El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define el vocablo culteranismo o gongorismo como:“Estilo literario desarrollado en España desde finales del siglo XVI y a lo largo del siglo XVII, caracterizado, entre otros rasgos, por la riqueza de metáforas, el uso de cultismos y la complejidad sintáctica, y considerado despectivamente estilo oscuro y afectado, en su época y posteriormente”. El nombre ha sido tomado de Luis de Góngora y Argote, nacido en Córdoba en 1561 y fallecido en la misma ciudad en 1627. Una obra principalmente poética caracterizada por un estilo lleno de metáforas, hipérbatos y cultismos que dificulta su lectura y en la que existe una preocupación fundamental por la musicalidad del verso. Un estilo literario que tuvo réplica entre sus contemporáneos con el llamado conceptismo. Se distinguía por la precisión de la expresión y la brevedad, y fue la prosa su forma de expresión preferida. Entre este último grupo sobresale Francisco Quevedo (1580-1645).
De este modo se llegó al rechazo de la obra de Góngora hasta casi ser olvidada, gracias a Dámaso Alonso (1898-1990) sería redescubierta. La fecha de aceptación fue 1927 cuando un grupo de poetas se reunieron para conmemorar el aniversario de la muerte del poeta, por este motivo son conocidos como “Generación del 27”.
Entre las obras más admiradas y conocidas de Góngora destacan: Soledades y Fábula de Polifemo y Galatea, pero es la primera la elegida para conmemorar el 450 aniversario de su nacimiento. Soledades, es considerado un poema inconcluso. Su argumento se puede resumir en como un joven vaga por parajes y costas durante tres días para destacar su admiración por la naturaleza, pero siempre en un estilo metafórico, lleno de dificultades sintácticas y con continuas referencias a la mitología, la historia y la geografía antigua. Todo esto es óbice para una gran musicalidad en el verso. La edición comentada por Dámaso Alonso corresponde a la segunda edición de 1935, aunque la fecha de impresión del colofón señala: “este libro se acabó de imprimir en los talleres tipográficos de S. Aguirre, Madrid, el día 4 de enero de 1936”. La primera edición había sido publicada en 1927 y su introducción está incluidad en esta segunda, junto a unas notas explicativas de esta nueva edición. Después del texto poético completo se recogen las Soledades en una versión en prosa realizada por el propio Dámaso Alonso para facilitar la comprensión del texto poético. Luego aparecen unas “Notas a la versión en prosa de las Soledades”, donde explica las dificultades gramaticales encontradas para analizar el texto. Al final, figura la primitiva versión de Soledades acompañada de un estudio relacionado con el manuscrito 3795 de la obra localizado en la Biblioteca Nacional de Madrid.
Por último, respecto al volumen conservado en esta biblioteca, en el verso de la portada figura impreso que este ejemplar forma parte de uno de los 1.500 ejemplares de la tirada. Hojeándolo se aprecia el uso poco respetuoso por parte de los usuarios pues está casi todo subrayado con bolígrafo y contiene notas manuscritas de los mismos en las hojas de guarda.
