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LA REVOLUCIÓN AMERICANA
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En 1773, Japón sufrió una nueva rebelión de campesinos.

El sur de Vietnam seguía gobernado por la dinastía Nguyen, que mantenía su independencia de los Le, que gobernaban el norte bajo la tutela de los Trinh. Éstos apoyaron una rebelión en el sur dirigida por tres hermanos llamados Nguyen van Lu, Nguyen van Nhac y Nguyen van Hue, conocidos como los hermanos Tây son por su localidad natal.

El año anterior, Warren Hastings, un antiguo colaborador de Robert Clive que trabajaba para la Compañía de Indias, fue nombrado gobernador de Bengala, y ahora era ascendido a gobernador general de la India (entiéndase, de las posesiones británicas en la India). Abolió el régimes de doble gobierno instituido por Clive y transformó Bengala en una verdadera colonia, si bien fue administrada según las tradiciones locales. Compiló un código de leyes indias, abrió un colegio musulmán en Calcuta, fundó la Sociedad Asiática, tomó medidas para luchar contra el hambre y cartografió el país hasta el Tíbet.

Gracias a los progresos británicos en la India, la Compañía de Indias había conseguido un importante stock de té, demasiado grande de hecho para que el mercado pudiera absorberlo. Si lo hubiera subastado, habría tenido que venderlo a un precio excesivamente bajo. Sin embargo, el primer ministro, Frederick North, decidió intervenir y concedió a la Compañía el privilegio de vender el té en las colonias americanas sin pagar el impuesto al que estaban sometidos los colonos. Así, la Compañía podía vender el té a un precio considerablemente mayor del que habría obtenido en subasta, pero más bajo del que podían permitirse los comerciantes americanos, a causa de la exención del impuesto.

Samuel Adams había tratado sin éxito de movilizar a los colonos contra el impuesto del té, el único resto de los impuestos de Townshend, argumentando que, por principio, no se podía tolerar un impuesto establecido sin el consentimiento de los americanos. Sin embargo, nadie estuvo dispuesto a buscar problemas por un impuesto que no resultaba especialmente oneroso. Ahora la situación era radicalmente distinta: la injerencia de la Compañía de Indias no sólo iba a perjudicar a numerosos comerciantes, sino que podría suponer una "competencia desleal" para los mismísmos contrabandistas. Además, el hecho de que Gran Bretaña hubiera decidido usar a las colonias como instrumento para sanear las finanzas de la Compañía de Indias resultaba especialmente humillante. Con los comités de correspondencia a su disposición, Adams no tuvo dificultad en provocar la indignación de la opinión pública a gran escala. Además, se propagaron planes para boicotear el té británico y hasta se proyectó impedir que fuera descargado en los puertos.

La Compañía de Indias envió medio millón de libras de té a Filadelfia, Nueva York, Charleston y Boston, pero no logró vender ni una libra: en Charleston fue descargado y almacenado, pero nunca salió del almacen, nadie lo compró; en Filadelfia y Nueva York no se permitió la descarga y los barcos tuvieron que regresar a Gran Bretaña; en Boston tampoco se permitió la descarga, pero los barcos se negaron a marcharse, porque contaban con el apoyo del gobernador Hutchinson, cuyos hijos trabajaban para la Compañía de Indias y esperaban hacer un buen negocio con el té.

Los barcos permanecieron tres semanas en el puerto, mientras el gobernador trataba de logar que los comerciantes lo aceptaran, pero entonces Samuel Adams decidió pasar a la acción. El 16 de diciembre, un grupo de Hijos de la Libertad, vestidos con ropas indias, abordaron los barcos y arrojaron al mar 342 cajas de té, sin provocar ningún otro daño. Este acto fue conocido como el Motín del té de Boston.

En 1774, el rey Jorge III de Gran Bretaña logró que muchos de sus partidarios fueran elegidos como miembros del Parlamento. Se los conoció como los King's friends (los amigos del rey). No obstante, en Londres no tenía muchos amigos: John Wilkes entró una vez más en el Parlamento.

Cuando llegaron a Gran Bretaña las noticias sobre el Motín del té de Boston, causaron indignación. La paciencia del rey Jorge III había llegado a su límite. El 7 de marzo se reunió el Parlamento para analizar la situación de las colonias y, bajo la dirección del propio monarca, se fueron fraguando las llamadas Leyes coercitivas, destinadas a terminar de una vez por todas con las insubordinaciones de los colonos americanos. La primera de ellas fue el Proyecto de ley del puerto de Boston, que fue aprobada el 31 de marzo, que establecía el cierre del puerto de Boston mientras no se pagase a la Compañía de Indias el valor del té destruido en el motín. No podrían entrar ni salir barcos salvo que llevaran suministros a los soldados británicos o productos de primera necesidad. Cualquier otra actividad comercial se desviaría al puerto de Salem. William Pitt y John Wilkes se opusieron a estas medidas, pero sus argumentos fueron desatendidos.

El 10 de mayo murió el rey Luis XV de Francia y fue sucedido por su nieto de veinte años, convertido ahora en Luis XVI. La condesa du Barry se retiró al palacio de Louveciennes, que le había construido su amante, el monarca fallecido, mientras María Antonieta de Austria, la esposa del nuevo rey (y más inteligente que su marido) se convirtió en la figura más influyente de Francia.

También murieron ese año:

En tiempos de Luis XIV, se había instaurado en Francia un premio anual que se concedía a jóvenes pintores, escultores y arquitectos que competían en un duro concurso por eliminatorias. El premio consistía en una estancia de cuatro años, financiada por el rey, en la Academia de Francia en Roma. Allí los ganadores estudiaban la cultura clásica y renacentista. El premio de Roma se había convertido en el más prestigioso de la época en Europa. Muchos aspirantes optaban a él durante varios años consecutivos. Ése fue el caso de un joven pintor que ahora, en su cuarto intento, logró hacerse con él. Tenía veintiséis años y se llamaba Jacques-Louis David. Se cuenta que en una de las ocasiones en las que el premio le había sido denegado, se había puesto en huelga de hambre como protesta. La obra que le valió el codiciado galardón se titulaba El médico Erasistrato descubre la causa de la enfermedad de Antíoco. Su primer intento había sido con El combate de Minerva contra Marte, que le había valido sólo un segundo puesto, y el año anterior había probado suerte con La muerte de Séneca.

La siguiente Ley coercitiva que aprobó el parlamento británico fue la Ley del gobierno de Massachusetts, que despojaba a la colonia de toda autonomía: todos los funcionarios que hasta entonces eran elegidos por los colonos serían nombrados por el gobernador, el cual a su vez era elegido por el rey. Cualquier actividad en la colonia (incluida la mera celebración de una reunión) debería ser aprobada por el gobernador. Más aún, el gobernador Hutchinson que, aunque era leal a la Corona, era americano, fue sustituido por el general Gage, que el 13 de mayo trasladó su cuartel general de Nueva York a Boston. A los dos regimientos de Massachusetts se les sumaron otros tres, y una escuadra de barcos británicos se instaló en el puerto. El 20 de mayo se anuló la carta de derechos de Massachusetts. La Ley de administración de justicia estableció que los juicios por traición se celebrarían en Gran Bretaña cuando se considerara inseguro realizarlos en Massachusetts.

El 24 de mayo llegó a Virginia la noticia de la aprobación de la Ley del puerto de Boston, y la cámara legislativa de la colonia, liderada por Patrick Henry, denunció la ley aduciendo que ponía a Massachusetts bajo una invasión hostil, y declaró día de oración el 1 de junio (el día de entrada en vigor de la ley). El gobernador de Virginia, a la sazón John Murray, disolvió la asamblea. El 2 de junio se restableció la Ley de acuartelamiento, no sólo para Massachusetts, sino para todas las colonias.

Por otra parte, el Parlamento británico aprovechó para reorganizar la colonia de Quebec, habitada fundamentalmente por católicos franceses. La nueva legislación fue aprobada el 22 de junio y no disgustó especialmente a los canadienses, acostumbrados a ser gobernados desde Francia. Sin embargo, las trece colonias del sur la vieron como un peligroso precedente. Por otra parte, los británicos habían decidido tolerar plenamente la religión católica en Canadá, para escándalo de los colonos protestantes del sur. Pero lo más grave era que todo el territorio del valle del Ohio se anexionaba a la provincia de Quebec, mientras que diversas colonias (Massachusetts, Connecticut y Virginia) reclamaban para sí partes del valle desde los tiempos de la guerra de los Siete años.

Las Leyes coercitivas fueron el mejor regalo que Samuel Adams hubiera podido jamás imaginar. Sus posiciones radicales nunca habían sido bien vistas por la mayoría de los colonos americanos. Cuando éstos habían decidido desafiar al gobierno británico, se habían sentido incómodos al verse obligados a secundar a Adams, y se habían desvinculado de él en cuanto la situación lo había permitido. La propia colonia de Massachusetts tenía mala imagen entre las demás colonias. No gustaba su puritanismo y su intolerancia religiosa, ni la falta de escrúpulos de sus comerciantes, ni, por supuesto, su radicalismo político. Sin embargo, ahora que Massachusetts había dejado de ser una colonia para convertirse en un territorio bajo ocupación militar, todo había cambiado. Los colonos llamaron Leyes intolerables a las Leyes coercitivas, y, gracias a los comités de correspondencia, Adams logró sin dificultad que las trece colonias abrazaran sus tesis más radicales.

Los británicos abandonaron ese año las islas Malvinas. En Londres murió Robert Clive, el artífice de la supremacía británica en la India. En Francia murió el economista François Quesnay.

Diderot seguía en Rusia, donde escribió sus Principios de política de los soberanos, contra Federico II de Prusia y el despotismo. Poco después regresó a Francia.

María Teresa de Austria selló una alianza con los turcos contra Rusia, que obligó a la zarina Catalina II a firmar la paz de Kuchuk-Kainarzhi el 21 de julio, con el que terminó la guerra ruso-turca. Aun así, el tratado fue beneficioso para Rusia, que recibió una llanura junto al mar de Azov, el derecho de navegación por el mar Negro, y el protectorado sobre los griegos ortodoxos de Turquía. Más aún, los otomanos tuvieron que reconocer la independencia de los tártaros de Crimea y ceder Bucovina a Austria en pago de su apoyo.

Ansioso de popularidad, el rey Luis XVI de Francia decidió restablecer en agosto los derechos de los parlamentos y destituyó al "triunvirato" formado por Choiseul, Maupeou y el abate Terray. Con respecto a la cuestión de los parlamentos, Maupeou declaró: Yo hice ganar al rey un proceso de más de tres siglos de duración, pero, si quiere perderlo, él es muy dueño. La política económica quedó en manos de Turgot, que abandonó el mercantilismo de Terray y volvió a poner en práctica los principios fisiocráticos. En una carta el rey fechada el 24 de agosto expuso las que iban a ser las directrices de su política: ni deuda pública, ni bancarrota, ni impuestos nuevos, sino ahorro, sustitución de los impuestos por uno solo, de carácter proporcional, libertad de industria y de comercio, instrucción del pueblo y elección de representantes municipales que expresaran la opinión del pueblo y repartieran el impuesto. El ministerio de Asuntos Exteriores fue ocupado por el conde de Vergennes, hasta entonces embajador en Suecia.

Luis XVI nombró ministro de marina a Antoine-Gabriel Sartine, hasta entonces había sido jefe de la policía de París, y desde ese cargo había hecho construir el mercado de granos, había fundado una escuela gratuita de dibujo para los artesanos y dotó a París de alcantarillado y de servicios de limpieza. Ahora pasó a ocuparse de la reforma de la flota francesa, tanto técnica como administrativa.

Lavoisier realizó un experimento consistente en calcinar estaño en un vaso cerrado y comprobar la conservación de la masa total. Fue el primer paso que le llevaría a enunciar la ley de conservación de la materia. Lavoisier fue el primero en usar sistemáticamente la balanza en los experimentos químicos.

El rey Gustavo III de Suecia promulgó la libertad de prensa.

El virrey de México, Antonio María Bucareli, envió una expedición hacia el norte por la costa del Pacífico para determinar la extensión de la colonización rusa del continente. La puso bajo el mando de Juan Pérez, que llegó hasta los 59 grados de latitud norte (muy cerca de Alaska) sin encontrar establecimientos extranjeros. Poco después una segunda expedición, dirigida por Bruno Heceta, llegó un poco más al norte con idénticos resultados.

El 27 de agosto, un virginiano llamado Richard Henderson organizó una nueva colonia en el territorio de Kentucky, al oeste de Virginia, a la que llamó Transylvania. No obstante, Virginia reclamaba como suyos tanto los territorios de esta colonia como los de la colonia de Vandalia, fundada más al norte. Se estima que el número de colonos más allá de los Apalaches debía de ser de unos 250.000. En el valle del Ohio vivía la tribu india de los shawnee, que se oponía a la penetración de los hombres blancos en lo que, por alguna razón, consideraban su territorio, y el gobernador de Virginia, lord Dunmore, envió en varias ocasiones partidas armadas en lo que se llamó la Guerra de lord Dunmore.

El 1 de septiembre, el general Gage envió soldados a Cambridge y a Charleston para apoderarse de pólvora y cañones que podrían caer en manos de los colonos. En Cambridge se reunieron varios colonos, pero no se atrevieron a enfrentarse a los soldados. Al mismo tiempo, Gage preparaba Boston para resistir un asedio.

La cámara legislativa de Virginia había aprobado justo antes de su disolución una propuesta de reunión de delegados de las trece colonias para emprender acciones conjuntas contra la represión británica. Samuel Adams se hizo eco inmediatamente de la idea (que, al provenir de la prestigiosa colonia de Virginia, tuvo muchos más apoyos que si hubiera sido suya) y organizó el que se llamó Primer congreso continental (identificando a las trece colonias con la totalidad del continente norteamericano). Todas las colonias excepto Georgia enviaron delegados, que, en número de cincuenta y seis, se reunieron en Filadelfia el 5 de septiembre. El virginiano Peyton Randolph fue elegido presidente. Los delegados no tardaron en agruparse en radicales y conservadores. Entre los radicales destacaban Samuel Adams y su primo John Adams, de Massachusetts y Patrick Henry, Thomas Jefferson y Richard Henry Lee, de Virginia. Entre los conservadores estaban Joseph Galloway, de Pennsylvania y James Duane, de Nueva York.

Patrick Henry propuso que cada colonia tuviera un número de votos proporcional a su población, con lo que Virginia y Massachusetts serían las más influyentes. Sin embargo, las colonias pequeñas reclamaron que cada una tuviera un voto, y los radicales cedieron para mantener la unidad. El llamamiento a la unidad era precisamente la piedra angular del discurso radical. El propio Patrick Henry exclamó en una de sus intervenciones: No soy un virginiano, sino un americano.

Respecto al conflicto colonial, Galloway propuso que el congreso hiciera a su vez propuestas conciliadoras a los británicos: se podría constituir un parlamento americano de modo que las leyes relativas a las colonias requirieran la doble aprobación del parlamentó británico y del americano.

En Francia, Turgot promulgó la libertad de comercio y de circulación de granos, que luego se extendió al aceite, al ganado y a los vinos.

Lagrange ganó el premio anual de la Academia de Ciencias de París con un trabajo sobre el movimiento de la Luna.

El británico Joseph Priestley aisló el oxígeno calentando óxido de mercurio. También lo obtuvo, independientemente, el sueco Carl Wilhelm Scheele.

Un cazacometas francés llamado Charles Messier publicó un catálogo de 110 objetos que había encontrado en los últimos años en el firmamento y que no eran estrellas, pero tampoco cometas. Él los había catalogado para descartarlos en sus observaciones futuras en busca de cometas, para no volver a perder el tiempo con ellos, pero lo cierto es que se trataba de objetos muy interesantes, que hoy sabemos que son nebulosas, galaxias y cúmulos de estrellas, muchos de los cuales siguen siendo conocidos entre los astrónomos por su número en el catálogo de Messier.

Beaumarchais venía publicando desde el año anterior una sucesión de cuatro Memorias en las que se defendía de las acusaciones de falsificación vertidas contra él y que constituyen una brillante sátira contra los abusos del régimen. No obstante, perdió el pleito.

Goethe publicó anónimamente Los sufrimientos del joven Werther, una novela epistolar cuyo protagonista se suicida por amor, y que fomentó que no pocos jóvenes insensatos de la época siguieran su ejemplo. De nuevo en Frankfurt, escribió el drama Clavijo.

La fama de Cimarosa se había extendido por Italia, y ese año fue llamado a Roma, donde estrenó su ópera cómica L'italiana en Londra.

El duque Fernando de Parma destituyó a su ministro José Agustín de Llano y lo reemplazó por los italianos Giuseppe Pompeo Sacco y Lorenzo Canossa, que continuaron con la política de despotismo ilustrado, pero ahora con un carácter nacional italiano que terminó con la influencia española en el ducado. Entre sus protegidos estuvo el dramaturgo Carlo Goldoni.

El reino de Luang Prabang, que había sufrido una nueva invasión birmana tres años atrás, firmaba ahora una alianza con el reino de Siam.

Un radical llamado Joseph Warren estaba en los alrededores de Boston (en Boston mismo era imposible, por la presencia de Gage, pero el resto de Massachusetts estaba en la anarquía) donde redactó las que fueron llamadas resoluciones de Suffolk (por el nombre del condado de Massachusetts al que pertenecía Boston) en las que se declaraba inválidas las Leyes coercitivas e instaba a los ciudadanos de Massachusetts a formar un gobierno paralelo al británico, recaudar impuestos y formar una milicia civil para ofrecer resistencia a los británicos. También proponían a las demás colonias un pleno boicot al comercio con Gran Bretaña. Las resoluciones de Suffolk fueron aprobadas en una reunión de radicales de Massachusetts y luego fueron confiadas a Paul Revere, un platero de Boston que había participado en el motín del té, el cual llevó a caballo a Filadelfia una copia de las resoluciones para que fueran aprobadas por el Congreso. Gracias a la presión de los delegados de Massachusetts, esto sucedió el 17 de septiembre, mientras que el 28 de septiembre se rechazó la propuesta moderada de Galloway. Éste señaló que, en su opinión, acababan de declarar la guerra a Gran Bretaña.

El gobierno paralelo de Massachusetts establecido por las resoluciones de Suffolk fue presidido por John Hancock, quien empezó a organizar unas milicias, las cuales contaban con unos grupos especiales preparados para la acción inmediata en cualquier momento y que fueron conocidos como minutemen (hombres-minuto, hombres dispuestos a actuar en tan sólo un minuto).

Los indios shawnee tendieron una emboscada a una patrulla armada de virginianos, tras lo cual el gobernador Dunmore envió a 1.500 colonos al territorio de Ohio bajo el mando del coronel Andrew Lewis, quien derrotó a los sawnees el 6 de octubre poniendo fin a la guerra de lord Dunmore. Desde ese momento, la colonización de Ohio pudo continuar sin que los indios pusieran muchas trabas.

El 26 de octubre, el Congreso aprobó una petición que fue enviada al rey Jorge III y otra destinada al pueblo de Gran Bretaña, en las que se denunciaba las injusticias cometidas contra las colonias desde 1763 y se reclamaba para los colonos los mismos derechos que tenían reconocidos los ciudadanos británicos. Tras acordar ciertas medidas de boicot comercial, el Congreso se disolvió convocando una nueva sesión para dentro de seis meses, con objeto de deliberar sobre la respuesta que los británicos hubieran dado para entonces a sus peticiones.

En España, Campomanes publicó su Discurso sobre el fomento de la industria popular, en la que censura la ociosidad y propugna la implantación en el campo de la "industria popular", es decir, la manufactura textil realizada de forma dispersa, en los propios domicilios de los trabajadores. Para controlar esta industria popular propone la creación de Sociedades económicas de Amigos del País. Treinta mil ejemplares del Discurso fueron difundidos oficialmente por todo el país junto con una circular fechada el 18 de noviembre en la que se instaba a la formación de estas sociedades, de las que ya existían precedentes, el principal de los cuales era la Real sociedad bascongada de Amigos del País.

El 13 de diciembre se supo que el general Gage iba a destinar un destacamento en Portsmouth, New Hampshire, y el 14 de diciembre un grupo de colonos irrumpió en un fuerte de la zona y se hizo con armas y pólvora. No hubo bajas.

Gluck presentó en París sus óperas Ifigenia en Áulide y Orfeo y Eurídice.

Mozart acababa de estrenar sus sinfonías número 28 y número 29, así como un concierto para dos violines y otro para fagot. A finales de año dejó Salzburgo por unos meses con motivo de la representación en Munich de su ópera La finta giardiniera, que se estrenó a principios de 1775.

En enero, el ministro francés Turgot suprimió las organizaciones gremiales para facilitar la libre competencia y sustituyó la prestación personal al rey por un impuesto en dinero. Sus reformas tuvieron muchos adversarios, entre ellos la reina María Antonieta. Entre los que respaldaron a Turgot se encontraba Chrétien Guillaume de Lamoignon de Malesherbes, al que Luis XVI nombró secretario de la Casa del Rey, cargo desde el que mejoró el régimen policiaco y penitenciario.

El marqués de Mirabeau arremetió nuevamente contra los fermiers généraux (los recaudadores de impuestos) en sus Cartas sobre la legislación.

Beaumarchais estrenó con gran éxito la comedia El barbero de Sevilla.

Linneo publicó sus obras Iter Hispanicum y Plantae Surinamenses, dedicadas a la flora sudamericana.

El rey Víctor Amadeo II de Cerdeña casó a su hijo Carlos Manuel con Clotilde, hermana del rey Luis XVI de Francia.

Ese año murió en prisión Lorenzo Ricci, el último general de la Compañía de Jesús.

El parlamento británico debatió sobre la reacción de las colonias americanas a las leyes coercitivas. No faltaron voces, como la de William Pitt y Edmund Burke, que señalaron lo insensato de intentar imponer tiránicamente la autoridad británica sin ninguna clase de consenso con los colonos, pero el rey Jorge III, secundado por su primer ministro, Frederick North, se mostró totalmente intransigente. El duque de Grafton, que también se oponía al uso de la violencia contra los colonos, tuvo que abandonar el gobierno. El 27 de febrero, North presentó una nueva ley coercitiva, en virtud de la cual se prohibía a las cuatro colonias de Nueva Inglaterra comerciar con las otras colonias y con ninguna nación que no fuera Gran Bretaña o las Antillas Británicas. Además, los colonos no podrían usar las pesquerías atlánticas, que eran fundamentales para su abastecimiento.

El escritor británico Samuel Johnson publicó su libro Viaje a las islas occidentales de Escocia.

Goethe publicó un intermedio lírico titulado Erwin y Elmire, y terminó el primer boceto de su Fausto. Ese año pasó a ser consejero del gran duque Carlos Augusto de Weimar, lo que lo llevó a interesarse por la política y la economía, al tiempo que renovaba su interés por la ciencia.

Goya, por mediación de su cuñado, Francisco Bayeu, consiguió un trabajo como cartonista de la Real fábrica de tapices de Madrid (pintaba cuadros sobre cartones para confeccionar tapices sobre ellos).

En marzo, Mozart regresó a Salzburgo, donde publicó sus cinco conciertos para violín y estrenó la ópera Il re pastore.

En la India, la viuda del peswha Narayanrao había dado a luz un hijo póstumo y logró que fuera reconocido por doce señores del Imperio Maratta como Madhavrao II, el legítimo sucesor de su padre. Éstos destronaron al peshwa Raghunathrao y se declararon regentes en nombre del niño. Sin embargo, Raghunathrao acudió al gobernador británico Warren Hastings y el 6 de marzo firmó el tratado de Surat, por el que cedía a los británicos varios territorios a cambio de su restauración como peshwa. Los británicos proporcionaron a Raghunathrao 2.500 soldados. Así empezó una guerra entre los británicos y los marattas.

El 23 de marzo, Patrick Henry se levantó en la cámara legislativa de Virginia para propugnar la formación de una milicia armada en la colonia, convencido de que la guerra era inminente. Sus palabras tuvieron una gran resonancia:

El próximo vendaval que venga del norte traerá a nuestros oídos el resonar de las armas. ¡Nuestros hermanos ya están en el campo de batalla! ¿Por qué esperar aquí ociosos? ¿Qué es lo que desean los caballeros? ¿Qué quieren? ¿Son la vida o la paz tan dulces como para ser compradas al precio de las cadenas o la esclavitud? ¡Impídelo, Señor Todopoderoso! No sé qué elegirán otros, pero, en cuanto a mí, ¡dadme la libertad o dadme la muerte!

El año anterior había habido una mala cosecha en Francia, lo que produjo un alza de los precios. Los adversarios de Turgot no tardaron en culpar de ello a sus reformas y en abril se produjeron disturbios en numerosas ciudades, que fueron conocidos como la guerra de las Harinas.

El principal centro de resistencia de las colonias británicas en América era la ciudad de Concord, al norte de Boston. Allí se encontraban Samuel Adams y John Hancock, y allí los radicales habían acumulado provisiones y armamento. El general Gage decidió enviar un contingente de 700 soldados a Concord para arrestar a Adams y a Hancock, así como para destruir o apoderarse del material militar. Sin embargo, sus planes pronto fueron conocidos por sus adversarios y, la noche del 18 de abril, Paul Revere y William Dawes partieron al galope desde Boston hacia Concord para dar la alarma. Llegaron hasta Lexington, entre Boston y Concord, donde pernoctaban Adams y Hancock, que fueron alertados y se dieron a la fuga. Un joven médico llamado Samuel Prescott se unió a Revere y Dawes y los tres continuaron el camino hacia Concord, pero fueron detenidos por una patrulla británica. Revere fue arrestado y llevado de vuelta a Lexington, donde fue puesto en libertad, Dawes escapó, pero no continuó con la misión. Sólo Prescott llegó a Concord para anunciar la llegada de las fuerzas británicas.

El 19 de abril, los británicos llegaron a Lexington, donde se encontraron a varias decenas de minutemen dispuestos a enfrentarse a ellos. El comandante británico, John Pitcairn les ordenó dispersarse, y probablemente lo habrían hecho, pero alguien disparó desde detrás de un muro de piedra y los soldados, sin recibir órdenes, dispararon contra los minutemen, mataron a ocho de ellos y dejaron a otros diez malheridos. Los minutemen respondieron al fuego brevemente y luego huyeron. Entre los británicos hubo únicamente un herido. Este primer derramamiento de sangre puede considerarse como el inicio de la Revolución americana. Los británicos avanzaron hasta Concord, donde se encontraron ante una multitud de granjeros armados que les ofrecieron resistencia, y esta vez los soldados sufrieron catorce bajas. A mediodía, los británicos consideraron que su situación era peligrosa y decidieron regresar a Boston, pero en los campos se movían unos cuatro mil milicianos que les disparaban desde detrás de cada roca y cada árbol. Habrían muerto todos si no hubieran recibido apoyo. El balance fue de 99 soldados británicos muertos o desaparecidos, y 174 heridos, frente a 93 bajas americanas.

Los radicales de Massachusetts se esforzaron por demostrar que habían sido los británicos los que habían iniciado el ataque, y elevaron la moral de los suyos describiendo las dificultades que habían sufrido los "casacas rojas" huyendo hacia Boston hostigados por los milicianos.

El 23 de abril, el Congreso Provincial de Massachusetts organizó el reclutamiento de un ejército de trece mil hombres que puso bajo el mando de Artemas Ward. Las demás colonias de Nueva Inglaterra no tardaron en enviar más hombres que se pusieron también bajo el mando de Ward con el objetivo de asediar Boston. Los rebeldes necesitaban artillería, y un capitán de la milicia, llamado Benedict Arnold, sugirió que podían tomarla de Fort Ticonderoga, en el lago Champlain. El 3 de mayo fue ascendido a coronel y se le envió a cumplir dicha misión. Sin embargo, no pudo lograrlo porque alguien se le adelantó: Al otro lado del lago Champlain, respecto a Fort Ticonderoga, estaba la región de Vermont, donde un soldado retirado llamado Ethan Allen había fundado tiempo atrás un grupo de milicianos conocidos como los Muchachos de las Montañas Verdes (pues Vermont en francés significa precisamente montaña verde) con la finalidad de evitar que el territorio fuera ocupado por la colonia Nueva York. Cuando se enteró de los sucesos acaecidos en Lexington y Concord decidió que sería buena idea tomar Fort Ticonderoga. Cuando Arnold llegó, Allen ya tenía un plan de ataque y Arnold no tuvo más opción que ponerse bajo su mando. El 9 de mayo se llevó a cabo un ataque por sorpresa y el 10 de mayo el fuerte quedó en manos de Allen.

Ese mismo día, según había sido acordado, se reunió en Filadelfia el Segundo Congreso Continental, presidido, como el primero, por Peyton Randolph. El 12 de mayo, los americanos tomaron Crown Point, 15 kilómetros al norte de Fort Ticonderoga. El 28 de mayo, el general Gage recibió refuerzos por mar en Boston.

El 31 de mayo, los habitantes del condado de Mecklenburg, en Carolina del Norte, elaboraron las Resoluciones de Mecklenburg, en las que todas las leyes británicas eran declaradas nulas.

El 12 de junio, el general Gage se consideró con fuerza suficiente para poner la ciudad de Boston bajo la ley marcial y declarar traidor a todo americano que portase armas o ayudase a alguien que las portase. Por otro lado, ofreció el perdón a todo rebelde que depusiera las armas, con excepción de John Adams o John Hancock.

Mientras tanto, Adams y Hancock estaban en el Segundo Congreso Continental. Randolph había fallecido y Hancock lo sucedió como presidente. La mayoría de los representantes habían participado también en el Primer Congreso Continental, pero había rostros nuevos, entre ellos Benjamin Franklin y George Washington. John Adams se esforzó por que la guerra iniciada en Massachusetts fuera secundada por todas las colonias. Sabía que esto no sería viable si pretendía que Massachusetts dirigiera la guerra, así que propuso al virginiano George Washington como comandante en jefe del Ejército Continental, constituido oficialmente el 14 de junio. Washington fue nombrado designado como comandante el 15 de junio. Bajo su mando había cuatro generales: Artemas Ward, Israel Putnam (ambos de Massachusetts), Philipp Schuyler, de Nueva York, y Charles Lee, de Virginia (aunque nacido en Gran Bretaña). Todos ellos tenían alguna experiancia militar, pero no muy brillante.

Para sostener el asedio a Boston, los americanos se propusieron tomar Charlestown, separada de Boston por el río Charles. Junto a Charlestown había dos colinas: Bunker Hill y Breed's Hill, y cualquiera de ellas era adecuada para situar la artillería que se esperaba llegara de Fort Ticonderoga, como medio para rendir la ciudad. La mañana del 17 de junio, unos 1600 americanos tomaron Breed's Hill. Al mediodía, Gage envió por el río Charles un ejército de 2400 hombres bajo el mando de William Howe, con órdenes de tomar la colina al asalto.

La situación de los americanos en la cima era totalmente ventajosa, salvo por el hecho de que tenían poca pólvora. Por ello, su comandante, William Prescott, dijo a sus hombres: "no disparéis hasta que no veáis el blanco de sus ojos", para que toda bala diera en el blanco. Los británicos confiaban en que su ordenada formación amedrentara a los granjeros de la colina, y el hecho de que no recibieran ningún disparo a medida que se acercaban a la cumbre aumentó su confianza, pero, cuando estuvieron suficientemente cerca, los americanos abrieron fuego y casi toda bala dio en el blanco. Los británicos, con muchas bajas, rompieron su formación y huyeron colina abajo.

Howe consideró que retirarse hubiera sido un desprestigio de fatales consecuencias, así que envió una segunda carga colina arriba, que corrió la misma suerte que la primera. Impasible, Howe envió un tercer contingente, que esta vez logró llegar a la cumbre porque los americanos se habían quedado sin munición y tuvieron que huir. Técnicamente, la batalla fue una victoria británica, pero lo cierto es que los británicos habían acabado con 1054 soldados muertos o heridos, entre ellos 89 oficiales, mientras que las bajas americanas fueron de 450 hombres. Entre los británicos muertos estaba el comandante John Pitcairn, y entre los americanos Joseph Warren, el autor de las Resoluciones de Suffolk. Aunque la batalla se libró en Breed's Hill, por algún motivo fue conocida como la batalla de Bunker Hill, y por ello hoy en día se llama Bunker Hill a la colina que en su dia fue Breed's Hill.

El 22 de junio, el Segundo Congreso Continental empezó a emitir papel moneda.

En Rusia, los cosacos dirigidos por Pugachev habían arrasado Kazán, amenazado Orenburg y habían derrotado en varias ocasiones al ejército zarista, asesinando a miles de nobles. Se temía que pudieran provocar la sublevación de los siervos de Moscú. Sin embargo, Potemkín pudo finalmente derrotarlos y sofocar la rebelión. Pugachev fue capturado, decapitado y descuartizado en Moscú. A continuación, Potemkín sometió a los cosacos Zaporózhets, que vivían organizados en una especie de república relativamente independiente de Moscú.

Ese año, un edicto de la zarina Catalina II dotó a Rusia de una nueva administración. El territorio fue dividido en cincuenta gobiernos subdivididos en distritos. Los gobernadores generales daban cuenta de su actuación directamente ante el senado, y estaban asistitos por unas asambleas especializadas en administración, finanzas y justicia.

Por otra parte, Catalina II declaró que Polonia pasaba a ser un protectorado ruso e impuso una nueva constitución al país.

Los americanos que habían luchado en Bunker Hill se consideraron vencedores, pese a que finalmente habían tenido que abandonar su posición: no habían sido los británicos quienes les habían derrotado, sino su falta de municiones. Dos semanas después, se pusieron bajo el mando de George Washington.

El 8 de julio, el Segundo Congreso Continental aprobó una petición de paz dirigida al rey Jorge III en la que reafirmaba la lealtad de las colonias y pedía algunas concesiones que pusiesen fin a las hostilidades.

El 30 de julio el capitán Cook regresó a Gran Bretaña tras haber explorado las regiones comprendidas entre Tahití, Australia y Nueva Zelanda.

El 23 de agosto, el Parlamento británico declaró que se había producido una rebelión general en las colonias americanas y el 1 de septiembre, cuando la petición de paz del Segundo Congreso Continental fue presentada al rey, éste la rechazó arguyendo que no aceptaba comunicaciones de rebeldes. Ese mismo mes, la colonia de Georgia envió representantes al Segundo Congreso Continental, con lo que ya participaban en él las trece colonias. El 13 de septiembre dispuso la formación de una armada.

El 10 de octubre, el general Gage fue destituido y Howe fue puesto al frente de las tropas británicas en América.

Campomanes publicó su Discurso sobre la educación popular de los artesanos y su fomento, una de las piezas básicas de la teoría económica de los ilustrados españoles. Campomanes considera que la riqueza de un país estriba en el trabajo y en la población, no en el dinero. La industria debe ser privada y estar libre de trabas oficiales, como las reglamentaciones gremiales. La circular distribuida por Campomanes el año anterior tuvo su efecto, y ese año solicitaban su creación las Sociedades de Amigos del País de Sevilla, Madrid, Granada, Cantabria y Vera. La sociedad matritense nombró director a Campomanes y sus estatutos (redactados en gran parte por él y aprobados el 9 de noviembre) fueron distribuidos por toda España.

A finales del año anterior, la Sala de la Única Contribución pasó al fiscal del Consejo de Castilla la distribución final del impuesto entre las distintas provincias, pero éste comprobó que había grandes desigualdades entre unas y otras, por lo que ordenó una nueva investigación sobre la riqueza de los contribuyentes. Esto supuso el aplazamiento indefinido de la Contribución Única, que nunca llegó a implantarse.

Corrió el rumor de que los británicos planeaban reclutar soldados en Canadá, por lo que los americanos proyectaron un ataque contra Montreal y Quebec, en parte para prevenir esta amenaza y también con la esperanza de obtener la ayuda de Francia, que podría así recuperar su dominio sobre Canadá. La expedición fue puesta bajo el mando de Schuyler, pero por problemas de salud fue sustituido por el también neoyorquino Richard Montgomery. Cuando se acercó a Montreal, el comandante británico, sir Guy Carleton, decidió retirarse a Quebec, y Montgomery tomó la ciudad indefensa el 13 de noviembre.

Mientras tanto, Benedict Arnold, con el permiso de Washington, había reclutado un ejército de 1100 hombres y marchó a Quebec para unirse con Montgomery. Cuando se encotraron, ambos ejércitos habían sufrido un fuerte desgaste, y entre ambos contaban con menos de mil hombres. Quebec estaba defendida por más del doble de soldados. El 31 de diciembre llevaron adelante un ataque que terminó en un fracaso. La mitad de los soldados resultaron muertos, heridos o tomados prisioneros, Montgomery murió y Arnold resultó herido.

La población canadiense de origen británico apoyó la revolución de las trece colonias, pero eran una pequeña minoría frente a la población de origen francés, que se mantuvo leal a Gran Bretaña y consideró este ataque como un acto hostil hacia una provincia pacífica. Gracias a ello, Gran Bretaña no tuvo problemas para retener Canadá.

El rey José I de Portugal promulgó una serie de leyes para regular la colonización de Brasil. Prohibió la esclavitud de los indios, pero promovió el empleo de esclavos negros importados de Angola. Regulo la emigración, las obras públicas y la enseñanza. Estas reformas reavivaron las tensiones con España, que en 1776 decidió crear el virreinato del Río de la Plata.

Carolina de Austria, la esposa del rey Fernando I de las Dos Sicilias, adversaria del despotismo ilustrado y partidaria de la alianza con Austria, logró que el ministro Tanucci cayera en desgracia. Desde ese momento, fue ella quien llevó las riendas del reino, para desdicha de sus súbditos.

También cayó en desgracia el marqués de Grimaldi, que hasta entonces había estado al frente del gobierno de España. Sin embargo, el rey Carlos III aceptó como sucesor al conde de Floridablanca, designado por el propio Grimaldi.

El rey José I de Portugal, que había sufrido un ataque de apoplejía dos años atrás, dejó la regencia en manos de su esposa, Mariana Victoria de Borbón, hermana del rey Carlos III de España.

Ese año murió el rey Narayan Sha de Nepal, que fue sucedido por su hijo Pratap Singh Sha.

También murió el filósofo David Hume. Recientemente, había acabado su autobiografía Mi vida.

Adam Smith publicó en Londres su obra fundamental: Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza, en la que sienta los principios del liberalismo económico, es decir, la doctrina que, yendo más allá de la fisiocracia, afirma que los intereses de los distintos agentes económicos se armonizan entre sí de forma natural (Smith expresa esto con su célebre metáfora de la mano invisible), por lo que la mejor política económica consiste en dejar que la economía evolucione por sí misma, sin ninguna clase de intervención o regulación mercantilista por parte del Estado.

Condillac publicó un tratado de economía política titulado El comercio y el gobierno considerados en su relación recíproca.

Daniel Bernoulli, a sus setenta y siete años, dejó su cátedra de física en Basilea.

James Watt empezó a comercializar con gran éxito en Escocia su máquina de vapor, usada principalmente para bombear agua de las minas.

Potemkín fue nombrado gobernador general de la Nueva Rusia, de Azov y de Astraján, donde destacó como brillante administrador.

El hijo del marqués de Mirabeau dejó a su mujer y se fugó al extranjero con la esposa del marqués de Monnier, pero fue capturado y pasó unos años en la cárcel.

Mozart compuso su serenata Hafner. Gluck estrenó en París la versión francesa de su ópera Alceste. Poco antes había llegado a París, invitado por la reina María Antonieta, un compositor italiano llamado Niccoló Piccini, y no tardó en estallar una polémica entre los partidarios de la ópera francesa, admiradores de Gluck, apoyados por la Corte y los partidarios de la ópera italiana, que celebraban las óperas de Piccini.

Catalina la Grande
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