Las veintiuna condiciones
- Toda la propaganda y agitación tiene que tener un carácter
auténticamente comunista, y corresponder al programa y las
decisiones de la Internacional Comunista. Todos los órganos de
prensa del partido deben ser dirigidos por comunistas de
confianza que hayan demostrado su devoción a la causa del
proletariado. La dictadura del proletariado no debe tratarse
como una mera fórmula aprendida de memoria. La propaganda al
respecto debe plantearse de forma que su necesidad sea
comprensible a cualquier trabajador sencillo, a cada
trabajadora sencilla, a cada soldado y campesino, a partir de
hechos cotidianos, que deben ser observados sistemáticamente
por nuestra prensa y usados día a día.
La prensa y las instituciones editoriales del partido deben
estar subordinadas a la dirección del partido,
independientemente de si, en un momento dado, el partido es
legal o ilegal. No se debe permitir a las editoriales que
abusen de su independencia y sigan directrices que no
correspondan completamente a las directrices del partido.
En las columnas de prensa, en los encuentros públicos, en los
sindicatos, en las cooperativas, donde los miembros de la
Internacional Comunista puedan introducirse, es necesario
denunciar no sólo a la burguesía, sino también a quienes
cooperan con ella, los reformistas de cualquier tipo, de forma
sistemática e inexorable.
- Toda organización que desee afiliarse a la Internacional
Comunista debe eliminar de forma regular y sistemática a los
reformistas y centristas de cualquier puesto de
responsabilidad en el movimiento obrero (organizaciones del
partido, equipos de redacción, sindicatos, facciones
parlamentarias, cooperativas, gobiernos locales) y
reemplazarlos por comunistas probados, sin preocuparse
demasiado por el hecho de que, sobre todo al principio,
trabajadores ordinarios salidos de las masas estarán
sustituyendo a oportunistas con experiencia.
- En casi todos los países de Europa y América la lucha de
clases está entrando en la fase de la guerra civil. Bajo estas
condiciones, los comunistas no pueden confiar en la legalidad
burguesa. Tienen la obligación de establecer un aparato
organizativo paralelo que, en el momento decisivo, pueda
ayudar al partido a cumplir su deber con la revolución. En
todo país en el que un estado de sitio o de emergencia prive a
los comunistas de la oportunidad de llevar a cabo sus tareas
legalmente, es absolutamente necesario combinar la actividad
legal con la ilegal.
- El deber de propagar las ideas comunistas incluye
especialmente la obligación de hacer propaganda enérgica y
sistemáticamente en el ejército. Donde esta agitación sea
interrumpida por leyes de emergencia, debe continuarse
ilegalmente. Negarse a llevar a cabo tal trabajo sería
equivalente a traicionar el deber revolucionario y sería
incompatible con la pertenencia a la Internacional Comunista.
- La agitación metódica y sistemática es necesaria en el
campo. La clase trabajadora no podrá ganar si no tiene el
soporte del proletariado rural, al menos de una parte de los
campesinos más pobres, ni tampoco si no se asegura la
neutralidad de al menos una parte del resto de la población
rural mediante sus políticas. La actividad comunista en el
campo es actualmente de gran importancia. Debe llevarse a cabo
principalmente con la ayuda de los trabajadores
revolucionarios comunistas de la ciudad que tengan conexiones
con el campo. Negarse a llevar a cabo esta tarea o confiarla a
manos semi-reformistas poco fiables es tanto como renunciar a
la revolución proletaria.
- Todo partido que desee pertenecer a la Internacional
Comunista tiene la obligación de desenmascarar no sólo el
social-patriotismo abierto, sino también la falsedad y la
hipocresía del social-pacifismo, para mostrar sistemáticamente
a los trabajadores que, sin la deposición revolucionaria del
capitalismo, ningún tribunal internacional de arbitraje,
ningún acuerdo de limitación de armamentos, ninguna
reorganización "democrática" de la Sociedad de Naciones será
capaz de evitar las guerras imperialistas.
- Todo partido que desee pertenecer a la Internacional
Comunista tiene la obligación de admitir una ruptura completa
con las políticas reformistas y centristas, y de difundir esta
ruptura entre los círculos tan amplios como sea posible de los
miembros del partido. Las políticas comunistas consistentes
son imposibles de otro modo.
La Internacional Comunista exige categórica e
incondicionalmente que esta ruptura se lleve a cabo en el
menor tiempo posible. La Internacional Comunista no puede
tolerar una situación en la que a notorios oportunistas, como
los representados por Turati, Modigliano, Kautsky, Hiferding,
Hilquit, Longuet, MacDonald, etc., se les conceda el derecho a
figurar como miembros de la Internacional Comunista. Esto sólo
podría conducir a que la Internacional Comunista se
convirtiera en algo muy parecido al naufragio de la Segunda
Internacional.
- Es necesaria una actitud particularmente clara y destacada
sobre la cuestión de las colonias y naciones oprimidas por
parte de los partidos comunistas de aquellos países cuyas
burguesías poseen colonias y oprimen otras naciones. Todo
partido que desee pertenecer a la Internacional Comunista
tiene la obligación de sacar a la luz las artimañas de sus
propios imperialistas en las colonias, de apoyar cada
movimiento de liberación de las colonias, no sólo con
palabras, sino con hechos, de exigir que sus compatriotas
imperialistas sean expulsados de las colonias, de cultivar en
los corazones de los trabajadores en su propio país una
relación auténticamente fraternal con la población trabajadora
de las colonias y de las naciones oprimidas, y de llevar
sistemáticamente la propaganda a las tropas de su propio país
contra cualquier opresión de pueblos colonizados.
- Todo partido que desee pertenecer a la Internacional
Comunista debe desarrollar sistemática y continuadamente
actividades comunistas en los sindicatos, consejos de
trabajadores, cooperativas de consumidores, y otras
organizaciones de masas de trabajadores. En esas
organizaciones es necesario organizar células comunistas que
han de ganarse a los sindicatos etc. para la causa del
comunismo mediante un trabajo incesante y persistente. En su
trabajo diario las células tienen la obligación de denunciar
en todo lugar las tretas de los socialistas patriotas y las
vacilaciones de los centristas. Las células comunistas deben
estar completamente subordinadas al partido como un todo.
- Todo partido que desee pertenecer a la Internacional
Comunista tiene la obligación de librar una lucha tenaz contra
la "Internacional" de Amsterdam de organizaciones sindicales
amarillas. Debe explicar tan enérgicamente como sea posible
entre los sindicalistas la idea de la necesidad de romper con
la Internacional Amarilla de Amsterdam. Debe apoyar a la
Asociación Internacional de Sindicatos Rojos, afiliada a la
Internacional Comunista, actualmente en proceso de formación,
con todos los medios a su disposición.
- Los partidos que quieran pertenecer a la Internacional
Comunista tienen la obligación de revisar la composición de
sus representaciones parlamentarias, para eliminar de ellas a
elementos poco fiables y subordinar dichas representaciones a
la dirección del partido, no solo con palabras, sino con
hechos, instando individualmente a cada miembro comunista del
parlamento a subordinar toda su actividad a los intereses de
la agitación y propaganda auténticamente revolucionarias.
- Los partidos que pertenezcan a la Internacional Comunista
deben organizarse sobre las bases del centralismo democrático.
En la época actual de guerra civil aguda, el partido comunista
sólo estará en condiciones de cumplir su deber si su
organización está tan centralizada como sea posible, si en su
seno reina la disciplina férrea y el centro del partido,
respaldado por la confianza de sus miembros, es dotado de
todos los derechos y autoridad y de los máximos poderes.
- Los partidos comunistas de aquellos países en los que los
comunistas pueden llevar a cabo su trabajo legalmente deben de
tanto en tanto llevar a cabo purgas (reinscripciones) de los
miembros de las organizaciones del partido para limpiarlo
sistemáticamente de elementos de la pequeña burguesía.
- Todo partido que quiera pertenecer a la Internacional
Comunista tiene la obligación de apoyar incondicionalmente a
toda república soviética en su lucha contra las fuerzas
contrarrevolucionarias.
Los partidos comunistas deben hacer propaganda clara para
evitar el suministro de material de guerra a los enemigos de
las repúblicas soviéticas. También deben hacer propaganda
legal o ilegal con todos los medios a su disposición contra
las tropas enviadas a suprimir repúblicas de trabajadores.
- Los partidos que todavía conservan sus antiguos programas
socialdemócratas tienen la obligación de cambiarlos tan
rápidamente como sea posible y elaborar un nuevo programa
comunista acorde a las condiciones particulares del país y
conforme a las decisiones de la Internacional Comunista.
Como norma, el programa de cada partido perteneciente a la
Internacional Comunista debe ser ratificado en un congreso
ordinario de la Internacional Comunista o por el Comité
Ejecutivo. Si el Comité Ejecutivo de la Internacional
Comunista rechaza el programa de un partido, dicho partido
tiene derecho a apelar al Congreso de la Internacional
Comunista.
- Todas las decisiones de los congresos de la Internacional
Comunista y las decisiones del Comité Ejecutivo son
vinculantes para todos los partidos que pertenezcan a la
Internacional Comunista. La Internacional Comunista, que actúa
bajo las condiciones de la más acuciante guerra civil, debe
construirse en una forma mucho más centralista que la Segunda
Internacional. En el proceso la Internacional Comunista y su
Comité Ejecutivo tienen que tener en cuenta, por supuesto, en
toda su actividad, las diferentes condiciones en las que cada
partido tiene que luchar y trabajar y adoptar decisiones
vinculantes en general sólo en los casos en los que tales
decisiones son posibles.
- En esta dirección, todos los partidos que deseen pertenecer
a la Internacional Comunista deben cambiar sus nombres. Todo
partido que quiera pertenecer a la Internacional Comunista
debe llevar el nombre de Partido Comunita de tal o cual país
(Sección de la Internacional Comunista). La cuestión del
nombre no es formal, sino una cuestión de alta política y de
suma importancia. La Internacional Comunista ha declarado la
guerra a todo el mundo burgués y a todos los partidos
socialdemócratas amarillos. La diferencia entre los partidos
comunistas y los viejos partidos socialdemócratas o
socialistas que han traicionado el estandarte de la clase
trabajadora debe quedar clara ante cualquier sencillo
trabajador.
- Todos los órganos de prensa principales de los partidos en
cada país tienen el deber de imprimir todos los documentos
oficiales importantes del Comité Ejecutivo de la Internacional
Comunista.
- Todos los partidos que pertenecen a la Internacional
Comunista o que han solicitado su ingreso tienen el deber de
convocar un congreso extraordinario lo antes posible y nunca
después de cuatro meses desde la celebración del Segundo
Congreso de la Internacional Comunista para revisar estas
condiciones. En este sentido, todos los centros de los
partidos deben supervisar que las decisiones del Segundo
Congreso se difundan en todas las organizaciones locales.
- Aquellos partidos que ahora quieren entrar en la
Internacional Comunista pero que no han alterado radicalmente
sus antiguas tácticas deben dar muestras antes de ingresar en
la Internacional Comunista de que no menos de los dos tercios
de su comité central y de todas sus instituciones centrales
más importantes constan de camaradas que manifestaban
públicamente sin ambigüedad a favor de la entrada del partido
en la Internacional Comunista antes incluso de que se
celebrara su Segundo Congreso. Se pueden admitir excepciones
si así lo decide el Comité Ejecutivo de la Internacional
Comunista. El Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista
tiene también el derecho de hacer excepciones en relación a
los representantes de tendencia centrista mencionados en el
párrafo 7.
- Los miembros del partido que fundamentalmente rechacen las
condiciones y las tesis establecidas por la Internacional
Comunista deben ser expulsados del partido.