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Al
estoraque de Congo volvamos, Dios en ayuso, a la que a cuatro de a ocho argentaron el pantuflo. |
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Avispa
con
libramiento no voló como ella anduvo; menos un torno responde a los devotos impulsos, |
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que la
mulata se gira a los pensamientos mudos; ¡oh destino inducidor de lo que has de ser verdugo! |
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