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El 3 de enero de 1862 dos
cañoneras federales hicieron un nuevo intento de destruir
las baterías con las que los confederados bloqueaban el
río Potomac desde Virginia, pero se retiraron tras sufrir
pequeños daños.
El 4 de enero empezaron a
llegar barcos de guerra británicos al puerto de Veracruz.
El 5 de enero la
policía chilena capturó al "rey" Aurelio Antonio I
de la Patagonia, es decir, al francés Orélie Antonie
de Tounens. Fue juzgado y encarcelado, y no tardó en ser
confinado en un manicomio, pero la intervenció del
cónsul francés permitió que fuera deportado a
Francia.
El 8 de enero llegaron buques
franceses a Veracruz, y continuaron llegando durante los dos
días siguientes.
El año anterior los federales habían terminado
expulsando a los confederados de Kentucky, a pesar de lo cual ese
Estado había sido admitido en la Confederación.
Ahora el general de brigada confederado Humphrey Marshall había reclutado un
ejército de más de 2.000 voluntarios y entraba de
nuevo en Kentucky desde Virginia. Contra él fue enviado el
coronel James Abram Garfield,
al frente de un ejército de tamaño similar, y ambos
se encontraron en Middle Creek
el 10 de enero. Tras varias
horas de combate, la llegada de refuerzos federales hizo que los
confederados optaran por retirarse.
Ese día murió de gota en Connecticut Samuel Colt.
El año anterior había sido denunciado como traidor
por varios periódicos por vender armas a los confederados,
pero con ello no había contravenido ninguna ley federal y
no fue procesado. También suministraba armas al
ejército federal.
En la madrugada del 11 de enero
fue asesinado en su domicilio el presidente hondureño
José Santos Guardiola. Su asesino fue un salvadoreño
llamado Cesareo Aparicio,
y las causas nunca se han sabido a ciencia cierta. Al parecer,
actuó en complicidad con varios miembros de la guardia
personal del presidente. Todos fueron capturados y ejecutados un
mes más tarde. Guardiola fue sucedido por el vicepresidente
Victoriano Castellanos
Cortés.
El 14 de enero los embajadores
confederados Mason y Slidell, capturados en el Trent, abandonaron los
Estados Unidos en un barco británico. Los británicos
lo consideraron una victoria diplomática y dieron el asunto
por zanjado. La labor diplomática de Mason y Slidell
resultó ser muy poco fructífera, pues en
ningún momento consiguieron ninguna clase de apoyo oficial
sólido ni por parte de Gran Bretaña ni de Francia.
Un nuevo ejército confederado entró en Kentucky,
esta vez desde Tennessee, formado por unos 5.500 hombres bajo el
mando del general George Bibb
Crittenden, (hijo del congresista que había
propuesto el compromiso de Crittenden, con intención de
evitar la guerra). Los federales reunieron contra él unos
4.400 hmbres bajo el mando del general de brigada George Henry Thomas, y el
encuentro tuvo lugar en Mill
Springs el 19 de enero.
Los confederados habían marchado durante la noche bajo la
lluvia y su estado era deplorable, así que los federales no
tuvieron excesivas dificultades en ponerlos en fuga. Poco
después Crittenden fue acusado de embriaguez y
traición, y fue relevado del mando.
El 24 de enero el
ejército confederado en Kentucky recibió
órdenes de retirarse a Virginia, con lo que el Estado
quedó definitivamente en manos de los federales. Esto
dejaba desprotegido el Estado de Tennessee.
El fabricante de instrumentos estadounidense Alvan Graham Clark
había recibido el encargo de construir un telescopio de
gran tamaño (el mayor telescopio de refracción
construido hasta entonces) y, mientras lo estaba probando, el 31 de enero descubrió una
nueva estrella cerca de Sirio. Observaciones posteriores
confirmaron que la nueva estrella describía una
órbita conjunta con Sirio (la estrella más brillante
del cielo nocturno), por lo que ésta ha pasado a llamarse Sirio A, y su
compañera, mucho menos brillante, Sirio B. Varias décadas atrás
Bessel había predicho la existencia de Sirio B al observar
irregularidades en la trayectoria de Sirio A.
El 5 de febrero el
príncipe de Moldavia y Valaquia Alexandru Ioan Cuza
unificó ambos principados en una única unidad
política que recibió el nombre de Rumanía, que
pasó a gobernar con el título de domnítor. La capital
fue establecida en Bucarest. Mientras tanto los turcos lograban
restaurar su dominio sobre Montenegro.
El 6 de febrero los federales
iniciaron una ofensiva en Tennessee con un ataque anfibio a Fort Henry. Ulysses S. Grant
dirigió el ataque por tierra mientras el comodoro Andrew Hull Foote
dirigía un ataque naval desde el río Tennessee. En
total fueron destinados unos 15.000 hombres a la operación.
Los confederados contaban con más de 3.000 hombres para su
defensa. La batalla comenzó con un bombardeo por parte de
la flota, y antes de hora y media el fuerte se rindió sin
necesidad de que la infantería entrara en acción.
Las pocas bajas federales se debieron a que un proyectil
impactó en una caldera de uno de los barcos de vapor y
esparció vapor hirviendo por medio buque, lo que
provocó 32 bajas. Al tomar Fort Henry, los federales se
hicieron con el control del río Tennessee, y prueba de ello
fue que inmediatamente fueron enviados tres barcos por el
río para destruir objetivos militares, y llegaron con
éxito hasta Alabama, donde el río deja de ser
navegable. La expedición capturó varios barcos,
destruyó varios puentes y otros suministros de guerra.
Unos 2.500 soldados confederados habían escapado de Fort
Henry antes de su rendición, y se habían refugiado
en Fort Donelson, que se
convirtió en el próximo objetivo de Grant y Foote.
Unos 24.500 hombres fueron destinados a la misión, a la vez
que los confederados reunieron 16.000 hombres para hacerles
frente. Los oficiales al mando eran John B. Floyd y Gideon J.
Pillow. Las tropas federales empezaron a salir de Fort Henry el 12 de febrero, al tiempo que los
confederados movían también a sus hombres. Era
invierno, y el 13 de febrero se
produjo una tormenta de nieve con fuertes vientos y temperaturas
de 12 grados bajo cero. Ante la proximidad del enemigo, los
soldados tenían prohibido encender fuego para calentarse.
Con la infantería desplegada, el 14 de febrero la flota federal inició el
bombardeo a Fort Donelson. Sin embargo, la artillería
confederada causó graves daños, hasta el punto de
inutilizarla. Grant comprendió que tendría que
arreglárselas por sí solo, sin esperar mucho apoyo
naval. Al amanecer del 15 de febrero
los confederados salieron del fuerte por sorpresa. Aunque los
soldados federales estaban despiertos porque el frío no les
dejaba dormir, así que la sorpresa no fue excesiva, el
mayor problema fue que Grant, sin esperar un ataque, había
dejado su campamento para reunirse con Foote en su barco, y no
había dejado a nadie al mando. Los federales resistieron
como pudieron en medio de la anarquía, hasta que Grant
llegó a la una de la tarde tras haber recorrido al galope
11 kilómetros sobre caminos helados. La situación
que se encontró fue bastante desoladora, pero, fiel a su
temperamento impávido, no se dejó impresionar.
Cuando un oficial le dijo: "Este
ejército necesita una cabeza", él replico,
"Eso parece. Caballeros: el
flanco derecho debe ser recuperado", y se puso a
organizar el combate.
Sucedió que los confederados habían iniciado el
ataque por sorpresa con la intención de evitar un bloqueo y
cubrir su posible retirada. A pesar del inesperado éxito
que habían tenido, Pillow ordenó a sus hombres que
se replegaran, conforme al plan inicial, para sorpresa de Floyd,
quien, desconcertado, ordenó a sus hombres el regreso a
Fort Donelson. Grant aprovechó rápidamente los
errores confederados. Al anochecer los federales se habían
recuperado de la acción confederada y Grant se dispuso a
atacar el fuerte al día siguiente. Entre ambos bandos,
había habido alrededor de un millar de muertos y unos 3.000
heridos yacían en el campo de batalla, muchos de los cuales
murieron de frío, pues los soldados federales les
habían quitado sus abrigos. Sorprendentemente, Floyd y
Pillow consideraron que el día había sido un
éxito y enviaron un telegrama anunciando que habían
conseguido una gran victoria. Sin embargo, el general de brigada Simon Bolivar Bruckner les
hizo ver que su situación era insostenible, y que
sería aún peor en cuanto los federales recibieran
refuerzos. Sin duda, debió de resultar convincente, pues
Floyd y Pillow acordaron dejarlo al mando con órdenes de
negociar la rendición mientras ellos huían por el
río durante la noche. El 16 de
febrero Bruckner envió una nota a Grant pidiendo
un armisticio la negociación de los términos de la
rendición. Bruckner esperaba que Grant fuera indulgente,
pues años atrás habían sido compañeros
y, cuando Grant fue relevado del mando por embriaguez en
California, le había prestado dinero para que pudiera
regresar a Illinois. Sin embargo, la respuesta de Grant se ha
hecho famosa:
Señor: Su mensaje con fecha de hoy pidiendo un armisticio y el envío de comisionados para fijar los términos de la capitulación acaba de ser recibido. No podemos aceptar otros términos salvo la rendición completa e incondicional. Propongo ocupar inmediatamente sus posiciones.
Cuando más tarde se difundió esta nota, U.S. Grant
pasó a ser conocido como Unconditionally
Surrender Grant, (rendición incondicional).
Bruckner, aunque consideró "poco caballerosa" la respuesta
de Grant, se rindió, y más de 12.000 soldados
confederados se convirtieron en prisioneros de guerra. Las
victorias en Ford Henry y Fort Donelson fueron celebradas en el
norte. Grant recibió un ascenso y pasó de ser
prácticamente desconocido a convertirse en un héroe
nacional. Cuando corrió el rumor de que había ganado
la batalla con un puro prácticamente pegado a la boca,
recibió una gran cantidad de puros de sus admiradores (que
contribuyeron así a provocarle el cáncer de garganta
del que moriría años más tarde).
El 19 de febrero el general
español Juan Prim, como representante de la alianza entre
Gran Bretaña, Francia y España que había
desembarcado en México para reclamar el pago de la deuda
externa, mantuvo un primer encuentro oficial con el general Manuel
Doblado, a la sazón ministro de asuntos exteriores, en el
que se acordó negociar el pago de la deuda en una futura
reunión a celebrar en abril. Mientras tanto, las potencias
se comprometían a no atacar México, si la flota
aliada permanecería en Veracruz.
Un ejército cofederado de unos 2.500 hombres bajo el mando
del general de brigada Henry
Hopkins Sibley trató de apoderarse de Fort Craig, situado en lo que
los confederados consideraban su territorio de Arizona y ocupado
por una guarnición de unos 3.000 soldados (la mayor parte
voluntarios sin mucha experiencia) bajo el mando del coronel Edward Camby. En un primer
intento, Sibley trató de asediar el fuerte, pero no
tenía muchos hombres ni muchas provisiones, así que
trató de provocar la salida de los federales, pero Sibley
no quiso arriesgarse. En vista de ello, Sibley reagrupó a
sus hombres y trató de situar un campamento en un lugar
adecuado, pero Camby se le adelantó y lo forzó a
acampar lejos del Río Grande, sin acceso al agua. Esto
sucedía el 20 de febrero.
Al día siguiente, el 21 de
febrero, los confederados atacaron, y por la tarde los
federales parecían tener la ventaja, pero, mientras los
federales se concentraban en el flanco derecho del frente enemigo,
el coronel confederado Thomas
Green organizó una carga con el flanco izquierdo
sobre el centro del frente de Sibley. Entre que estuvo bien
organizada en varias andanadas y que los soldados tenían
que acceder al río a cualquier precio, porque no
tenían agua, el caso fue que la carga logró
apoderarse de unas baterías federales y rompió el
frente enemigo, lo que a su vez causó el pánico
entre los voluntarios federales, que se retiraron hacia fort
Craig. Camby estaba a punto de ordenar otro ataque cuando Sibley
envió una bandera blanca con una petición de tregua
para recoger los cuerpos de muertos y heridos, a lo que Camby
accedió. De este modo, los confederados se hicieron con la
victoria, pero no tomaron el fuerte.
El general al mando del ejército confederado en Tennessee
era Albert Sidney Johnston,
quien, en vista de los últimos desastres, replegó
sus tropas en la parte occidental de Tennessee, el norte de
Mississippi y Alabama, para reorganizarlas. Mientras tanto, el 25 de febrero Grant tomaba Nashville, la capital de
Tennessee. Grant estaba bajo el mando del general Henry Wager Halleck, al que
Lincoln había puesto al mando del ejército en
Kentucky en sustitución de Frémont el año
anterior. Halleck era extremadamente cauteloso, y Grant
había tenido que insistir mucho antes de recibir
autorización para el ataque a Fort Henry. Ahora trataba en
vano de convencerlo para que le permitiera perseguir a Johnston,
pero Halleck temía que los confederados tuvieran
suficientes fuerzas en Mississippi como para arruinar cualquier
movimiento hacia el sur mediante un ataque desde el oeste. Por
ello decidió enviar a Foote junto a John Pope con seis
cañoneras a atacar la Isla
número 10, una posición confederada en el
río Mississippi en Tennesse.
En el territorio confederado de Arizona se encontraba la ciudad
de Tuckson, que
había quedado rodeada por territorio Apache. El 28 de febrero llegaron unos 100
soldados confederados que se unieron a los pocos sudistas del
lugar e izaron la bandera confederada.
Garibaldi se había ofrecido a Abraham Lincoln para
comandar el ejército federal contra la
Confederación. Eso sí, había exigido dos
condiciones: que se le diera el mando supremo y que Lincoln
declarara públicamente que el objetivo de la guerra era
abolir la esclavitud. Lincoln no estaba dispuesto a cumplir
ninguna de las dos exigencias, así que la propuesta fue
rechazada con todo el tacto y la diplomacia posibles. El 3 de marzo el primer ministro
italiano Bettino Ricasoli fue sustituido por Urbano Rattazzi, que
instó secretamente a Garibaldi a que organizara un
ejército y atacara Roma.
El año anterior los federales habían logrado
expulsar de Missuri a los ejércitos confederados, y ahora
habían penetrado en el norte de Arkansas bajo la
dirección del general de brigada Samuel Ryan Curtis. Allí los confederados
se reorganizaron y el geneeral Earl
Van Dorm se encargó de dirigir la contraofensiva.
Curtis contaba con unos 10.500 hombres, mientras que Van Dorm
tenía unos 6.000 más. Después de algunas
escaramuzas previas, el encuentro se produjo el 7 de marzo en Pea Ridge, y se
prolongó hasta la noche. Al día siguiente, el 8 de marzo, el combate
prosiguió hasta que Van Dorn ordenó la retirada. Los
federales trataron de perseguirlos, pero creyeron que
habían huido por una ruta que no era la real, y así
perdieron la oportunidad de redondear la victoria. Van Dorm
quedó aislado de sus líneas de comunicación y
durante unos días sus hombres tuvieron que alimentarse de
lo que pudieron requisar a los habitantes de la región. Los
federales mantuvieron el control del norte de Arkansas.
Los cañones cada vez más potentes de que estaban
dotados los buques de guerra hacían que los barcos de
madera fueran cada vez más frágiles, así que
cada vez era más habitual blindarlos con planchas de acero.
Tres años atrás, Francia había construido La Gloire, el primer acorazado, es decir, un buque
con una cubierta hecha directamente de acero y no con madera
forrada. Gran Bretaña, alarmada, no había tardado en
ponerse al día y el año anterior había puesto
a flote el Warrior.
Tanto los Estados Unidos como los Estados Confederados
habían iniciado un programa para construir su propio
acorazado, y el primero en salir al mar fue el Virginia, construido sobre
las ruinas del Merrimack,
un barco que los federales habían hundido cuando tuvieron
que abandonar precipitadamente Virginia tras su secesión,
con el fin de que no fuera aprovechable por los sudistas, pero los
daños sufridos habían sido relativamente leves y los
confederados lograron convertirlo en su primer acorazado. Su
línea de flotación era muy baja, y apenas dejaba ver
una pequeña plataforma con diez cañones. El
diseño era bastante torpe y el barco apenas podía
moverse, pero fue puesto a prueba enfrentándolo a los tres
barcos que bloqueaban la entrada del río James, que
conducía hasta Richmond. El resultado fue exitoso: dos de
los barcos de la Unión fueron hundidos ese día tras
contemplar cómo el Virginia
se acercaba lentamente a ellos sin que le afectaran los impactos
de los cañonazos. Al día siguiente, el 9 de marzo, el Virginia se disponía a
hundir el tercero, el Minnesota,
pero, con la oportunidad propia de una película de
Hollywood, llegó el Monitor,
el acorazado construido por los federales. Su línea de
flotación era todavía más baja que la del Virginia, y sólo
dejaba ver una torreta giratoria con dos cañones. Al
principio el capitán del Virginia,
Catesby ap Roger Jones, no
identificó lo que veía y creyó que era una
caldera que se había desprendido del Minnesota. El combate se
inició con un disparo del Virginia contra el Monitor, pero que le pasó por encima e
impactó en el Minnesota,
y así se inició el primer combate entre dos barcos
acorazados. Terminó con un empate, pues ambos buques
estuvieron largas horas maniobrando torpemente y
disparándose en vano, hasta que el Virginia se retiró
más por aburrimiento que por otra cosa. Sin embargo, el
empate era una victoria para la Unión, pues significaba que
el acorazado confederado no podría romper el bloqueo
federal.
No obstante, las potencias europeas tomaron nota del suceso, pues
el acorazado más torpemente diseñado que uno
podía imaginar había vencido a dos potentes barcos
de madera. Era evidente que si una potencia desarrollaba un
acorazado con diseño inteligente, dispondría de un
arma que sólo podría ser neutralizada con otra
similar. Desde ese momento las grandes potencias
construirían únicamente barcos de guerra acorazados.
El general de brigada Sibley, tras su intento frustrado de tomar
Fort Craig, decidió pasar de largo y avanzar hasta Santa
Fe, la capital de Nuevo México, donde llegó el 10 de marzo. Se instaló
entonces en un almacén abandonado en Albuquerque.
En Vietnam estalló un barco de guerra francés y la
explosión provocó 52 bajas, entre muertos y heridos.
Los franceses estaban convencidos de que habían sufrido un
acto de sabotaje organizado por el gobernador de Vinh Long, y se dispusieron a
tomar represalias.
Mientras todas las noticias que llegaban a Washington desde el
oeste eran favorables, McClellan, que se suponía que
tenía que atacar Virginia y para ello había
organizado un ejército que ya estaba sin duda listo para la
acción, y que era mucho más numeroso que todas las
fuerzas confederadas que pudieran salirle al paso, no hacía
nada. Para McClellan el enemigo siempre era más numeroso y
estaba mejor preparado. Lincoln se hartó y el 11 de marzo lo despojó del
mando supremo y sólo le dejó el mando sobre el
ejército del Potomac, con la orden expresa de atacar.
McClellan no tuvo más remedio que obedecer, pero tratando
de minimizar el riesgo, optó por conducir su
ejército por mar, para después remontar el
río York o el río James hasta las cercanías
de Richmond. Así evitaba cualquier posible enfrentamiento
por el camino, pues los confederados no tenían control
alguno sobre el mar. Lincoln no lo consideró buena idea,
pero dio su consentimiento porque mejor era algo que nada.
Intimidados por las recientes victorias federales, los
confederados habían abandonado sus baterías junto al
río Potomac sin que ello pueda atribuirse a ninguna
acción federal. Ese mismo día un destacamento
federal desembarcó en el lugar y destruyó las
baterías abandonadas. El tránsito federal por el
Potomac fue restablecido tras casi cinco meses de bloqueo
confederado.
Tras largos preparativos, el 15 de
marzo se inició el asedio a la fortaleza
confederada en la Isla número 10, en medio de la
disensión entre Foote y Pope sobre cómo proceder y
entre las órdenes contradictorias de Halleck. Foote era
partidario de un proceso lento de desgaste mediante bombardeos,
mientras que Pope quería una acción enérgica
e insistía en pedirle a Foote que le enviara desde la otra
parte del río algunas cañoneras para apoyar un
ataque terrestre, pero eso exigía exponerlas a la
artillería enemiga y Foote se negaba.
El 17 de marzo McClellan
empezó a mover su ejército de más de 120.000
hombres embarcándolos en 389 buques.
El gobierno mexicano estaba negociando el pago de su deuda con
las potencias europeas, pero Francia saboteaba
sistemáticamente las negociaciones exigiendo concesiones
totalmente inadmisibles. Al mismo tiempo, los conservadores
mexicanos instaban a los franceses a derrocar al gobierno liberal
de Benito Juárez. Éste, en previsión de que
las negociaciones diplomáticas no tuvieran éxito,
había encargado al general Ignacio Zaragoza la
formación de un ejército que pudiera hacer frente a
los europeos. El 22 de marzo Zaragoza
ordenó el fusilamiento del general Manuel Robles Pezuela,
que había sido detenido unos días antes junto con
otros jefes conservadores y había sido acusado de buscar
alianzas con los franceses. Al mismo tiempo, los conservadores
empezaron a reclutar su propio ejército para oponerse al
gobierno.
Ese mismo día el ejército franco-español
tomó la ciudad de Vinh
Long, en Vietnam. Los vietnamitas se habían hecho
fuertes en una ciudadela, que fue tomada al día siguiente.
Los vietnamitas sufrieron numerosas bajas.
Al descubrir los planes de los federales contra Richmond, el
general Lee (a la sazón consejero del presidente Davis)
ideó un plan para neutralizarlos. Stonewall Jackson se
encontraba con 15.000 hombres en el valle del río Shenadoah, un afluente del
Potomac, desde donde sería concebible un hipotético
ataque a Washington. El plan no era atacar Washington, para lo
cual no bastaban los hombres disponibles, sino simular que se
estaba preparando un ataque, no con los hombres disponibles, sino
con los hombres ficticios que la "inteligencia" estadounidense
asignaba sistemáticamente al ejército confederado.
El oficial federal al mando en la zona era el general Nathaniel P.
Banks, y Jackson tenía que lograr, como mínimo, que
no dejara la zona, y a ser posible que pidiera refuerzos. Para
ello decidió atacar en Kernstown
lo que pensó que era un pequeño destacamento bajo el
mando del coronel Nathan Kimball, pero que resultó ser una
división de infantería completa, con alrededor de
7.000 hombres o más. Jackson atacó el 23 de marzo con menos de 4.000 y
sufrió una derrota que le costó unas 700 bajas,
entre muertos, heridos y prisioneros. Sin embargo, cumplió
su objetivo, pues Lincoln se sintió preocupado por la
audacia de Jackson y ordenó que McDowell permaneciera en
Washington con 35.000 hombres en lugar de seguir a McClellan como
estaba previsto.
En Nuevo México, Sibley envió un destacamento de
unos 300 hombres bajo el mando de Charles Lynn Pyron con órdenes de controlar
un punto estratégico conocido como Glorieta Pass. El 26 de marzo fue atacado por una
pequeña fuerza federal que había salido de Santa Fe
bajo el mando de John Milton
Chivington. Se produjo una escaramuza que no fue a
más porque ambas partes esperaban refuerzos. Éstos
llegaron el 28 de marzo, de
modo que ahora cada bando contaba con algo más de un millar
de hombres. Tras una larga batalla, los federales acabaron
retirándose a Santa Fe, pero los confederados habían
perdido gran parte de sus suministros, con lo que pronto se vieron
obligados a abandonar Nuevo México. Además, el
territorio no proporcionaba medios de subsistencia para mantener
una ocupación confederada a largo plazo.
Ahora que Halleck tenía a los confederados ocupados en el
Mississippi, Grant logró su autorización para actuar
contra Johnston. Lo hizo a regañadientes. De hecho, en un
primer momento había puesto al mando a uno de los oficiales
subordinados de Grant, pero poco después cambió la
orden, tal vez por intervención directa de Lincoln. Grant
contaba con más de 48.000 hombres distribuidos en seis
divisiones. Una de ellas estaba al mando de W.T. Sherman, que,
tras su distinción en Bull Run, había mostrado un
comportamiento bastante irregular (al parecer, sufrió
algún tipo de crisis nerviosa), hasta el punto de que fue
reemplazado por Don Carlos
Buell, y puesto bajo el mando de Halleck, quien tal vez
lo puso a las órdenes de Grant para crearle problemas. Por
su parte, Johnston no estaba inactivo, sino que el 3 de abril empezó a moverse a
marchas forzadas para coger a los federales por sorpresa.
Tras varios consejos de guerra con sus oficiales, Foote
había aceptado finalmente enviarle una cañonera a
Pope, que pasó en varias etapas, siempre por la noche, las
distintas baterías enemigas. La noche del 4 de abril pasó el
último punto peligroso. En un momento dado las chimeneas
emitieron un fogonazo y el barco fue detectado, pero los disparos
contra él no fueron muy certeros y pasó indemne. No
obstante, Pope insistió en que necesitaba al menos otro
más.
El 5 de abril el
ejército de McClellan se encontraba en la península
que separa la desembocadura del York de la del James. En la
desembocadura del James estaba el Virginia, en dique seco, reparándose,
pero a McClellan le asustaba igualmente, así que
decidió atacar por tierra Yorktown,
en la desembocadura del York. Siempre siguiendo su política
excesivamente cautelosa, optó por un lento y meticuloso
asedio. El general confederado al mando en la zona era John Bankhead Magruder, que
contaba tan sólo con unos 15.000 hombres, casi diez veces
menos que su adversario, pero conocía bien a McClellan y
ordenó muchos movimientos de tropas, con lo que McClellan
se convenció de que era superado en número con
creces. Según sus cálculos, Magruder contaba con
40.000 hombres y en breves momentos llegaría Joseph E.
Johnston con otros 60.000. Era cierto que Johnston estaba en
camino, pero con sus refuerzos los confederados apenas llegaban a
35.000 hombres. En lugar de atacar a Magruder antes de que
recibiera sus refuerzos, McClellan puso a sus hombres a cavar
fortificaciones y dejó que los confederados unieran sus
fuerzas sin obstáculos.
Mientras tanto Johnston acampaba a tres kilómetros del
campamento de Grant, cerca de Pittsburg
Landing, sin que los federales advirtieran su presencia.
Al amanecer del 6 de abril
lanzó su ataque contra el campamento de Sherman en Shiloh Church. El factor
sorpresa tuvo su efecto, pero muchos de los soldados de ambos
bandos carecían de experiencia e instrucción, y
así, mientras muchos soldados federales huyeron en
desbandada, otros tantos hambrientos confederados dejaron la lucha
para comerse las provisiones que habían abandonado los
federales. Por segunda vez, un ataque confederado pillaba a Grant
fuera de posición. Unos días antes había
sufrido una caída del caballo y estaba recuperándose
a 16 kilómetros del campamento. Cuando oyó los
cañones embarcó en un vapor y llegó a las
8:30 de la mañana, dos horas y media después de que
se iniciara el ataque. Por segunda vez afrontó con sangre
fría lo que parecía una situación
desesperada. De hecho, al caer la noche todo parecía
apuntar a una derrota segura. La única noticia favorable
fue que Johnston había resultado herido y murió esa
misma noche (Johnston era considerado el mejor general confederado
del momento), pero fue reemplazado por P.G.T. Beauregard, quien
envió un telegrama a Richmond informando de una victoria
completa. Pero Grant seguía en el campo de batalla y
pensaba reanudarla al día siguiente. Durante la noche,
ambos bandos pudieron oír los gritos del gran número
de heridos moribundos que yacían sin que nadie pudiera
auxiliarles.
Mientras tanto, una segunda cañonera cruzaba el
Mississippi a la altura de la Isla número 10 y así
el 7 de abril Pope pudo usar
sus dos barcos para transportar sus tropas a la isla. Los
confederados trataron de abandonarla, pero Foote les cortó
la retirada y unos 7.000 soldados terminaron rindiéndose,
entre ellos casi trescientos oficiales.
En Pittsburg Landing Grant esperaba refuerzos de Don Carlos Buell
y llegaron ese mismo día. En total disponía entonces
de unos 45.000 hombres en disposición de combatir, mientras
que los confederados habían sufrido unas 8.500 bajas el
día anterior, a las que había que sumar deserciones
y que algunas tropas no estaban en la zona, con lo que a lo sumo
contaban con algo más de 20.000 efectivos y, peor
aún, Beauregard no sabía que el enemigo le duplicaba
en número. Esta vez fue Grant el que lanzó un ataque
por sorpresa y resultó ser mucho más efectivo y
organizado que el lanzado por Johnston el día anterior. Al
atardecer Beauregard se encontró bajo de municiones y
alimentos, y con 10.000 bajas entre muertos, heridos y
desaparecidos, así que ordenó la retirada a Corinth.
Grant carecía de una caballería adecuada para
perseguir a los confederados, así que el 8 de abril envió a Sherman al
frente de dos brigadas de infantería para investigar si el
enemigo se retiraba o si se estaba reorganizando. Mientras tanto,
los hombres de Grant encontraron un gran campamento confederado,
que incluía un hospital, custodiado por unos trescientos
jinete bajo el mando del coronel Nathan
Bedford Forrest, que organizó una carga contra los
federales, pero se quedó solo sin advertirlo cuando los
hombres que le seguían vieron que el ejército que
tenían delante era inmenso. Forrest fue alcanzado por una
bala que casi le toca la espina dorsal, pero logró huir a
caballo y reponerse de la herida.
La victoria de Grant no gustó a Halleck, que se
apresuró a acudir al lugar para tomar el mando y llevarse
el mérito. Sus informes elogiaron a Buell y a Sherman,
mientras que responsabilizaba a Grant de la carnicería
sufrida el primer día de batalla. En efecto, la batalla de
Pittsburg Landing había sido la más sangrienta
librada hasta entonces, cada bando contó unos 1.700 muertos
y unos 8.000 heridos (muchos de los cuales acababan muriendo de
infecciones). La prensa se hizo eco de estas acusaciones, y se
difundió el falso rumor de que el ataque había
sorprendido a Grant en estado de embriaguez. Lincoln
recibió peticiones para que destituyera a Grant, pero se
cuenta que su respuesta fue: No
puedo prescindir de este hombre: él lucha, en
alusión a la reticencia de McClellan o Halleck (entre
otros) a entrar en combate. Era cierto que Grant se había
confiado excesivamente tras sus recientes victorias, pero lo
sucedido le sirvió de lección y no volvería a
incurrir en nuevas faltas de previsión o excesos de
confianza.
Mientras tanto, en su retirada de Nuevo México, H.H.
Sibley ocupó nuevamente Albuquerque, y allí se
presentó Canby con un ejército y empezó a
bombardear la ciudad, pero el 9 de
abril detuvo el bombardeo porque un habitante le
informó de que Sibley no permitía a los civiles
buscar refugio. Durante la noche, Canby se marchó
inadvertidamente, pues su misión era simplemente saber si
los confederados estaban en condiciones de luchar y ya
tenía la respuesta.
Ese mismo día España y Gran Bretaña
decidieron retirarse de México. En efecto, habiendo
comprendido que Francia no deseaba una solución
diplomática del conflicto, aceptaron las garantías
ofrecidas por el gobierno de Juárez y dejaron que Francia
hiciera lo que estimara oportuno.
Los mexicanos todavía no habían logrado sofocar la
revuelta de los mayas de Yucatán, que llevaba activa casi
dos décadas. Muchos mayas se habían retirado hacia
el sur y buscaban refugio en Belice, donde entraron en conflicto
con los colonos británicos. Los desórdenes que
ocasionaron sirvieron de excusa para que Gran Bretaña
atendiera finalmente las peticiones de los colonos y declarara
oficialmente al territorio colonia británica con el nombre
de Honduras Británica,
que quedó bajo el mando de un lugarteniente de gobernador
subordinado al gobernador de Jamaica.
Ese año España devolvió la ciudad de
Tetuán a Marruecos.
Poco a poco, el bloqueo federal a la costa de la
Confederación se fortalecía con la toma de enclaves
estratégicos. El 10 de abril
le tocó el turno a Fort
Pulaski, en Georgia, en la desembocadura del río Savannah, que se rindió
el 11 de abril tras treinta
horas de bombardeo. Uno de los factores decisivos fue el empleo de
los nuevos cañones
Parrot, diseñados por el capitán Robert Parker Parrot, cuya
potencia, alcance y precisión prácticamente
inutilizaban las fortificaciones amuralladas.
El 12 de abril Sibley
dejó Albuquerque y continuó su retirada. El 14 de abril Canby derrotó
nuevamente a un destacamento confederado en la batalla de Peralta.
El emperador vietnamita Tu Duc comprendió que no
podía resistir a los franceses, así que
solicitó la paz. El alto el fuego se firmó el 14 de abril, sin que Francia
considerara necesario incluir algún representante
español.
El 16 de abril la
Confederación promulgó una ley de alistamiento por
la que todos los hombres blancos entre 18 y 35 años eran
incorporados al ejército durante tres años.
En la República Sudafricana, los contrarios al presidente
usurpador Stephanus Schoeman se habían agrupado en torno a
Paul Kruger, quien
finalmente consiguió que el parlamento desautorizara a
Schoemann y le permitió dirigir una operación
militar que terminó expulsando a Schoeman al otro lado del
Vaal. El 17 de abril fue
elegido presidente Willem
Cornelis Janse van Rensburg, pero éste
anunció que no deseaba el cargo, si bien permaneció
como presidente interino hasta que se celebraran nuevas
elecciones.
Desde finales del año anterior los federales estaban
preparando un ataque a Nueva Orleans. Naturalmente, McClellan se
había opuesto radicalmente, arguyendo que se
necesitaría una cantidad ingente de hombres que no
podían retirarse de otras misiones, en especial del ataque
a Richmond. Sin embargo, secretario de marina, Gideon Welles, logró el
apoyo del general Butler, y entre ambos convencieron a Lincoln
para que autorizara la operación pese a la oposición
de McClellan. La dirección fue confiada al almirante David Glasgow Farragut.
Mientras McClellan había estimado que se
necesitarían entre 30.000 y 50.000 hombres, Farragut se las
arregló con 18.000. La desembocadura del Mississippi estaba
protegida por dos fuertes: Fort
Jackson y Fort St.
Philip. El 18 de abril
la armada estadounidense empezó a bombardearlos. Se estima
que durante el priemer día se lanzaron unos 1.400 disparos
de mortero.
Tan pronto se hubieron marchado los españoles y
británicos de México, los franceses, bajo la
dirección del general Charles
Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, empezaron a moverse desde Veracruz hacia
la capital mexicana. El 19 de abril
derrotaron al general Ignacio Zaragoza en la batalla de Fortín.
Tras varios días de bombardeos, en contra de lo previsto,
Fort Jackson y Fort St. Philip no
habían sufrido muchos daños en sus defensas. Los
disparos habían provocado varios incendios que
habían dejado a muchos de los ocupantes sin camas y con
pocos víveres y agua, lo cual provocó algunos
motines, pero los cañones y las murallas de los fuertes
seguían casi intactos. El 20 de
abril Farragut decidió alterar los planes y
ordenó cortar una cadena que bloqueaba el río
Mississippi. Sólo tuvo éxito parcialmente, pues
logró abrir un pequeño paso. En la madrugada del 24 de abril Farragut puso a su flota
en línea y la llevó a cruzar la cadena. Su maniobra
fue detectada en los fuertes, que empezaron a disparar a la flota
federal, pero sin provocarle daños relevantes. Un barco
confederado acudió desde la parte alta del río a
enfrentarse con la flota invasora, pero se vio bajo el fuego
conjunto de los federales y de la artillería de los fuertes
y se retiró de nuevo esperando una ocasión para
enfrentarse sólo a los federales. Una vez pasados los
fuertes, la flota confederada trató de enfrentarse a la
flota federal, pero el mando militar confederado estaba
también "confederado", y ante la falta de una
dirección única, Farragut logró maniobrar
para que sus barcos se enfrentaran con los buques enemigos uno a
uno y no tuvo problemas. El resultado final fue que los federales
perdieron un barco y los confederados doce.
El 25 de abril la flota
federal estaba ante Nueva Orleans. El oficial confederado al mando
era el general Mansfield Lovell,
que estimó con gran realismo que la ciudad no podía
ser defendida de un ataque desde el río, así que
envió la artillería a Vicksburg y envió a sus soldados a un
campamento situado más al norte. A las dos de la tarde
Farragut envió al capitán Theodorus Bailey y un grupo de marineros para
pedir la rendición de la ciudad. Una muchedumbre armada
trató de impedirles el acceso al ayuntamiento, pero
finalmente pudieron entrevistarse con Lovell y el alcalde,
quienes, pese a las circunstancias, se negaron a rendirse.
Farragut podría haber destruido la ciudad, pero se lo
tomó con calma y navegó río arriba a destruir
algunas fortificaciones.
David Livingstone llevaba ya cuatro años en África.
Había descubierto el lago Malaui
en Mozambique, el tercero de los grandes lagos descubiertos hasta
entonces (de norte a sur, el Victoria, el Tanganika y el Malaui) y
desde allí se había trasladado a la costa para
esperar un barco de vapor con el que explorar el lago. En el barco
llegó también su esposa Mary Livingstone, que murió de malaria el 27 de abril. Livingstone
continuó con sus exploraciones.
El 28 de abril Charles de
Lorencez derrotó por segunda vez a Ignacio Zaragoza en la batalla de Las Cumbres.
El 29 de abril Farragut
desembarcó en Nueva Orleans junto a 250 marines y
arrió la bandera estatal del ayuntamiento.
El general Halleck había necesitado tres semanas para
recorrer los 30 km que separaban Pittsburg Landing de Corinth,
donde se había refugiado Beauregard, construyendo una
fortificación a cada paso. Finalmente estaba en condiciones
de asediar la ciudad.
El 1 de mayo el general Butler
ocupó Nueva Orleans con 5.000 soldados. Inmediatamente
impuso la ley marcial y su primera orden fue establecer que
cualquiera que vitoreara a Jefferson Davis sería condenado
a tres meses de trabajos forzados en Fort Jackson.
Butler era un personaje singular. Era lo que se conocía
entonces como un "general
político", es decir, un militar con escasas dotes
como estratega, pero con gran habilidad política y muchos
contactos. Disponía de 15.000 hombres en una ciudad de
150.000 habitantes, "todos
hostiles, agrios, desafiantes, explosivos", según
sus propias palabras. No habría podido retener el control
por pura fuerza bruta, pero se las arregló para mantenerse
en la ciudad gracias a una gran habilidad. Para empezar,
ordenó que los víveres requisados a los confederados
fueran distribuidos entre los más pobres. El bloqueo
federal había empobrecido a una buena parte de los
habitantes de Nueva Orleans, que agradecieron que se destinara a
ellos unos víveres que en principio estaban destinados a
los militares. Por otro lado, Butler organizó tres
regimientos de negros. Hasta entonces había varios
regimientos de negros libres en el ejército federal, pero
los de Butler fueron los primeros en estar comandados por
oficiales negros. En principio, debían ser negros libres,
pues el gobierno federal no había abolido la esclavitud,
pero Butler, jugando con las cartas del enemigo, se las
arregló para requisar algunas partidas de esclavos
considerándolos "contrabando de guerra". Ahora la
aristocracia de Nueva Orleans se veía controlada por los
que habían sido sus esclavos. La política de Butler
sobre la esclavitud hizo correr la voz entre los esclavos de que
los federales, aunque no habían abolido la esclavitud, no
cumplían la ley del
esclavo fugitivo, y que los soldados que huían a
posiciones ocupadas por los federales eran contratados como
trabajadores por el ejército. Esto hizo que los
confederados no puedieran emplear esclavos como auxiliares cerca
de los frentes de guerra. Por otro lado, desde el momento en
que Nueva Orleans se había reincorporado a la Unión
ya no estaba sometida al bloqueo, y Butler usó sus
contactos en el norte para canalizar rápidamente la
exportación de 17.000 balas de algodón al norte, y
poco después restableció el comercio internacional.
También cargó de impuestos a las clases más
adineradas para financiar ayuda social a las clases más
bajas. Por otra parte, Butler fue enérgico acallando toda
forma de propaganda sudista. Censuró los periódicos,
cerró algunos de ellos, prohibió actos religiosos
que celebraran éxitos confederados, arrestó a
algunos clérigos que se negaban a rezar por Lincoln y
llegó incluso a decretar que toda mujer que insultara o
agrediera a un soldado federal sería tratada como una "mujer que cuida de sus propios
intereses" (léase prostituta). Todo esto no estaba
reñido con el grado de corrupción que por lo general
cabe esperar en un político. Butler hizo en Nueva Orleans
toda clase de manejos para enriquecerse. Era conocido como Spoons' Butler, por su
afición a quedarse con la cubertería de plata de las
casas en las que se alojaba.
El 3 de mayo McClellan
tenía su poderosa artillería cuidadosamente
dispuesta contra Yorktown. Johnston comprendió que no
podría resistir su ataque, así que ordenó
evacuar la ciudad sin que McClellan se enterara. Mejor dicho,
sí que se enteró, pues fue informado de las
actividades de Johnston por unos esclavos evadidos, pero McClellan
se negó a creerlo. En la madrugada del 4 de mayo un globo de observación
reveló que, en efecto, la línea defensiva
confederada estaba abandonada, para consternación de
McClellan. Inmediatamente envió al general George Stoneman con la mitad
de sus hombres a perseguir a Johnston, el cual, para zafarse de
los federales dejó un destacamento en Fort Magruder para que
McClellan se entretuviera con él. Así fue: el 5 de mayo se produjo un
enfrentamiento que McClellan calificó de "brillante
victoria", cuando en realidad fue una estratagema de Johnston para
facilitar su retirada a Richmond.
Ese mismo día el avance francés hacia la Ciudad de
México se vio obstaculizado por el ejército del
general Zaragoza, que había preparado fortificaciones en la
ciudad de Puebla.
Lorencez atacó y, pese a su superioridad numérica,
terminó retirándose con más bajas que su
adversario. Lorencez había iniciado su campaña
mexicana con mucho optimismo, pero la inesperada resistencia
ofrecida por el ejército mexicano lo llevó a
reconsiderar sus cálculos y estimó que no
tenía bastante con sus 6.000 hombres, así que
pidió refuerzos a Francia y se dispuso a esperar su
llegada. Mientras tanto no intentó ningún
enfrentamiento frontal contra los mexicanos y tan sólo se
libraron choques menores en los que los franceses resultaron
victoriosos.
McClellan había enviado a William Buel Franklin otra parte de su
ejército en barcos de transporte por el río York
para tratar de cortarle la retirada a Johnston, y éste
envió al general Gustavus
Woodson Smith a ocuparse de Franklin. El enfrentamiento
tuvo lugar el 7 de mayo en Eltam's Landing, con unos
11.000 hombres en cada bando. No fue más que una escaramuza
de la que ambas partes se sintieron satisfechas. El caso fue que
Johnston pudo continuar su retirada con cierta tranquilidad.
Pese a que contaba con medios suficientes para controlar la
situación, McClellan no dejaba de reclamar refuerzos a
Washington. Finalmente, viendo que la operación en Virginia
parecía tener futuro, Lincoln se había decidido a
enviarle a McDowell, como estaba previsto en un principio, pero
Lee había urgido a Stonewall Jackson a que volviera a
hacerse notar en el valle del Shenandoah. Jackson retomó su
misión con especial entusiasmo, dividió a sus
hombres y empezó a moverlos de un lado a otro para
aparentar que eran muy superiores en número. Ese mismo
día, mientras marchaba al frente de unos 6.000 hombres, se
encontró con un ejército federal de tamaño
similar, lo pilló por sorpresa y los federales huyeron
abandonando su bagaje. Entonces Jackson dividió en dos
columnas a sus hombres para rodear a los federales. El 8 de mayo los encontró de
nuevo en McDowell, y esta
vez fueron los federales los que atacaron mientras Jackson tomaba
posiciones. El resultado fue indeciso. Jackson sufrió
más bajas, pero fueron los federales quienes acabaron
retirándose. A largo plazo, fue una victoria para los
confederados, pues Jackson estaba teniendo éxito en su plan
de inquietar a los federales y llevarlos a mantener tropas cerca
de Washington.
Unos días antes, unos 100 guerreros apaches de las tribus
de los jefes Cochise y Francisco
tendieron una emboscada a un destacamento de soldados confederados
que había salido de Tuckson para reunir ganado y mataron a
cuatro soldados, entre ellos al sargento Sam Ford, que estaba al mando.
Algunos de sus hombres pudieron regresar a Tuckson y el 9 de mayo se produjo la consabida
represalia, en la que fueron cinco los indios que murieron. Los
confederados recuperaron el ganado que los indios les
habían quitado.
La invasión federal a Virginia había puesto en
peligro al acorazado Virginia,
que seguía en Norfolk y no estaba encondiciones de
enfrentarse en mar abierto a los acorazados estadounidenses ni
tampoco podía remontar el río James, pues, aunque
era navegable para barcos convencionales, sus aguas eran demasiado
poco profundas para el Virginia.
La única forma de evitar que fuera tomado por el enemigo
era hundirlo, y así se hizo el 11
de mayo. La evacuación de Norfolk abría el
río James a los federales. El único obstáculo
que protegía el acceso a Richmond por el río era Fort Darling. El 15 de mayo un destacamento de la
escuadra encargada del bloqueo compuesto de tres acorazados (entre
ellos el Monitor) y dos
cañoneras convencionales se dispuso a atacar el fuerte bajo
el mando del comodoro John
Rodgers. Sin embargo, aunque Ford Darling sufrió
algunos daños, dos de los acorazados y una cañonera
quedaron en mal estado y los barcos federales terminaron
retirándose, con lo que Richmond quedaba de momento a
salvo.
En California se había formado una compañía
de voluntarios (federales), la columna
de California, que se adentró en el territorio de
Nuevo México y, tras algunos encuentros con pequeños
grupos de confederados y de apaches, el 20 de mayo llegó a Tuckson. Los
confederados esperaban su llegada por el oeste, pero los
californianos se presentaron por dos frentes, uno al norte y otro
al este, de modo que, pillados por sorpresa, los confederados
huyeron como pudieron y la bandera estadounidense volvió a
ondear en Tuckson tras 80 días de ocupación
confederada.
El 23 de mayo Stonewall
Jackson atacó con 3.000 hombres una guarnición de
unos 1.000 soldados federales en Front
Royal, donde obtuvo una victoria. Este ataque
pilló por sorpresa al general Banks, que estaba reuniendo
los 9.000 hombres de que disponía, y ahora se vio obligado
a retroceder al encontrarse a Jackson en su retaguardia, con
riesgo de quedar aislado de Washington. Banks concentró sus
hombres en Winchester,
muchos de los cuales fueron atacados por el camino por las tropas
confederadas, que Jackson también estaba agrupando. El 25 de mayo se produjo un
enfrentamiento en el que Jackson causó 2.000 bajas en el
ejército de Banks, sin sufrir más de 400 en su
ejército de 16.000 hombres.
El plan de Johnston era defender Richmond tomando como parapeto
el río Chickahominy,
que resultaba bastante difícil de cruzar en esa
época primaveral, en la que su caudal era alto. Para ello
destruyó la mayor parte de sus puentes y McClellan se
dedicó a repararlos cuidadosamente mientras esperaba a
McDowell, que tenía que traerle refuerzos. En realidad sus
105.000 hombres superaban ampliamente en número a los
efectivos confederados, pero McClellan practicaba una
extraña religión que exigía creer a pies
juntillas en la superioridad numérica del enemigo,
así que para él la llegada de refuerzos era vital.
Le llegó entonces un rumor de que unos 17.000 confederados
se dirigían a Hanover
Court House, lo que amenazaría su flanco derecho y
dificultaría la llegada de los refuerzos. Por ello
envió al general Fitz
John Porter con 12.000 hombres a ocuparse del asunto. El
27 de mayo llegaron al lugar y,
en efecto, allí estaban los 17.000 confederados,
sólo que bien contados no eran más de 4.000, y no
estaban exactamente en Hanover Court House, lo que llevó a
Porter a algunas imprudencias, pero el oficial confederado, el
coronel Lawrence O'Brian Branch,
creyó que su adversario era mucho menos numeroso y
atacó con imprudencia, así que Porter se las
arregló para hacerse con la victoria. McClellan
afirmó que el encuentro había sido otra "gloriosa victoria sobre un
ejército superior en número", lo cual era "una de las cosas más
hermosas de la guerra".
Tras un mes de asedio, Halleck consideró que ya
podía atacar Corinth antes de que fuera el aburrimiento y
no él quien acabara con el enemigo. Beauregard se
enteró y la noche del 29 de
mayo evacuó la ciudad. Aprovechó que
Halleck había roto el asedio al reorganizar sus tropas para
el ataque del día siguiente para escapar inadvertidamente.
De hecho, usó un tren para evacuar a los heridos y el
material pesado, pero ordenó a sus hombres que vitorearan
cada vez que llegaba el tren como si estuviera recibiendo
refuerzos, a la vez que colocaba "cañones cuáqueros" (es decir,
troncos que parecían cañones) a la vista de los
federales y hacía sonar cornetas y tambores. Cuando el 30 de mayo los federales irrumpieron
en la ciudad, se la encontraron vacía.
McClellan fue informado de que no iba a recibir los refuerzos que
esperaba, lo cual supuso para el un grave contratiempo. Pese a
ello, mantuvo un tercio de su ejército al sur del
río Chickahominy, lo cual era bastante estúpido por
su parte, ya que dio opción a Johnston a atacar a esa parte
sin que la otra pudiera hacer nada por intervenir en la batalla.
Johnston atacó el 31 de mayo,
en la batalla conocida como de Seven
Pines. Dejó el grueso de su ejército
protegiendo Richmond y atacó con 39.000 hombres a los
34.000 hombres que McClellan había dejado aislados del
resto por el río. El propio McClellan estaba en la otra
orilla, y además en la cama, pues estaba enfermo de malaria
crónica. El combate se prolongó hasta el anochecer,
y los federales tuvieron suerte de que las órdenes de
Johnston no fueron totalmente claras y una serie de confusiones
hicieron que su plan de ataque no tuviera éxito. Para
colmo, Johnston fue gravemente herido y tuvo que dejar el mando.
Pese a ello, el 1 de junio los
confederados volviron al ataque, aunque para entonces algunas
unidades federales habían logrado cruzar el río y
estaban mejor dispuestas para el combate que sus agotados rivales.
Los confederados se retiraron antes del mediodía, poco
después de que llegara McClellan. El resultado de la
batalla había resultado indeciso: la Unión tuvo unas
5.000 bajas, y la confederación un millar más sobre
un ejército menor, con lo que hubiera quedado en
desventaja... si McClellan hubiera pensado en aprovecharla, sobre
todo ahora que Johnston tenía que ser reemplazado, pero
McClellan no lanzó ninguna clase de contraataque.
Seguía pensando que era superado en número y que su
única opción era una lenta y meticulosa
aproximación a Richmond para preparar un asedio con
garantías.
El 5 de junio Vietnam,
España y Francia firmaron el tratado de Saigón, por el que el
emperador Tu Duc cecía a Francia Saigón y las tres
provincias meridionales que correspondían al territorio que
los portugueses habían bautizado en su día como
Cochinchina. España renunció a toda
pretensión territorial en la zona y se conformó con
la garantía de que los cristianos de la zona serían
respetados.
Con Nueva Orleans en poder de la Unión, el control sobre
el norte del Mississippi resultaba de excepcional interés
estratégico, pues si los federales llegaban a controlar
todo el río dejarían a la Confederación
dividida en dos mitades. Por ello el 6
de junio una flota de nueve barcos federales se
dirigió contra Menfis, en Tennessee y otros ocho barcos
confederados salieron a su encuentro. Los barcos de la
confederación estaban peor armados, pero estaban protegidos
por una doble capa de madera con algodón en medio. El
algodón no era especialmente importante, pero llamó
la atención y esos barcos eran conocidos como "algodonados", por
analogía con los acorazados federales. Los federales no
tuvieron dificultad en derrotar a la flota enemiga, luego
desembarcaron en Menfis y tomaron la ciudad sin dificultad.
La actuación de Butler en Nueva Orleans, aunque efectiva, estaba recibiendo críticas, tanto de los confederados como de los federales, como de los países europeos: Butler había confiscado 800.000 dólares al cónsul neerlandés, y había encarcelado a un rico comerciante francés acusado de espionaje. El 7 de junio hizo ejecutar a un tal William B. Munford por haber arriado la bandera estadounidense que Farragut había izado al desembarcar en la ciudad. Cuando la noticia llegó a Richmond, el presidente Davis acusó a Butler de felonía, lo cual significaba que si era capturado podría ser ejecutado inmediatamente. Pese a todo, Nueva Orleans prosperó bajo su mando. En palabras de Farragut: "Podrán decir lo que quieran sobre el general Butler, pero era la persona adecuada en el lugar adecuado en Nueva Orleans". La toma de Nueva Orleans fue uno de los acontecimientos que hicieron cambiar las expectativas de las naciones europeas. El año anterior todas apostaban por la división de los Estados Unidos, mientras que los diplomáticos confederados notaron que desde que la noticia de la pérdida de Nueva Orleans llegó a Europa, eran tratados mucho más fríamente en todo momento.
La campaña de Jackson estaba causando tal inquietud en
Washington que Frémont recibió órdenes de
dirigirse a la zona con unos 15.000 hombres. Poco antes del
anochecer una avanzadilla de su ejército se encontró
con tropas de Jackson cerca de Cross
Keys, pero tras intercambiar unos pocos disparos se
volvió atrás para unirse al grueso del
ejército. Fue el 8 de junio
cuando se produjo el choque entre ambos ejércitos. Jackson
disponía de menos de 6.000 hombres, pero demostró
una gran habilidad estratégica y terminó
haciéndose con la victoria. Frémont se retiró
con casi 700 bajas, mientras que las bajas confederadas no
llegaron a 300. En la madrugada del 9
de junio Jackson atacó de nuevo a una parte del
ejército de Frémont en Port Republic mientras enviaba un destacamento que
impidiera a éste acudir en su auxilio con el grueso de sus
fuerzas. Los federales eran unos 3.000 y al terminar la batalla
contaron más de 1.000 bajas. Tras esa batalla el
ejército federal se retiró completamente del valle
del Shenandoah.
Los seguidores del mormón Joseph Morris estaban cada vez
más decepcionados. Morris había dado varias fechas
para la Segunda Venida de Cristo, pero, para sorpresa general,
todas ellas habían pasado sin novedad. Y a cada
predicción fallida un grupo de morrisitas abandonaba la
colonia. Esto generaba suspicacias entre los que se quedaban, pues
al llegar habían hecho un fondo común de provisiones
y los que se iban tomaban "su parte", pero la opinión
general era que los que se iban se llevaban más de lo que
habían puesto. Al final se crisparon los ánimos y
una partida de morrisitas salieron en persecución de tres
desertores que habían salido con una carga de trigo y los
llevaron prisioneros a Kingston, donde los encarcelaron "hasta que
el Señor viniera a juzgarlos". Uno de ellos logró
escapar y denunció el secuestro en Salt Lake City.
Después de que los morrisitas desestimaran varias
órdenes judiciales para que liberaran los prisioneros, el 12 de junio 200 hombres armados
salieron de Salt Lake City y llegaron a Kingston al día
siguiente, donde los morrisitas se habían fortificado. Las
fuertes lluvias retrasaron el enfrentamiento hasta el 14 de junio, cuando los morrisitas
fueron arrollados (y ello a pesar de que Morris había
tenido una revelación que les garantizaba la victoria). Los
prisionerso fueron liberados y noventa morrisitas fueron hechos
prisioneros a su vez y fueron llevados a Salt Lake City para ser
juzgados. Así terminó la llamada "guerra morrisita". Los
escasos seguidores que le quedaban a Morris no tardaron en
dispersarse.
El siguiente ataque federal contra la costa confederada tuvo como
objetivo Charleston, la capital de Carolina del Sur. El general de
brigada Henry Benham
desembarcó con 6.500 hombres en James Island y se dispuso a ocupar la ciudad, pero
el 16 de junio le salió
al paso el general de brigada Nathan
Evans con apenas 2.000 hombres, pero que le bastaron para
repeler el ataque. En realidad Benham actuó sin haber
recibido órdenes de hacerlo, y fue sometido a un consejo de
guerra tras su fracaso.
El 17 de junio tuvo lugar un enfrentamiento en White River, en Arkansas, entre un barco de guerra federal que protegía a otros barcos de transporte y unas baterías confederadas cerca de Saint Charles. El barco sufrió graves daños, pero recibió otras cañoneras llegaron de refuerzo a la vez que un ejército atacaba por tierra. Los confederados terminaron abandonando las baterías y los federales tomaron Saint Charles.
El 21 de junio una partida
federal desembarcó en Simmon's
Bluff, cerca de Charleston, con el objetivo de cortar la
vía de tren que abastecía la ciudad, pero se
encontró con un pequeño campamento confederado cuyos
ocupantes se dispersaron al verse atacados. Tras saquear el
campamento, los federales embarcaron de nuevo abandonando su
misión.
McClellan estaba tan cerca de Richmond que sus hombres
podían oír las campanas de sus iglesias, pero no
hacía nada. Dejó que el general Lee, que
había sido puesto al mando en sustitución de
Johnston, reorganizara tranquilamente su ejército y
reforzara sus defensas, mientras esperaba la llegada de Jackson
desde el norte. Finalmente, se decidió a avanzar algunos
metros, para lo cual juzgó necesario ocupar una
guarnición confederada en Oak Grove. Destinó a ello tres brigadas,
a las que dio la orden de ataque el 25
de junio, pero al cabo de unas horas, alarmado por las
noticias que le llegaban del frente, ordenó a sus hombres
por telégrafo que se retiraran a sus trincheras y
aguardaran su llegada. Esto causó un retraso de dos horas y
media. Cuando McClellan llegó, juzgó que la
situación no era tan mala como había pensado y
ordenó que retomaran las posiciones que ya habían
tomado. La lucha se prolongó hasta el anochecer, y el
balance fue que McClellan pudo avanzar 550 metros al precio de
casi una baja por metro.
Pero entonces Lee estaba ya listo para actuar. En principio no
tenía nada que hacer contra un ejército tan superior
en número, pero entre sus dos principales colaboradores
estaban McClellan y su proverbial estupidez. Por ello,
trazó un plan por el que dejaría apenas 25.000
hombres al frente de Magruder para defender Richmond frente al
cuerpo principal del ejército de McClellan (unos 60.000
hombres), y destinó otros 30.000 a enfrentarse al flanco
norte del ejército federal, que contaba con otros 65.000
hombres en Mechanicsville
bajo el mando de Porter. El proyecto era arriesgado. Lee contaba,
por supuesto, con que McClellan no haría nada mientras
Porter era atacado, pero, aun así, el ataque en
inferioridad numérica contra Porter era delicado, y Lee
tenía un plan muy preciso en el que Stonewall Jackson
desempeñaba un papel destacado desde el primer momento. Sin
embargo, el 26 de junio, cuando
Lee inició la operación, se encontró con que
Jackson no llegó en el momento previsto (de hecho,
llegaría seis horas más tarde). Porter logró
rechazar el ataque confederado infligiendo al enemigo un gran
número de bajas (más de un millar), pero McClellan
no decepcionó a Lee y, sin hacer ningún intento por
proporcionarle refuerzos a Porter, le ordenó que se
retirara de su posición y tratara de cruzar el río
Chickahominy.
El 27 de junio Lee
atacó de nuevo a Porter, esta vez en Gaines's Mill y con un total
de 57.000 hombres, antes de que Porter hubiera logrado cruzar el
Chickahominy. Aunque también tuvo problemas con la
actuación de Jackson, esta vez obtuvo una clara victoria.
Si bien ambos bandos sufrieron muchas bajas (casi 7.000 federales
y casi 8.000 los confederados), McClellan tenía
intacto el grueso de su ejército, que incluso podría
haber empleado en atacar Richmond, pero Magruder se dedicaba a
hacer movimientos "teatrales" para mantener a McClellan en su
creencia de que se le oponía un gran ejército.
Incluso se permitió enviarle un par de brigadas a provocar
una escaramuza en Garnett's
& Golding's Farm que terminaron de convencerlo de que
estaba siendo atacado por múltiples frentes y se
apresuró a ordenar la retirada de todo su ejército
hasta una posición que juzgó más segura,
cerca del río James. En la batalla de Gaine's Mill
participó (en el bando federal) Felipe de Orleans, el hijo
del rey Luis Felipe I de Francia y pretendiente al trono
francés. El príncipe escribiría una Historia de la guerra civil en
América, en siete volúmenes.
A partir de ese momento Lee adoptó una estrategia menos
costosa en hombres y, dado que McClellan se retiraba atemorizado,
se dedicó a atacar a contingentes aislados de su
ejército en situaciones poco comprometidas. Así, el
29 de junio envió a
Magruder con 14.000 hombres a enfrentarse a unos 26.000 federales
en Savage's Station,
donde, si bien no obtuvo una victoria rotunda (una vez más
por culpa de Jackson), causó un millar de bajas frente a
menos de 500 en sus propias filas. El 30
de junio Lee atacó de nuevo en Glendale, y nuevamente un
plan complejo no fue bien puesto en práctica, nuevamente
con gran parte de culpa achacable a Jackson y nuevamente ambas
partes sufrieron muchas bajas. McClellan no estuvo presente en la
batalla, pues había embarcado en un acorazado que lo
transportaba por el río James.
El 1 de julio McClellan
llegó a lo que juzgó una posición segura, en
Malvern Hill, donde
además contaba con el apoyo de cañones en el
río. Lee atacó de nuevo, pero esta vez fue
ampliamente derrotado, y tuvo más de 5.500 bajas, frente a
2.000 bajas federales.
El 9 de julio el propio
Lincoln se desplazó a Harrison's
Landing para ver a McClellan, y concluyó que la
campaña contra Richmond no daba más de sí, ni
McClellan tampoco. El 11 de julio
nombró a Halleck general en jefe y puso a Grant en
sustitución de Halleck. Mientras tanto un nuevo
ejército federal se había organizado en el norte de
Virginia bajo el mando de Pope. Lo más eficaz hubiera sido
que Pope atacara a Lee desde el norte mientras McClellan lo
hacía desde el este, pero eso suponía que Pope y
MaClellan debían coordinarse con precisión, y tanto
Lincoln como Hallec sabían que en cuanto un mosquito se
cruzara en el camino de McClellan éste abandonaría
todos los planes y se pondría a construir fortificaciones.
Por lo tanto, Halleck prefirió ordenar a McClellan que se
reuniera con Pope para que ambos atacaran a Lee conjuntamente.
Don Carlos Buell envió una partida de unos 900 soldados a
Tennessee bajo el mando del general de brigada James Scott Negley, a lo que
el gobierno confederado respondió enviando contra él
a Nathan Forrest, que organizó una brigada de
caballería y, tras unirse con otros efectivos disponibles,
llegó a sumar unos 1400 hombres. Encontró a los
federales el 13 de julio
acampados en tres campamentos alrededor de la ciudad de Murfreesboro, bajo el mando
del general de brigada Thomas
Turpin Crittenden, que acababa de llegar el día
anterior. En un ataque por sorpresa que duró unas pocas
horas Forrest logró capturar a casi todos los soldados
enemigos.
Para entonces Lee estaba al tanto de las intenciones de
McClellan, que aún no había abandonado Harrison's
Landing, y envió a Stonewall Jackson con 14.000 hombres
para enfrentarse a Pope antes de que pudiera unir su
ejército al de McClellan.
Desde Tuckson, la "columna de California", se proponía
internarse en Nuevo México, para lo cual se envió
una avanzadilla de algo más de un centenar de hombres bajo
el mando del capitán Thomas
L. Roberts. El 15 de julio,
mientras atravesaban un valle conocido como Apache Pass, se encontraron
con unos 500 guerreros apaches dirigidos por los jefes Mangas
Coloradas y Cochise que les bloqueaban el paso. Como andaban
escasos de agua y no podían regresar a Tuckson, Roberts
optó por luchar. Una primera carga se vio frustrada porque
los soldados se encontraron con que había indios escondidos
tras unos árboles que les disparaban con sus rifles sin que
los estadounidenses pudieran localizarlos. Roberts ordenó
la retirada para poco después situar en posición los
dos cañones de que disponía. Los cañones eran
una novedad para los indios. Como tenían ruedas, los
llamaban "carros", y no supieron qué hacer ante ellos: unos
sesenta indios murieron, frente a dos muertos y tres heridos entre
los californianos. Los indios huyeron, aunque reaparecieron el
día siguiente, el 16 de julio,
pero volvieron a huir rápidamente ante los primeros
cañonazos. Ese mismo día los soldados encontraron
los cuerpos de nueve civiles asesinados por los indios a los que
habían arrancado la cabellera.
El 20 de julio Pedro Santana
renunció a su cargo de gobernador de Santo Domingo alegando
problemas de salud. El motivo real fue más bien que las
autoridades españolas le dejaban poco margen de
actuación. La actuación de los españoles en
su nueva colonia no fue muy brillante. Establecieron una ley por
la que los soldados podían requisar cualquier animal de
trabajo sin garantías de indemnización, subieron los
aranceles para los productos no españoles y trataron de
crear un monopolio sobre el tabaco. Por otro lado, hostigaron a
los haitianos que vivían en territorio dominicano, con lo
que el presidente haitiano Fabre Geffrard empezó a apoyar a
los dominicanos opuestos al gobierno español.
El fracaso del ataque a Richmond llevó a Lincoln proponer
la abolición de la esclavitud. El 22 de julio leyó un borrador a su gabinete,
pero fue recibido con frialdad: proclamar la liberación de
los esclavos en un momento en que la Confederación
había triunfado en el campo de batalla podría verse
como una maniobra desesperada, como si los Estados Unidos no
pudieran derrotar a los Estados Confederados y, en su lugar,
trataran de provocar una revuelta masiva de esclavos en territorio
enemigo. Lincoln sabía reconocer el buen criterio y
aceptó guardarse la baza para una ocasión mejor.
Unos días después escribiría en una carta:
Mi objetivo fundamental en esta lucha es salvar la Unión, no salvar o destruir la esclavitud. Si pudiese salvar la Unión sin liberar a uno solo de los esclavos, lo haría. Y si pudiera salvarla liberando a algunos y dejando de lado a otros, también lo haría. Lo que hago en relación con la esclavitud y la raza de color lo hago porque ayuda a salvar la Unión.
Lincoln era un político de primera línea, y es
difícil saber cuándo hablaba por convicción y
cuando por conveniencia (siempre parecía que hablaba por
convicción). En otra carta escribiría: "Si la esclavitud no está
mal, nada está mal". Un análisis
panorámico de su actuación frente a la esclavitud
parece indicar que era contrario a ella, si bien consideraba que
la prudencia y la moderación eran más efectivas a
largo plazo de lo que hubiera sido un posicionamiento radical.
El explorador británico John Hanning Speke seguía
en África, tratando de demostrar que el Nilo se origina en
el lago Victoria. Su expedición había sufrido
numerosos contratiempos. Speke había sido capturado por una
tribu indígena, y sólo fue liberado al cabo de
varios meses. La falta de noticias sobre su paradero había
llevado a organizar una misión de rescate, dirigida por Samuel Baker, que estaba en
África desde el año anterior, pero no había
logrado dar con Speke. Mientras tanto, el 24 de julio Speke llegaba al Nilo y desde
él llegó a las cataratas de Ripon, que marcan su inicio
desde el lago Victoria.
El ejército confederado en Missuri había sido
completamente desarticulado, pero el gobierno confederado
envió reclutadores para captar voluntarios, que en
principio se organizaban en partidas de guerrilleros. Halleck
había promulgado una ordenanza por la que establecía
que los guerrilleros que fueran capturados no serían
tratados como prisioneros de guerra, sino como ladrones y
asesinos, y el presidente Davis había intentado que los
guerrilleros fueran reconocidos como beligerantes por los
nordistas considerándolos "exploradores partisanos", pero
no coló. Por el contrario el general de brigada John Schofield dio
instrucciones a la Milicia Estatal de Missuri (organizada por los
federales para combatir a los guerrilleros) según las
cuales éstos no debían ser capturados, sino matados
directamente, si iban armados. Todo esto no hizo sino aumentar el
número de voluntarios que se unían a las guerrillas.
Una de las partidas de guerrilleros más numerosa fue la
dirigida por Joseph Chrisman
Porter, contra el cual fue enviada una partida de
milicianos bajo el mando del coronel Odon Guitar. El 28 de
julio Porter tendió una emboscada a sus
perseguidores, pero sus hombres no contaban con artillería,
mientras que los milicianos tenían dos cañones.
Comprendiendo que la artillería terminaría acabando
con ellos, Porter ordenó una carga que logró matar a
los artilleros y rebasar uno de los cañones, pero poco
después los federales recibieron refuerzos que
habían acudido al oír los disparos. Retomaron los
cañones y, cuando se vieron escasos de munición, los
hombres de Porter huyeron.
Los Estados Confederados de América habían
encargado a armadores británicos la construcción de
un barco de guerra. Adams, el embajador estadounidense
protestó por lo que a su juicio constituía una
violación de la neutralidad británica, y, tras
pensárselo mucho, Lord Palmerston ordenó que la
construcción del barco fuera paralizada, pero para entonces
el Alabama ya estaba
terminado y huyó por mar el 31
de julio, poco antes de que la orden llegara a los
astilleros. Durante el resto del año se dedicó a la
piratería por el Atlántico y hundió una
veintena de barcos comerciales estadounidenses.
Un ejército confederado bajo el mando del general John Cabell Breckinridge fue
enviado con órdenes de capturar Baton Rouge, como un primer paso para retomar
Nueva Orleans. Breckinridge contaba además con el apoyo de
un barco de guerra, el Arkansas,
que descendía por el Mississippi. Los federales tuvieron
noticia de los movimientos confederados y dispusieron un
ejército en la ciudad, y el 5
de agosto se libró una batalla en sus calles, en
la que los confederados fueron finalmente rechazados.
Joseph C. Porter se había instalado en Kirksville, donde
había congregado a más de dos mil guerrilleros, si
bien estaban recién reclutados y muy mal preparados. El 6 de agosto llegó a la ciudad
un ejército federal de un millar de hombres que, tras unas
horas de combate, ocupó la ciudad y tomó numerosos
prisioneros.
Cada vez con más frecuencia, los barcos federales que
navegaban por el Mississippi recibían disparos de
guerrilleros a su paso por Donaldsonville,
por lo que el almirante Farragut decidió tomar represalias.
Tras advertir a los habitantes de la ciudad para que alejaran a
mujeres y niños, el 9 de agosto
hizo que uno de sus barcos disparara contra los principales
edificios de la ciudad. Luego una partida desembarcó y
prendió fuego a varias propiedades del capitán Philippe Landry, considerado
el jefe de los partisanos. Desde ese momento los ataques a barcos
federales cesaron casi completamente.
Ese día se estrenó en Baden-Baden Béatrice et
Bénédict, ópera de Hector
Berlioz. Un par de meses atrás había muerto la
esposa de Berlioz, pero éste no tardó en enamorarse
de una joven de 24 años (35 menos que él).
Al mismo tiempo, en Virginia, Stonewall Jackson, tras haber
recibido algunos hombres de refuerzo, atacaba en Cedar Mountain con casi
17.000 hombres a la vanguardia del ejército de Pope,
formada por unos 8.000 hombres bajo el mando de Nathaniel P.
Banks. Tras varias horas de combate, los federales estaban en
retirada dejando bastantes bajas. Jackson se mantuvo en el campo
de batalla esperando reanudarla al día siguiente, pero se
retiró tres días más tarde cuando fue
informado de que se acercaba Pope con el grueso de su
ejército.
El 11 de agosto el coronel
Odon Guitar obtuvo una nueva victoria en Compton's Ferry contra
más de un millar de confederados reclutados recientemente
en Misuri.
Garibaldi llevaba varios meses preparando una expedición
contra Roma. Había desembarcado en Palermo para recultar
voluntarios, desde allí había marchado a Messina con
la intención de cruzar a la península italiana, pero
allí se encontró con que el ejército italiano
le impedía el paso. El rey Víctor Manuel II se
oponía rotundamente a cualquier intento de atacar Roma por
las reacciones internacionales que ello podría suscitar. No
obstante, Garibaldi estaba acostumbrado a que los gobiernos de
Víctor Manuel II dijeran una cosa públicamente y
apoyaran la contraria secretamente, así que no le dio
importancia. Se trasladó a Catania y desde allí, el
14 de agosto, cruzó el
Mediterráneo y llegó Melito con sus voluntarios.
Las guerrillas confederadas de Misuri obtuvieron algunas
victorias sobre el ejército federal: ocuparon la ciudad de
Independence y el 15 de agosto derrotaron a los
federales en Lone Jack.
Tres días atrás una flota federal había
iniciado un ataque contra Corpus Christi, en Texas. Los
confederados evacuaron la ciudad de civiles y tomaron posiciones
en Fort Kinney para
defender la plaza. El 17 de agosto
empezaron a disparar contra la flota enemiga. Los barcos federales
silenciaron las baterías confederadas, pero sufrieron
varios daños y se alejaron un poco de la costa, pero antes
hicieron desembarcar a unos cuantos hombres. El 18 de agosto el fuerte fue
bombardeado desde tierra y desde el mar, pero finalmente los
soldados se quedaron escasos de municiones, fueron derrotados por
los confederados y tuvieron que ser reembarcados. La flota se
alejó, pero las defensas de Corpus Christi habían
sido destruidas. Sorprendentemente, muchos ciudadanos apoyaron a
los federales, por lo que en los días siguientes los
proconfederados quemaron varias casas de partidarios de la
Unión.
Diez años atrás, los indios Sioux se habían
visto forzados a ceder a los Estados Unidos gran parte de su
territorio en Minesota a cambio de un pago anual en dinero y
alimentos. Sin embargo, la guerra civil había hecho que el
gobierno se retrasara en su pago de ese año, y los indios
trataron de negociar con los proveedores para que les
suministraran los alimentos a cuenta del pago que tenían
pendiente. Había dos agencias proveedoras: la que
suministraba a la zona norte de la reserva no tuvo inconveniente
en llegar a un acuerdo, mientras que el representante de los
proveedores de la agencia encargada de la zona sur se negó
a suministrar nada a los indios si no tenían con qué
pagar. Se dice que el representante de los comerciantes de la
agencia, Andrew Jackson Myick,
dijo "por lo que a mí
respecta, que coman hierba". Lo dijera o lo, lo cierto es
que los indios así lo creían, porque ese mismo
día un gran número de indios de la tribu del jefe Pequeño Cuervo
rodeó la Lower Sioux
Agency y mató a veinte de sus ocupantes, entre
ellos Myrick, cuyo cadáver fue encontrado con hierba en la
boca y en el estómago. Los indios habían iniciado
una revuelta el día anterior, cuando mataron a cinco
colonos blancos para robarles unos huevos. Mientras tanto llegaba
el dinero adeudado por el gobierno, pero ya era demasiado tarde.
Medio centenar de soldados que se dirigió hacia la Agencia
al enterarse del ataque indio fue atacado ese mismo día y
acabó con 25 muertos y 5 heridos. El 19 de agosto unos 100 Sioux atacaron a un grupo de
voluntarios que reclutaba soldados para la Unión, los
cuales pudieron huir y refugiarse en la ciudad de New Ulm. Los indios les
siguieron y entraron en la ciudad, cuyos habitantes, prevenidos,
habían montado barricadas. El ataque duró poco,
porque una tormenta hizo que los indios se retiraran. Dejaron seis
muertos y cinco heridos. Al día siguiente, los hombres de
Pequeño Cuervo asediaron Fort
Ridgely, el único fuerte que mediaba entre la
reserva india y los asentamientos de colonos más cercanos.
Stonewall Jackson recibía cada vez más refuerzos
mientras McClellan avanzaba con lentitud desesperante hacia la
posición de Pope. El 20 de
agosto éste optó por retroceder un poco y
formar una línea defensiva tras el río Rappahannock. A partir del 22 de agosto Jackson envió
pequeñas brigadas que se enfrentaron a lo largo del
río a pequeños contingentes del ejército de
Pope.
El 23 de agosto los Sioux
regresaron a New Ulm en mayor número (unos 650). Rodearon
la ciudad e iniciaron un ataque en el que incendiaron muchos
edificios y causaron cerca de un centenar de bajas, entre muertos
y heridos.
Ese mismo día, el mayor James
Ewell Brown (Jeb) Stuart llegó a entrar
temerariamente en el cuartel general de Jackson y obtuvo
documentos importantes sobre la situación y los planes del
ejército federal. Con esta información, a partir de
25 de agosto las acciones
confederadas se volvieron más certeras y lograron romper
las líneas de comunicaciones de Pope, que se vio obligado a
retroceder para no quedar aislado de Washington.
El 27 de agosto llegó a
Fort Ridgely el coronel Henry Hastings Sibley con 1.400 milicianos
que ahuyentaron a los Sioux que todavía rodeaban el fuerte.
Lee envió 28.000 hombres más a Jackson bajo el
mando del mayor James
Longstreet, quien el 28 de
agosto, tras derrotrar en Thoroughfare Gap a unos 5.000 hombres que Pope
había enviado contra él, se dirigió ya sin
obstáculos hacia la posición de Jackson. Mientras
tanto, intentando evitar que Pope uniera sus fuerzas a las de
McClellan, que seguía avanzando lentamente sin hacer nada
de provecho, a la vez que hacía tiempo para que Lee llegara
al lugar, inició un nuevo ataque contra una sección
del ejército federal en Bull Run. El combate se
prolongó hasta la noche, y Pope se dispuso a atacar a
Jackson con todas sus fuerzas al día siguiente, pero Pope
estaba bastante mal informado de la situación. Creía
que sus suboficiales estaban bloqueando la retirada a Jakcson, y
pensaba que éste quería retirarse, cuando la
realidad era que sus tropas estaban peor situadas de lo que
creía y Jackson estaba en una posición
fácilmente defendible, con lo que no tenía ninguna
intención de retirarse. Una vez más fue la noche la
que detuvo el combate.
Un ejército italiano detuvo el avance de Garibaldi en Aspromonte, que se
disponía a llegar hasta Roma. Se lanzaron varios disparos
que hirieron a varios voluntarios, pero éste había
dado orden de no abrir fuego contra ningún súbdito
italiano, así que no hubo respuesta y muchos voluntarios
fueron tomados prisioneros, entre ellos el propio Garibaldi, que
había sido herido en un pie. Algunos voluntarios fueron
fusilados, mientras que Garibaldi fue llevado a una
"prisión de lujo", donde lo más difícil fue
convencerlo para que consintiera en sufrir una dolorosa
operación para salvarle el pie. Una vez recuperado
volvió a sus tierras, y así terminó su
campaña contra Roma.
Dos ejércitos confederados entraron en Kentucky, uno bajo el mando del general Edmund Kirby Smith, seguido poco después por el del general Braxton Bragg. El 29 de agosto Smith entró en combate con un ejército federal en Richmond (que, aunque con el mismo nombre, no era la capital confederada). El combate se prolongó hasta el día siguiente y Smith logró una rotunda victoria, pues logró capturar a casi la totalidad del enemigo (unos 4.000 hombres).
El 30 de agosto Pope continuó también su batalla contra Stonewall Jackson en Bull Run, pero Lee llegó al lugar sin que Pope lo advirtiera. Inició un ataque por un flanco mientras enviaba a Longstreet por el otro, y Pope no pudo reaccionar ante una situación totalmente inesperada para él. Aunque sufrió unas bajas considerables, Pope supo retirar a sus hombres en buen orden y mantuvo intacto el grueso de su ejército (sufrió 10.000 bajas sobre 62.000 hombres). El ejército confederado reportó unas 8.300, pero sobre una base menor, de 50.000 hombres. Lee no persiguió a los federales, pues su ejército estaba demasiado agotado tras unas largas machas forzadas. De este modo, Pope logró reorganizarse en Centreville.
El 1 de septiembre Stonewall
Jackson y Jeb Stuart se enfrentaron a una parte del
ejército de Pope en Chantilly
antes de que éste se protegiera tras las fortificaciones
que defendían Washington.
El 2 de septiembre los Sioux
atacaron a un campamento de soldados que había salido de Fort Ridgely en su
búsqueda. El ataque duró hasta que Sibley
llegó con refuerzos y algo de artillería. Cuando
entró en el campamento, Sibley se encontró trece
muertos 47 malheridos y al resto agotados por el hambre y la sed.
Tras haber rechazado a los federales del norte de Virginia, Lee optó por mantener la iniciativa y llevó la guerra al territorio enemigo: el 4 de septiembre invadió Maryland.
El 5 de septiembre Lincoln, presionado, repuso a McClellan al frente del ejército del Potomac, si bien Halleck conservó el mando supremo. La derrota de Pope, que había tratado de hacer frente a Lee, reinvindicó a McClellan, cuya incompetencia pasó de nuevo como "sabia cautela". La segunda batalla de Bull Run le sirvió de excusa a Gran Bretaña para proponerse nuevamente como mediadora en el conflicto. Esto significaba que no creía a la Unión capaz de someter a la Confederación. Si los confederados obtenían nuevos progresos, cabía la posibilidad de que Gran Bretaña reconociera a la Confederación como Estado independiente y se considerara legitimada para romper el bloqueo federal, que era la mejor baza con la que contaban los Estados Unidos a la sazón.
El 7 de septiembre Lee ocupó Frederick, a 65 kilómetros al norte de Washington.
El 10 de septiembre murió el presidente-dictador paraguayo Carlos Antonio López. Se había convertido en el mayor terrateniente y propietario de ganado del país, y había amasado una fortuna. El congreso eligió como presidente por diez años a su hijo Francisco Solano López. La muerte del dictador dio alas a algunos oponentes que se atrevieron a lanzar algunas críticas a su régimen, pero el nuevo presidente cortó por lo sano con algunas órdenes de prisión.
El general Smith envió a unos 8.000 hombres bajo el mando del general de brigada Henry Heth con instrucciones de cruzar la frontera de Kentucky y hacer una demostración de fuerza ante Cincinnati, en Ohio. No obstante, los federales estaban alertados y habían tenido tiempo para prepararse: se pidieron voluntarios y en una semana se reunieron cerca de 60.000 milicianos, que se sumaron a 25.000 soldados diespuestos a defender la ciudad. El 11 de septiembre se produjeron algunos enfrentamientos, pero Heth comprendió pronto que no había nada que hacer y al día siguiente se volvió por donde había llegado.
Lee supo que un ejército que sobrepasaba en número
con creces a sus efectivos se dirigía hacia él desde
Washington, pero también se enteró de que a su
frente estaba McClellan, así que no lo consideró
preocupante. Tanto fue así que dividió su
ejército en cuatro columnas, decisión que hubiera
sido suicida si su adversario hubiera sido un general de verdad.
Al frente de una de las columnas puso a Stonewall Jackson, que
envió a Harpers Ferry,
en Virginia occidental, cerca de la frontera con Maryland, porque
allí había una guarnición federal que
quería tomar, en parte para hacerse con su arsenal, en
parte para mantener su línea de suministros con Virginia.
En Harpers Ferry había 12.000 soldados de la Unión
bajo el mando del coronel Dixon
Stansbury Milles, que había sido degradado tras la
primera batalla de Bull Run, pues un tribunal de guerra
sentenció que había estado borracho durante la
batalla. Por ello había sido destinado a una
guarnición teóricamente tranquila como Harpers
Ferry. Jackson se sorprendió de que la guarnición
estuviera recluida en la ciudad, mientras que unas colinas de gran
importancia estratégica estuvieran totalmente
desprotegidas. Inmediatamente instaló en ellas su
artillería y el 13 de
septiembre empezó a bombardear Harpers Ferry.
Entre tanto McClellan llegó a Frederick, pero Lee se
había marchado. Entonces tuvo un asombroso golpe de suerte:
Lee había dado instrucciones por escrito a varios de sus
oficiales y uno de ellos no tuvo mejor idea que usar el papel para
envolver unos cigarros, y luego se los dejó olvidados con
su envoltorio. Unos soldados encontraron las instrucciones, que
revelaban que Jackson estaba en Harpers Ferry, separado del resto
del ejército de Lee, y se apresuraron en hacérselas
llegar a McClellan. Lo normal hubiera sido que McClellan se
apresurara a atacar a una de las partes del ejército
confederado antes de que volviera a reunirse. Sólo
McClellan (que temía que pudiera ser una trampa) pudo
permanecer inactivo durante dieciséis horas desde que
obtuvo la información. Sólo después de
recibir una petición de ayuda de parte de Milles el 14 de septiembre McClellan
envió 13.000 hombres en su auxilio, bajo el mando del
general William Buel Franklin.
Sin embargo, para entonces Lee ya sabía que McClellan
conocía sus órdenes, así que tuvo tiempo de
reaccionar. Envió a unos 2.000 soldados que retuvieron
varias horas a Franklin en Crampton's
Gap, lo que dio a Jackson un tiempo decisivo.
También envió tropas a otros dos pasos de
montaña para impedir el avance de McClellan hacia sus
posiciones. Al igual que la de Franklin, las demás columnas
federales terminaron por abrirse paso al cabo del día y Lee
empezó a reprlegar sus hombres hacia Sharpsburg.
Mientras tanto, Don Carlos Buell perseguía al
ejército de Bragg, que se presentó ante Munfordville y solicitó
la rendición de la guarnición confederada que
ocupaba la ciudad. El oficial al mando, John Thomas Wilder, rechazó la oferta,
luego los confederados atacaron varias veces, pero sus ataques
fueron repelidos y optaron por asediar la ciudad.
El 15 de septiembre Stonewall
Jackson reforzó el bombardeo sobre Harpers Ferry y el
coronel Milles decidió rendirse. Cuando sus hombres
trataban de convencerlo para que no lo hiciera le alcanzó
una bomba que le destrozó una pierna. La rendición
se llevó a cabo y Jackson tomó la guarnición
antes de que llegara el ejército enviado por McClellan. Los
12.000 soldados federales fueron hechos prisioneros. Miller
murió al día siguiente a consecuencia de la herida.
Al mismo tiempo Jackson recibía la orden de dirigirse a
toda prisa a Sharpsburg para hacer frente al inminente ataque de
McClellan. Lee contaba con un total de 38.000 hombres parcialmente
dispersos, mientras que McClellan tenía más de
75.000. Al invadir Maryland, Lee había supuesto que sus
filas se engrosarían rápidamente con numerosos
voluntarios, pues, aunque Maryland había permanecido en la
Unión, era un Estado esclavista. Sin embargo, no fue
así. Los habitantes de Maryland estaban muy cómodos
con la guerra al sur de sus fronteras y no veían con buenos
ojos que Lee la hubiera traído hasta ellos.
El 16 de septiembre, sabiendo
que el ejército de Buell estaba cerca y ante la necesidad
imperiosa de ocupar Munfordville, los confederados volvieron a
solicitar su rendición, Wilder fue invitado a entrar en el
campamento confederado para que pudiera comprobar que
tenían los efectivos necesarios para tomar la ciudad, a
costa de numerosas vidas civiles si fuera necesario, de modo que
Wilder aceptó finalmente la rendición.
Finalmente, el 17 de septiembre
Lee y McClellan se enfrentaron en la batalla de Antietam. Ambos bandos lucharon
durante unas doce horas desde el amanecer. McClellan mantuvo
inactivo a un tercio de sus hombres, y se limitó a dar
órdenes vagas dejando que sus oficiales actuaran
descoordinadamente. Lee respondió con eficiencia a las
sucesivas andanadas, pero al final del día ambos bandos
habían sufrido grandes pérdidas: unas 10.000 bajas
confederadas frente a unas 12.000 federales. El ejército de
Lee estaba destrozado, mientras que McClellan conservaba intacta
una gran parte del suyo. El 18 de
septiembre era el momento de lanzar un ataque decisivo
que aniquilara al ejército confederado, pero McClellan no
hizo nada. Lee lo conocía bien y, en lugar de huir, se
mantuvo en el campo de batalla como si esperara otro ataque, y eso
bastó para que McClellan se acobardara. En su lugar,
aceptó una tregua para que ambos bandos recuperaran a sus
heridos y dejó que Lee se retirara tranquilamente hacia
Virginia.
Ese mismo día tuvo lugar en la Confederación
Granadina la batalla de Santa
Bárbara, en la que los liberales de Tomás
Cipriano de Mosquera obtuvieron la victoria definitiva que
prácticamente puso fin a la guerra civil que vivía
el país.
La Confederación amplió el rango de edades de
alistamiento obligatorio desde los 35 hasta los 45 años.
El general Bragg había enviado a Sterling Price hacia
Nashville, en Tennessee, y había ocupado Iuka, a 20 kilómetros
de Corinth (Mississippi), donde Grant tenía su cuartel
general. Allí estaba esperando la llegada de refuerzos
dirigidos por Earl Van Dorn.
Grant no esperó a ser atacado y envió a Iuka a
William S. Rosecrans con unos 4.500 hombres. El 19 de septiembre se libró la
batalla de Iuka, en la
que Price terminó huyendo.
Unos meses antes había estallado otra revuelta en China cuyo número de adeptos se multiplicaba día a día. La protagonizaban los Dungan, una etnia de chinos musulmanes, aunque la situación era confusa: no reclamaban la independencia ni el derrocamiento del gobierno ni nada. Al parecer, la revuelta se inició por causas menores (una disputa sobre el precio del bambú), pero los Dungan no tardaron en hacerse sospechosos de ayudar a los rebeldes Taiping de Hong Xiuquan, o de constituir una amenaza para los chinos Han (no musulmanes). Las autoridades manchúes llegaron a plantearse la conveniencia de exterminar a todos los musulmanes, pero no faltaba quien señalara que no todos los musulmanes eran rebeldes. Diversas matanzas locales, seguidas de las correspondientes venganzas, contribuyeron a extender la revuelta.
El 20 de septiembre tuvo lugar
la batalla de Cixi, en la
que el ejército imperial chino derrotó a los
seguidores de Hong Xiuquan. En ella murió el aventurero
estadounidense Frederick Townsend Ward, que para entonces
había creado un magnífico ejército
profesional que pasaría a ser conocido como "el ejército siempre
victorioso". El 21 de septiembre los
rebeldes renunciaban a tomar Shangai, tras sucesivos intentos
frustrados de ocuparla. El ejército imperial chino, con la
ayuda de franceses y británicos, había logrado
repeler todos los ataques a pesar de la enorme superioridad
numérica enemiga: los rebeldes llegaron a contar con
200.000 hombres, de los que unos 25.000 murieron, mientras que en
la ciudad había algo más de 60.000 chinos, 4.000
franceses y 3.000 británicos.
Mientras tanto llegaba a México el general francés
Élie
Frédéric Forey al frente de 26.000 hombres
y con órdenes de sustituir a Lorencez como general en jefe
de la campaña.
Aunque Antietam había sido un empate, Lincoln
decidió tomarlo como una victoria a la vez que como excusa
para proclamar la emancipación de los esclavos. Así
lo hizo el 22 de septiembre, si
bien fue una proclamación muy limitada: sólo
liberaba a los esclavos de los territorios ocupados por la
Confederación, pero no los de los Estados esclavistas
adscritos a la Unión. Por lo tanto, en la práctica
no liberó a ningún esclavo. No obstante, su efecto
fue positivo, pues el pueblo británico simpatizó
completamente con la causa federal y el primer ministro, Lord
Palmerston ya no se atrevió nunca más a apoyar a los
confederados. También indujo a muchos abolicionistas a
alistarse en el ejército. Por otro lado, los esclavos que
huían de territorio confederado eran cada vez más,
hasta el punto que hubo que instalar campamentos y escuelas para
ellos, donde aprendían a leer y escribir.
El rey Guillermo I de Prusia tenía cada vez más
enfrentamientos con los liberales, que controlaban el parlamento.
A lo largo del año las tensiones fueron cada vez mayores a
causa de la negativa del parlamento a financiar una reforma del
ejército que el monarca consideraba imprescindible.
Llegó a plantearse la abdicación, pero su hijo le
quitó la idea de la cabeza. Finalmente, optó por
"jugar fuerte" y el 23 de septiembre
nombró primer ministro al ultraconservador y
carismático Otto von
Bismark.
Ese día el coronel Sibley, que avanzaba con casi 2.000
hombres en busca de la tribu Sioux de Pequeño Cuervo, fue
atacado en Wood Lake por
los indios a los que perseguía, pero esta vez estaba bien
preparado y logró repelerlos. Pequeño Cuervo era el
único jefe Sioux partidario de mantener la guerra y tras la
batalla de Wood Lake perdió su influencia y tuvo que huir a
Canadá. Los demás jefes se reunieron y enviaron a un
prisionero como mensajero para pedir la rendición. El 26 de septiembre Selby entró
con su ejército en un campamento indio donde le fueron
entregados más de cien prisioneros, la mayoría
mujeres y niños, así como unos 1.200 guerreros que
se entregaron para ser juzgados.
En su primer discurso ante el parlamento, el 30 de septiembre, Bismark expuso su opinión
sobre el parlamentarismo y dejó adivinar su proyecto
político:
Las fronteras de Prusia fijadas por el Tratado de Viena no favorecen un desarrollo sano del Estado; los grandes problemas de la época no se resolverán con discursos y decisiones tomadas por mayoría —éste fue el tremendo error de 1848 y 1849—, sino con el hierro y la sangre.
En Mississippi Price se había unido a Van Dorn y ahora los
dos marchaban hacia Corinth, donde esperaban romper la
línea de comunicaciones de los federales y pasar a
Tennesee. En Corinth se enfrentaron de nuevo a Rosecrans el 3 de octubre. Éste
disponía de unos 23.000 hombres, frente a unos 22.000
confederados. La batalla se prolongó hasta el 4 de octubre hasta que los
confederados huyeron tras haber perdido unos 4.000 hombres entre
muertos, heridos y prisioneros. Las bajas federales fueron de unos
2.500 hombres. Unas horas después de que terminara el
combate llegaron refuerzos enviados por Grant.
Una flota federal bloqueaba el puerto de Galveston (Texas) desde
hacía más de un año, hasta que el oficial al
mando de la guarnición confederada aceptó finalmente
la rendición. El acuerdo estipulaba una tregua para evacuar
mujeres y niños, pero no fue puesto por escrito y, cuando
los federales vieron que los confederados se llevaban
también armas, municiones y suministros, consideraron que
esto no entraba en lo pactado, pero ante la falta de un documento,
no hicieron nada para evitarlo y se conformaron con ocupar la
ciudad así evacuada.
Mientras tanto Bragg se reunía con Kirby Smith en Frankfort, en Kentucky, donde
ambos asistieron a la toma de posesión de un nuevo alcalde
proconfederado. Sin embargo, la ceremonia fue suspendida ante la
noticia de que se aproximaba un ejército federal. En
efecto, Don Carlos Buell se había instalado en Louisville
unos días atrás, donde había captado miles de
voluntarios y había enviado 20.000 hombres hacia Frankfort
bajo el mando del general de brigada Joshua Woodrow Sill.
En Mississippi, el 5 de octubre
Rosecrans envió tropas en persecución de los restos
del ejército de Van Dorn y Price, que intentaron impedir
que los confederados cruzaran el río Hatchie, pero, aunque fueron
nuevamente derrotados, lograron encontrar un punto para cruzar el
río y se zafaron de sus perseguidores.
Ese día Bartolomé Mitre fue elegido presidente de
la República Argentina, que ahora incluía
también a Buenos Aires.
El 6 de octubre el rey Luis I
de Portugal se casó con María Pía de Saboya,
hija del rey Víctor Manuel II de Italia.
El 7 de octubre llegó
el grueso del ejército de Buell y encontró al
ejército confederado de Bragg en Perryville. Tras unas pequeñas escaramuzas,
el combate a gran escala se entabló el 8 de octubre. Buell contaba con 22.000 hombres y
Bragg con 16.000. El resultado no fue decisivo. Buell tuvo que
retroceder un poco y sufrió más bajas que su
adversario, pero a medio plazo fue una victoria federal, pues
Bragg comprendió que no podría resistir mucho tiempo
en Kentucky y no tardó en retirarse a Tennessee. De este
modo Kentucky permaneció firme bajo el control de la
Unión.
El 16 de octubre el
ejército francés tomaba el puerto mexicano de Tampico.
El 21 de octubre se
celebró en Venecia el matrimonio entre el archiduque Carlos
Luis de Austria, hermano del emperador Francisco José I, y
María Anunciada de
Borbón Dos Sicilias, hija del derrocado rey
Fernando II de las Dos Sicilias.
El rey Otón I de Grecia era cada vez más impopular
y ya había sufrido varios intentos de destronarlo. Cuando
se produjo el último, los embajadores de las grandes
potencias le sugirieron no oponer resistencia, así que el 23 de octubre embarcó hacia
Baviera con su esposa.
Finalizado el segundo mandato del presidente peruano Ramón
Castilla, las elecciones dieron como vencedor a Miguel de San Román,
que asumió el cargo el 24 de
octubre.
El general Butler organizó en Nueva Orleans una partida de
unos 4.000 hombres que el 27 de
octubre derrotaron a un regimiento confederado en Georgia Landing, en Luisiana,
de este modo se aseguró de que las cosechas de
azúcar y algodón de la región
acabarían en manos de la Unión.
Buell había fracasado ante Bragg con un ejército
superior en número y, lo que era peor, había dejado
que saliera incólume de Kentucky en lugar de perseguirlo.
Por su inacción, el 30 de
octubre fue relevado del mando y sustituido por William S
Rosecrans.
La pasividad de Buell frente Bragg no había sido nada en
comparación con la que McClellan había mostrado ante
Lee: había necesitado seis semanas desde que Lee se
retirara de Antietam para empezar a mover su ejército, y
esto con su lentitud habitual. Su extremada incompetencia estaba
ya fuera de toda duda, Halleck censuró su actuación
y el 7 de noviembre, Lincoln,
entre atónito y exasperado por la inacción y la
cobardía de su general, lo destituyó del mando y
puso fin con ello a su carrera militar. El ejército del
Potomac fue puesto bajo el mando de Ambrose Burnside. Ya le había ofrecido el
mando antes de ofrecérselo a McClellan por segunda vez,
pero Burnside había declinado la oferta al no sentirse
capacitado para ello. Ahora volvió a negarse, pero Lincoln
no quiso escucharlo y le ordenó aceptarlo. Por esas fechas
se celebraron las elecciones al Congreso estadounidense y, aunque
los republicanos perdieron algo de terreno por la mala
evolución de la guerra, lo cierto fue que mantuvieron la
mayoría.
Ese mismo día murió, en su exilio en Birmania,
Bahadur Sha II, el último de los emperadores mongoles.
Las relaciones diplomáticas entre Gran Bretaña y
Brasil pasaban por uno de sus peores momentos. El año
anterior un barco británico, el Príncipe de Gales, había
naufragado en las costa brasileña, y el embajador
británico, William Dougal
Christie, afirmó que había indicios de que
el naufragio había sido provocado por brasileños,
que durante la noche habrían encendido hogueras que
simularan ser un faro para desviar el barco contra las rocas y
después saquearlo. El embajador afirmaba que los
supervivientes podrían haber sido asesinados. Por otra
parte, a mediados de año tres militares británicos
vestidos de paisano habían sido arrestados y encarcelados
por la policía brasileña. Según la
versión británica, el arresto no había tenido
justificación alguna y los detenidos habían sido
tratados desconsideradamente; según la versión
brasileña los británicos iban medio borrachos
molestando a la gente, y habían sido tratados
correctamente. Los británicos no se dieron satisfechos con
la investigación que llevó a cabo Brasil sobre el
naufragio del Príncipe
de Gales, y además de exigir una
investigación más profunda por una parte, y la
dimisión de los policías que habían llevado a
cabo la detención de los militares, ahora exigían al
gobierno imperial el pago de una indemnización a los
afectados por el naufragio y una petición de disculpas por
la detención injustificada. La crisis había
provocado la caída del primer ministro brasileño,
pero seguía sin resolverse y, dado que Brasil no pagaba la
indemnización exigida ni presentaba disculpas, la armada
británica tomó cartas en el asunto, y así una
flota bloqueó el puerto de Río de Janeiro y
confiscó cinco barcos anclados en él.
El 9 de noviembre Burnside
comunicó a Halleck un plan de ataque contra Richmond. La
idea básica era avanzar con el ejército del Potomac
con rapidez para contar por una parte con el factor sorpresa y,
por otra, para impedir que Lee tuviera tiempo de llegar hasta la
capital confederada y participar en su defensa. El 15 de noviembre el ejército
se puso en marcha según lo planeadoy el 17 de noviembre se encontraba junto
a Fredericksburg, donde
había que cruzar el río Rappahannock, a media distancia entre Washington y
Richmond. Burnside había ordenado que se llevaran pontones
para cruzarlo, pero por un problema burocrático no
habían llegado aún. Los suboficiales de Burnside lo
instaron a cruzar el río sin pontones para capturar la
pequeña guarnición confederada de Fredericksburg
antes de que pudiera dar la alarma, pero llovía y Burnside
temía que una crecida del río tuviera un efecto
catastrófico, así que decidió esperar la
llegada de los pontones.
El 22 de noviembre se
estrenó en San Petersburgo La fuerza del destino, de Giuseppe Verdi.
Mily Balákirev y un director de coro local llamado Gavriil Lomakin fundaron la Escuela Gratuita de Música, en la que, como su nombre indica, se proporcionaba enseñanza musical gratuita. Para financiarla, Balakirev inició ese año un ciclo de conciertos en los que interpretaba música de vanguardia (Berlioz, Liszt, Schumann). A finales de año tomó como alumno a un profesor de la Academia Militar de Química de treinta años llamado Akeksandr Borodín. Mientras tanto, Rimsky-Kórsakov, a bordo de un barco de guerra ruso, iba componiendo su primera sinfonía, aunque cada vez le dedicaba menos tiempo.
Offenbach estrenó cuatro operetas ese año: Monsieur et Madame Denis, Bavad et bavarde, Le voyage de MM. Dunanan père et fils y Jacqueline.
El 25 de noviembre Abraham
Lincoln recibió en la Casa Blanca a Harriet Beecher Stowe,
la autora de La cabaña
del tío Tom. No se sabe gran cosa sobre la
entrevista.
El general confederado Thomas
Carmichael Hindman fue puesto al mando de un
ejército de 11.000 hombres con el propósito de
expulsar a los federales de Arkansas. Éstos contaban con
unos 5.000 hombres bajo el mando de James Gillpatrick Blunt. Mientras desplazaba a sus
hombres, Hindman envió al general de brigada John Sappintong Marmaduke al
frente de un destacamento de caballería de 2.000 hombres
para mantener a Blunt donde estaba. Sin embargo, Blunt tuvo
noticias del movimiento de tropas confederadas y salió al
encuentro de Marmaduke. Esto hizo que ambos ejércitos se
encontraran mucho antes de lo que Marmaduke esperaba, el 28 de noviembre, en la llamada batalla de Cane Hill, y no
pudo hacer más que tratar de retirarse hasta una
posición segura. Blunt le persiguió varios
kilómetros y, aunque el enfrentamiento duró nueve
horas, hubo pocas bajas.
El 4 de diciembre el
presidente hondureño Victoriano Castellanos, gravemente
enfermo, cedió el mando al general José Francisco Montes Fonseca,
para morir una semana después.
En Arkansas el general Hindman estaba en dispuesto para combatir
a Blunt. Su plan de ataque inicial había sido frustrado al
enterarse de que Blunt había pedido refuerzos y que
éstos estaban ya cerca. Ello lo llevó a emprender
una maniobra arriesgada: durante la noche logró pasar hasta
la retaguardia de Blunt e interponerse así entre su
ejército y los refuerzos que conducía Francis Jay Herron. Sin
embargo, Herron llegó antes de lo previsto y fue él
quien inició el ataque al día siguiente, el 7 de diciembre en Prairie Grove. Blunt
tardó en comprender lo que estaba sucediendo y llegó
al campo de batalla horas más tarde. Los confederados,
sorprendidos primero por Herron y luego por Blunt, siempre por la
retaguardia, resistieron como pudieron hasta que cayó la
noche y Hindmand ordenó la retirada.
Mientras tanto un destacamento confederado de caballería
bajo el mando del coronel John
Hunt Morgan atacó a una brigada federal en Hartsville (Tennessee)
siguiendo órdenes de Bragg como primer paso de un plan para
romper las líneas de comunicación de Rosecrans.
Aunque inferiores en número, los confederados rodearon a
los federales, que terminaron rindiéndose.
La actuación contra Garibaldi en Aspromonte hizo que
Rattazzi se viera obligado a dimitir como primer ministro el 8 de diciembre, y fue sucedido por Luigi Carlo Farini.
El 10 de diciembre el
ejército de Hindman llegó a Van Buren hambriento,
desmoralizado y mal equipado.
Los pontones que Burnside esperaba para atacar Fredericksburg
habían tardado una semana en llegar, y para entonces Lee
había tenido tiempo de fortificar la ciudad hasta
convertirla en prácticamente inexpugnable. El 11 de diciembre el ejército
del Potomack (formado por más de 114.000 hombres)
empezó a cruzar el Rappahannock.
El 12 de diciembre la ciudad
mexicana de Xalapa se rindió ante los franceses sin oponer
resistencia.
El 14 de diciembre el general
Butler fue remplazado al frente de Nueva Orleans por el general
Banks. La sustitución no fue debida a las críticas
que Butler había recibido, sino a que Banks tenía la
misión de dirigir un ataque a Luisiana para el que sin duda
Butler no estaba cualificado.
La batalla de Fredericksburg se prolongó hasta el 15 de diciembre, y aunque el
ejército de Lee era considerablemente menor (contaba con
algo más de 72.000 hombres), su posición era mucho
más favorable y la actitud de Burnside, que, por lo visto,
no quería recordar en nada a la cobardía de
McClellan, había pasado de ser insensata y temeraria a ser
suicida. El balance final fue de 1.300 muertos, 9.600 heridos y
1.800 prisioneros o desaparecidos, frente a un total de 5.000
bajas confederadas. La confederación celebró
entusiasmada la victoria. Se cuenta que Lee, habitualmente
reservado, estaba eufórico y deseoso de abrazar a todo el
mundo. Naturalmente, las reacciones en la Unión fueron
opuestas, incluso se conjeturó que Lincoln
dimitiría, pero no lo hizo. Llegó a decir: "Si existe un lugar peor que el
infierno, ahora estoy en él". Las deserciones de
soldados federales aumentaron espectacularmente tras
Fredericksburg.
Mientras tanto Grant tenía los ojos puestos en Vicksburg, una de las dos
grandes fortalezas que los confederados conservaban en el
Mississippi. Si Vicksburg caía en manos federales, el
control del Mississippi estaba asegurado, y la
Confederación quedaría partida en dos. Unos meses
atrás Grant había conseguido permiso de Halleck para
tratar de tomar Vicksburg, pero Grant no era del agrado de Halleck
y éste había designado a Alexander McClernand para compartir el mando con
Grant. McClernand y Grant tampoco congeniaban, así que
Grant trató de llevar a cabo una primera operación
antes de su llegada. Para ello envió a Sherman con 30.000
hombres. Aunque en Vicksburg apenas había 14.000 hombres,
las defensas de la ciudad, tanto naturales como artificiales, eran
formidables, y la batalla librada el 26
de diciembre terminó con la retirada de los
federales. Sherman afirmó sentirse satisfecho del
espíritu de sus hombres, pero prefirió suspender el
ataque para planear una campaña más detenidamente.
Ese día fueron ejecutados en la horca en Minesota 39
indios Sioux. A primeros de mes un tribunal militar había
juzgado a los prisioneros que se habían entregado al
terminar la guerra Sioux y un total de 303 fueron declarados
culpables de asesinato y violación, con la consiguiente
pena de muerte (algunos de los juicios habían durado cinco
minutos). Pero el presidente Lincoln quiso revisar personalmente
las actas del juicio. Varias autoridades de Minesota le
advirtieron de que si los 303 indios no eran ejecutados, los
colonos se tomarían la justicia por su mano. Lincoln
distinguió entre los que habían sido declarados
culpables por actos de guerra de los condenados por violaciones y
asesinatos de civiles y al final redujo el número de
condenados a muerte a 39. Los colonos de Minesota protestaron
amargamente y no se apaciguaron hasta que el gobierno les
prometió compensaciones económicas por los
daños sufridos. Otros indios fueron condenados a
prisión, la tercera parte de los cuales enfermó y
murió en el cautiverio.
Grecia estaba sin rey, y el gobierno griego envió una
petición a la reina Victoria I de Gran Bretaña para
que aceptara que su segundo hijo, el príncipe Alfredo, duque de Edimburgo,
fuera coronado como rey de Grecia. No obstante, la reina se
mostró totalmente opuesta a esa idea, y además los
tratados internacionales que habían permitido la
constitución del reino griego prohibían que las
familias reales de las grandes potencias aceptaran su corona. Pese
a ello, el gobierno griego organizó un plebiscito para
elegir rey, en el que el príncipe Alfredo recibió
más de 200.000 votos, frente a 93 votos (el 95%) a favor de
instaurar una república. La posibilidad de restaurar a
Otón I recibió un voto.
El 29 de diciembre, ante la
inminente llegada de Blunt y Herron, Hindman huyó hacia el
sur con sus hombres, con lo que los federales mantuvieron su
dominio sobre el noroeste de Arkansas. Mientras tanto Rosecrans
llegaba con 41.000 hombres hasta Murfreesboro
(Tennessee), donde Bragg estaba acampado desde hacía
más de un mes con unos 35.000 hombres. Ambos
ejércitos maniobraron durante dos días hasta que el
31 de diciembre los confederados
abrieron el combate. Al final del día la situación
era dudosa. Rosecrans convocó un consejo de guerra en el
que varios oficiales propusieron la retirada. Rosecrans no opinaba
igual y fue respaldado por G.H. Thomas, del que se dice que dijo:
"No hay mejor lugar para morir",
y finalmente la decisión fue quedarse y continuar la lucha
al día siguiente.
Ese mismo día se hundió el Monitor, sorprendido por una
tormenta. Con una línea de flotación tan baja, el
agua que entraba en él era mucha más que la que las
bombas podían expulsar. Los motores se inundaron y dejaron
de funcionar. Casi toda la tripulación pudo ser evacuada,
pero dieciséis hombres se hundieron con él.
También fue ese día cuando el presidente Lincoln
aceptó una solicitud por parte de los condados occidentales
de Virginia (ocupados por el ejército federal) para
integrarse en los Estados Unidos como un nuevo Estado
independiente de Virginia, que tomaría el nombre de Virginia Occidental, con la
condición de que en su territorio la esclavitud fuera
abolida paulatinamente. La petición la había
formulado una asamblea después de que un plebiscito hubiera
ratificado la decisión. No obstante, la mayoría de
los condados convocados al plebiscito no habían registrado
votos, en muchos otros el voto negativo había sido
mayoritario y sólo en los condados más
septentrionales el plebiscito había sido favorable a la
secesión de Virginia. Pese a todo ello, ahora se iniciaba
el proceso de elaborar una constitución para el nuevo
Estado, que debía ser aprobada por el Congreso antes de su
incorporación definitiva a la Unión.
Anna Leonowens era una
viuda de treinta y un años nacida en la India de padres
británicos. Su marido había muerto tres años
atrás dejándola en la pobreza con un hijo y una
hija, y Anna había abierto una escuela para hijos de
oficiales británicos en Singapur. No estaba siendo muy
rentable, pero le había dado cierta reputación como
educadora, hasta el punto de que fue recomendada al rey Rama IV de
Siam, que buscaba una institutriz capaz de dar una buena
educación occidental a sus 39 esposas y concubinas y sus 82
hijos. Leonowen aceptó el trabajo, envió a su hija Avis a un colegio en
Inglaterra y marchó a Bangkock con su hijo Louis.
El suizo Henri Dunant publicó pagando él mismo los
costes de la edición su "Recuerdo
de Solferino", en el que describía la batalla de
Solferino y el estado en que quedaron los heridos de ambos bandos
tras ella, y desarrolló la idea de que debía crearse
una organización neutral que atendiera a los soldados
heridos en las guerras. Dunant hizo llegar su ensayo a los
principales políticos y militares de la época.
El astrónomo sueco Anders
Jonas Ángström combinó un
espectroscopio con una cámara fotográfica y sus
investigaciones le permitieron concluir que el Sol posee una
atmósfera formada principalmente por hidrógeno.
El geólogo francés Alexandre-Emile Béguyer de Chancourtois
publicó un trabajo en el que ordenaba los elementos
químicos en orden creciente de peso atómico y
observaba que las propiedades químicas de cada elemento
formaban un ciclo que se repetía periódicamente. Sin
embargo, expuso su teoría haciendo especial hincapié
en sus conexiones con la geología y en términos
geológicos, por lo que no interesó nada a los
químicos. Además, el esquema que mostraba la
disposición periódica de los elementos no fue
incluido en la publicación impresa, lo que lo hizo mucho
más difícil de entender.
El físico francés Léon Foucault
realizó una nueva medición de la velocidad de la
luz, mucho más precisa que las precedentes. Su valor fue de
298.000 km/s, que se va en un 0.6% del valor aceptado actualmente.
Al mismo tiempo, Maxwell obtenía en Londres un valor muy
parecido para la velocidad de propagación de un campo
electromagnético, lo que lo llevó a conjeturar que,
de algún modo, la luz era un fenómeno
electromagnético.
El inventor alemán Nikolaus
Otto fue el primero en poner a la venta un motor de
explosión de cuatro tiempos, aunque ya circulaban algunas
patentes previas.
El químico William Crookes logró aislar una muestra de talio, el elemento que había descubierto el año anterior.
Charles Darwin publicó un libro sobre la
polinización de las orquídeas en el que aplicaba su
teoría de la selección natural.
A sus ochenta y dos años, Ingres terminó una de sus
obras más conocidas: El
baño turco. En realidad continuó
retocándolo durante el año siguiente. Manet
presentó varios cuadros de ambientación
española: Mme. V en
costume d'espada muestra a una mujer con traje de torero,
Lola de Valence muestra
una valenciana con traje típico.
Victor Hugo publicó su novela Los miserables. Flaubert terminó su
novela Salambó,
ambientada en la Cartago del siglo III a.C.
Dostoyevski publicó por entregas su novela Recuerdos de la casa de los muertos, basada en sus experiencias como preso político. Ese año inició una serie de viajes por Europa, que lo llevaron a Berlín, París, Londres, Ginebra, Turín, Florencia y Viena.
La guerra de Secesión I |
Índice | La guerra de
Secesión III |