EL MUNDO, 7 DE NOVIEMBRE DE 2007

Hacia una revolución ambiental

José Luis Rubio

PREMIO REY JAIME I

http://www.uv.es/~jlrubio/

Todo cambió a finales de 1968 con las imágenes del APOLO 8 mostrando al planeta Tierra visto desde el propio espacio con toda su sobrecogedora belleza e insignificancia. Todo cambió por que esas imágenes transmitieron al mundo la dimensión real de un medio finito y concreto destacando en el espacio con su sereno color azul. A través de esas imágenes y de sus turbadoras tonalidades tuvimos la constatación de la estrecha interacción de los procesos de soporte de la vida que operan en un sistema cerrado.

Durante ese tercio final del siglo XX también se iniciaron una serie de grandes conferencias de Naciones Unidas en las que por primera vez se abordaba la temática ambiental. Estas conferencias comenzaron en Estocolmo en 1972 (Conferencia sobre el Medio Hu­mano) y tuvieron su momento álgido en la Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro en 1992. Fue un tiempo en que los movimientos ecologistas lograron captor- la atención de la sociedad hacia la dimensión ambiental y su problemática. También y a partir del Informe Brundtland (1987) y del informe del Club de Roma sobre los Límites del Crecimiento, se desarrollo el concepto de sostenibilidad con su mensaje de alerta y compromiso intergeneracional sobre la utilización de los recursos naturales. Todas estas iniciativas y corrientes de opinión representaron un punto de coma de conciencia, y yo añadiría de enriquecimiento, en cuanto a la dimensión de nuestra pertenencia al medio natural del que formamos parte intrínseca y de concienciación general sobre las repercusiones ambientales de nuestras actividades. Históricamente se puede considerar que fue el momento en que, por primera vez, la sociedad incorporó la dimensión global de nuestra interacción con el entorno natural y las consecuencias del mal trato al mismo. Fue un momento inter ante y esperanzador.

Sin embargo, y unos treinta afros después nos encontramos con que, si bien las cocas han mejorado tímidamente en algunos aspectos, en general la tendencia es de empeoramiento. Entre otros aspectos, continúan los abusos ambientales, la sobreexplotación de recursos, el aumento de residuos, la ineficiencia energética y el aumento de emisiones. Nos queda la sensación de que hayamos perdido treinta altos de mejora en la percepción ambiental. Actualmente la problemática del cambio climático ha irrumpido con fuerza en la sociedad. Al margen de discusiones interminables del tipo de galgos o podencos, la alarma por el cambio climático plantea el problema de fondo que traslucían las imágenes de la NASA: no podemos abusar de los recursos de la Tierra como si fueran infinitos; no podemos emitir infinita cantidad de compuestos químicos a la atmosfera, por que esta tiene una capacidad limitada de autorregulación y no podemos maltratar los recursos de agua y suelos porque estos tienen también una capacidad limitada de autodepuración. Se impone un cambio radical en el modelo actual de desarrollo económico y en nuestra interacción con el medio natural. Se impone una autentica revolución ambiental a nivel social y personal. De momento, la Tierra, sola y finita en el espacio, se queja por nuestro maltrato. Esperemos que no se enfade. Nos va en ello nuestra supervivencia.