PASIÓN POR EL TRABAJO
HayGroup
ha diseñado un programa de formación para aplicar las teorías
de Goleman al campo de la formación. Conozca las pautas
necesarias para cultivar su inteligencia emocional
El conocimiento y la correcta utilización de nuestros sentimientos
y los de los demás en las relaciones profesionales puede
ser una de las más poderosas armas para triunfar en el ámbito
laboral.
La
inteligencia emocional, término acuñado por Daniel Goleman,
puede ser la diferencia entre una carrera llena de éxitos
o el estancamiento profesional. Más allá del enunciado teórico
de Goleman, HayGroup ha diseñado, en exclusiva, un programa
de formación «outdoor» para potenciar la inteligencia emocional
de todos los profesionales que así lo deseen. La iniciativa,
pionera en España, ya se ha aplicado con éxito en otros
países europeos
Las
posibilidades de triunfar en el mundo profesional no dependen
únicamente del cociente intelectual de la persona ni de
su formación académica. Daniel Goleman dejaba esto bastante
claro en su libro «La inteligencia emocional»,
que se ha revelado como uno de los best-sellers más importantes
en el sector empresarial en la última década. Sus estudios
sobre los sentimientos en las relaciones profesionales han
dado la vuelta al mundo y se han consagrado como una de
las teorías más revolucionarias en lo que se refiere a estilos
de dirección y atención al cliente.
Integrada por diferentes competencias, la inteligencia emocional,
«capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y
los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente
las relaciones», como la define el propio Goleman, se nos
revela en el libro como un «factor determinante del éxito
laboral». Su aplicación será, según él, la que determine
la trayectoria profesional de una persona. Es lo que tradicionalmente
se ha denominado «madurez».
Puesta en práctica
Pues bien, dos años después de «La inteligencia emocional»
y empujado por el interés que suscitó en el mundo empresarial,
Daniel Goleman vuelve con «La práctica de la inteligencia
emocional», que determina las pautas específicas y científicamente
probadas para avanzar en el uso adecuado de nuestras emociones
y las de los demás. Sin duda, toda una herramienta para
pasar a la acción y progresar en la comprensión y aplicación
diaria de los sentimientos
en el ámbito profesional.
Trabajo en equipo, iniciativa, supresión de niveles jerárquicos,
fomento de la confianza, atención personalizada a cada cliente,
empatía... son valores en los que se ha insistido mucho
en los últimos años como único camino posible para mantener
la competitividad de la empresa en el siglo XXI. La aplicación
de la inteligencia emocional se presenta como el mejor camino
para alcanzarlos, en perjuicio de una autoridad que cada
día está menos
presente en los organigramas de las empresas. Así, Goleman
establece cinco dimensiones fundamentales dentro de la inteligencia
emocional: la conciencia de uno mismo, la autorregulación,
la motivación, la empatía y las habilidades sociales, que
a su vez dan lugar a veinticinco competencias emocionales
diferentes.
Materia de formación
La novedad, científicamente probada, estriba en que el «cerebro
emocional» aprende de modo diferente al «cerebro pensante»
y, si bien el cociente intelectual no puede desarrollarse
pasados los trece o catorce años de vida, la inteligencia
emocional sí puede cultivarse indefinidamente y ser materia
de formación. Es más, la capacidad de influir en las personas,
la comunicabilidad, la aptitud para ejercer el liderazgo,
la adaptabilidad al cambio, la solución de conflictos, la
facilidad para establecer vínculos, para colaborar y cooperar
con un equipo, son todas competencias que dependen de un
mayor o menor desarrollo de la inteligencia emocional.
En HayGroup se han dado cuenta del filón que las teorías
de Goleman pueden suponer en materia de Recursos Humanos
y de atención al cliente. El presidente de la consultora,
Enrique de Mulder, concibe la inteligencia emocional como
la base sobre la que descansarán las relaciones profesionales
en un futuro próximo: «Para que haya resultados -explica-,
necesitamos que la gente sepa interaccionarse con su entorno.
Cuanto más estrecha sea la relación y más impacto haya que
causar, mayor será la inteligencia emocional que se necesite
aplicar». Por eso, la consultora ha llegado a un acuerdo
con el autor norteamericano para elaborar, en exclusiva,
cursos de formación basados en sus postulados. En una
entrevista concedida en exclusiva a ABC Nuevo Trabajo, Goleman
reivindicaba un modelo académico distinto al actual, que
estimula únicamente las habilidades técnicas. Pues bien,
HyGroup ha desarrollado este modelo de formación y ha diseñado
un programa que educa al profesional en el uso de su inteligencia
emocional.
Un perfil, un curso
Son cursos destinados en especial a profesionales que desempeñan
su actividad laboral en departamentos de atención al cliente,
equipos de ventas y post-venta, profesionales del sector
de la hostelería y de los Recursos Humanos, escuelas de
negocio y en cualquier área donde se trabaje en equipo,
sin olvidar, por supuesto, las universidades. «No se les
dice cómo hay que hacer las cosas; se les enseña a conocerse
a sí mismos para que apliquen su inteligencia emocional»,
subraya De Mulder.
José María García Tomás, director del área de sección y
formación de HayGroup, HayTraining, explica cómo la firma
aplicará las teorías de Coleman a la formación: «Hay dos
tipos de cursos: uno dirigido a todos aquellos profesionales
en contacto directo con el público, como vendedores, enfermeras,
maestros, dependientes detrás de una ventanilla... destinados
a que tomen conciencia de la importancia de la inteligencia
emocional. Cada uno descubrirá y desarrollará las competencias
necesarias para su puesto».
El otro curso está pensado para «altos ejecutivos y directivos
que se encuentren al frente de un grupo de personas en su
empresa. En este caso, la formación se llevará a cabo mediante
programas «outdoor», en los que se desarrollarán distintas
pruebas dependiendo de la competencia que se quiera potenciar»:
Apagar un incendio real coordinando los esfuerzos de todo
un equipo, deportes colectivos de riesgo, pruebas de orientación
en el campo... todo es válido para fomentar la pasión por
el trabajo. «Ante situaciones extremas, uno puede conocer
mejor sus límites, ya que requieren la toma de decisiones
rápidas que hacen aflorar la verdadera personalidad de cada
uno» añade García Tomás. Cada puesto concreto necesita de
unas competencias emocionales concretas.
Por ello, las pruebas variarán en función del perfil competencial
requerido para cada trabajo. De esta manera, la formación
será personalizada y atenderá en cada caso a las necesidades,
circunstancias y motivaciones concretas de cada profesional.
Esta no es la primera y única iniciativa para formar en
materia de inteligencia emocional. De hecho, esta formación
ya se está aplicando con éxito en algunos países europeos.
El ejemplo más claro lo encontramos en Inglaterra, donde
el gobierno ha decidido instruir a todos los directores
de colegios del país para hacerles mas inteligentes emocionalmente
hablando. Los cursos se realizarán en todos los centros
de educación primaria, secundaria y especial del Reino Unido.
Afectarán a 3.500 directores al año y serán impartidos por
instructores elegidos mediante concurso público.
Buenos resultados
HayGroup ha sido la firma encargada de adiestrar, asesorar
y hacer el seguimiento de la labor de los instructores.
De hecho, un consultor de la firma estará presente en la
mayoría de los cursos para hacer un seguimiento de los progresos
de los directores. Los cursos, que ya se han impartido en
noventa centros con excelentes resultados, tienen una duración
de cuatro días. A un ritmo de doscientos cincuenta programas
por año, las previsiones son instruir a 3.500 directores
anualmente.
El objetivo fundamental es aumentar el nivel educativo de
los estudiantes ingleses. La idea es que la aplicación de
la inteligencia emocional de los directores en sus respectivos
centros educativos revierta en la actitud de los pupilos
e incremente su nivel académico.
El proyecto fomentará también el acercamiento entre las
aulas y el mundo empresarial: todas las empresas que lo
deseen están invitadas a comprobar «in situ» la eficacia
de los cursos. Además, se ha diseñado una página web en
Internet que servirá de punto de encuentro para todas las
personas que formen parte del programa.
Ricardo CORROCHANO
Cómo pasar de la teoría a la práctica en materia de
inteligencia emocional
A continuación, les ofrecemos las líneas directrices del
aprendizaje de las competencias emocionales. Una práctica
herramienta para todo el que desee desarrollar su inteligencia
emocional o la de sus empleados.
1.- Evaluar el trabajo:
El proceso formativo debe centrarse en las competencias
que necesita cada puesto.
2.- Evaluación individual:
Es preciso determinar los puntos fuertes y débiles del individuo
para identificar aquellos que debe mejorar.
3.-Proporcionar feedback: se hará
de manera respetuosa, comentando con el trabajador las competencias
que debe mejorar.
4.- Evaluar la predisposición: cuando una
persona no está predispuesta, es muy posible que el proceso
de formación resulte una pérdida de tiempo y dinero.
5.- Motivación: Las personas aprenden
en la medida en que se encuentran motivadas. Clarificar
las ventajas que conlleva la formación suele ser una manera
efectiva de motivar.
6.- Fomentar el cambio autogestionado: Es
mucho más eficaz que las personas elijan los objetivos que
deben desarrollar y forjen sus propios planes para alcanzarlos.
7.- Centrarse en objetivos claros y manejables:
Explicar claramente los detalles concretos
de la competencia requerida y elaborar un plan sensato para
desarrollarla.
8.-Prevenir las recaídas: Los hábitos cambian
lentamente y los tropiezos y recaídas no suponen necesariamente
el fracaso.
9.- Alentar la práctica: El cambio
duradero requiere una práctica sostenida tanto dentro como
fuera del entorno laboral.
10.- Disponer de un apoyo adecuado: Es necesario
establecer una red de apoyo y aliento. Un sólo compañero
o formador puede ayudar.
11.- Proporcionar modelos: Las
personas de alto estatus que desarrollen la competencia
que se enseña pueden ser un modelo idóneo para los aprendices.
Aliente a los supervisores a exhibir esa habilidad.
12.- Ser animoso: El cambio puede ser mayor
cuando el entorno de la empresa lo fomenta.
13.- Reforzar el cambio: Las personas
necesitan un reconocimiento que les haga ver que el esfuerzo
ha merecido la pena.
14.- Evaluación: Establecer fórmulas
para evaluar el progreso del empleado y determinar las diferencias
entre el antes y el después del proceso formativo.
Fuente: «La práctica de la inteligencia
emocional» D. Coleman.
MAPA DE COMPETENCIAS EMOCIONALES.
Dimensión 1: Conciencia de uno
mismo:
-Conciencia emocional
-Valoración adecuada de uno mismo
-Confianza en uno mismo
Dimensión 2: Autorregulación
-Autocontrol
-Fiabilidad
-Responsabilidad
-Adaptación
-Innovación
Dimensión 3: Motivación:
-Motivación de logro
-Compromiso
-Iniciativa y optimismo
Dimensión 4: Empatía:
-Compresión de los demás
-Desarrollo de los demás
-Orientación hacia el servicio
-Aprovechamiento de la diversidad
-Comprensión social
Dimensión 5: Habilidades sociales:
-Influencia
-Comunicación
-Liderazgo
-Catalización del cambio
-Resolución de conflictos
-Establecimiento de vínculos
-Colaboración y cooperación
-Habilidades de equipo
Fuente: «LA PRÁCTICA DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL» D.COLEMAN

Final articulo
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