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Morella_1
2 de 4. Tesoro de Morella (Castellón). Mediados del siglo IV a.C. Emporion.
Morella_2
Morella_3
3 de 4. Tesoro de Morella (Castellón). Mediados del siglo IV a.C. Emporion.
1 de 4. Tesoro de Morella (Castellón). Mediados del siglo IV a.C. Inciertas de Asia Menor y Emporion.
Morella_4
4 de 4. Tesoro de Morella (Castellón). Mediados del siglo IV a.C. Massalia.
Tesoro de Morella (Castellón).
Bibliografía: P. P. Ripollès, "Las monedas del tesoro de Morella conservadas en la BN de París", Acta Numismàtica 15, 1985, 47-64.  
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El tesoro de Morella apareció a principios de 1862 y se dispersó inmediatamente, sin que se documentara la totalidad del hallazgo. Sólo posteriormente, fueron publicadas relaciones parciales de su contenido por parte de Zóbel y de Muret. De la composición del tesoro, del que se ignora si contenía objetos y fragmentos de plata, sólo se conocen diecisiete piezas, todas ellas divisores de plata de reducido peso, dos procedentes de la zona de Asia Menor, diez fraccionarias de Emporion y cinco óbolos de Massalia. Este tesoro constituye uno de los hallazgos de monedas más antiguos documentados en la península Ibérica y, aunque incompleto, proporciona una información de gran relevancia, porque ofrece un valioso testimonio sobre las monedas que se encontraban disponibles en Iberia, por lo menos, durante el siglo IV a.C. La característica más destacada de las monedas de este tesoro es su pequeño módulo y su reducido peso (entre 1,26 y 0,29 g), lo cual es coherente con un ambiente monetario de influencia focense, ya que éstos acuñaron y utilizaron monedas de pequeño módulo. Esta impresión queda reforzada cuando se considera que la presencia de divisores de plata de Asia Menor se relaciona con zonas y colonias con las que Focea mantenía contacto y por la procedencia de las restantes piezas, de Massalia y Emporion, ambas colonias de origen focense que pusieron en práctica este mismo modelo monetario. De la identificación de las monedas massaliotas que contenía el tesoro, que son las mejor datadas, y de los paralelos iconográficos de las fraccionarias ampuritanas, de las que sólo dos llevaban grabada la abreviatura del étnico de la ciudad, se desprende que se ocultó hacia mediados del siglo IV a.C., aunque la mayor parte de su contenido fue acuñado durante el siglo V a.C.
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Pere Pau Ripollès