Tristia

Sintaxis: Iamque nox praecipitāta spatium morae negābat, uersaque ab axe suō Parrhasis Arctos erat.
Quid facerem? Blandō amōre patriae retinēbar: sed nox illa ultima erat iussae fugae.
Ā! Quotiēns aliquō properante dixī «quid urgēs? uidē uel quō fēstīnās īre, uel unde.»
Ā! Quotiēns sum mentītus mē habēre certam hōram quae foret apta prōpositae uiae.
Ter līmen tetigī, ter sum reuocātus, et ipse pēs indulgēns animō mihi tardus erat.
Saepe «ualē» dictō rursus sum multa locūtus, et quasi discēdēns ōscula summa dedī, saepe eadem mandāta dedī mēque ipse fefellī, oculīs meīs respiciēns pignora cāra.
Dēnique «quid properō? Scythia est, quō mittimur,» inquam, «Rōma relinquenda est, utraque iusta mora est.
Vxor uīua in aeternum mihi uīuō negātur, et domus et dulcia membra fīdae domūs, Et (que) sodālēs quōs ego frāternō mōre dīlēxī, ō pectora mihi iuncta Thēsēā fidē! dum licet, amplectar: numquam fortasse licēbit amplius.
In lūcrō est hōra quae datur mihi.»
Nec mora [fuit]. Sermōnis uerba inperfecta relinquō, complectēns animō meō quaeque proxima.
Traducción (literal): Y ya la noche avanzada negaba más tiempo de demora, y había girado sobre su eje la Osa Menor
¿Qué debía hacer? Me retenía el dulce amor a la patria, pero aquella noche era la última de mi destierro obligado.
¡Ah!, Cuántas veces, cuando alguien me apremiaba, le dije: ¿Por qué tanta prisa?, mira o bien a dónde te apresuras a marcharte o bien de dónde.
¡Ah!, Cuántas veces (me) mentí (diciéndome) que tenía cierta hora que era la adecuada para el camino previsto.
Tres veces pisé el umbral, tres veces volví atrás, y mi propio pie, indulgente con mi ánimo se mostraba perezoso.
Una y otra vez, habiendo dicho adiós, volví a decir muchas cosas, y como si ya me marchara di los últimos besos, una y otra vez hice los mismos encargos y me engañé a mí mismo, contemplando con mis ojos prendas queridas.
Finalmente digo: ¿Por qué me apresuro? Es a Escitia adonde soy enviado, y es Roma la que debo abandonar, ambos hechos justifican la demora.
Una esposa viva se me niega estando vivo, y mi hogar, y los dulces miembros de mi fiel hogar, y los amigos que aprecié como a hermanos, ¡oh pechos unidos a mí con la lealtad de Teseo! mientras se me permite os abrazaré: tal vez nunca más se me permitirá.
La hora que se me da la cuento como una ganancia.
Pero ya no hubo más tiempo. Dejo inacabadas las palabras de la conversación, abrazando en mi espíritu todo cuanto tenía cerca.
Observaciones: En la mitología romana, la Osa Menor era Calisto, hija del rey de Arcadia, transformada por Júpiter en constelación. Se la conocía como la Osa de Arcadia: Parrhasis Ursa o Parrhasis Arctos.
Theseo y Pirítoo tenían fama de amigos inseparables.

Comentarios:

Cabe destacar el contraste entre la minuciosa descripción psicológica de la reticencia del poeta a marcharse definitivamente con la brusquedad de los dos últimos versos que interrumpen la escena en su clímax. Hasta el último momento Ovidio se muestra locuaz, no deja de despedirse, de justificarse por no marcharse, de dar recados, pero al final se calla súbitamente, como única forma posible de poner fin a la situación. El último verso describe magistralmente esa "última mirada" antes de partir.

Comentarios: