¿SUE³O O PESADILLA AMERICANA? Viajeros al borde de una Am_rica en crisis. Sylvie Deneuve, Charles Reeve. Madrid, La Piqueta,1996 Viajeros de temperamento libertario, Sylvie Deneuve y Charles Reeve relatan en su excepcional libro las cr½nicas de viaje por un paisaje devastado: zonas de Chicago, Filadelfia o Nueva York, lugares donde el sue•o americano nunca lo fue y donde s½lo queda la pesadilla angustiosa del racismo, la desigualdad, la pobreza, la exclusi½n y los despojos de la desindustrializaci½n. Viajeros al borde de una Am_rica en crisis persigue un objetivo que pronto anuncian sus autores: analizar “el proceso de empobrecimiento de importantes sectores de la sociedad urbana m¡s rica del mundo”. Un empobrecimiento que se ha transformado en una situaci½n end_mica donde si uno nace o llega pobre tiene todas las posibilidades de continuar si_ndolo. Sylvie Deneuve y Charles Reeve centran, as£, su atenci½n en un tema ya cl¡sico: los l£mites de la sociedad abierta americana. Son sus incisivas respuestas las que dan un particular valor a su atinado punto de vista, capaz de desvelar, a trav_s de la sensibilidad y sin excesos de datos, los enga•os del ascenso social en la sociedad opulenta. En el transcurrir de los cap£tulos, y de su viaje, los autores vinculan los cambios en las relaciones raciales, en la pobreza o en el papel del Estado del Bienestar con la evoluci½n del sistema capitalista, cuyo m¡s reciente rostro, tan ajustadamente adjetivado por ellos como “capitalismo pirata”, refleja el pillaje y los procedimientos casi b_licos con los que se est¡ manteniendo la l½gica de sobreexplotaci½n actual. Un p¡rrafo de los propios autores expresa bien este aire de beligerancia: “Los efectos de las pol£ticas neoliberales de desajuste han transformado, de arriba a abajo, el mercado de trabajo: el trabajo precario se generaliza, los salarios son cada vez m¡s bajos, hay millones de trabajadores ilegales disponibles. [...] ÍNunca la sociedad ha sido tan rica, nunca los medios t_cnicos han estado tan desarrollados y, sin embargo, las condiciones de trabajo se parecen hoy a aquellas de un pasado supuestamente acabado para siempre!.” Guerra econ½mica en la que se ha planteado una rendici½n incondicional, cuyos t_rminos suponen el m¡ximo sometimiento para los trabajadores y los grupos m¡s humildes: ajuste, recorte, ninguna concesi½n. El hampa del capitalismo tambi_n avasalla en Europa, ll¡mesele “pensamiento _nico”, capitalismo especulativo o ascenso del neoliberalismo a secas, las mismas t¡cticas obtienen resultados similares. Este es el arsenal: el mercado, particularmente el financiero, la competitividad, el librecambio, la mundializaci½n de la producci½n y de los flujos financieros, la divisi½n internacional del trabajo, la moneda fuerte, la desregulaci½n, la privatizaci½n y siempre menos Estado. ÜEs que acaso podr£a ser de otra manera?. Estos dogmas irrefutables del neoliberalismo han tenido consecuencias inmediatas sobre las condiciones de vida de la gente. Como se•ala James Petras “entre 1969 y 1994 el n_mero de trabajadores a tiempo parcial forzado ha pasado a ser, en Estados Unidos, del 6% al 12,9% de la poblaci½n activa. La proporci½n de trabajadores con bajos salarios (menos de 15000 d½lares anuales) se ha triplicado, pasando del 8,4% al 23,2%. La de pobres que trabajan (working poor ) y parados ha crecido del 22, 9% al 38,5% del total. De esta forma, si m¡s de un tercio de los activos americanos viven por debajo del umbral de la pobreza, no es debido a su dependencia del Estado del Bienestar, sino a la debilidad de sus salarios.” Los propios autores apuntan las conexiones entre el apogeo del capitalismo especulativo y el ascenso de la precariedad en el empleo: “La proporci½n de los empleados que no llegan a una remuneraci½n superior al umbral de la pobreza era, en 1990 del 18%, el 31% de los empleos ocupados por negros y el 43% de los menores de 25 a•os.[...] Entre los pa£ses m¡s industrializados, es en Estados Unidos donde la relaci½n entre las remuneraciones patronales y el salario medio obrero es m¡s extrema; de 25 a 1 (Francia est¡ en la segunda posici½n: 16 a 1). Puede se•alarse tambi_n que, desde los a•os setenta, los salarios reales medios de los obreros norteamericanos han ca£do un 17% mientras que la producci½n por obrero ha crecido un 13%. En fin, Íen 1990 el obrero norteamericano ten£a que trabajar seis semanas suplementarias para mantener el nivel de vida que ten£a en 1973!.” El saqueo del “capitalismo pirata” no entiende de fronteras. M¡s del 90% de las 37000 firmas transnacionales y de sus aproximadamente 206000 filiales en el extranjero pertenecen al primer mundo y las 100 m¡s potentes tienen un peso preponderante, tanto en el pa£s de origen como en el exterior, sobre las decisiones referidas a capital, tecnolog£a, patentes . El 73% de las inversiones exteriores de los pa£ses del centro van a parar a s½lo diez pa£ses de la periferia, los que mejor consienten las arbitrariedades y garantizan mayor rentabilidad. El dominio inapelable de las transnacionales ha conducido al mundo a £ndices de desigualdad nunca conocidos. En un reciente informe de la ONU, se revelaba como entre 1960 y 1989 la parte de la renta mundial acaparada por la decila superior de la poblaci½n mundial pasaba del 70% al 83%, mientras que en la decila inferior ca£a del 2,3% al 1,4%. ÜPor qu_ ser¡?. Esta acumulaci½n de poder econ½mico no responde _nicamente a la l½gica cerrada de la econom£a. El poder econ½mico es un generador de disgregaci½n social y puede convencer a un grupo, con argumentos indiscutibles, de que el inmediatamente inferior en renta es una basura remediable y que es necesario allanar el terreno. La producci½n de disgregaci½n social es la t¡ctica encubierta que el capitalismo mundial ha aprovechado mejor durante la pasada d_cada y tambi_n hoy. Sylvie Deneuve y Charles Reeve ponen ejemplos muy actuales de este tipo de operaciones: La clase dirigente americana apuesta por la desaparici½n del Estado del Bienestar; la desestructuraci½n de las comunidades (bandas, droga, violencia) solventa el problema de la paz social; la violencia queda encapsulada en el gueto gracias a la inoperancia. La capacidad de respuesta de los grupos m¡s perjudicados es m£nima. ÍLa medida puede tomarse sin grandes costes!. Este breve libro contiene experiencias muy instructivas para valorar hasta qu_ punto la secuencia poder econ½mico-disgregaci½n social e ideol½gica ha arraigado en las sociedades europeas en forma de conservadurizaci½n. El proceso est¡ muy avanzado y se extiende entre la gente ese credo realista que se resume en la idea culminante del economicismo: el capitalismo no puede hundirse porque es el estado natural de la sociedad, la democracia no lo es, el mercado s£. Pero no conviene cesar, frente a la “_nica pol£tica posible” que establece el planteamiento neoliberal, conviene plantear y replantear la sencilla pregunta con que se cierra este magn£fico libro: “Üqui_n controla el poder y la concentraci½n del dinero, y en base a qu_ objetivos se toman las decisiones?”. Esto, probablemente, nos ayudar¡ a reconocernos y a evitar vivir en una sociedad-r_cord, m¡s a_n cuando el r_cord podr£a ser el que hoy afecta a los j½venes negros americanos, cuya probabilidad de morir en las calles de una gran ciudad son mayores que las de un soldado en la guerra de Vietnam. ÍY sin medallas!. Antonio Santos Ortega Depto. Sociología Univ. Valencia James Petras . Devenir pauvre en travaillant. Le Monde Diplomatique- Julio 1996. p.11 Jacques Decornoy. Du monde des affaires aux affaires du monde. Le Monde Diplomatique- Mayo 1995. p.23 1