Respuesta a Medidas contra la crisis económica y por la creación de empleo:

EL TRABAJO ES LA SOLUCIÓN
Rafael Pla López

No podremos ser una alternativa real mientras nuestro discurso esté subordinado a la ideología dominante. Y esa subordinación se manifiesta en expresiones como "creación de empleo" o en propuestas como la "renta básica".

Hablar de "creación de empleo" supone poner al trabajo (y por ende al trabajador, voz activa que se sustituye por la voz pasiva de "empleado", mientras que el empresario se convierte en un activo "empleador") en una posición subordinada, como algo que es "creado". Y ese discurso potencia los argumentos de quienes sostienen que para, dicen, "crear empleo" hay que apoyar prioritariamente a los "creadores de empleo", que serían los empresarios.

Hay que tener claro, y defender con fuerza, que el trabajo no es "creado", sino que por el contrario es el creador de riqueza, y que por tanto la fuerza motriz para salir de la crisis son los trabajadores (y trabajadoras, claro). Y para ello lo que hay que hacer es movilizar la fuerza de trabajo que el capitalismo mantiene inactiva.

Y ésto nos lleva a la segunda cuestión: la propuesta de "renta básica" como alternativa a la pobreza peca, y es el problema de fondo, de buscar la solución en el dinero en vez de en el trabajo, en tanto que se habla de una renta monetaria. Al desconectarlo de la fuente real de creación de riqueza (el trabajo) entra en un terreno irreal. Así, una renta básica propiamente dicha, tal como la defienden sus promotores en el marco de un movimiento internacional, es universal e incondicional. Pero si, como suelen plantear, su monto es de la mitad de la renta media, requeriría para sufragarla de una presión fiscal adicional media del 50%. Si además se quiere tener unos servicios públicos universales y gratuitos de calidad (a nivel "europeo") haría falta otro 40%, con lo cual la presión fiscal media debería ser del 90% (subrayemos que es la presión fiscal media, no la tasa marginal superior para los más ricos). Ello es insostenible, por lo que algunos sedicentes defensores de la "renta básica" la desnaturalizan renunciando a su carácter universal, con lo cual lo que se hace es jugar a la confusión.

Y habría que recordar que quien no vive de su trabajo vive necesariamente del trabajo de otros. Ello es justo y necesario en el caso de niños y enfermos, pero no en los demás casos (anotemos que las pensiones contributivas de paro y jubilación son salario diferido, por lo que no suponen vivir del trabajo de otros, sino recoger de forma aplazada el fruto del propio trabajo). Es propio del capitalismo, y en general de las sociedades clasistas, que haya clases privilegiadas que viven del trabajo de otros. Pero ello, insistimos, no es un derecho que haya que generalizar, sino un privilegio que hay que abolir.

La alternativa, naturalmente, es defender el trabajo garantizado para todo el mundo en edad laboral y cuya salud le permita trabajar, naturalmente con una retribución (un salario social) no inferior al salario mínimo que debe permitir una subsistencia digna. El Estado, a través de un sistema de trabajo garantizado, puede acabar con la existencia de personas paradas al mismo tiempo que, al movilizar su fuerza de trabajo, se genera riqueza social que beneficie a la comunidad. Dicho trabajo garantizado puede consistir tanto en actividades comunitarias o de cuidado de las personas como en la realización de actividades de formación, preferentemente en Formación Profesional o en la Universidad (el sistema generalizado de becas-salario que propugnamos sería el correlato para estudiantes del sistema general de trabajo garantizado).

Por este camino podremos desarrollar una alternativa real a la crisis i al sistema capitalista, una alternativa basada en el trabajo, entendido como la solución y no como el problema.