En el acta de la Junta de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Literaria de Valencia, nombre con el que oficialmente se conocía a la actual Universitat de València (Estudi General) hasta la ley de reforma universitaria de 1985 del 3 de diciembre de 1921 fue expuesta la necesidad de creación del Laboratorio Arqueológico a propuesta de Luis Gozalvo París. Entre los objetivos de ese nuevo departamento destacaban no sólo los de carácter pedagógico-científico sino también la difusión cultural de la riqueza arqueológica de la provincia de Valencia. Las mismas actas recogen el entusiasmo que desde aquel momento suscitó el proyecto, sin embargo, sus actividades no estuvieron a pleno rendimiento hasta 1924.
Aunque esa actividad docente e investigadora ha sufrido diversas vicisitudes su trabajo ha continuado afianzándose hasta la actualidad bajo una nueva denominación: Departament de Prehistòria i Arqueologia de la Universitat de València. Asimismo, sus investigaciones no siempre han contado con una única publicación vinculada al propio departamento para difundirlas. Todo lo contrario del Servicio de Investigación Prehistórica (SIP) de la Diputación de Valencia creado en 1927 a semejanza de otras instituciones españolas con los mismos objetivos de estudio y dependientes de organismos ajenos a las universidades. El SIP, a diferencia del propio Laboratorio Arqueológico, además de haber colaborado ocasionalmente con él, también mantuvo una publicación propia desde sus inicios para difundir sus actividades, como la destacada este mes. De periodicidad anual, se editó desde 1928 hasta 1983, con alguna interrupción temporal ajena a su propia actividad arqueológica. El último año de publicación coincide con su emplazamiento actual en donde su museo y biblioteca comparten la misma sede además de la aparición de nuevas publicaciones más acordes con las nuevas estrategias de trabajo.
