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Por: Horacio Marchand
horacio@horaciomarchand.com
Siempre
parece haber algún incompetente cerca: en la junta, en el grupo, en la
empresa, o en la vida. A veces uno mismo es el incompetente, pero el
problema aparece cuando es de manera recurrente y llega a convertirse
en crónico. Las organizaciones avanzan a pesar de personas mediocres,
cerradas, politizadas, y/o malas.
Todos hemos
enfrentado gente así, y no podemos explicar lo que hacen en la empresa,
cómo es que siguen subiendo de puesto y peor, cómo es que la
lideran.
Varios estudios confirman que la mayoría de los incompententes
simplemente no lo saben. Y si lo supieran, probablemente ya no lo
serían. La gente incompetente tiende a pensar sobre su alta capacidad,
mucho más que la gente competente.
Si tienes dudas respecto a tu competencia y habilidades, lo más probable es que sí lo seas.
Si estás seguro que eres lo máximo -o muy cerca de serlo- probablemente seas incompetente y ni en cuenta.
Cierto grado de duda es sana porque invita a la lucha, a la previsión,
al estudio, y a trabajar más que el que padece de una sobrevaloración.
Además, la seguridad en uno mismo no es un estado permanente: es
dinámico y varía según la personalidad, la experiencia y el contexto
que se enfrenta.
Viene al caso recordar a Johari. Sus famosas "ventanas", nos dicen que
las personas tenemos cuatro niveles de conciencia sobre nosotros
mismos:
1.- La parte pública.- es aquella que yo conozco de mí, y ellos (el resto de la gente) también conoce de mí.
2.- La parte privada.- aquella que yo conozco de mí, y ellos no. Es
donde guardamos secretos y pensamientos personales.
3.- La parte ciega.- aquella que yo no conozco de mí, y ellos sí. Aquí
es donde entrarían la mayoría de los incompetentes, y para el caso,
muchas de las partes ciegas donde tenemos problemas y que todo mundo
ve, excepto nosotros.
4.- La parte escondida.- aquella que yo no conozco de mí, ni ellos
conocen de mí. Es la que Freud y otros estudios de la personalidad
acuñaron como el subconsciente.
Si a los que califican como incompetentes se les diera
retroalimentación, según Frank M. Shipper, profesor en la Perdue School
of Business en Maryland, uno de cada seis empleados o directivos se
negarían a creerlo. Y este autoengaño puede resultar caro.
¿Y el principio de Peter?
El que afirma que los humanos somos promovidos a diferentes empleos por
hacer bien nuestro trabajo, justo al nivel donde ya no lo podemos hacer
bien.
¿Será que todos empezamos siendo competentes en algo, hasta que los
ascensos -en la organización o en los negocios- nos llevan a un nivel
que nos rebasa y caemos en la incompetencia?
Lo paradójico es que en las organizaciones incluso los que ya llegaron
a su nivel de incompetencia, pueden seguir ascendiendo porque conocen y
se mueven bien en medio de la "grilla" (política).
Una ejecutiva mexicana se quejaba amargamente que su jefe no sabía leer
el lenguage corporal, ni dentro de la empresa y menos con clientes.
Cometía los actos más descontextualizados del mundo, hablaba cuando
tenía que callar o viceversa. Incluso al estar negociando plazo de pago
con un proveedor, éste le ofreció darle más y contestó diciendo "no
gracias, no me hace falta tanto plazo".
Lo bueno fue que se lo quitó de encima porque lo promovieron.
Y lo promovieron porque su jefe la llevaba muy bien con su propio jefe.
Como si el resumen de toda la existencia de la vida corporativa era
lograr que su jefe lo apreciara.
Cuando llegaban las presentaciones de resultados, este sujeto ponía a
toda su área a trabajar en lo más sagrado: la presentación.
Dependiendo del caso, el grupo podía invertir dos, tres, siete, o
veinte días y noches sin parar. Toda la gente del área resentía estos
ejercicios de showtime y el desgaste era enorme. Todo para una hora de
presentación.
Y la gente de abajo, la que en realidad hacía el trabajo, resentía que el tipo se colgara las medallas.
Con frecuencia se puede engañar a la gente de arriba, pero rara vez se engaña a la gente de abajo.
Su único talento, según su empleada, eran las presentaciones, pero con
esto tenía. Lo más interesante es que esta persona parecía estar ciego
respecto a su incompetencia, a sus malas decisiones y a los comentarios
tontos.
También está la variable de la vigencia del liderazgo. Los líderes,
como todo, tienen sus tiempos. Un buen líder en un contexto específico
puede ser justamente lo que requiere la compañía, pero al cambiar el
contexto deja de ser competente.
Una de las confusiones más grandes de la historia es cuando Churchill,
el último bastión europeo repeliendo a los nazis, con su determinación
y claridad mental logró -haciendo equipo con los norteamericanos-
orquestar la derrota alemana; pero cuando llegó la paz, el pueblo
inglés pareció despedirlo de la vida pública.
En ningún momento se sugiere incapacidad de Churchill, sino que se
resalta la vigencia a la que un líder está expuesto, y pudiera dar la
apariencia de anacrónico.
Respecto a los expresidentes mexicanos, por lo general salen mal
librados (al igual que el país): pasan de héroes a villanos, de
competentes a incompetentes, de agraciados a desgraciados. A veces los
juicios no tienen fundamento, pero ¿quién puede contra la vox
populi?
Aunque por definición el ejercicio público no puede darle gusto a todo
el mundo, la gestión actual de gobierno ha sido en ocasiones
cuestionada. El tiempo, como siempre acabará por escribir la
historia.
¿Y en tu empresa, hay incompetencia ciega?
Eventualmente todo saldrá a relucir, la pregunta es a qué costo.
__________________
Aportado por:
Horacio
Marchand
horacio@horaciomarchand.com
El autor
actualmente es Director General de Marchand & Asociados,
despacho de consultoría especializada en estrategia con enfoque a
marketing, e-business, comunicación y retención de clientes. Entre las
cuentas que atiende el despacho se encuentran: Famsa, Orbcomm y Data
Satelital del Grupo Proeza, Deacero, Grupo Garza Ponce, Grainger, entre
otras; para las cuales se han desarrollado estrategias de internet,
e-marketing, diseño de web sites, estrategias de posicionamiento, planes
de comunicación y publicidad, estrategias de marca, auditorías de
imagen, etc. Dentro de su experiencia profesional en esta área, ha
ocupando puestos para diversas empresas entre las que destacan Iusacell/Bell
Atlantic (vicepresidente de Marketing), Alestra/AT&T (director de
Ventas Zona Norte), Dakin de México (Fundador y Director General) y
Holimaga (Director de Mercadotecnia). Es columnista de los periódicos
Reforma de México, El Norte de Monterrey, El Mural de Guadalajara y la
revista de negocios Mundo Ejecutivo. Ha sido ponente e instructor en un
sinnúmero de congresos, conferencias y cursos para empresas privadas,
relacionados con el área de mercadotecnia y administración. Ha sido
catedrático por más de 15 años, actualmente imparte en la EGADE del
ITESM la materia de Hipermarketing y en la Universidad Virtual del mismo
instituto el curso de Marketing para Negocios Electrónicos. A nivel
licenciatura imparte el curso de Mercadotecnia de Relaciones. Ha sido
consejero y tesorero de la Cámara de Comercio de Monterrey (Canaco);
asesor de la Confederación de Consejos Cívicos de las Instituciones (Cinlac)
y miembro del comité ejecutivo de la Confederación de Cámaras de
Comercio (Concanaco). Actualmente tiene a la venta su libro: "Hipermarketing",
basado en un modelo que desarrolló él mismo; "El decálogo del
mercadólogo" y "Marketer".
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