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                  GUERRA DE LA INDEPENDENCIA ESPAÑOLA | SIGUIENTE | 
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El 2 de mayo de 1808 estaba
      previsto que saliera del palacio real de Madrid el infante
      Francisco de Paula, pero el pueblo pensaba que Napoleón
      tenía retenido a Fernando VII y que pensaba restaurar a
      Carlos IV. Una multitud intentó impedir el viaje, y Murat
      sacó un batallón para dispersarla. La
      artillería disparó contra el gentío y esto
      fue el detonante de un levantamiento popular. Los
      madrileños lucharon contra los franceses por las calles de
      la ciudad durante todo el día. El ejército
      español permaneció pasivo, aunque algunos militares
      desobedecieron las órdenes recibidas y se unieron a los
      insurrectos, bajo la dirección de los capitanes Luis Daoíz y Pedro Velarde, que murieron
      antes de que acabara el día. Murat organizó una
      sangrienta represión. El 3 de
        mayo fueron fusilados varios cientos de españoles
      que habían sido arrestados empuñando armas.
    
El 4 de mayo Fernando VII
      comunicó a un enviado del gobierno de Madrid que se hallaba
      sin libertad y autorizó la convocatoria de Cortes que
      ejercieran la soberanía en su ausencia. El 5 de mayo llegaron a Bayona las
      noticias sobre el levantamiento acaecido en Madrid tres
      días atrás. Carlos IV responsabilizó a su
      hijo de la tragedia y logró que accediera a firmar su
      abdicación. Por su parte Godoy negoció a su vez la
      abdicación de Carlos IV en favor de Napoleón. Las
      llamadas abdicaciones
        de Bayona fueron firmadas finalmente el 6 de mayo (sin que Fernando
      conociera la abdicación de su padre). Ese mismo día
      llegó a Madrid un decreto de Carlos IV por el que nombraba
      a Murat su lugarteniente y lo autorizaba a gobernar en su nombre.
      El 10 de mayo llegaron a Madrid
      tanto la abdicación de Fernando VII como sus órdenes
      de convocatoria de Cortes. Las autoridades hicieron caso omiso de
      éstas y publicaron la abdicación de Fernando.
    
A medida que esta noticia se fue difundiendo por el país, se fueron produciendo de forma independiente un levantamiento tras otro. Se fueron organizando ejércitos y partidas de guerrilleros, milicianos y bandoleros. Había estallado la llamada Guerra de la Independencia Española. Así, en Valencia, el 23 de mayo una multitud reunida en la plaza a la que llegaba el correo recibía la noticia de las abdicaciones de Bayona. Desde hacía unos días circulaban pasquines por la ciudad con la décima siguiente:
La
        valenciana arrogancia
      siempre ha tenido por punto
      no olvidarse de Sagunto
      y acordarse de Numancia.
      Franceses, idos a Francia,
      dejadnos en nuestra ley,
      que en tocando a Dios y al Rey,
      a nuestras casas y hogares,
      todos somos militares
      y formamos una grey.
    
Tras unos minutos de tenso silencio, alguien gritó: Viva Fernando VII. Poco
      después la muchedumbre recorría las calles gritando
      Viva Fernando VII, muera
        Napoleón. Entre los cabecillas de la revuelta
      destacó Vicente
        Doménech, conocido como El Palleter (por su oficio de vendedor de paja).
      Ante la pasividad de las autoridades, los ciudadanos se hicieron
      con el gobierno, declararon la guerra a Napoleón,
      reconocieron a Fernando VII como rey de España y
      organizaron un reclutamiento de tropas.
    
El 24 de mayo se produjo en
      Zaragoza una revuelta similar. El 25
        de mayo los zaragozanos, después de asaltar la
      capitanía general y deponer a su titular, nombraron
      gobernador de la ciudad y capitán general de Aragón
      al brigadier José de
        Palafox, que había escapado de Bayona
      después de haber organizado infructuosamente un intento de
      fuga del rey Fernando VII. Paulatinamente y de forma independiente
      fueron surgiendo juntas
        provinciales de gobierno en distintas ciudades
      españolas. El conde de Floridablanca se puso al frente de
      la Junta de Murcia. 
    
El 31 de mayo fue Valladolid la que se declaró en rebeldía. El capitán general Gregorio García de la Cuesta decretó el alistamiento obligatorio de todos los varones entre 17 y 40 años, con los que formó un ejército improvisado. Poco después se rebeló Santander. El 2 de junio, el mariscal Jean-Baptiste Bessières, que tenía su cuartel general en Burgos, envió un ejército contra Santander bajo el mando del general Pierre Hugues Victoire Merle. El 3 de junio se publicó en la Gaceta de Madrid una proclama de Napoleón firmada nueve días atrás:
Napoleón, Emperador de los franceses, rey de Italia y protector de la Confederación del Rin, etc. etc. etc.
A todos los que las presentes vieren, salud.
Españoles: después de una larga agonía, vuestra nación iba a perecer. He visto vuestros males, y voy a remediarlos. Vuestra grandeza y vuestro poder hacen parte del mío.
Vuestros príncipes me han cedido todos sus derechos a la corona de las Españas. Yo no quiero reinar en vuestras provincias, pero quiero adquirir derechos eternos al amor y al reconocimiento de vuestra posteridad.
Vuestra monarquía es vieja: mi misión se dirige a renovarla. Mejoraré vuestras instituciones, y os haré gozar de los beneficios de una reforma, sin que experimentéis quebrantos, desórdenes ni convulsiones.
Españoles: he hecho convocar una asamblea general de las diputaciones de las provincias y de las ciudades. Yo mismo quiero saber vuestros deseos y vuestras necesidades.
Entonces depondré todos mis derechos y colocaré vuestra gloriosa corona sobre las sienes de otro Yo mismo, asegurándoos al mismo tiempo una constitución que concilie la santa y saludable autoridad del Soberano con las libertades y los privilegios del pueblo.
Españoles: acordaos de lo que han sido vuestros padres y mirad a lo que habéis llegado. No es vuestra culpa, sino del mal gobierno que os regía. Tened suma esperanza y confianza en las circunstancias actuales; pues Yo quiero que mi memoria llegue hasta vuestros últimos nietos, y que exclamen: Es el regenerador de nuestra patria.
El 4 de junio el mariscal
      Moncey salió de Madrid al frente de un ejército para
      tomar Valencia, el 5 de junio
      Bessieres envió al general Antoine Charles Louis de Lasalle desde Burgos para
      apaciguar Valladolid, y el 6 de junio
      Lefèbvre salió de Pamplona para tomar Zaragoza. En
      Andalucía también se habían producido
      sublevaciones. La flota francesa estaba retenida en Cádiz y
      el general Dupont había sido enviado desde Madrid para
      liberarla. Sin embargo, a su paso por la localidad castellana de Valdepeñas, los vecinos
      le impidieron entrar en la ciudad para aprovisionarse. Ante la
      imposibilidad de abrirse paso, el último recurso de los
      franceses fue ir incendiando la ciudad casa por casa, pero esto no
      amilanó a los lugareños, hasta que finalmente se
      llegó a un acuerdo: los franceses no atravesarían la
      ciudad y, en compensación, recibirían
      aprovisionamiento para un día. En la localidad vecina de Manzanares, al llegar la
      noticia del incendio de Valdepeñas, los vecinos decidieron
      asaltar un hospital francés. En Cataluña, unos 2.000
      soldados españoles y milicianos derrotaron en Bruch a un ejército
      francés de unos 3.800 hombres que había salido de
      Barcelona.
    
Ese mismo día Napoleón nombró rey de
      España a su hermano, el actual rey José I de
      Nápoles. Éste se enteró de la decisión
      al llegar a Bayona el 7 de junio.
      Mientras tanto, a los franceses se les permitía entrar
      desarmados en Valdepeñas a recoger sus cadáveres y
      otro contingente saqueaba durante todo el día la ciudad de
      Manzanares.
    
El 8 de junio Dupont
      saqueó Córdoba y recibió la noticia de que la
      flota francesa de Cádiz se había rendido, así
      como que la Junta de Gobierno de Sevilla estaba organizando un
      ejército para hacerle frente. 
    
Ese mismo día el rey Federico I de Würtemberg
      casó a su heredero Guillermo
      con Carolina Augusta,
      hija del rey Maximiliano I José de Baviera. El matrimonio
      fue una maniobra política para evitar unos planes
      matrimoniales alternativos que tenía pensados
      Napoleón. Después de la boda, Carolina le dijo a su
      marido: Somos víctimas
        de la política, y vivieron separados en el
      palacio, sin consumar nunca su matrimonio.
    
El 10 de junio José I
      de Nápoles aceptó convertirse en José I de
      España.
    
El mariscal Bessières decidió que la
      sublevación de Valladolid era prioritaria, pues
      podría romper las comunicaciones de Burgos con Francia,
      así que decidió ocuparse personalmente del asunto y
      ordenó a los generales Merle y Lassalle que se unieran a su
      ejército, cosa que hicieron en Dueñas el 11 de
        junio para entrar en Palencia. El 12 de junio se enfrentó al ejército
      de García de la Cuesta en Cabezón
        de Pisuerga, cerca de Valladolid. El ejército de
      reclutas españoles no tuvo nada que hacer en un combate
      abierto contra un ejército profesional que casi lo
      duplicaba en número. Tras la batalla, los franceses
      ocuparon Valladolid y poco después entraban en Santander.
    
García de la Cuesta se reunió con Joaquín Blake, militar
      español de origen irlandés que dirigía un
      ejército reclutado en Galicia. Entre ambos se propusieron
      reconquistar Valladolid y la atacaron el 14 de junio con más de 21.000 milicianos y
      mercenarios sin apenas experiencia. Por su parte, Bessières
      había reunido un ejército de 14.000 soldados
      regulares, con el que avanzó hacia el ejército
      español y lo encontró en Medina de Rioseco, donde
      obtuvo una victoria aplastante.
    
Ese mismo día un ejército francés
      volvió al Bruch, pero fue nuevamente derrotado. En su
      retirada saquearon el Bruch y otras localidades que encontraron a
      su paso. A raíz de este suceso se formó la leyenda
      del Niño del Tambor,
      según la cual un pequeño pastor puso en fuga a un
      ejército francés multiplicando con los ecos de las
      montañas el sonido de su tambor, hasta hacer creer al
      enemigo que estaba rodeado por todo un ejército emboscado.
    
El 15 de junio Lefèbvre
      atacó Zaragoza, pero se encontró con una inusitada
      resistencia por parte de la población. Palafox y sus
      principales colaboradores abandonaron la ciudad, decisión
      que ha dado mucho que hablar desde entonces.
    
El 19 de junio los suecos
      trataron de expulsar a los rusos de la ciudad de Turku, pero fueron rechazados
      por éstos en la batalla de Lemo. 
    
El 21 de junio Alemdar Mustafá Pachá,
      un general otomano gobernador de una ciudad en Bulgaria,
      llegó a Estambul al frente de un ejército de 15.000
      hombres dispuesto a restaurar al sultán Selim III.
    
El 23 de junio, tras haber
      reclutado algunos soldados, Palafox sostuvo una escaramuza contra
      los franceses en Épila.
      
    
El 24 de junio los suecos
      derrotaron a los rusos en la batalla de Nykarleby. Sin embargo, el 25 de junio el ejército ruso en retirada se
      encontró con otro ejército sueco en Vaasa y
      logró una victoria frente a él.
    
El 28 de junio Moncey estaba a
      las puertas de Valencia. Tras tres horas de bombardeo, se
      inició el ataque de la infantería. Tras varios
      intentos, al ponerse el sol los franceses tuvieron que retirarse
      ante la inminente llegada de un ejército español.
    
El 30 de junio estaba
      redactada la Constitución prometida por Napoleón a
      los españoles. Seguía las líneas generales de
      las constituciones otorgadas a otros Estados, aunque sorprende su
      artículo primero: La
        religión Católica, Apostólica y Romana, en
        España y en todas las posesiones españolas,
        será la religión del Rey y de la Nación y
        no se permitirá ninguna otra. 
    
El 2 de julio Palafox
      regresaba a Zaragoza con algunos refuerzos. Llegó justo a
      tiempo, pues ese mismo día los franceses lanzaron un nuevo
      ataque contra la ciudad. Durante dicho ataque cobró fama
      una mujer llamada Agustina
        Zaragoza, más conocida como Agustina de Aragón. Los
      defensores de una de las puertas de la ciudad habían
      caído muertos o heridos por la artillería enemiga y
      los franceses se disponían a entrar en la ciudad por dicha
      puerta. Sin embargo, Agustina, que formaba parte de un grupo de
      mujeres que atendía a los heridos, logró disparar un
      cañón sobre los franceses que se acercaban y
      éstos, temiendo una emboscada, se retiraron, lo que dio
      tiempo a los zaragozanos a reforzar la posición. Ante este
      segundo fracaso, Lefèbvre replanteó su estrategia y
      se dispuso a asediar la ciudad.
    
El 7 de julio el rey
      José I de España juró la Constitución.
    
El 8 de julio Richard
      Trevithick presentó en Londres la primera locomotora
      dedicada al transporte de viajeros, a la que llamó Catch-me who can
      (atrápeme quien pueda). El vehículo se movía
      por una vía férrea circular rodeada de una
      empalizada y alcanzaba los 19 km/h. Sin embargo, Trevithick no
      logró atraer inversores para explotar comercialmente su
      invento, porque la vías férrea no resistía
      bien el peso de la locomotora y no tardó en quedar
      inutilizable.
    
El 11 de julio los franceses
      construyeron un puente sobre el río Ebro para rodear
      completamente la ciudad de Zaragoza. Una vez cruzado el río
      tomaron la pequeña parte de la ciudad situada en la otra
      orilla.
    
El 14 de julio los suecos
      derrotaron a los rusos en Lapua.
      Mientras tanto, un ejército español se
      proponía cruzar el Guadalquivir por Mengíbar,
      población ocupada por un ejército francés de
      2.000 hombres. Los españoles pusieron en fuga a la
      caballería francesa. Los franceses tuvieron que evacuar
      Mengíbar, pero pidieron refuerzos. El 15 de julio atacaron los españoles
      dirigidos por el gobernador de Málaga, el suizo Teororo Reding, pero el ataque
      fue interrumpido ante la llegada de los refuerzos franceses.
      Éstos se retiraron a Bailén.
      
    
Mientras tanto el general Francisco
Javier
        Castaños dirigía un ejército de
      12.000 hombres con el que pretendía atacar a Dupont en Andújar. La noche del 18 de julio éste
      abandonó la población y se dirigió
      también hacia Bailén. En la madrugada del 19 de julio entabló combate
      con un destacamento español. A lo largo del día
      ambas partes fueron recibiendo refuerzos. Los españoles
      sumaron más de 27.000 hombres, entre soldados regulares y
      milicianos, mientras que los franceses eran algo más de
      21.000. Al final del día los españoles obtuvieron
      una rotunda victoria. Más de 17.000 soldados franceses
      fueron capturados y, aunque en las capitulaciones se les
      garantizó el retorno a Francia, al final fueron deportados
      a la isla de Cabrera, en
      las Baleares, que fue toda ella una prisión mientras
      duró la guerra.
    
El 20 de julio el rey
      José I entraba en Madrid, y el 25
        de julio fue proclamado rey en la capital
      española. Sin embargo, al recibir la noticia de la batalla
      de Bailén abandonó Madrid y se instaló en
      Burgos.
    
El sultán otomano Mustafá IV ordenó el
      asesinato de su tío Selim III, así como el del
      príncipe Mahmut,
      su hermano menor, para convertirse en el único miembro de
      la familia real y frustrar los planes de Mustafá
      Pachá. Selim fue asesinado la noche del 28 de julio, pero Mahmut se
      salvó gracias a que unos sirvientes lo escondieron.
    
En los últimos meses también se habían
      producido revueltas en Portugal. El 30
        de julio el general Louis
        Henri Loison realizó una matanza de hombres
      mujeres y niños en la ciudad de Évora. Los
      británicos entraron en conversaciones con la resistencia
      portuguesa y convinieron en enviar un ejército de apoyo.
    
El 1 de agosto Napoleón
      nombró rey de Nápoles a su cuñado Joachim
      Murat, ahora Joaquín I
      de Nápoles.
    
El 4 de agosto los franceses
      iniciaron un nuevo ataque contra Zaragoza, precedido por un
      intenso bombardeo de tres días. Los franceses lograron
      entrar en la ciudad y la saquearon, pero al final fueron repelidos
      de nuevo. Una salida de Palafox logró traer refuerzos y
      víveres.
    
El 5 de agosto sir Arthur
      Wellesley desembarcó en la bahía de Vagos, en Portugal, en la
      desembocadura del río Mondego,
      y se puso al mando de las tropas británicas en Portugal.
      Llegó a reunir unos 14.000 soldados británicos a los
      que se unieron más de un millar de portugueses. 
    
El 8 de agosto los asediados
      en zaragoza hicieron una salida y rompieron el cerco.
    
El 10 de agosto los suecos
      derrotaron nuevamente a los rusos en Kauhajoki. 
    
En la noche del 13 de agosto
      los franceses abandonaron el asedio de Zaragoza y fueron
      perseguidos hasta Navarra.
    
El 17 de agosto los suecos
      derrotaron a los rusos en la batalla de Alavus. 
    
Ese mismo día el ejército de Wellesley
      encontró en Roliça
      a un ejército francés cuatro veces inferior en
      número, y al que derrotó atacándolo por ambos
      flancos.
    
El 21 de agosto, en Buenos
      Aires, el virrey Santiago de Liniers instó a jurar lealtad
      al rey Fernando VII y rechazó una embajada enviada por
      José I.
    
Mientras tanto el ejército de Wellesley era atacado por el
      del general Junot cerca de Vimeiro.
      Esta vez los franceses contaban con 14.000 hombres, pero los
      británicos habían recibido nuevos refuerzos y su
      número superaba los 20.000. Wellesley obtuvo una nueva
      victoria y, además, pudo cortar la retirada al enemigo, con
      lo que todo el ejército francés quedó a su
      merced y Junot se vio obligado a firmar una capitulación.
      No obstante, el 22 de agosto
      Wellesley fue depuesto del mando en favor de sir Harry Burrand, que a su vez,
      al día siguiente fue sucedido por sir Hew Dairymple, el gobernador
      de Gibraltar. Los tres negociaron la rendición de los
      franceses, que fue concluida el 30 de
        agosto, y se conoce como el convenio de Sintra. Sin embargo, Wellesley
      se negó a firmarla por considerarla excesivamente generosa.
      En efecto, los franceses fueron devueltos a Francia por mar junto
      con su equipamiento y bienes, obtenidos principalmente del pillaje
      de ciudades portuguesas.
    
Rusia envió refuerzos a Finlandia y llegó a reunir
      55.000 hombres. Gracias a su superioridad numérica
      empezó a obtener victorias sucesivas sobre los suecos: el 1 de septiembre en Kuortane, y el 2 de septiembre en Salmi. 
    
La familia real portuguesa seguía en Brasil. El
      príncipe heredero, Juan, estaba casado con Carlota Joaquina
      de Borbón, hermana de Fernando VII, y el 11 de septiembre diversas
      autoridades del virreinato del río de la Plata, entre ellas
      el virrey Liniers y el gobernador de Montevideo, Francisco Javier de Elío,
      recibieron una carta firmada por Carlota en la que argumentaba que
      el legítimo rey de España era su padre, Carlos IV y
      que, dado que tanto él como su heredero Fernando estaban
      retenidos en Francia, le correspondía a ella, Carlota,
      ejercer la regencia en España, y que por ello había
      pedido la protección de su marido, Juan, para conservar los
      derechos de su familia en la América Española. El
      virrey contestó inmediatamente que el rey legítimo
      de España era Fernando VII, no Carlos IV, y que su
      autoridad ya estaba representada por la Junta de Sevilla (la única de las juntas
      provinciales que se comunicaba con las colonias americanas). No
      obstante, la opinión pública se dividió en
      dos sectores, los carlotistas,
      entre los que se encontraban Manuel
        Belgrano, que
      aspiraban a pactar con Carlota una monarquía
      constitucional, y los juntistas,
      como Juan José Castelli
      o Martín de
        Álzaga, que aspiraban a expulsar al virrey y
      constituir una Junta de Gobierno similar a las que había en
      España. Los recelos sobre quién era el representante
      legítimo del rey aumentaron cuando el gobernador
      Elío cuestionó la legitimidad del virrey Liniers,
      debido a su origen francés, que lo hacía sospechoso
      de colaborar con José I.
    
El 13 de septiembre los suecos
      derrotaron a los rusos en la batalla de Jutas. Sin embargo el 14
        de septiembre el grueso del ejército ruso
      derrotó al danés en la sangrienta batalla de Oravais. 
    
El 20 de septiembre Castelli
      escribió una carta a la infanta Carlota ofreciéndole
      su apoyo para instaurar una monarquía constitucional en el
      virreinato del Río de la Plata, pero Carlota rechazó
      la oferta, pues ella aspiraba a una monarquía absoluta. 
    
El 21 de septiembre se
      constituyó en Montevideo una Junta similar a las que se
      habían constituido en España, bajo la presidencia
      del gobernador Elío, que no reconocía la autoridad
      del virrey Liniers.
    
El 22 de septiembre, tras haber
      pasado por Burgos y Miranda de Ebro, el rey José I de
      España fijó su cuartel general en Vitoria. 
    
El 25 de septiembre las juntas
      provinciales enviaron representantes a Aranjuez donde formaron una
      Junta Suprema Central de
      35 miembros que se arrogó el poder del Estado en ausencia
      del rey Fernando VII. Como presidente fue elegido el conde de
      Floridablanca. Entre los representantes de Asturias estaba
      Jovellanos, que había rechazado un ministerio en el
      gobierno de José I.
    
El 27 de septiembre,
      Napoleón se reunió nuevamente en Erfurt con el zar
      Alejandro I, con el fin de reforzar la alianza que ambos
      habían acordado en Tilsit y tener así las manos
      libres para intervenir en España. La reunión se
      convirtió en un gran congreso al que acudieron numerosas
      personalidades europeas. 
    
El 4 de octubre, el rey
      Joaquín I de Nápoles envió un ejército
      a tomar la isla de Capri,
      que estaba en poder del rey Fernando I de las Dos Sicilias.
    
El 14 de octubre
      concluyó el congreso de Erfurt. Se firmó un acuerdo
      de catorce puntos en el que se invitaba a Gran Bretaña a
      abandonar la guerra contra Francia y se reconocía la
      soberanía rusa sobre Finlandia. 
    
El 17 de octubre la isla de
      Capri se rindió ante el rey de Nápoles.
    
El 26 de octubre
      estalló una revuelta de los hispanohablantes de la parte
      occidental de Haití, que querían que la isla
      volviera a la soberanía española. Estaban dirigidos
      por Juan Sánchez
        Ramírez. El 29 de
        octubre los rebeldes recibieron refuerzos
      españoles desde Puerto Rico.
    
El 31 de octubre el general
      Lefèbvre condujo un ejército francés contra
      el ejército de Blake. El encuentro tuvo lugar en Durango, y el resultado fue
      que, a causa de algunos errores tácticos del
      francés, Blake pudo escapar con su ejército
      relativamente indemne.
    
El 3 de noviembre Juan
      Sánchez Ramírez distribuyó armas entre sus
      seguidores y trató de organizarlos militarmente.
    
El 5 de noviembre Blake
      tendió una emboscada en Valmaseda
      a un ejército francés dirigido por Claude-Victor Perrin. De los
      13.000 hombres que lo integraban, 300 resultaron muertos y otros
      tantos fueron hechos prisioneros.
    
David presentó en Paris su monumental pintura La consagración de
        Napoleón. El emperador lo instó a
      introducir ciertos cambios en la obra: uno fue incluir a su madre,
      que no había asistido a la ceremonia, y otro poner al Papa
      en actitud de darle su bendición, pues David lo
      había pintado en actitud pasiva. Napoleón le dijo: No lo hice venir de tan lejos para
        que no hiciera nada. 
    
El 7 de noviembre Juan
      Sánchez Ramírez se enfrentó a los franceses
      en la batalla de Palo Hincado.
      La arenga que dirigió a sus hombres antes del combate
      terminó con las palabras: Pena de la vida al que volviere la cara atrás,
        pena de la vida al tambor que tocare retirada, y pena de la vida
        al oficial que lo mandare aunque sea yo mismo. Tras lo
      cual gritó ¡Viva
        Fernando VII! El resultado fue una victoria decisiva que
      devolvió a España la soberanía sobre la mitad
      occidental de La Española, que recuperó el nombre de
      Santo Domingo, mientras que el nombre de Haití se
      restringió a la mitad oriental.
    
Dado que sus generales no lograban controlar la situación
      en España Napoleón decidió ocuparse
      personalmente de la campaña. Tras una estancia en Vitoria,
      en la corte de su hermano, marchó con él hacia
      Madrid. El 10 de noviembre,
      cuando se acercaba a Burgos, el ejército francés se
      encontró con la vanguardia de un ejército
      español que provenía de Extremadura con
      intención de ocupar la ciudad. Los franceses atacaron y los
      españoles tuvieron que replegarse hacia Gamoral. Allí
      acudió el resto del ejército español, pero
      Napoleón no tuvo dificultad en obtener una victoria, tras
      la cual instaló en Burgos su cuartel general.
    
El general Victor quería recuperarse de la
      humillación sufrida en Valmaseda, y ese mismo día
      atacó a Blake en Espinosa.
      Los españoles resistieron durante todo el día, pero
      Perrin reanudó el ataque el 11
        de noviembre y se hizo con la victoria. Los
      españoles perdieron 3.000 hombres y 30 cañones. 
    
El 12 de noviembre
      Napoleón concedió el perdón y la
      amnistía general a todos los españoles que, en el
      plazo de un mes a partir de su entrada en Madrid, depusieran las
      armas y renunciaran a toda alianza con los británicos.
      Después marchó hacia Madrid dejando a José I
      en Burgos. El nuevo rey trató de apoyarse en los ilustrados
      españoles, aunque consiguió menos partidarios de los
      que hubiera necesitado. Los que consideraron que un gobierno
      ilustrado bajo tutela francesa era preferible al absolutismo de
      Fernando VII fueron conocidos como afrancesados y se encontraron con el desprecio
      de sus compatriotas. El mismo monarca fue objeto de toda clase de
      burlas, y fue conocido como Pepe
        Botella, en alusión a un presunto alcoholismo sin
      fundamento alguno. Entre las medidas más notables que
      adoptó José I se encuentra la abolición de la
      Santa Inquisición. 
    
El 15 de noviembre
      Mustafá Pachá depuso al sultán otomano
      Mustafá IV y dio el trono a su hermano Mahmut II, que esa misma noche
      ordenó la ejecución de su predecesor. Sin embargo,
      ese mismo día un millar de jenízaros rodearon la
      casa de Mustafá Pachá y lo asesinaron.
    
El 18 de noviembre
      Napoleón puso al mariscal Lannes al frente de un
      ejército de 30.000 infantes y 5.000 jinetes para que
      acabara con el ejército del general Castaños.
    
Por esas fechas el ejército ruso controlaba ya toda
      Finlandia. El 19 de noviembre
      se firmó la convención de Olkijoki, por la que el Suecia se
      comprometía a evacuar su ejército de Finlandia.
    
El general Castaños se encontraba en Tudela, Navarra, y, al
      enterarse del avance francés, pidió a Palafox que le
      enviara refuerzos desde Aragón y empezó a parapetar
      a sus hombres en una línea que seguía el río
      Quelles, un afluente del
      Ebro. Las tropas aragonesas se dispusieron junto a la orilla del
      Ebro opuesta a donde se encontraba Castaños. Palafox
      consideraba que los planes de Castaños eran suicidas, y que
      era mejor que fuera éste quien cruzara el Ebro.
      Castaños insistió en la urgencia de recibir
      refuerzos y, finalmente, Palafox se reunió con él en
      Tudela el 21 de noviembre. El 22 de noviembre se celebró un
      consejo de guerra en el que los generales españoles no
      pudieron ponerse de acuerdo. Palafox insistía en que era
      mejor retirarse a Zaragoza y defender Aragón, a lo que
      Castaños replicó furioso: ¡España,
        hay que defender a España! A medianoche
      llegó la noticia de que los franceses estaban al caer.
      Castaños llamó cobarde a Palafox y se intercambiaron
      toda clase de insultos. Finalmente Palafox accedió a dar la
      orden para que sus tropas cruzaran el Ebro. La discusión
      sobre si presentaban batalla o se retiraban continuó hasta
      que la interrumpieron los cañones enemigos. Ya no
      había elección. Lannes no tardó en hacerse
      cargo de la falta de coordinación y de previsión del
      ejército español, y supo aprovecharla. Con
      mínimas bajas logró una victoria que dejó
      4.000 muertos y 3.000 prisioneros en el bando contrario.
    
El 30 de noviembre un
      ejército de unos 9.000 hombres bajo el mando del general Benito de San Juan
      trató de cortar el paso a Napoleón en el puerto de
      montaña de Somosierra,
      pero el emperador logró dispersarlos con una carga de
      caballería para proseguir su camino y el 4 de diciembre entró
      finalmente en Madrid.
    
El presidente Thomas Jefferson decidió que no se
      presentaría a un tercer mandato. El hecho de que Whasington
      en su día hubiera hecho lo mismo empezó a sentar la
      tradición de que ningún presidente de los Estados
      Unidos se propusiera como candidato a una tercera
      reelección, si bien esto no lo exigía la
      Constitución. Los republicanos demócratas eleigieron
      como candidato a James Madison, mientras que Clinton fue propuesto
      de nuevo para la vicepresidencia. Los federalistas propusieron a
      los mismos candidatos que en las elecciones precedentes: Pinkney y
      King. Las elecciones se celebraron el 7
        de diciembre y los republicanos demócratas
      obtuvieron una nueva victoria, aunque por un margen más
      estrecho, con lo que James Madison se convirtió en el
      cuarto presidente de los Estados Unidos.
    
Prusia no estaba en condiciones de pagar a Francia las
      compensaciones estipuladas en Tilsit, y esto sirvió de
      excusa para que los ejércitos franceses permanecieran en su
      territorio. Unos meses atrás, espías franceses
      habían interceptado una carta del barón Heinrich Friedrich Karl vom und zum
        Stein, el principal ministro del rey Federico Guillermo
      III de Prusia, en la que afirmaba que en breve Prusia
      estaría lista para un levantamiento contra la
      ocupación francesa similar al que se estaba produciendo en
      España. Tras haber empleado distintos modos de
      presión hacia él mismo y hacia el rey, el 16 de diciembre Napoleón
      declaró abiertamente que Stein era enemigo de Francia y de
      la Confederación del Rin, y decretó el embargo de
      todas sus propiedades. Pese a ello, Prusia seguía
      introduciendo reformas y mejoras, tanto sociales como militares.
      El propio Stein era el responsable de una ley que daba un plazo de
      tres años para la abolición de la servidumbre en
      Prusia. 
    
Ese mismo día abrió sus sesiones en Sevilla la
      Junta Suprema, que había tenido que dejar Aranjuez tras la
      entrada de Napoleón en Madrid.
    
Un ejército briánico había desembarcado en
      España bajo el mando de sir John Moore. La noche del 20 de diciembre un destacamento británico
      avanzó hacia Sahagún,
      ocupada por los franceses, pero fue detectada a tiempo y los
      franceses huyeron. El 21 de diciembre
      se produjo un choque entre las caballerías británica
      y francesa que terminó con un descalabro de la
      compañía francesa. Sin embargo, Moore recibió
      noticias de la proximidad de un gran ejército
      francés y tuvo que emprender una penosa huida hacia
      Galicia. Ese mismo día los franceses pusieron a Zaragoza
      nuevamente bajo asedio. Esta vez estaba al frente el mariscal
      Lannes, con 35.000 infantes y 2.000 jinetes. El 22 de diciembre volvieron a
      construir un puente sobre el Ebro (el que habían construido
      durante el asedio anterior lo habían destruido al
      retirarse).
    
El rey Pomare II de Tahití se vio obligado a refugiarse en la isla de Moorea tras un ataque del gobernante de la isla de Huahine.
Ese mismo día se celebró en Viena un concierto
      benéfico dirigido por Beethoven y cuyo programa
      consistió en nueve obras inéditas del compositor. Se
      trataba de un concierto de despedida, pues Beethoven había
      recibido una oferta del rey Jerónimo de Westfalia, hermano
      de Napoleón, para trasladarse a su corte. En el programa
      destacaban las sinfonías
        quinta y sexta (la
        sinfonía pastoral), que, aunque fueron acogidas
      con frialdad, con el tiempo se convertirían en dos hitos de
      la música sinfónica. Al parecer, Beethoven
      había planeado terminar su sinfonía pastoral con un coro que cantara
      un himno de acción de gracias, pero al final
      desestimó la revolucionaria idea de introducir un coro en
      una sinfonía y dejó el himno a la orquesta sola.
    
Ese año Beethoven había preparado una nueva
      versión de su ópera Fidelio para su estreno en Praga. Era ya la
      tercera versión y, en cada una de ellas había
      modificado la obertura. Las tres variantes de la obertura
      compuestas hasta entonces son las que hoy se conocen como
      oberturas de Leonora (el
      nombre de la protagonista de la ópera, que adopta el falso
      nombre de Fidelio),
      aunque al parecer su numeración habitual no coincide con la
      cronológica: La obertura del estreno fue la conocida como Leonora II, a la que
      siguió Leonora III
      y ahora Leonora I. 
    
El 25 de diciembre, en medio
      de una tormenta de nieve, un ejército español bajo
      el mando del general Francisco
        Javier Venegas se enfrentó en Tarancón a un
      ejército francés al que hizo retroceder hasta Ocaña. Entonces
      intervino el mariscal Victor, que obligó a Venegas a
      retroceder hasta Uclés.
      
    
El convenio de Sintra decepcionó al gobierno
      británico y Wellesley, Burrand y Dairymple fueron juzgados
      por un consejo de guerra que dictó sentencia el 27 de diciembre. Los tres generales
      fueron absueltos, pero sólo se permitió a Wellesley
      retomar el mando de tropas. Más tarde, el presidente de la
      comisión declararía que Dairymple era "un viejo senil, con diferencia el
        más incapaz de todos los hombres que he visto al mando de
        un ejército. Todo su comportamiento anterior y posterior
        demostró que no era más que un insensato".
      
    
El 30 de diciembre
      murió el conde de Floridablanca, a los setenta años
      de edad.
    
Diversos países europeos habían tratado en vano de
      entablar relaciones comerciales con Japón. Ese año
      una fragata británica llegó al puerto de Nagasaki y
      pidió agua y suministros. Ante la negativa, amenazó
      con cañonear los barcos japoneses y chinos que había
      en el puerto. El oficial al mando pidió refuerzos pero,
      como éstos se retrasaban, terminó cediendo a las
      amenazas. Después se hizo el harakiri. 
    
Legendre publicó la segunda edición de su Teoría de Números,
      en la que incluye la demostración de Gauss de la ley de reciprocidad
        cuadrática que él había presentado
      inicialmente con una prueba incompleta. La nueva edición
      contenía también una conjetura sobre el valor
      aproximado del número de primos menores que un
      número dado, conjetura que Gauss afirmó más
      tarde conocer ya desde hacía tiempo, si bien la primera
      referencia conocida es la de Legendre.
    
John Dalton publicó su Nuevo
sistema
        de filosofía química, en el que
      exponía su teoría atómica. En ella
      presentó la primera tabla de pesos atómicos, que
      contenía seis elementos: hidrógeno, oxígeno,
      nitrógeno, carbono, azufre y fósforo. Daltón
      desarrolló su propia notación simbólica para
      representar visualmente la estructura atómica de las
      sustancias compuestas. 
    
Thomas Young realizó importantes contribuciones a la
      anatomía en sus lecciones sobre las Funciones del corazón y las
        arterias. 
    
El británico Davy y el francés Gay-Lussac, mientras
      trabajaban sobre la obtención de potasio y sodio,
      obtuvieron boro con un
      50% de pureza, aunque no identificaron la sustancia como un
      elemento químico. El magnesio ya había sido
      descubierto por el químico Joseph Black, pero Davy lo
      obtuvo ese año en estado puro por primera vez por
      electrólisis de una mezcla de la magnesia y óxido de
      mercurio. Luego Davy descubrió el calcio por electrólisis de un amalgama de
      mercurio y cal. Similarmente, el químico Carl Scheele
      había estudiado unas piedras que, tras ser expuestas a la
      luz, conservaban el brillo durante años, y había
      apuntado que debían de contener un elemento químico
      desconocido. Lavoisier estudió la sustancia que
      tenía esta propiedad y la llamó barita, pero fue Davy el
      primero en extraer de ella el bario,
      y reconocer en él un nuevo elemento químico.
      Similarmente, era conocido un mineral llamado estroncianita, porque
      había sido descubierto en las minas de plomo de Strontian (en Escocia) del que
      se sabía que debía contener un nuevo elemento
      químico, y nuevamente fue Davy el primero en extraer de
      ella el estroncio. 
    
Goethe publicó la primera parte de su Fausto.
El escultor Antonio Canova causó revuelo en Paris cuando
      presentó su Venus
        victrix, para la que había tomado como modelo a
      Paulina Bonaparte, la hermana de Napoleón, que
      aparecía con el pecho desnudo.
    
El 1 de enero de 1809
      Martín de Álzaga llevó a cabo un intento de
      destituir a Santiago de Liniers de su cargo de virrey del
      Río de la Plata. Sin embargo, Liniers contó con el
      apoyo de las milicias criollas, que dispersaron a los sublevados.
      Los organizadores de la revuelta fueron desterrados, aunque
      terminaron acogidos por Francisco Javier de Elío, el
      gobernador de Montevideo.
    
Puesto que Francia apoyaba ahora a Rusia contra el Imperio
      Otomano, el 5 de enero el
      sultán Mahmut II firmó con Gran Bretaña el tratado de los Dardanelos,
      por el que los británicos ofrecían ayuda a los
      turcos contra los franceses a cambio de algunos privilegios
      comerciales.
    
Ese mismo día, temiendo por su seguridad, el baron vom
      Stein huyó de Berlin hasta alcanzar la frontera con
      Bohemia. 
    
El 12 de enero el general
      Venegas había reunido en Uclés un ejército de
      unos 17.000 hombres con los que se dispuso a enfrentarse
      nuevamente a los franceses. El 13 de
        enero entabló combate contra el ejército
      del mariscal Victor, pero fue arrollado y tuvo que huir con apenas
      3.000 hombres, perseguido por Victor. Los franceses saquearon
      brutalmente Uclés.
    
El 15 de enero los franceses
      tomaban el último de los fortines exteriores a la muralla
      de Zaragoza, pero los zaragozanos resistían obligando a los
      franceses a volar las casas una a una, por lo que su avance era
      muy lento. Lannes escribió lo siguiente en una carta a
      Napoleón:
    
Jamás he visto encarnizamiento igual al que muestran nuestros enemigos en la defensa de esta plaza. Las mujeres se dejan matar delante de la brecha. Es preciso organizar un asalto por cada casa. El sitio de Zaragoza no se parece en nada a nuestras anteriores guerras. Es una guerra que horroriza. La ciudad arde en estos momentos por cuatro puntos distintos, y llueven sobre ella las bombas a centenares, pero nada basta para intimidar a sus defensores ... ¡Qué guerra! ¡Qué hombres! Un asedio en cada calle, una mina bajo cada casa. ¡Verse obligado a matar a tantos valientes, o mejor a tantos furiosos! Esto es terrible. La victoria da pena.
El 16 de enero el
      ejército británico de John Moore se enfrentó
      en La Coruña a un ejército francés bajo las
      órdenes del mariscal Nicolas
        Jean-de-Dieu Soult. Moore murió alcanzado por una
      bala de cañón. Los británicos huyeron a sus
      barcos, por lo que los franceses consiguieron la victoria, aunque
      sus pérdidas habían sido más numerosas que
      las británicas.
    
Mientras se encontraba en Astorga,
      Napoleón recibió noticias de que Austria se estaba
      rearmando, así como que se había descubierto una
      conspiración contra él en París. Por ello, el
      19 de enero cruzó la
      frontera francesa dejando al mariscal Soult al mando de las
      operaciones militares en España. Parece ser que una
      sociedad masónica de republicanos opuestos a la dictadura
      napoleónica había estado conspirando contra el
      emperador, pero una delación permitió detener a 56
      personas, entre ellas Claude
        François de Malet, a quien, dos años
      atrás, el virrey de Italia, a la sazón Eugène
      de Beauharnais, el hijastro de Napoleón, ya lo había
      hecho arrestar cuando Malet era gobernador de Roma por hacer
      propaganda republicana. Apenas fue puesto en libertad
      empezó a fraguar la conspiración. Napoleón
      ordenó que fuera encarcelado de nuevo.
    
El 26 de enero un
      ejército francés entró en Alcañiz, aplastando la
      resistencia de sus 4.000 habitantes, que habían organizado
      un ejército de milicianos.
    
El 11 de febrero Robert Fulton
      patentó su diseño de barco de vapor y
      construyó muchos otros que resultaron económicamente
      rentables.
    
El 21 de febrero
      capituló Zaragoza. La ciudad estaba totalmente destruida y
      se calcula que, de los 55.000 habitantes que tenía antes de
      los asedios franceses, sobrevivieron unos 12.000.
    
Dos escuadras británicas estaban bloqueando los puertos de
      Lorient e Île d'Aix, en la costa
      atlántica francesa, cuando el 23
        de febrero acudió una flota francesa para poner
      fin al bloqueo. Ambas flotas se encontraron en Les Sables d'Olone y, tras un
      intenso bombardeo, los barcos británicos se marcharon
      dejando a los barcos franceses inutilizados.
    
El 25 de febrero un
      ejército francés derrotó en Valls al ejército
      español del general Reding, que murió en el combate.
    
El 29 de febrero un
      ejército francés se propuso tomar el castillo de Montjuïc, en Barcelona,
      defendido por el general Mariano
        Álvarez de Castro. Pese a sus reticencias a
      entregar el fuerte, recibió órdenes de hacerlo del
      capitán general de Cataluña. Álvarez de
      Castro cumplió las órdenes, pero inmediatamente
      dejó su cargo para unirse a los rebeldes españoles.
      Pronto le fue asignado el mando del ejército español
      en Cataluña y se le nombró gobernador de Gerona.
    
El 1 de marzo Beethoven
      recibió un documento firmado por varios de sus mecenas que
      le garantizaban una sustanciosa renta a condición de que
      fijara su residencia en Viena o en cualquier otra ciudad del
      Imperio Austríaco, así que finalmente rechazó
      la oferta del rey de Westfalia y permaneció en Viena.
    
La Ley de Prohibición dictada por el presidente Jefferson
      estaba perjudicando seriamente la economía de los Estados
      Unidos, y daba cada vez más popularidad a los Federalistas.
      Por ello, tres días antes de abandonar el cargo,
      decidió atenuarla para facilitarle las cosas a su sucesor.
      Mantuvo la prohibición de comerciar con Gran Bretaña
      y Francia, pero se permitió el comercio con cualquier otro
      país. El 4 de marzo
      tomó posesión de su cargo el presidente James
      Madison, que inició las gestiones para llegar a un acuerdo
      diplomático con Gran Bretaña.
    
El 12 de marzo Gran
      Bretaña firmó un tratado con Persia por el que
      ésta se comprometía a expulsar a los franceses de su
      territorio.
    
El 13 de marzo el
      ejército ruso se lanzó a cruzar a pie el mar
      Báltico helado para alcanzar desde Finlandia la costa
      Sueca. La invasión rusa de Finlandia había hecho
      cundir el descontento de los suecos hacia su rey, hasta el punto
      de que, ese mismo día, Gustavo IV Adolfo y su familia
      fueron arrestados en el castillo de Estocolmo por órdenes
      del general Carl Johan
        Adlercreutz. El mariscal Bernadotte tenía
      órdenes de Napoleón de atacar a Suecia, pero al
      enterarse del derrocamiento del monarca sueco, suspendió
      las operaciones a la espera de un cambio de actitud de Suecia
      respecto a Francia, ya que la hostilidad que había mostrado
      hasta entonces era atribuible principalmente a la
      animadversión personal del rey. Esta decisión le
      granjeó el respeto de los suecos, pero disgustó a
      Napoleón, que ya tenía de antemano una pobre
      impresión de su capacidad como general: había
      permanecido inactivo en Austerlitz y en Auerstaed, y había
      llegado tarde a Eylau.
    
El 17 de marzo los rusos
      ocupaban las islas Aland,
      situadas en el Báltico, entre las costas sueca y finesa. 
    
El 19 de marzo los rusos
      alcanzaron la costa sueca a 70 kilómetros de Estocolmo.
      Entonces los suecos pidieron una tregua y los rusos se retiraron
      de nuevo a las islas Aland.
    
El mariscal Soult inició una segunda invasión a
      Portugal. El 20 de marzo
      derrotó a un ejército portugués en Braga. Se calcula que los
      portugueses tuvieron unos 4.000 muertos, frente a unos 40 por
      parte francesa.
    
Otros dos ejércitos rusos habían entrado en Suecia
      hasta rodear el ejército sueco, que capituló el 25 de marzo. 
    
El 28 de marzo el
      ejército del mariscal Claude-Victor Perrin derrotó
      en Medellín a un
      ejército español dirigido por el general Gregorio
      García de la Cuesta. Aunque ambos generales desplegaron sus
      fuerzas de forma poco habitual, García de la Cuesta
      cometió muchas imprudencias y errores, mientras que Victor
      demostró una gran habilidad. El resultado fue una
      aplastante victoria francesa. Las bajas españolas
      ascendieron a 8.000 muertos y heridos, mientras que 2.000 hombres
      fueron hechos prisioneros.  Además, esta victoria
      abrió a los franceses la conquista del sur de
      España.
    
Mientras tanto, Soult obtenía una nueva victoria en
      Portugal, esta vez en Porto,
      contra un ejército que le duplicaba en número.
    
El 29 de marzo el rey Gustavo
      IV Adolfo de Suecia, en arresto domiciliario, abdicó en su
      hijo Gustavo, de 10
      años.
    
El 31 de marzo el zar
      Alejandro I se puso al frente de las operaciones en Finlandia y,
      aunque no anuló la tregua, destituyó del mando al
      general que la había firmado y ordenó reiniciar las
      hostilidades.
    
Viendo que Napoleón tenía cada vez más
      dificultades en España, el emperador Francisco I de Austria
      constituyó con Gran Bretaña una quinta coalición y el
      6 de abril declaró la
      guerra al reino de Italia. El virrey de Italia, Eugène de
      Beauharnais, replegó sus tropas tras el río Tagliamento, y después
      sobre el Livenza. El 10 de abril unos 140.000
      austríacos invadieron el reino de Baviera.
    
En la noche del 11 de abril
      los británicos lanzaron un ataque contra una flota francesa
      en Île d'Aix enviando contra ella una treintena de viejos
      barcos ardiendo. Los franceses habían observado los
      preparativos y habían tenido tiempo de tomar algunas
      medidas, entre ellas la construcción de una larga
      empalizada que detuviera los barcos no tripulados. No obstante, la
      operación fue un éxito, y al día siguiente
      sólo quedaban dos barcos franceses, que fueron objeto de un
      segundo ataque.
    
Por otro lado, los británicos invadieron las islas
      jónicas y expulsaron de ellas a los franceses, excepto de
      Corfú, donde el general François-Xavier
        Donzelot se había hecho fuerte. La
      república Septinsular fue rebautizada como República
        de las Islas Jónicas. 
    
El 15 de abril Beauharnais, en
      contra del consejo de su estado mayor, ordena defender Sacile, de modo que unos
      36.000 soldados franco-italianos se enfrentaron a un
      ejército de unos 40.000 austríacos. Aunque ambos
      bandos actuaron torpemente, el resultado final fue una victoria
      austríaca. 
    
Mientras tanto, en España, la Junta Suprema Central
      sacó adelante una propuesta de convocatoria de Cortes para
      la elaboración de una constitución.
    
El 19 de abril los franceses
      derrotaron a los austríacos en la batalla de Teugn-Hausen, en Baviera,
      mientras Józef Antoni
        Poniatowski, el ministro de la guerra del Gran Ducado de
      Varsovia, derrotaba en Raszyn
      a otro ejército austríaco que lo duplicaba en
      número.
    
El 20 de abril Napoleón
      en persona se puso al frente de un ejército coaligado de
      Francia, Baviera y Würtemberg y derrotó en Abensberg al ejército
      austríaco, que huyó perseguido por los franceses
      bajo las órdenes del mariscal Lannes. El 21
        de abril se vieron forzados a combatir de nuevo y
      resistieron hasta que llegó Napoleón, momento en el
      cual no vieron mejor opción que rendirse. Los franceses
      hicieron más de seis mil prisioneros. El 22 de abril Napoleón obtuvo
      una nueva victoria ante los austríacos en Eckmühl.  El 23 de abril Napoleón
      derrotó nuevamente a los austríacos en Ratisbona. En
      la batalla resultó herido de bala en un talón. No
      fue nada grave, pero fue la única herida que sufrió
      en una batalla. Los austríacos tuvieron que retirarse hasta
      Bohemia, dejando abierto a los franceses el camino hacia Viena.
    
Arthur Wellesley volvió a Portugal al frente de un
      ejército británico de 20.000 hombres. 
    
El ejército francés penetró en Austria y el
      3 de mayo 22.000 franceses bajo
      el mando de André Masséna derrotaron en Ebersberg a un
      ejército de 40.000 austríacos. 
    
Ese mismo día, el derrocado rey afgano Mahmud Sha
      derrocó a su vez a su hermano Shuja Sha, que marchó
      exiliado a la India.
    
El 6 de mayo un
      ejército francés se dispuso a asediar Gerona, y
      Álvarez de Castro se dispuso a defenderla.
    
En Italia, el 7 de mayo
      Beauharnais derrotó a los austríacos en la batalla
      de la Piave. 
    
El 10 de mayo el parlamento
      sueco, controlado por militares, decidió que no sólo
      el rey Gustavo IV Adolfo había perdido el derecho a la
      corona, sino también su familia, con lo que el
      príncipe Gustavo no fue reconocido como nuevo monarca.
    
El 13 de mayo Napoleón
      entró en Viena. El bombardeo que precedió a su
      entrada aterrorizó a Beethoven, que, temiendo que el
      estruendo de los cañones agravara su sordera, se
      escondió en el sótano de la casa de su hermano
      tapándose los oídos con almohadas. El 17 de mayo Napoleón
      emitió dos decretos por los que censuraba a los papas por
      el uso perverso que habían hecho de la donación de Carlomagno
      (su augusto predecesor) y declaraba que los territorios que
      estaban bajo jurisdicción papal se anexionaban al Imperio
      Francés.
    
Tras su entrada en Viena, Napoleón había exigido la rendición al emperador Francisco I. Sin embargo, el ejército austríaco se había replegado tras el Danubio de forma organizada y todavía estaba en condiciones de presentar batalla, así que Francisco I rehusó la paz. Napoleón se dispuso a cruzar el Danubio, y eligió hacerlo la noche del 19 de mayo pasando por la isla de Lobau. El plan de los austríacos era atacar a los franceses cuando sólo una parte de su ejército hubiera cruzado el río, pero Napoleón había previsto esta idea y la tuvo presente en su estrategia. El 20 de mayo controlaba la isla y se disponía a tender puentes para cruzar hasta la otra orilla del río, ante la atenta mirada de los austríacos.
Mientras tanto un ejército español llegaba a Alcañiz bajo el mando
      del general Joaquín Blake con el propósito de
      retomar Zaragoza. Los franceses huyeron de Alcañiz sin
      presentar batalla.
    
Los otomanos consiguieron una victoria sobre un ejército servio dirigido por Stevan Sindelic en la batalla del monte Cegar, aunque no fue nada para sentirse orgulloso, porque los servios contaban con menos de 3.000 hombres y los turcos eran cerca de 10.000. Los turcos erigieron una torre en Nis con los cráneos de los soldados servios muertos durante la batalla, con el de Sindelic en lo más alto. La llamaron La torre de los cráneos.
El 21 de mayo unos 95.800
      austríacos atacaron a los franceses cuando apenas 27.000 de
      ellos habían cruzado el Danubio y estaban en condiciones de
      combatir. Los franceses resistieron pese a su inferioridad
      numérica al tiempo que aseguraban que la retaguardia
      seguía cruzando el río. El 22 de mayo unos 66.000 franceses estaban
      dispuestos para el combate. Sin embargo, los austríacos
      supieron sacar partido de su ventaja y cortaron los puentes sobre
      el Danubio mediante barcazas pesadas soltadas a la deriva. En ese
      momento Napoleón suspendió el ataque y empezó
      a organizar la retirada. Reunió sus ejércitos en la
      isla de Lobau a la espera de refuerzos. Fue la primera derrota
      importante que sufría el emperador de los franceses.
    
En España, un ejército francés llegó a Alcañiz proveniente de Zaragoza y el 23 de mayo se libró la batalla de Alcañiz, que duró siete horas, hasta la una de la tarde. Desde ese momento, ambos bandos mantuvieron sus posiciones hasta que los franceses se retiraron en silencio durante la noche.
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