Presentación de China
Una comunicación: Magníficamente nuestro gran Emperador pacifica y tranquiliza a China y a los países extranjeros, cuidándolos a todos con la misma benevolencia. Si hay ganancias, entonces él las comparte con los pueblos del mundo; si hay perjuicios, él los elimina en beneficio del mundo. Esto es porque toma al espíritu del Cielo y de la Tierra como su propio espíritu.

Los reyes de vuestro honorable país, por una tradición transmitida de generación en generación, se han destacado siempre por su cortesía y sumisión. Nosotros hemos leído vuestros sucesivos memoriales tributarios que decían que “En general, nuestros compatriotas que van a comerciar a China siempre han recibido de Su Majestad el Emperador un tratamiento gracioso y una justicia imparcial”, y así sucesivamente. Privadamente, nos hemos deleitado con el modo en que vuestros honorables gobernantes comprenden profundamente nuestros grandes principios y están agradecidos por la Gracia Celeste. Por esta razón la Corte Celeste, cuidando a aquellos que vienen de lejos, ha redoblado sus tratamientos corteses y benévolos. La ganancia del comercio ha sido disfrutada por vosotros desde hace doscientos años. Ésta es la causa por la que vuestro país ha sido conocido por sus riquezas.
El problema del opio
Pero, después de un largo período de intercambio comercial, aparecieron entre la multitud de los bárbaros tanto personas buenas como malas. Consecuentemente, están los que contrabandean opio para seducir al pueblo chino y así provocan la difusión del veneno a todas las provincias. Tales personas, que sólo se preocupan por obtener ganancias y descuidan los perjuicios que causan a otros, no son tolerados por las leyes del Cielo y son unánimemente odiados por los seres humanos. Su Majestad el Emperador, habiéndose enterado de esto, está furioso. Me ha enviado especialmente a Cantón, como su Comisionado junto al Gobernador General y Gobernador Adjunto, para investigar y arreglar esta cuestión.
El opio ha sido prohibido en China.
En China, todas aquellas personas que vendan o fumen opio recibirán la pena de muerte. Hemos señalado el crimen de aquellos bárbaros que a través de los años han estado vendiendo opio. El profundo daño que han provocado y las grandes riquezas que han acumulado justificarán su ejecución de acuerdo a la ley. Sin embargo, hemos tomado en consideración el hecho de que muchos bárbaros, al tener noticia de esto, han intentado no repetir sus crímenes y retornar a su lealtad hacia nosotros, tomando de sus almacenes 20.183 cajas de opio y pidiéndonos, a través del oficial consular Elliot, que las recibiéramos. Han sido enteramente destruidas y esto ha sido puntualmente reportado al Trono en varios memoriales por este comisionado y sus colegas.

Afortunadamente hemos recibido un favor especialmente extenso de Su Majestad el Emperador, que considera que para aquellos que se rindan voluntariamente hay algunas circunstancias para aliviar su crimen y, por lo tanto, magnánimamente les ha perdonado el castigo de momento. Pero para aquellos que de nuevo violen la prohibición del opio, es dificultoso para la ley perdonarlos repetidamente. Habiendo establecido nuevas regulaciones, presumimos que el gobernante de vuestro honorable país, que se deleita en nuestra cultura y cuya disposición se inclina hacia nosotros, debe ser capaz de instruir a los muchos bárbaros para observar con cuidado la ley. Sólo es necesario explicarles las ventajas y desventajas y luego ellos sabrán que el código legal de la Corte Celeste debe ser obedecido absolutamente y con temor.
Los artículos que exporta China son beneficiosos, ninguno es dañino como el opio.

China puede suspender el comercio sin ningún perjuicio para sí.

Vuestro país está a 60 o 70 mil li de China. No obstante, hay barcos bárbaros que se esfuerzan para venir aquí a comerciar con el propósito de hacer grandes ganancias. La riqueza de China es aprovechada por los bárbaros para obtener ganancias, es decir, que las grandes ganancias que consiguen derivan todas ellas de la correcta colaboración china. ¿Con qué derecho ellos a cambio usan una droga venenosa para perjudicar al pueblo chino? Aunque los bárbaros no pretendan necesariamente hacernos daño, al ambicionar ganancias hasta tal extremo no se preocupan de si perjudican a otros. Déjennos preguntar: ¿Dónde está vuestra conciencia? He oído decir que fumar opio está estrictamente prohibido en vuestro país; esto es porque el daño que causa el opio se comprende claramente. Puesto que no está permitido hacer daño a vuestro propio país, entonces todavía menos deberían ustedes dejar que se perjudique a otros países. ¡Tanto menos a China! De todas las cosas que China exporta hacia países extranjeros, no hay una sola que no sea benéfica para las personas: Son benéficas cuando se comen, cuando se usan o cuando se revenden: Todas son benéficas. ¿Hay un solo artículo proveniente de China que haya hecho algún daño en países extranjeros? Tomen como ejemplo el té y el ruibarbo, los países extranjeros no podrían estar un solo día sin ellos. Si china cortara la exportación de estos productos sin preocuparse por aquellos que habrían de sufrir las consecuencias, ¿qué podrían hacer los bárbaros entonces para sobrevivir? Además, los productos textiles de los países extranjeros no podrían ser tejidos si no obtuvieran la seda china. Nuevamente, si China cortara estas exportaciones benéficas ¿qué ganancia podrían esperar los bárbaros? Por lo que se refiere a otros productos comestibles, comenzando con dulces, el jengibre, la canela y cosas por el estilo, y artículos para el uso como la seda, el satén, la porcelana, etc., las cosas que pueden ser obtenidas por los países extranjeros son innumerables. Por otra parte, los artículos que llegan a China desde el extranjero pueden ser utilizados únicamente como juguetes. Podemos tenerlos o prescindir de ellos. Desde el momento que no son necesarios para China ¿qué dificultad podríamos tener si cerráramos nuestras fronteras e interrumpiéramos el comercio? Sin embargo, nuestra Corte Celeste deja que el té, la seda y otros bienes sean embarcados sin límite y circulen por todas partes sin avaricia. Esto no es por otra razón que la de compartir el beneficio con los pueblos del mundo entero.

Los bienes exportados de China por vuestro país no sólo abastecen vuestro propio uso y consumo, sino que también son fraccionados y vendidos en otros países, produciendo una triple ganancia. Aun si ustedes no vendieran opio, tendrían esta triple ganancia. ¿Cómo pueden ustedes llegar a vender productos dañinos si no es por alimentar un deseo insaciable?
Inglaterra no consentiría que otra nación introdujera opio en ella.
Supongamos que hubiera un pueblo de otro país que llevara opio para venderlo en Inglaterra y sedujera a vuestro pueblo para comprarlo y fumarlo. Seguramente vuestro honorable gobernante aborrecería profundamente esto y sentiría amargura. Hemos oído hasta ahora que vuestro honorable gobernante es bueno y benevolente. Naturalmente ustedes no pueden desear dar a otros lo que no quieren para sí mismos. También hemos oído que los barcos que vienen a Cantón tienen reglamentos promulgados y establecidos por los que no les está permitido transportar bienes de contrabando. Esto indica que las órdenes administrativas de vuestro honorable gobierno han sido originariamente estrictas y claras. Sólo porque los barcos comerciales son muy numerosos quizá hasta ahora no han sido examinados con cuidado. Ahora, luego de que esta comunicación ha sido despachada y usted ha entendido claramente lo estricto de las leyes prohibitivas de la Corte Celeste, ciertamente no consentirá que sus súbditos se atrevan a violar la ley nuevamente.
La reina puede acabar con el cultivo del opio, y es lo que debería hacer.
Hemos sabido además que en Londres, capital de vuestro honorable gobierno, y en Escocia, Irlanda y otros lugares, no se produce opio. Sólo en algunos lugares de la India bajo vuestro control, como Bengala, Madrás, Bombay, Patna, Benarés y Malwa, ha sido sembrado opio de colina a colina, y han sido abiertos lugares para su manufactura. Por meses y años ha continuado el trabajo para acumular el veneno. El detestable olor asciende irritando al cielo y espantando los espíritus. Realmente usted, oh rey, puede erradicar las plantas de opio de estos lugares, limpiar los campos por completo, y sembrar en su lugar los cinco cereales. Cualquiera que se atreva a plantar y manufacturar opio nuevamente debe ser castigado severamente. Ésta sería ciertamente una política de gobierno grande y benevolente que acrecentaría el bien común y alejaría el mal. Para esto, el Cielo lo apoyaría y los espíritus le darían buena fortuna, prolongando vuestra vejez y extendiendo vuestra descendencia. Todo depende de este acto.
Los comerciantes se han de someter a la ley china.
Por lo que se refiere a los mercaderes bárbaros que vienen a China, reciben su comida, bebida y alojamiento por el gracioso favor de nuestra Corte Celeste. Sus riquezas acumuladas son todas ganancias otorgadas con placer por nuestra Corte Celeste. Ellos pasan más tiempo en Cantón que en su propio país. Recopilar claramente las penalidades legales como ayuda para la instrucción ha sido un principio válido en todas las épocas. Suponga a un hombre de otro país que llega a Inglaterra a comerciar, él tiene que obedecer las leyes inglesas. Tanto más debe obedecer en China las leyes de la Dinastía Celeste.
Ha sido necesario imponer la pena de muerte.
Ahora hemos establecido regulaciones que rigen al pueblo chino. Aquel que venda opio recibirá la pena de muerte y el que lo fume también. Ahora considere esto: si los bárbaros no nos traen opio ¿cómo podrían los chinos venderlo o fumarlo? El hecho es que los bárbaros perversos han puesto a los chinos en una trampa mortal. ¿Cómo podemos garantizar la vida a estos bárbaros? Aquel que toma la vida aunque sea de una sola persona, debe responder con su vida por esto. ¿pero el daño producido por el opio se reduce a tomar solamente una vida? Por lo tanto, en las nuevas reglamentaciones, en relación a aquellos bárbaros que traen opio a China, la pena está fijada en decapitación o estrangulamiento. Esto es lo que se llama desembarazarse de algo dañino en favor de la humanidad.
Aceptamos la moratoria pedida por los ingleses.
Además nos hemos enterado de que a mediados del segundo mes de este año el cónsul Eliott de vuestra nación, puesto que la ley de prohibición del opio era muy firme y severa, solicitó una prórroga del límite de tiempo. Él pidió una extensión por cinco meses para la India y sus territorios y puertos adyacentes, y de diez meses para la propia Inglaterra, después de lo cual podrían actuar en conformidad con las nuevas reglamentaciones. Nosotros, el comisionado y otros funcionarios, hemos memorializado esta cuestión y recibido la extraordinaria gracia de Su Majestad el Emperador, quien ha redoblado su compasión y consideración. Todos aquellos que desde el año próximo (desde Inglaterra) o seis meses (desde la India) traigan opio a China por error, pero que voluntariamente confiesen y entreguen completamente todo su opio, serán exceptuados del castigo. Después de este límite de tiempo, quienes todavía traigan opio a China, habrán cometido una abierta violación y serán ejecutados de inmediato, de acuerdo a la ley sin absolutamente ningún tipo de clemencia o perdón. A esto se le llamará la exaltación de la bondad y la perfección de la justicia.
Exhortación final.
Nuestra Dinastía Celeste gobierna y supervisa una miríada de estados y sin duda posee dignidad espiritual sin fin. Así, el Emperador no puede ordenar la ejecución de nadie sin antes haber tratado de reformarlo informándolo oportunamente. Por lo tanto, Él especialmente promulga estas reglamentaciones. A los mercaderes bárbaros de vuestro país, si quieren negociar por un período prolongado, se les requiere obedecer nuestros estatutos con respeto y cortar permanentemente el flujo de opio. No deben de ninguna manera tratar de probar con sus vidas la efectividad de la ley. Puede usted, oh rey, tamizar los perversos de su pueblo antes de que vengan a China, para garantizar la paz de vuestra nación, mostrar en adelante la sinceridad de vuestra cortesía y sumisión y permitir que ambos países disfruten juntos las bendiciones de la paz. ¡Qué afortunado!¡Qué afortunado sin duda! Después de recibir este despacho usted nos dará inmediatamente una rápida respuesta en cuanto a los detalles y circunstancias del corte por su parte del tráfico de opio. Asegúrese de hacerlo.

Lo precedente es lo que tenía que ser comunicado. Está apropiadamente expresado y es bastante exhaustivo.