SAMARA


 

SIMILITUDES ENTRE A SANGRE FRÍA
(Truman Capote) Y CRIMEN Y CASTIGO
(Fedor Dostoievski)

por Daniel Buchón Moragues - Valencia
 

Este artículo se presentó en las II Jornadas de Rusística en la Comunidad Valenciana, celebradas en la Universitat
de València del 2 al 6 de Octubre de 1997.



Tras haber leído In Cold Blood y haber percibido la magia que transmite la novela de Truman Capote, nos quedamos con la sensación de un trabajo bien hecho, de una elección bien realizada, de un relato francamente impresionante.

La novela, sin embargo, a pesar de todas sus innovaciones literarias, parece tener ciertas características en común con otra novela escrita 100 años antes, Crimen y Castigo de Fedor Dostoievski, manteniendo, claro está, una cierta distancia a tal afirmación.

Tanto T. Capote como F. Dostoievski crean unas situaciones y unos personajes que aunque no queramos admitirlo pueden ser del todo reales y pueden ser encontradas en nuestra vida cotidiana. En el caso de Capote, la historia está en un tanto por cien muy elevado basada en un hecho real, con el que él convivió una parte importante de su vida; en el caso de Dostoievski, la historia podría haber sido perfectamente sacada de un artículo periodístico y a partir de él y con los cambios pertinentes, convertirse poco a poco en una novela moldeada por el narrador escritor.

Ambas novelas tratan un tema social: las relaciones sociales de unos personajes que no han tenido fortuna en sus vidas y que mediante una sucesión de hechos que se desencadenan unos detrás de otros, llegan a cometer la acción más antisocial que se pueda realizar, un crimen.

Ese crimen es a la vez un despertar y un reafirmarse en la vida por parte de aquéllos que lo cometen. Dick y Ferry llevan una dura y desgraciada vida que les guía sin darse apenas cuenta al asesinato de la familia Clutter, lo que les obliga a crearse una nueva vida muy distinta de la que esperaban al no conseguir el dinero que pretendían robar, que era el móvil del asesinato.

En Crimen y Castigo Raskólnikov, debido a una serie de desafortunados acontecimientos se encuentra sin dinero, endeudado, enfermo y sin esperanzas de mejorar. Todas estas penurias y calamidades le llevan a una casa de empeños en la que cometerá el asesinato de las dos hermanas usureras, asesinato premeditado con un móvil claramente definido, el robo.

En ambas novelas el asesinato aparece como un acto de rebeldía contra todo lo establecido anteriormente. Los "protagonistas’ de las novelas conducen y guían su odio interior hacia aquellas personas que deben desaparecer para que ellos sigan viviendo y tengan un poco de esperanza en sus vidas.

Sin embargo, ninguno consigue el propósito principal, conseguir dinero que les saque del estado en que se encuentran. Dick y Ferry por su parte no encuentran la anhelada caja fuerte que buscaban y que les sacaría de la ruina; y el poco dinero que consiguen por la venta de algunos aparatos será una de las claves para identificarlos. Por su parte Raskólnikov no solo no consigue el dinero que pretendía encontrar, sino que además lo poco que roba lo esconde y se siente incapaz de utilizarlo.

En ambas situaciones lo que iba a convertirse en la salvación de todos sus males se vuelve contra ellos y no logran sino empeorar la situación en la que se encontraban, volviendo en su contra a toda la sociedad, sus leyes y sus castigos.

Ambos títulos podrían intercambiarse entre sí, ya que In Cold Blood empieza con un Crimen que desencadenará una serie de acontecimientos que concluirán con el Castigo de los autores materiales. En Crimen y Castigo, Raskólnikov pasa de ser un pobre y enfermizo estudiante a un hombre que comete un asesinato "a sangre fría" que había premeditado de antemano.

Sin embargo, a pesar de la vileza y cobardía de sus acciones, ninguno de los dos escritores nos presenta a los asesinos como crueles dementes o sádicos criminales. Los "protagonistas’ son jóvenes que por un motivo u otro no han tenido suerte en esta vida y desde pequeños han estado marcados por la desgracia y la incomprensión social que fue lo que les llevó a cometer el crimen. Incluso a la hora de defenderse en el juicio, tanto Dick como Perry son presentados como unos inadaptados que, de haber tenido suerte, amor y comprensión, no habrían desarrollado sus instintos criminales. Parece como si en cierta manera T. Capote estuviera echando un grado de culpa a la sociedad y al ambiente en el que crecieron, despertando en el lector cierta compasión y comprensión para con los asesinos.

Del mismo modo Dostoievski nos presenta el juicio de Raskólnikov como un escenario donde sólo se cuentan las buenas acciones del acusado y sus desgracias personales. Donde sus buenos actos ayudando a otros estudiantes o socorriendo y salvando del fuego a una niña conseguirán rebajar la pena a ocho años de prisión.

Tal y como nos lo presentan ambos autores podríamos hablar del "buen asesino" que no tiene más remedio que cometer el crimen para reafirmarse como ser humano. Y la bondad de estos criminales llega a tal extremo que no sólo encuentran comprensión por parte del lector, sino que otros personajes de la historia muestran su firme apoyo a los acusados ensalzando sus buenas acciones y su noble carácter, intentando justificar los crímenes como algo que ellos no pretendían cometer pero que una fuerza más grande que la razón les obligó a ello. Como así lo dice Perra al confesar:

"I didn’t want to harm the man. I thought he was avery nice gentíeman. Soft-spoken. I thought so right up to the moment I cut his throat." (pag.237 In Cold Blood)

Para defenderse en el juicio, todos los abogados pretenden mostrar a sus defendidos como individuos que sufren ataques de locura, y esa locura o enajenación mental es la causante de la tragedia. Tanto Perry como Dick son examinados por médicos para averiguar hasta qué grado la locura es la causante de sus actuaciones, y del mismo modo Raskólnikov es presentado ante el juez alegando "locura pasajera", algo que ninguno de los acusados quiere aceptar.

Raskólnikov responde con frialdad y seguridad mostrando toda su cordura, y Ferry y Dick no son capaces de admitir su estado de locura y se rebelan contra ella porque sería otra forma más de marginación que no están dispuestos a admitir, aunque los análisis médicos indiquen lo contrario:

"...Dr Jones...would have testified: Perry Smith shows definite signs of severe mental ilness.’ (pag.288 In Cold Blood)

Otra característica que une ambas novelas es el origen de la idea de cometer los asesinatos. El acto se desarrolla y perfecciona en la mente de los protagonistas, y cuando se ha cometido el crimen ven culminada la idea que les rondaba en la cabeza, aunque ese no fuera el motivo principal. Ellos desarrollan y cometen el crimen, pero la idea original les viene desde fuera, desde otra mente que aunque incapaz de cometer tal acto, si es capaz de imaginarlo y vanagloriarse de pensar de tal modo. El asesinato de los Clutter partió de la mente de un compañero de celda de Dick, que fue quien le informó sobre todos los datos posibles y necesarios para llevar a cabo el robo. La idea de robar y asesinar a la vieja usurera tampoco nace de la mente de Raskólnikov, éste la escucha en una taberna donde un soldado y un oficial mantienen una conversación en la que hablan de la posibilidad de sacar un buen botín de la casa de la vieja, e incluso comentan:

"Claro, no es digna de vivir- replicó el oficial-; pero ¿qué quieres? Eso es cosa de la naturaleza."
(pag.72 Crimen y Castigo)

Así pues, la idea original les viene de fuera, de la misma sociedad que les ha llevado a la situación en la que se encuentran y a la que no ven otra salida mas que ir en contra de ella. En ambas situaciones la justicia es la que gana, aunque sería mejor afirmar que es la que no pierde. En cierto modo los autores de las novelas nos están indicando que no hay un crimen perfecto: por un motivo o por otro siempre se acaba descubriendo al malhechor. En el caso de Dick y Ferry es precisamente el compañero de celda quien le sugirió la idea el que le delata, y a raíz de ese hecho todo va rodando hasta el fin, hasta su captura. Raskólnikov por su parte se delata a sí mismo y se entrega a la justicia para librarse del peso que ejercía el crimen sobre su conciencia.

Sea por un motivo o por otro, los criminales acaban condenados por la. sociedad que les impulsó a cometer el asesinato. En este punto entraríamos a ver quien es más culpable de asesinato, los propios autores materiales o aquellos que se vengan de ellos con la pena de muerte. En In Cold Blood la verdadera sangre fría no la tienen los asesinos de la familia Clutter, sino el jurado y el verdugo que fríamente y sin contemplaciones condenan y ejecutan a Dick y a Perry. Y así lo acepta la sociedad tal y como se dice:

‘Well, whats there to say about capital punishment? I´m not against it: Revenge is all it is, but what´s wrong with revenge? It´s very important.(pag.328 In Cold Blood).

Esta imagen contrastaría sin embargo con el final de Crimen y Castigo, donde Raskólnikov se da cuenta de su acción, cumple el castigo impuesto, pero al mismo tiempo espera salir de la cárcel y continuar su vida con una nueva esperanza, con el amor de su fiel Sonia, y con un nuevo amanecer en el que el crimen cometido ha sido purgado y redimido por el castigo. Pero sin duda alguna el mayor castigo es el que cada uno se impone a si mismo, el que le impone su conciencia y sus criterios morales.

En ambas novelas este aspecto está tratado desde una perspectiva un tanto ambigua. Los autores de los crímenes sienten una especie de remordimiento por haber realizado tal acción, pero a la vez no se arrepienten de haberlos cometido.

En este punto es donde podríamos sacar alguna conclusión sobre la posible locura o desequilibrio mental de los ‘protagonistas’. Analizando a cada uno vemos las posibles contradicciones en sus acciones y caracteres:

Perry Smith, el considerado autor de los asesinatos, no sabe realmente por qué los cometió. Para él la familia Clutter tuvo que pagar por todo el odio que llevaba dentro, y no existe otra razón. Frente al terrible acto, nos encontramos con un individuo que coloca cómodamente a sus víctimas, no quiere que sufran, e incluso se opone rotundamente a que su compañero abuse de Nancy, para lo cual estaría dispuesto a acabar con él:

"I´m gonna bust that little girl.-And I said,- Uh-huh. But you´ll have to kill me first.’(pag.236 In Cold Blood).

Por un lado los protege y por otro los asesina.

Dice Hickock es quien convenció a Perra para cometer el asalto a la casa, presumiendo en todo momento de haber asesinado sin razón alguna a varias personas. El es quien piensa en no dejar ningún testigo que pueda delatarles, pero a la hora de la verdad es él quien no se atreve a matarlos, e incluso más adelante pedirá a Perra que se confiese autor de los cuatro asesinatos para que su madre no creyese que su hijo era un asesino.

Rodia Raskólnikov presenta el caso más claro del ataque de la conciencia sobre los actos cometidos. El comete el doble asesinato casi sin pensares y huye con un pequeño botín que esconde por miedo a ser descubierto y por remordimientos. Finalmente se confiesa autor del asesinato para librarse de la pesada carga que soportaba y así quedar libre ante los suyos; sin embargo no se arrepiente de lo que hizo y piensa que la vieja usurera se lo tema merecido y fue una buena acción. Así dice él:

-¿Mi crimen? ¿Qué crimen?- gritó él, de súbito, en un repentino ataque de furor-. ¿El que haya matado a un piojo nocivo, asqueroso, a una vieja usurera que no hacia falta a nadie? Por matarla habían de perdonar la mitad de los pecados.’(pag.566 Crimen y Castigo)

Todos estos puntos de vista y aspectos distintos convergerán en un mismo foco que será el causante y culpable de que todo ocurra, el Destino. En las dos novelas el destino aparece como una carga que todo hombre debe soportar y ante la cual no se puede hacer nada, el hombre permanece impotente ante lo que le sucede y no puede sino esperar a que transcurran los hechos y ver sus consecuencias.

La imagen con la que nos encontramos es la rueda del destino, la vida como una consecución de hechos en la que uno desencadena otro y obliga a seguir por el camino destinado. Como dice Raskólnikov en la página 78, "Era como si la rueda de una máquina le hubiera alcanzado un extremo del vestido y empezara a arrastrarle.’

El hombre podría elegir algún camino, pero una vez tomada la decisión nada ni nadie puede salvarle de su final. Durante toda la novela Perry piensa en cómo se metió en ese asunto tan desdichado y continuamente se acuerda de diferentes caminos que podía haber tomado antes de seguir adelante por la senda que le mostraba Dick. "HE was here, and embarked on the present errand, not because he wished to be but because fate had arranged the matter;’(pag.40)

Para Raskólnikov no hay que buscar una explicación lógica a lo que ocurrió, y no hay que inquirir el motivo dentro de la persona humana, sino en el destino y sus consecuencias:

"¿Y si el hombre, el hombre en general, es decir, el género humano, no es en realidad vil? Entonces, eso serán prejuicios, falsos temores, no hay barreras de ninguna clase y las cosas han ocurrido como deben ocurrir.’
(pag. 31 Crimen y Castigo)

Sea como fuere, lo que queda claro y patente en ambas novelas es el espíritu de búsqueda de una salida. Es el instinto de supervivencia lo que mueve a Perry, Dick y Raskólnikov a cometer todos los asesinatos. Asesinatos que de un modo u otro les unen a los tres como pasajeros del tren del destino que les guia por el mundo de la conciencia en el que el mundo real y la sociedad aparecen como perversos asesinos con deseo de venganza sin una mínima porción de remordimiento al eliminar a un ser humano.

BIBLIOGRAFIA

CAPOTE, Truman. In Cold Blood, Penguin Books, 1967.
DOSTOIEVSKI, Fedor. Crimen y Castigo, Traducción de Augusto Vidal. Ed. Bruguera, 1985.



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