio se formó
un nuevo gobierno en Francia presidido por el general Louis Eugène Cavainac,
responsable de la represión de las "jornadas de junio".
El 1 de julio hubo un intento
de golpe de estado en Bucarest, protagonizado por Ioan Odobescu, que formaba
parte de la rama moderada del gobierno. Con el apoyo de algunos
oficiales, arrestó a los demás miembros del
gobierno, pero los ciudadanos de Bucarest se amotinaron,
levantaron barricadas en las calles, y terminaron por reducir a
los golpistas, que fueron arrestados.
El 3 de julio se disolvieron
definitivamente en Francia los Talleres Nacionales.
La República de San Marcos aprobó su
incorporación al reino de Cerdeña.
El zar Nicolás I no estaba dispuesto a tolerar la revuelta
liberal de Valaquia, así que los revolucionarios trataron
de lograr el amparo del Imperio Otomano. Enviaron delegados que
aseguraron que de ningún modo pretendían rechazar la
soberanía otomana sobre Valaquia. El sultán
Abdulmecit dispuso que se ocupara del asunto su cuñado Suleymán Bajá,
quien propuso algunas reformas formales para que Rusia pudiera
constatar que Valaquia seguía bajo el control otomano. El
gobierno fue sustituido por una regencia
formada por Radulescu, Tell y Nicolae
Golescu.
El 7 de julio un
ejército ruso entró en Moldavia para evitar que la
revuelta de Valaquia se propagara.
En Tabriz se celebró el juicio contra el Bab, donde se le
preguntó por su doctrina y se le invitó a realizar
milagros que probaran su autoridad divina. Hay numerosas fuentes
que relatan el juicio, con numerosas contradicciones entre ellas.
No obstante, todas coinciden en que el Bab declaró: Yo soy el que habéis estado
esperando durante mil años. No obstante, los
clérigos parecían dispuestos a esperar algo
más y propusieron que fuera condenado a muerte, pero los
representantes del gobierno vacilaban, porque el Bab era demasiado
popular. En su lugar, sugirieron que fuera examinado por
médicos por si se le podía declarar loco. Los
clérigos aceptaron que la condena a muerte fuera
condicionada a que fuera declarado cuerdo. No obstante, el
gobierno encomendó el diagnóstico al médico
real, un británico llamado William Cormick, que, cómo no,
aseguró que el Bab era un enfermo mental. Ante tal
diagnóstico, los clérigos aceptaron que la pena de
muerte fuera conmutada por la de recibir veinte latigazos en las
plantas de los pies. El informe oficial dice que, durante la
ejecución de la sentencia, el Bab abjuró de su
doctrina y aseguró que no volvería a presentarse
como enviado divino. No hay evidencias de que eso sucediera
realmente. El caso es que el Bab fue devuelto a la cárcel.
El 18 de julio el general y ex
presidente mexicano Anastasio Bustamente derrotó en
Guanajuato a Mariano Paredes, que fue exiliado de nuevo.
Algunos de los bóers que habían aceptado la
soberanía británica en Natalia se arrepintieron de
ello y, dirigidos por Andries Pretorius habían vuelto a
emigrar hacia el norte, hasta Transvaal, donde se reunieron con
los bóers que habían abandonado Natalia tras la
anexión británica. Seis meses atrás, los
británicos habían reclamado la soberanía de
la región de Transorange, y los bóers de la zona
aceptaron luchar por su independencia dirigidos por Pretorius.
Éste cruzó el Vaal y el 20
de julio tomó la ciudad de Bloemfontein.
La Confederación
Irlandesa trataba de aunar a los terratenientes y
arrendatarios irlandeses para protagonizar manifestaciones
más o menos pacíficas contra el gobierno
británico similares a las que estaban teniendo lugar en
Europa. Uno de sus dirigentes, William
Smith O'Brien, acababa de regresar de un viaje a Francia
del que trajo consigo una bandera tricolor, verde, blanca y
naranja, confeccionada por unas mujeres francesas que simpatizaron
con su causa. La bandera se convirtió en el símbolo
de las reivindicaciones irlandesas. El 22
de julio el gobierno británico anunció la
suspensión del habeas
corpus, de modo que a partir de esa fecha cualquier
irlandés podía ser detenido y encarcelado sin
juicio.
El 24 de julio se
inició en Custoza
el enfrentamiento decisivo entre el general Joseph Radetzky y el
rey Carlos Alberto de Cerdeña. Fue el encuentro más
sangriento de toda la campaña y se prolongó hasta el
día siguiente. Los sardos contaban con 22.000 hombres,
mientras que los austríacos habían reunido 33.000.
Carlos Alberto acabó con más de 8.000 bajas, entre
muertos y heridos, mientras que los austríacos contaron
algo más de la mitad de esa cifra. Carlos Alberto tuvo que
retirar precipitadamente su ejército hasta Milán.
El 28 de julio Radetzky
envió a Franz Ludwig von
Welden a invadir los Estados Pontificios, mientras que el
príncipe Franz Joachim
Liechtenstein recibió la misión de
restaurar la soberanía de los duques de Parma y
Módena.
Durante la última semana, los jóvenes irlandeses habían estado
reuniendo partidarios (principalmente mineros, comercianes y
arrendatarios), y el 29 de julio
se levantaron barricadas en Ballingarry.
Los insurgentes acorralaron a un grupo de policías, pero se
dispersaron en cuanto llegaron refuerzos. O'Brien y otros
cabecillas fueron capturados, juzgados y condenados a muerte,
aunque luego sus penas fueron conmutadas por el destierro a
Australia. La rebelión irlandesa no fue más
allá.
El 4 de agosto los
austríacos vencieron nuevamente al rey Carlos Alberto de
Cerdeña en la batalla de
Milán, tras la cual los sardos pidieron un
armisticio. El armisticio de
Salasco (llamado así por el general sardo que lo
negoció) preveía la evacuación en dos
días del ejército sardo y de todos los civiles que
optaran por abandonar la ciudad, a cambio de garantías para
quienes se quedaran. Se dice que un tercio de la población
milanesa optó por el exilio. El 6
de agosto el ejército austríaco
entró en la ciudad en medio de un absoluto silencio. Ese
mismo día Carlos Alberto entraba en el ducado de Saboya, es
decir, en sus dominios en el norte de Italia. El mes anterior
había llegado a Milán desde América Giuseppe
Garibaldi, donde organizó una legión de voluntarios
con la que había obtenido algunos éxitos menores
contra los austríacos.
El 7 de agosto murió el
químico sueco Jöns Jacob Berzelius.
El 9 de agosto se firmó
en Milán la versión definitiva del armisticio de Salasco, en el
que se regulaba la evacuación por parte de los sardos de
las restantes ciudades bajo soberanía austríaca en
las que tenían guarniciones. La duración del
armisticio se establecía en seis semanas, tras las cuales
podría ser renovado por ambas partes o rechazado ocho
días antes de reanudar las hostilidades. Sólo dos
ciudades se resistieron a entregarse a los austríacos,
ambas en territorio veneciano: la pequeña ciudad de Osoppo, que resistía un
asedio desde hacía más de tres meses, y la propia
Venecia.
El 10 de agosto el duque de
Módena recuperó su ducado gracias al ejército
austríaco.
El 11 de agosto el gobierno
francés aprobó una ley que restringía
drásticamente la libertad de prensa.
El gran duque Leopoldo II de Toscana estaba empezando a pensar
que la política se le escapaba de las manos. El 17 de agosto se vio obligado a
disolver el gobierno moderado y nombrar otro formado por
demócratas radicales.
El gobierno de Yucatán no tuvo más remedio que
reincorporarse a México para hacer frente a la revuelta de
los mayas.
El 18 de agosto los
austríacos instauraron un gobierno en Parma que contaba con
el beneplácito del duque Carlos II, que seguía en
Alemania. Entre tanto el general Welden había ocupado y
saqueado Ferrara y acababa de entrar en Bolonia. Allí
sufrió un motín y el 19
de agosto los boloñeses sufrieron a su vez la
represalia de Welden. El Papa Pío IX protestó
enérgicamente por la invasión de sus estados.
Ese mismo día el New
York Herald fue el primer periódico de la costa
este estadounidense que anunció el descubrimiento de oro en
California.
El 25 de agosto el gran duque
Leopoldo II de Toscana tuvo que sofocar una revuelta de
demócratas en Livorno.
Tras diversas batallas entre alemanes y daneses por el dominio de
los ducados de Schleswig-Holstein, las potencias internacionales
presionaron para que se respetara la integridad territorial de
Dinamarca. Gran Bretaña amenazó con enviar su flota
en auxilio de los daneses, mientras el zar Nicolás I de
Rusia presionaba al rey Federico Guillermo IV de Prusia.
Éste ordenó a Wrangel que se retirara de la guerra,
pero Wrangel replicó que no estaba a las órdenes del
rey de Prusia, sino a las de la Confederación Alemana, y
que cualquier tratado de paz debería ser aprobado
previamente por el parlamento de Frankfurt. El 26 de agosto, Prusia firmó un
tratado en Malmö en
el que aceptaba prácticamente todas las demandas danesas.
No obstante la Confederación Alemana siguió apoyando
a los ducados.
El 29 de agosto los
bóers de Andries Pretorius fueron derrotados por sir Harry Smith, el gobernador
británico de El Cabo, con lo que Pretorius regresó a
Transvaal. (Pretorius luchó al frente de unos 300 hombres,
mientras que el ejército de Smith contaba con más de
un millar de soldados.) Smith ofreció 2.000 libras de
recompensa por la captura de Pretorius.
El 31 de agosto el presidente
de Costa Rica, José María Castro Madriz,
proclamó la independencia del país, que pasó
a denominarse oficialmente República
de Costa Rica. Poco después se establecieron la
bandera y el escudo de la nación y se adoptó una
nueva constitución.
El 1 de septiembre el
octogenario valí de Egipto Mehmet Alí, ya senil,
abdicó en su hijo Ibrahim Bajá, que ya venía
ejerciendo la regencia desde julio, y se retiró a
Alejandría.
El rey Fernando II de las Dos Sicilias había organizado un
ejército de 20.000 hombres que puso bajo el mando del
general Carlo Filangieri
con la misión de recuperar el control de Sicilia. El 3 de septiembre desembarcó
cerca de Mesina, la rodeo por tierra y mar y empezó un
bombardeo que prolongó hasta ocho horas después de
que sus habitantes se hubieran rendido. Esta acción hizo
que Fernando II se ganara el sobrenombre de "el rey Bomba".
El 5 de septiembre
murió el sha de Persia Mohammad Sha, que fue sucedido por
su hijo Naser al-Din.
La República Dominicana atravesaba una crisis
política y económica que hizo que su presidente,
Pedro Santana, dimitiera por "problemas de salud", y el 8 de septiembre fue sucedido por Manuel Jimenes.
Las relaciones entre Hungría y Croacia terminaron en
guerra: el 11 de septiembre
Josip Jelacic inició una marcha al frente de unos 30.000
hombres hacia las ciudades de Buda y Pest. En teoría,
Jelacic actuaba con independencia del gobierno austríaco,
pero su intención era acabar con el liberalismo
húngaro y someter Hungría al Imperio.
El 12 de septiembre los
cantones suizos aprobaron por votación una nueva
constitución que convertía a Suiza en un estado
federal, en el que el poder legislativo reside en dos
cámaras según el modelo estadounidense: un Consejo Nacional elegido cada
cuatro años por sufragio universal (masculino) directo
proporcional a la población de cada cantón y un Consejo de los Estados, en el
que cada cantón tiene dos representantes. El poder
ejecutivo queda en manos de un Consejo
Federal formado por siete miembros elegidos para un
periodo de tres años, de los cuales uno es elegido presidente de la
Confederación durante un año, aunque este
título no le otorga ningún poder especial.
Hacía cinco meses que en la ciudad de Multan (que había
pertenecido al imperio Sikh, pero que a la sazón estaba
bajo la soberanía británica) se había
producido una revuelta en la que varios soldados británicos
habían sido asesinados. Los británicos habían
puesto bajo asedio la ciudad con un pequeño contingente,
pero el 14 de septiembre el
general sikh Sher Shing
se alzó en armas contra los británicos y
obligó a levantar el sitio. Así empezó la segunda guerra sikh.
El 15 de septiembre se
reunió en Viena un Consejo Nacional Eslovaco que
empezó a planear una revuelta de Eslovaquia contra
Hungría.
El 16 de septiembre la
asamblea de Frankfurt aprobó el tratado de Malmö, lo cual dio lugar a una
revuelta en la ciudad en la que varios parlamentarios fueron
asesinados. La asamblea tuvo que llamar en su ayuda a varios
regimientos austríacos y prusianos. Finalmente, la
única resolución que quedó en pie fue el
establecimiento de una tregua de varios meses con Dinamarca.
Mientras se redactaba la nueva constitución francesa, Luis
Napoleón Bonaparte volvió a ser elegido como miembro
de la Asamblea Nacional el 18 de
septiembre con el apoyo de los monárquicos.
En Bucarest, una muchedumbre irrumpió en el ministerio del
interior para hacerse con las copias del Regulamentul Organic (la ley fundamental vigente
sobre Valaquia como provincia otomana antes de la
revolución) y los registros de nobleza para quemarlos
públicamente. Mientras tanto el zar Nicolás I ya
había apostado un ejército en la frontera con
Valaquia dispuesto a intervenir en cualquier momento.
En España, la lucha contra los carlistas quedó en
manos de Fernando
Fernández de Córdova, quien siguió
una política de conciliación y logró que
algunos jefes carlistas abandonaran la lucha. Ramón Cabrera
respondió fusilando a varlos de los suyos sospechosos de
traición, con lo cual facilitó aún más
las cosas a Fernández de Córdova.
El 19 de septiembre se produjo
la primera concentración de eslovacos en Myjava, donde L'udovít Stúr
proclamó la independencia de Eslovaquia respecto de
Hungría. No obstante, al cabo de pocos días los
húngaros dispersaron a los rebeldes.
El 25 de septiembre el
ejército otomano entró en Buda. Al atardecer la
ciudad estaba bajo control. Los revolucionarios que no
consiguieron huir fueron arrestados. El 27 de septiembre el ejército ruso
entró también en la ciudad.
El húngaro Lajos Batthyány logró reunir a
toda prisa un ejército de unos 27.000 hombres con el que el
29 de septiembre se
enfrentó a Jelacic en la batalla
de Pákozd. Sin apenas bajas, en ambos bandos, los
húngaros lograron forzar la retirada de los croatas y
Jelacic decidió marchar a Viena a pedir refuerzos.
El 30 de septiembre se produjo
una nueva revuelta liberal en Barcelona, pero el gobierno pudo
sofocarla sin problemas, como la acaecida meses antes.
Cuando Jelacic y las tropas imperiales estaban a punto de marchar
a Hungría, el 6 de octubre
una multitud de obreros, estudiantes y soldados amotinados
trató de impedir su partida. La revuelta se propagó
y el ministro de la guerra fue linchado por la multitud. El 7 de octubre el emperador Fernando I
y su corte huyeron de la capital para refugiarse en Olmütz bajo la
protección del príncipe Windischgrätz.
La noche del 8 de octubre los
austríacos entraron en la ciudad de Osoppo y la sometieron
a un drástico saqueo.
En una conferencia en Londres, Dinamarca propuso una
solución al conflicto de Schleswig-Holstein en la que
Schleswig tendría una constitución dentro del reino
danés mientras que Holstein se integraría en la
Confederación Alemana.
En Francia, un intento de aprobar una ley que prohibiría
el acceso a la política de los miembros de antiguas
familias reales francesas terminó fracasando, y el 14 de octubre se depusieron todas
las leyes de exilio vigentes contra la familia Bonaparte.
Así, Luis Napoleón Bonaparte tenía asegurada
su presencia en la palestra política francesa.
El ejército austríaco, bajo el mando de
Windischgrätz y Jelacic, se presentó ante Viena y el 26 de octubre empezó a
bombardear la ciudad.
Mientras tanto, la Asamblea de Frankfurt trataba de llegar a un
acuerdo sobre qué era Alemania. Los partidarios de la "Pequeña Alemania"
pretendían construir Alemania alrededor de Prusia excluir
de ella al Imperio Austríaco, no tanto por la propia
Austria como por el hecho de que el Imperio contenía muchas
regiones pobladas por etnias no germánicas (checos,
húngaros, italianos, rumanos, etc.); por su parte, los
partidarios de la "Gran
Alemania" consideraban a Austria como parte de Alemania,
si bien estaban quienes por "Austria" entendían todo el
Imperio Austríaco y quienes admitían sólo sus
partes pobladas por alemanes. El 27 de
octubre una votación se decantó por una "Gran Alemania" que incluyera
únicamente las tierras germánicas de Austria.
El ejército húngaro acudió a Viena para
romper el asedio al que Windischgrätz la estaba sometiendo y
el 30 de octubre se
enfrentó al ejército austríaco en Schwechat, cerca de Viena. Los
húngaros eran unos 30.000 con 70 cañones y se
enfrentaron a unos 80.000 austríacos con 210
cañones, dirigidos por Windischgrätz, Jelacic y el
príncipe Liechtenstein. Los austríacos estaban
más interesados en mantener el cerco a Viena que en
derrotar a los húngaros, así que se conformaron con
ahuyentarlos, pero el ejército húngaro no
sufrió daños graves. El 31
de octubre el ejército imperial entraba en Viena
al asalto. Se calcula que en el combate murieron unos diez mil
hombres. Durante las semanas siguientes se ejecutó a los
cabecillas de la revuelta.
En los Países Bajos, el rey Guillermo II se levantó
una mañana y declaró: "He cambiado de conservador a liberal en una noche".
Entonces dio orden de que se modificara la constitución
para incorporar un sistema parlamentario democrático. La
constitución revisada, que fue aprobada el 3 de noviembre, establecía un
senado elegido indirectamente por las provincias y un parlamento
de representantes elegido por sufragio directo. El reino belga ya
era de corte liberal, así que no sufrió ninguna
clase de disturbios. La diplomacia del rey Leopoldo I logró
mantener a Bélgica al margen de los conflictos que
sucedían fuera de sus fronteras.
El 4 de noviembre la Asamblea
Nacional francesa aprobó una nueva constitución que
establecía el régimen político de la Segunda República Francesa.
Establecía la figura de un presidente de la república, que, al
contrario que en los Estados Unidos, no era el equivalente a un
primer ministro o jefe de gobierno, sino que ejercería
aproximadamente las funciones que hasta entonces había
ejercido el rey, entre ellas la de nombrar un gobierno con su
correspondiente primer ministro.
El 7 de noviembre se
celebraron las elecciones presidenciales estadounidenses. El
ganador fue Zachary Taylor, el candidato whig, si bien es destacable que el Partido de la
tierra libre obtuvo el 10% de los votos (si bien de forma tan
dispersa que no obtuvo ningún voto electoral). Respecto a
las elecciones anteriores, el voto antiesclavista se había
quintuplicado.
En Brasil estalló una revuelta en Olinda, en el estado de
Pernambuco. Los rebeldes reclamaban el sufragio universal,
libertad de prensa y la supresión del "Poder moderador", es decir,
de la supremacía del emperador sobre los tres poderes,
legislativo, ejecutivo y judicial.
El 10 de noviembre
murió Ibrahim Bajá, a los pocos meses de haber
recibido el gobierno de Egipto. Tenía cincuenta y nueve
años y fue sucedido por su sobrino Abbas I, hijo de un hermano
mayor de Ibrahím que había fallecido treinta
años atrás. Adoptó una política
reaccionaria: Mehmet Alí había fundado escuelas y
universidades al estilo occidental, pero Abbas I las cerró.
También redujo el ejército a 9.000 hombres y
trató de frenar la penetración extranjera en Egipto.
James J. Strang había trasladado su Iglesia a Beaver Island, en el lago
Michigan, pero no todos sus seguidores mormones fueron con
él. Al contrario, por esas fechas sus seguidores más
reputados habían dejado de serlo. Oliver Cowdery se
había reunido con los seguidores de Brigham Young que
todavía estaban en el campamento de invierno, y el 12 de noviembre fue bautizado de
nuevo, pero ya no volvió a ocupar cargos relevantes en la
Iglesia mormona.
El Papa Pío IX había nombrado a lo largo del
año tres primeros ministros, en respuesta a otras tantas
dimisiones. A la sazón el cargo lo ostentaba Pellegrino Rossi, que el 15 de noviembre fue apuñalado
por un grupo de individuos entre los que se encontraba el hijo del
jefe del partido demócrata, Angelo Brunetti. Esa misma tarde, Brunetti
organizó una manifestación para exigir un primer
minístro demócrata, una constitución italiana
y la guerra contra Austria. La multitud, que había
conseguido un cañón, se enfrentó a la guardia
suiza y un cardenal resultó muerto. El Papa convocó
al cuerpo diplomático y comunicó que cedía a
la violencia, pero que declaraba nulas todas las concesiones que
sería obligado a otorgar a partir de ese momento. La
primera de estas concesiones fue nombrar primer ministro al
demócrata Bartolomeo
Galletti.
Las primeras elecciones en Suiza de acuerdo con la nueva
constitución dieron el triunfo a los radicales, que
ocuparon más de las tres cuartas partes de los
escaños del Consejo
Nacional y 30 de los 44 escaños del Consejo de los Estados. El 16 de noviembre el parlamento
eligió el primer Consejo
federal, formado por siete radicales. El primer
presidente fue Jonas Furrer,
del cantón de Zurich. Ese mismo día se eligió
a Berna como ciudad federal, es decir,
como capital de la federación.
El 17 de noviembre la misma
multitud armada que dos días atrás se
presentó ante el palacio papal para exigir que se la
guardia suiza fuera expulsada de Roma. Nuevamente, el Papa
advirtió al cuerpo diplomático de que cedía
en contra de su voluntad y cumplió lo que se le
pedía.
Desde la caída de Metternich, en Viena se habían
sucedido cuatro breves gobiernos liberales, hasta que el 21 de noviembre un consejo de
familia de la casa de Austria puso al frente del estado el
príncipe Félix de
Schwarzenberg, que había sido la mano derecha de
Radetzky en Italia y era cuñado del mariscal
Windischgrätz, que había sometido a Bohemia.
Los británicos reunieron un gran ejército con el
que enfrentarse a los Sikhs, que pusieron bajo el mando de sir Hugh Gough. El 22 de noviembre los Sikhs repelieron
un ataque británico en la batalla de Rammagar. Aunque los Sikhs terminaron
retirándose, consideraron el encuentro una victoria y su
moral se elevó.
El 23 de noviembre Chopin salió de Londres para regresar a París.
El 24 de noviembre el Papa
Pío IX huyó de Roma disfrazado de cura. Al
día siguiente llegaba a la fortaleza napolitana de Gaeta.
Desde allí pidió ayuda a las potencias europeas para
que le ayudaran a recuperar su trono.
El 30 de noviembre, un
ejército otomano de unos 10.000 hombres llegó a Craiova dispuesto a acabar con
el último foco revolucionario. La población,
aumentada con miles de aldeanos de los alrededores, se armó
con lo que pudo y se dispuso a resistir. Se levantaron barricadas
que los otomanos tuvieron que conquistar calle por calle.
Finalmente la ciudad cayó bajo el control otomano, pero los
turcos perdieron unos dos mil hombres.
El enérgico gobierno del príncipe de Schwarzenberg
y la pericia militar de Windischgrätz, Radetzky, Jelacic,
etc. estaban salvando la soberanía de la casa de Austria,
pero, en unos momentos tan delicados, el hecho de que el emperador
fuera un deficiente mental era un grave inconveniente.
Además, Fernando I había hecho muchas concesiones a
los revolucionarios (que lo llamaban Fernando I el Bueno, tal vez
por aquello de que, a veces, la bondad y la estupidez tienden a
confundirse), y la única manera viable de pasar
página era cambiar de emperador. Así se lo
expresaron Schwarzenberg y Windischgrätz a la familia
imperial: en los días que corrían era imprescindible
un emperador capaz de cautivar a cualquiera susceptible de ser
cautivado por un emperador hecho y derecho. El heredero de
Fernando I no tenía ese perfil, pues, como el emperador no
tenía hijos, en el primer lugar de la línea
sucesoria estaba su hermano, el archiduque Francisco Carlos, que
no mostraba ningún interés ni habilidad para la
política. No podía decirse lo mismo de su esposa,
Sofía de Baviera, que logró convencerlo de que
renunciara a sus derechos en favor de su hijo Francisco José, a la
vez que la emperatriz María Ana de Saboya convencía
a su esposo de la necesidad de abdicar. Fernando I abdicó
en Olmütz el 2 de diciembre,
y su sobrino se convirtió así en el emperador Francisco José I de
Austria. Tenía dieciocho años y una madre dispuesta
a decirle lo que tenía que hacer. Fernando I se
retiró a Praga con su esposa.
La revolución vienesa había enfrentado aún
más a Johann Strauss padre e hijo. En efecto, mientras el
hijo se había puesto de parte de los liberales y
había sido encarcelado por interpretar en público la
marsellesa, el padre se puso de parte de los conservadores y
compuso su célebre marcha
Radetzky en honor del general austriaco. Se cuenta que
cuando fue interpretada por primera vez, ante un público
formado por oficiales austríacos, estos marcaron el ritmo
del tema principal con palmas y tacones, creando una
tradición en la representación de esta pieza.
El rey Federico Guillermo IV de Prusia también estaba
retomando el control de su reino. Unas semanas antes su
ejército había tomado Berlín, lo que le
permitió disolver el parlamento y promulgar una
constitución a su medida, basada en el borrador que estaba
siendo redactado por el parlamento, pero en la que las
aspiraciones democráticas de los liberales quedaban
excluidas. En la nueva carta, que entró en vigor el 5 de diciembre, se establecía
un sistema electoral indirecto por el que el 20% de los votantes
(los que más impuestos pagaban) determinaban las dos
terceras partes de los escaños del parlamento.
El presidente James Polk confirmó en un discurso ante el
Congreso que se había descubierto oro en California.
En Bolivia, Manuel Belzu había tardado poco en traicionar
al presidente Velasco, sus tropas lo habían proclamado
presidente y, tras un enfrentamiento contra el ejército de
Velasco en el que resultó vencedor, Belzu fue reconocido
como presidente de Bolivia el 6 de
diciembre.
Teóricamente, el Papa Pío IX seguía siendo
el soberano de los Estados Pontificios, pero se hallaba fuera de
ellos. El parlamento envió una comisión para pedirle
que regresara a Roma, pero no se le permitió cruzar la
frontera con el reino de las Dos Sicilias. De ese modo, el 12 de diciembre el parlamento
eligió un nuevo gobierno: una Junta de Estado suprema y provisional. Ese
mismo día Garibaldi entraba en Roma al frente de una
legión de voluntarios.
El 13 de diciembre el
ejército de Windischgrätz entraba en Hungría.
El 18 de diciembre
murió en Praga el matemático Bernanrd Bolzano.
El 19 de diciembre
murió la escritora británica Emily Brontë, a la
edad de treinta años. Su hermana Anne había
publicado con gran éxito unos meses antes su segunda
novela: La inquilina de
Wildfell Hall.
El 20 de diciembre se
conocieron los resultados de las primeras elecciones
presidenciales de la segunda república francesa: su primer
presidente, que había contado con el 74.2% de los votos
(con sufragio universal masculino), era Luis Napoleón
Bonaparte, que tenía entonces cuarenta años.
Fijó su residencia como presidente en el Palacio del Elíseo.
Desde su toma de posesión, Bonaparte resucitó los
símbolos imperiales: viajaba en carruajes con el escudo de
Napoleón, y vestía con el uniforme de general en
jefe de la guardia nacional. Formó un gobierno encabezado
por Odilon Barrot.
El 26 de diciembre la Junta de
Estado romana disolvió el parlamento y convocó
elecciones de acuerdo con una constitución recientemente
aprobada.
El 27 de diciembre la Asamblea
de Frankfurt aprobó la Ley
imperial sobre los derechos básicos del pueblo
alemán, que venía a ser una
constitución alemana. Entre los derechos a los que
hacía referencia su título figuraban las libertades
de movimiento, de religión, de conciencia, de prensa, de
reunión, de comercio y de residencia, así como
la abolición de la pena capital, el derecho a investigar y
enseñar libremente y la igualdad de trato ante la ley de
todos los alemanes en toda Alemania.
Mientras tanto un ejército británico de 32.000
hombres iniciaba un ataque contra la ciudad de Multan, en la
India. El 30 de diciembre
estalló un polvorín dentro de la ciudad que
mató a unos 800 defensores. No obstante, los
británicos recibieron un mensaje desafiante en el que los
Sikhs declaraban tener pólvora suficiente para un
año. La ciudad fue puesta nuevamente bajo asedio.
El ejército austríaco derrotó al
ejército húngaro en la batalla de Mór. Esto dejó libre a
los austríacos el camino hacia Buda, por lo que el 31 de diciembre el gobierno
húngaro huyó a Debrecen.
La ola de revoluciones que sacudió a Europa ese año
ha pasado a la historia como la primavera
de
los pueblos. Uno de los participantes más
entusiastas de las revueltas fue el ruso Mijaíl Bakunin. La
revolución de febrero de París lo había
sorprendido en Bruselas, a donde se había desplazado para
pronunciar una de sus conferencias en favor de la causa polaca.
Intentó regresar en tren a París, pero como los
trenes fueron detenidos en la frontera, hizo el resto del camino a
pie. En París asistió a todas las reuniones y todas
las manifestaciones. Luego logró convencer al gobierno
francés para que lo enviara a Polonia a hacer propaganda de
la revolución. De camino se detuvo en Frankfurt, donde se
relacionó con los demócratas del parlamento. Luego
llegó a Polonia, cuando la revuelta polaca fue sofocada
marchó a Praga, y cuando Windischgrätz sofocó a
su vez la revuelta de Praga, marchó a Berlín, donde
publicó un folleto titulado Llamada a los eslavos, en el que instaba a una
alianza entre los revolucionarios eslavos, alemanes,
húngaros e italianos para destruir las monarquías
prusiana, austríaca y rusa.
La guerra entre México y
los Estados Unidos II |
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pueblos II |