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LA GUERRA DE LAS DOS ROSAS
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En 1455 murió en Roma el pintor Fra Angélico, casi a los sesenta años. Dejó numerosos discípulos, probablemente más de los que conocemos. También murió el escultor Lorenzo Ghiberti, a sus setenta y siete años. El escultor Donatello, con casi setenta años, famoso en toda Italia, regresó a Florencia, donde siguió realizando obras de gran originalidad.

El príncipe Ladislao II de Valaquia, que había sido derrocado por Iancu, su rival, había reunido un ejército con el que entró en sus antiguas posesiones de Transilvania, ahora gobernadas por el hijo y tocayo de Vlad Dracul, y allí se dedicó a saquear, matar y arrasar.

Las disputas entre el rey Juan II de Navarra y su hijo Carlos, el príncipe de Viana, se habían convertido ya en una auténtica guerra civil. En octubre, el rey desheredó a Carlos y a su hermana Blanca en beneficio de su tercera hija, Leonor, que estaba casada con el conde Gastón IV de Foix. Éste se convirtió así en un firme aliado del monarca. Pero el príncipe Carlos tenía más de cortesano mujeriego y de humanista que de soldado. (Hacía un par de años había terminado una Crónica de los reyes de navarra, y también fue autor de algunas traducciones de Aristóteles.) En 1456, cansado de la lucha, se marchó a Francia, y luego se trasladó a Nápoles, a la corte de su tío, el rey Alfonso el Magnánimo.

El Papa Calixto III nombró cardenal y vicecanciller de la Iglesia a su sobrino Rodrigo Borja, a pesar de que no había recibido órdenes mayores. El pontífice, a través de su embajador, Juan de Capistrano, trató de promover una nueva cruzada contra los turcos, pero sin éxito alguno. Sólo Hungría se dispuso a combatir, y no tanto por la iniciativa de Calixto III como porque los turcos amenazaban sus fronteras. Juan Hunyadi obligó a los turcos a abandonar el sitio de Belgrado, pero murió por las heridas recibidas en la batalla. También murió unos meses más tarde san Juan de Capistrano, como consecuencia de la epidemia de peste que brotó en el campamento cristiano tras la batalla.

Viendo que el furibundo Ladislao II de Valaquia había escapado a su control, los húngaros dotaron de un pequeño ejército a Vlad, el hijo de Vlad Dracul, con ayuda del cual pudo apresar y decapitar a Ladislao II y convertirse en el nuevo príncipe de Valaquia.

El Papa organizó por su parte una expedición en defensa de la isla de Rodas, al frente de la cual puso a Jacques Coeur, que murió en Quíos, combatiendo contra los turcos.

Un hijo del duque Antonio II de Atenas asesinó a Clara Giorgo, derrocó a su hijo, el duque Francesco I, y se convirtió en el duque Francesco II de Atenas. Logró todo esto con la ayuda del sultán Mehmet II, quien lo depuso antes de que acabara el año.

En Inglaterra murió Edmundo Tudor, el hermanastro del rey Enrique VI. Dejó un hijo póstumo, Enrique, que nació al año siguiente y heredó el condado de Richmond. El rey recobró nuevamente la lucidez y la reina Margarita lo aprovechó para debilitar en lo posible al duque Ricardo de York. Ciertamente, Ricardo representaba una seria amenaza para que su hijo, el joven príncipe Eduardo, pudiera heredar la corona: los Lancaster habían obtenido la corona cuando Enrique IV derrocó a su primo Ricardo II, el cual había nombrado heredero a Roger Mortimer, el conde de La Marche y del Ulster. En su momento, los Lancaster se habían ocupado tanto de Edmundo Mortimer, el tío de Ricardo, como de su padre, el conde Ricardo de Cambridge, herederos de los derechos de Ricardo II, y ninguno de ellos se había encontrado en una situación tan buena como el actual duque de York para hacerse con el trono: el gobierno de Enrique VI estaba siendo nefasto; Inglaterra había sido humillada ante Francia; la propia reina, Margarita de Anjou, era francesa, y eso la volvía impopular; Ricardo, en cambio, era popular y tenía aliados poderosos. Además, la casa de Lancaster era en estos momentos especialmente vulnerable, ya que el rey y el príncipe eran sus únicos representantes vivos. Si el príncipe de Gales muriera, la corona no tendría otro heredero legítimo que no fuera Ricardo de York.


En Francia tampoco faltaban las intrigas. El Delfín Luis había intervenido en varias sublevaciones contra su padre, el rey Carlos VII de Francia, y tuvo que huir a la corte del duque Felipe III de Borgoña. Dicen que Carlos VII profetizó: "Mi primo de Borgoña está alimentando el zorro que va a comerse sus gallinas". Ese año murió el duque Carlos I de Borbón, que fue sucedido por su hijo Juan II.

En julio, el gran inquisidor Jean Bréal y el arzobispo de Ruán, Guillaume d'Estouteville, proclamaron solemnemente en esta ciudad la rehabilitación de santa Juana de Arco. Terminaba así un proceso en el que fueron examinados los documentos encontrados en Ruan sobre el proceso contra Juana y fueron interrogados ciento quince testigos, desde compañeros de infancia de Juana hasta participantes en el juicio que la condenó.

También el rey Alfonso V de Portugal había rehabilitado la memoria de su tío, el duque Pedro de Coimbra, lo que permitió que su hijo Pedro regresara a la corte de su exilio castellano. Un veneciano llamado Alvise de Ca'da Mosto, que trabajaba para Enrique el Navegante y el año anterior había estado explorando el río Gambia, descubrió las islas Cabo Verde, a unos 500 kilómetros al oeste de la costa senegalesa. Calixto III promulgó la encíclica Inter caetera, en la que concedía a Portugal el dominio de la costa africana al sur de Marruecos.

El pintor Fra Filippo Lippi, que había cumplido ya los cincuenta años, raptó a Lucrezia Buti, una religiosa de Santa Margherita del Prato, de donde era capellán, y tuvo un hijo con ella, Filippino. La intervención de Cosme de Médicis, que apreciaba el arte de Filippo, permitió que la pareja fuera dispensada de sus votos y pudiera casarse.

Mientras tanto Mantegna terminaba en Padua su trabajo en la iglesia de los Eremitani. Había pintado una monumental Asunción de la Virgen y varios frescos con Historias de Santiago y San Cristóbal, en los que utiliza impresionantes juegos de perspectiva. Sus escenas están llenas de paredes de piedra, mármoles, columnatas, arcos de triunfo, cornisas, relieves, etc. Su maestro, Squarcione, dijo, movido por la envidia, que hasta los personajes parecían estatuas de bronce o de piedra, y algo de razón no le faltaba, pero el resultado era, sin duda, espectacular.

Mantegna marchó entonces a Venecia a visitar a su suegro, el pintor Jacopo Bellini, con cuya hija, Niccolosia, se había casado dos años atrás. Se conservan pocas obras suyas, de estilo antiguo, bizantino, aunque con influencias renacentistas. Jacopo tenía otros dos hijos, ayudantes suyos, que no habían cumplido aún los treinta años: Gentile y Giovanni Bellini. Luego Mantegna marchó a Verona, donde se le había encargado un retablo para el altar mayor de San Zenón de Verona.

En 1457, el rey Cristián I de Dinamarca y Noruega logró los apoyos suficientes para hacerse proclamar rey de Suecia, en detrimento de Carlos VIII, que tuvo que marchar al exilio.

En Moldavia, un hijo del príncipe Bogdan II llamado Esteban logró derrocar a Pedro III, el hermanastro y asesino de su padre.

Ese año murió el duque Pedro II de Bretaña, y fue sucedido por su tío Arturo III. Éste había sido capturado en Azincourt y llevado a Londres como rehén. Recientemente había participado en la reconquista de Normandía y la Guyena.

En Nápoles murió Lorenzo Valla, unos de los más destacados precursores del pensamiento renacentista.

En China, el emperador Zhengtong fue liberado del cautiverio al que lo tenían sometido los mongoles, y pudo recuperar el gobierno de su país.

El Delfín Luis se casó con Carlota, hermana del duque Amadeo IX de Saboya.

Johannes Gutenberg se asoció con Peter Schöffer, el yerno de su socio anterior, Johann Fust, que había aprendido sus técnicas de impresión, y llevó adelante la impresión del Salterio de Maguncia, en cuyo colofón se manifiesta que todo se ha hecho con "el invento artificioso de estampar y de componer", sin ninguna intervención de la pluma.

Tras la muerte de Juan Hunyadi, el emperador Federico III intentó recuperar de nuevo su influencia sobre el joven rey Ladislao V de Hungría y Bohemia. Uno de sus partidarios trató de asesinar a Ladislao Hunyadi, el ban de Croacia, primogénito de Juan, pero los amigos de éste lo impidieron dando muerte al asesino. Entonces Ladislao V hizo arrestar a Hunyadi y finalmente lo decapitó. Esto desencadenó una reacción por la que Ladislao fue expulsado del trono y muerto poco después.

Ladislao V tenía entonces diecisiete años, por lo que no dejó descendencia. Con él se extinguía la rama albertina de la casa de Habsburgo, y sólo quedaba ahora la rama leopoldina, a la cabeza de la cual estaba el emperador Federico III. El joven Ladislao V nunca había llegado a tener mucho poder efectivo, pero había tratado de compensarlo inflando sus títulos: puesto que casi todos los Habsburgo ostentaban el título de duque de Austria, él se había arrogado el de archiduque de Austria, título que ahora tomó para sí Federico III. Frente a la casi media docena de duques de Austria que había habido normalmente hasta ese momento, a partir de ahora sólo iba a haber un archiduque.

Federico III reclamó los derechos sucesorios sobre Bohemia y Hungría, así como del ducado de Luxemburgo, del que Ladislao V era también duque titular, pero no tuvo ningún éxito: Luxemburgo se lo apropió el duque Felipe III de Borgoña, que era usufructuario del ducado desde la muerte de Isabel de Gorlitz, seis años atrás; tras unos meses de incertidumbre, ya en 1458, la nobleza de Bohemia eligió por unanimidad como nuevo rey a Jorge de Podebrady, que de hecho había gobernado el país desde el nacimiento del rey Ladislao; en Hungría la sucesión fue más discutida, pero finalmente el hermano de Ladislao Hunyadi, conocido como Matías Corvino (el cuervo, por el color de su pelo), logró suficientes apoyos para proclamarse rey, frente a las pretensiones del emperador. Pocos días despues, para legitimar su posición, se casó con la hija de Jorge de Podebrady.

Ese año murieron:

El rey Alfonso V de Portugal inició una serie de campañas militares contra Marruecos que le valieron el sobrenombre de Alfonso V el Africano. En esta primera campaña conquistó Alcazarseguer.

El escultor Luca della Robbia había dedicado durante un tiempo su taller a una producción casi "en serie" de vírgenes, escudos heráldicos, imágenes de devoción, etc. que tenían gran éxito y resultaban muy lucrativas, pero que le habían hecho perder su prestigio de gran escultor. Sin embargo, en los últimos años había estado trabajando en una obra que lo puso de nuevo a la cabeza de los artistas de su tiempo: la tumba de Benozzo Federighi, un altorrelieve en mármol, marquetería y terracota vidriada que lo consagró como profundo conocedor del arte antiguo.

En 1459 el pintor Piero della Francesca terminó una obra enigmática: La flagelación de Cristo, un óleo sobre tabla en el que la escena que le da título aparece en segundo plano, mientras el primer plano lo ocupan tres personajes vestidos con ropas de épocas distintas que conversan entre ellos. Se ha especulado mucho sobre el simbolismo de esta escena, pero lo más patente es el impecable tratamiento de la perspectiva y las proporciones. Al mismo tiempo terminó una de sus obras más importantes: los frescos sobre La leyenda de la cruz, pintados en la iglesia de San Francisco de Arezzo. Piero trabajó en estos frescos durante siete años, con la ayuda de varios discípulos. Representan diversas escenas relacionadas con la cruz, como la batalla de Constantino contra Majencio, etc. En ellos destacan sobre todo los fundamentos geométricos, no sólo en lo referente a la perspectiva, sino también en la disposición y agrupación de las figuras, simetrías, etc.

Andrea Mantegna terminó su retablo para el altar mayor de San Zenón de Verona. En él sitúa el punto de fuga para la perspectiva muy cerca de la parte inferior, de modo que las figuras de los santos, ya de por sí semejantes a estatuas, resultan todavía más monumentales al ser contempladas "desde abajo".

Ese año murieron el humanista florentino Poggio Bracciolini y el poeta valenciano Ausiàs March. Entre sus últimas creaciones destacan los seis Cants de mort (cantos de muerte), el Cant espiritual, y una serie de poemas filosóficos de tono sentencioso y didáctico.

El sultán turco Mehmet II terminó la ocupación de Servia. El patriarcado ortodoxo fue suprimido y los servios hubieron de pagar el impuesto de sangre: debían entregar niños para que fueran islamizados y educados como jenízaros.

El Papa Pío II convocó un congreso en Mantua para tratar de formar una liga europea contra los turcos, pero, como de costumbre, no tuvo ningún éxito. La principal potencia sobre la que recaía el peso de contener el avance turco era Hungría, pero, en lugar de recibir ayuda, sucedió que el emperador Federico III se alió con el rey de Bohemia, Jorge de Podebrady, contra Matías I, el rey de Hungría. Matías I derrotó a ambos, y arrebató a Bohemia los territorios de Moravia y Silesia.

El príncipe Vlad de Valaquia gobernaba sus territorios con eficiencia, pero con absoluta independencia de Hungría, de la que se suponía que era vasallo. Desde antes incluso de ascender al trono húngaro, Matías Corvino estaba tratando de incitar a la rebelión a varios adversarios del príncipe, hasta que éste decidió tomar medidas al respecto: Invitó a una fiesta a unos quinientos nobles, potenciales enemigos, los hizo apresar y atravesar en sendas estacas, como había visto hacer en la corte turca en su juventud. Esto le valió el sobrenombre de Vlad Tepes (Vlad el Empalador), aunque, obviamente, éste no apareció por escrito hasta muchos años después de su muerte. Oficialmente era conocido como Vlad Draculea, que literalmente significa "El hijo de Dracul", es decir, "El hijo del Dragón", aunque también puede traducirse como "El hijo del Diablo", en concordancia con el carácter sanguinario del que iba a seguir haciendo gala en lo sucesivo. A otros enemigos que capturó después los hizo arrojar a las llamas.

Carlos, el príncipe de Viana, se había hecho fácilmente con el control de la isla de Sicilia, hasta el punto de que los sicilianos querían nombrarlo virrey perpetuo. Esto intranquilizó a su padre, el rey Juan II de Navarra y Aragón, que se apresuró a negociar con él y logró que en agosto Carlos se trasladara a Mallorca como paso previo a un encuentro entre ambos.

En septiembre, Ricardo de York, considerándose amenazado por las intrigas de la reina Margarita, se declaró en rebeldía y reivindicó sus derechos a la corona. Planteado así el conflicto, como una cuestión sobre a quién le correspondía legítimamente la corona inglesa, los partidarios del rey Enrique VI o del duque Ricardo de York se consideraron en realidad partidarios de la casa de Lancaster o de la casa de York. Los escudos de ambas familias llevaban una rosa, roja en el de Lancaster y blanca en el de York, por lo que la guerra civil que se iniciaba ahora (aunque hay quienes la remontan cinco años atrás, a la primera rebelión de Ricardo) es conocida como la Guerra de las dos rosas. En octubre, Eduardo, el hijo de Ricardo, que tenía ya diecisiete años, llegó a Calais con los condes de Salisbury y Warwick. Los lancasterianos trataron de expulsarlos, pero consiguieron reunir un ejército al que Londres abrió sus puertas.

En enero de 1460 se produjo una reconciliación entre el rey Juan II de Navarra y Aragón y su hijo Carlos, pero Juan II se negó a reconocerlo como heredero, pues según las leyes de Aragón, al ser su primogénito, debería necesariamente heredar el reino, mientras que el rey pretendía legárselo a Fernando, el hijo que había tenido con su segunda esposa, Juana Enríquez, que tenía ahora siete años. En marzo Carlos desembarcó en Barcelona entre aclamaciones, sin permiso y enojando a su padre, pero éste lo recibió con aparente cordialidad y lo atrajo hasta Lérida, donde había convocado las Cortes. En mayo, Juan II inició negociaciones con el rey Alfonso V de Portugal para casar a Carlos con su hermana Catalina. También entró en negociaciones con Juan Pacheco, el marqués de Villena, que estaba siguiendo una curiosa política: tramaba conspiraciones con los enemigos del rey Enrique IV y luego denunciaba ante él a los conspirados.

El rey Fernando I de Nápoles fue derrotado en Sarmo por Juan de Anjou, el duque de Lorena.

El rey Carlos VII de Francia aprovechó un escándalo concerniente a la vida privada del conde Juan V de Armañac para desterrarlo a perpetuidad. El conde era uno de los principales nobles que conspiraban contra el rey junto al Delfín Luis.

El sultán turco Mehmet II conquistó el principado de Morea. Tomás Paleólogo huyó a Italia, mientras que su hermano Demetrio, acérrimo enemigo de los latinos, prefirió establecerse en la corte del sultán. Ahora lo único que sobrevivía del Imperio Bizantino era el Imperio de Trebisonda. Por otra parte, Mehmet II hizo ejecutar al duque Francesco II de Atenas, al que tenía prisionero, con lo que se anexionó definitivamente el ducado.

El príncipe de Valaquia, Vlad el Empalador, logró capturar al que consideraba su enemigo más peligroso, que se hacía llamar el Dan el Vóivoda. Lo obligó a cavar su propia tumba y a asistir a sus propios funerales antes de decapitarlo.

Se desconocen los detalles de las actividades de Gutenberg durante los últimos años, pero se sabe que en algún momento dado se disolvió su asociación con Peter Schöffer, quien continuó imprimiendo con su suegro, Johann Fust, mientras Gutenberg tuvo que abandonar su oficio de impresor. Se sabe que en Maguncia proliferaban los impresores, así como que recientemente se había abierto un nuevo taller en Estrasburgo.

Andrea Mantegna, aceptó la invitación del marqués de Mantua, Luis III Gonzaga, y se trasladó a dicha ciudad, donde Luis III lo nombró pintor de corte. De entre los trabajos que realizó allí destaca el Tránsito de la Virgen, un óleo en el que la disposición de los apóstoles construye una perspectiva que, más que al cuerpo inerte de la Virgen, apunta hacia un paisaje fluvial que se divisa a través de una gran ventana al fondo.

Después de algunos encuentros, el duque Ricardo de York obtuvo una victoria decisiva en Towton, que obligó a huir al rey Enrique VI y esconderse en el noroeste del país. El rey Jacobo II de Escocia apoyó a los Lancaster en estos momentos difíciles, y supuso que a cambio no les importaría que se adueñara de algunas fortalezas fronterizas inglesas, pero murió en el asedio de una de ellas al explotar uno de sus propios cañones. Fue sucedido por su hijo Jacobo III, de nueve años, bajo la regencia de su madre, María. Esto privó a los Lancaster del apoyo escocés.

Otro Jacobo, hijo bastardo del rey Juan II de Chipre, derrocó a su hermanastra Carlota y se convirtió en Jacobo II el Bastardo.

La reina Margarita de Inglaterra conservaba un ejército, que fue derrotado en julio en Northampton, y poco después el rey Enrique VI fue capturado y llevado a Londres. El Parlamento nombró a Ricardo de York heredero de Enrique VI, y el rey aceptó el compromiso a cambio de su libertad.

Portugal empezó a poblar las islas Cabo Verde, con colonos portugueses y esclavos negros africanos. La exploración de la costa africana seguía avanzando, y ésta se inclinaba cada vez más acentuadamente hacia el este. Todo apuntaba a que se había alcanzado el extremo sur del continente africano y que a partir de ahí, siguiendo la costa, se avanzaría ya en dirección este camino a las Indias. Enrique el Navegante no pudo confirmar estas expectativas tan optimistas, pues murió el 13 de noviembre.

Otros fallecidos ese año fueron:

El Papa Pío II promulgó la bula Exsecrabilis, por la que prohibía bajo pena de excomunión la apelación al concilio general (que, según el concilio de Basilea, tenía autoridad sobre el Papa). Ese año nombró cardenal y arzobispo de Siena a su sobrino Francesco Todeschini-Piccolomini, que acababa de cumplir los veintiún años.

En diciembre, la reina Margarita de Anjou había reunido a sus leales en el norte de Inglaterra. El duque Ricardo de York y el conde de Salisbury la hostigaron, pero fueron sorprendidos en Wakefield y allí murieron los dos. Eduardo, el hijo de Ricardo, sustituyó a su padre como jefe de la casa de York.

Mientras tanto, rey Juan II de Navarra y Aragón se enteró (o, al menos, eso dijo él) de que su hijo Carlos planeaba casarse con Isabel, hermanastra del rey Enrique IV de Castilla, que tenía entonces nueve años, en contra de su voluntad de casarlo con Catalina de Portugal (y, al parecer, también en contra de su voluntad de que fuera su hijo Fernando el que se casara con Isabel). Juan II consideró que tal desacato era motivo suficiente para prender a Carlos, y lo encerró en Morella. Esto escandalizó a los catalanes, y la busca, que últimamente andaba dividida en facciones enfrentadas, se unió de nuevo contra el rey y la madrastra de Carlos. La Generalidad catalana reclamó la libertad del príncipe y envió un ultimátum al rey. Juan II no aceptó, y el consejo de Cataluña, dominado por la biga, nombró heredero a Carlos y reunió un ejército para defender su causa. Esto hizo que Juan II prestara más atención a lo que se le exigía, y en febrero de 1461 liberó a Carlos.

En Inglaterra, el ejército de la reina Margarita había descendido hacia el sur devastando todo a su paso, pero la indisciplina de sus hombres disuadió a sus jefes de hacerlo entrar en Londres. Volvió hacia el norte y ello fue aprovechado por Eduardo de York, que en marzo fue reconocido como el rey Eduardo IV de Inglaterra. Su hermano Jorge, de once años, recibió el título de duque de Clarence, y su hermano Ricardo, de nueve, el de duque de Gloucester. (Edmundo había muerto el año anterior, a los diecisiete.) El ejército de Eduardo IV obtuvo una nueva victoria en Towton, que obligó a la reina Margarita de Anjou a refugiarse en Francia con su hijo Eduardo, el príncipe de Gales. Enrique VI se refugió en Escocia.

El 21 de junio, la reina Juana Enríquez de Navarra y Aragón se reunió en representación de su marido con delegados de la Generalidad de Cataluña. En la llamada Concordia de Vilafranca se reconoció a Carlos de Viana como heredero del rey Juan II, se le nombró lugarteniente de Cataluña y se estipuló que el rey no podría entrar en Cataluña sin el consentimiento de sus autoridades. También se limitó la autoridad real en cuanto a la convocatoria de Cortes y el nombramiento de cargos oficiales, y se decretó el destierro de Galcerà de Requesens.

En julio murió el rey Carlos VII de Francia, y finalmente el Delfín Luis se convirtió a sus treinta y ocho años en el rey Luis XI de Francia. Su hermano Carlos recibió el título de duque de Berry.

En Portugal murió el duque Alfonso I de Braganza, que fue sucedido por su hijo Fernando I.

También murió ese año Georg von Peuerbach, un matemático y astrónomo, profesor de la universidad de Viena, autor de numerosos tratados, entre los que destacan los Elementa arithmetices, algoritmus de numeris integris, sobre matemáticas, y las Theoriae nouae planetarum, sobre astronomía. Un discípulo suyo, llamado Johann Müller, que tenía entonces veinticinco años, continuó su obra de corrección de errores en las tablas del Almagesto de Ptolomeo.

En septiembre murió el príncipe Carlos de Viana, de tuberculosis según la versión oficial, envenenado por su madrastra según las malas lenguas. Esto convirtió en heredero de Aragón a Fernando, tal y como quería su madre, la reina Juana. Fernando, en cambio, no era aceptable como rey de Navarra, pues no era hijo de la reina Blanca I. En este caso, los derechos de Carlos pasaban a su hermana Blanca, que logró ser reconocida como Blanca II de Navarra ese mismo año. Los sicilianos, que habían preferido a Carlos de Viana frente a Fernando de Nápoles, reconocieron a Juan II como rey de Sicilia.

El fin de la Guerra de los cien años
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