viene de la pág: 1

El Imperio Napoleónico ocasiona dos reacciones. La primera es la identificación de Napoleón con Augusto y de su Imperio con el Romano. La segunda es consecuencia de la anterior. Los pueblos sometidos a Francia (principalmente los estados alemanes) empiezan a tomar interés por la historia de las ciudades-estado de la Hélade sujetas a Roma. Así Berlín empieza a llamarse la Atenas del Spree imitando el apelativo de Florencia del Elba que Johann Gottfried Herder había dado a Dresde. La Academia de Ciencias del Reino de Prusia y la Universidad de Berlín (creada en 1811) se convierten en focos de esta resistencia cultural al afrancesamiento. El primer Rector de la Universidad de Berlín es Johann Gottlieb Fichte quien en 1809 había pronunciado sus Discursos a la Nación Alemana en uno de los salones de la Academia de Ciencias mientras el tambor francés atronaba en las calles de Berlín.

Igualmente el filólogo Friedrich August Wolf se traslada de Halle a Berlín en 1810. Esto ocasiona un gran auge de la Filología Griega. Hasta Federico II el Grande la enseñanza del griego y el latín en Prusia corría a cargo de los teólogos. Federico II el Grande ordena que se tenga en gran estima al griego y al latín en los gimnasios (establecimientos de segunda enseñanza semejantes a los Liceos italianos y franceses y a nuestros Institutos). Ello hace que su docencia corresponda a los profesores de gimnasio. La llegada de F.A. Wolf a la Universidad de Berlín da rango universitario a la Filología Clásica. Sin embargo imprime a la historiografía anticuaria berlinesa una dependencia de la Filología Clásica que sólo finaliza en 1859 con la llegada a Berlín de Theodor Mommsen.

Un segundo elemento es el eco de las Consideraciones sobre la grandeza y decadencia de los romanos de Montesquieu y la Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano de Edward Gibbon. Ambos autores admiten la idea de que el Imperio Romano sobrevive hasta 1453 con la conquista de Constantinopla por el sultán otomano Mehmet II el Conquistador . Ello hace que la Bizantinística occidental del siglo XIX intente estudiar los vínculos que existen del Imperio Romano con el Bizantino.

El último elemento es la independencia de Grecia. Ese hecho origina que comiencen las excavaciones sistemáticas en su suelo. Esas campañas aportan hallagos arqueológicos, epigráficos y numismáticos que incrementan el saber científico sobre la Antigua Hélade y ayudan el trabajo de los historiadores. Asimismo la observación de la Arquitectura Griega en su suelo originario enriquece su conocimiento hasta entonces limitado a los templos del Mezzogiorno y Sicilia.

Página anterior
Página siguiente