Grecia    S. VI a.d.C


SAFO                                                                                              

 

 

 

 

 

 

 

De verdad que morir yo quiero 
pués aquella llorando se fue de mí,
y al marchar me decía:
Ay Safo, qué terrible dolor el nuestro
que sin yo desearlo me voy de tí.
 
Pero yo contestaba entonces:
no me olvides y vete alegre 
sabes bien el amor que por tí sentí, 
y si no, recordarte quiero   
por si acaso a olvidarlo llegas,
cuánto de hermoso y feliz nos pasó
a las dos allí.
 
      Las coronas de tantas rosas 
y de violetas también 
que tú junto a mí te ponías , 
las guirnaldas que tú trenzabas 
y que en torno a tu tierno cuello 
enredabas haciendo con flores mil, 
perfumado tu cuerpo luego 
con aceite de nardo todo 
y con leche y aceite de jazmín, 
recostada en el blando lecho, 
delicada muchacha en flor, 
al deseo dejabas tú salir. 
Y ni fiesta jamás ni danza ya, 
ni tampoco un sagrado bosque 
al que tú no quisieras conmigo ir.