孔子学院
总第
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2012
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Mariposa, el Templo Chongsheng de las
Tres Pagodas y el complejo residencial
de la familia Yan en Xizhou. Además,
vale la pena perderse por sus callejuelas
antiguas en lo que se conoce como el
Viejo Dali (
dàlǐ gŭchéng
o
大理古城
),
el paraíso de los mochileros, del café
capuchino y las pizzas de queso mozza-
rella mezcladas con casas de té, casas de
masaje tradicional y tiendas de artículos
tradicionales confeccionados a mano.
Debido a su estratégica ubicación en
uno de los ramales sureños de la Ruta
de la Seda, el príncipe Piluoge invitó
en el siglo VIII a sus rivales a comer,
prendió fuego a la tienda quemándolos
vivos y después estableció en la ciudad
de Taihe el reino de Nanzhao, que más
tarde, ya como reino de Dali, se exten-
dería por parte de Myanmar y Vietnam
modernos. Su imperio sobrevivió hasta
el siglo X.
Cada primavera la ciudad se llena
de vida con las diversas celebraciones,
como el Festival de Marzo, que se cele-
bra el decimoquinto día del tercer mes
del calendario lunar. Originalmente
era un festival budista, pero ahora se ha
convertido en una semana de comercio
ambulante, acuerdos entre granjeros,
venta de caballos, luchas, carreras, bailes
tradicionales y canto. Este aconteci-
miento atrae a miles de personas de
toda la región, que acampan en el recin-
to ferial.
Lijiang, hogar de los naxi
En la remota Yunnan, fronteriza con el
Tíbet y con la provincia de Sichuan, se
encuentra el poblado de Lijiang (
丽江
o
Lìjiāng
),
considerado como el país de
las hadas por la frescura de su aire, las
corrientes claras, las montañas nevadas,
su espectacular paisaje alpino habitado
mayoritariamente por los naxi a los pies
del macizo del Dragón de Jade y por su
vida tranquila y relajada en un ambiente
único. Esta atractiva población posee
el casco antiguo mejor conservado de
toda China, lo que le ha valido para ser
nombrada Patrimonio Cultural de la
Humanidad por la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO).
A pesar del terremoto que asoló el
pueblo en 1996, Lijiang todavía conser-
va ese encanto de lo antiguo, esa cultura
ancestral que se ve reflejada en sus bellos
edificios de madera, en esas retorcidas
callejuelas repletas de vida, en las tien-
das de vino y en esos rústicos puentes
de piedra.
Los naxi, poseedores de una sociedad
matriarcal, descienden de una raza de
nómadas que se establecieron en esta
zona allá por el siglo X. Se trajeron
desde las lejanas tierras lo que todavía
se considera uno de los caballos más
专题报道
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小桥流水、灯笼高挂的
丽江古巷。
Calle tradicional de
Lijiang, con los pasos
demadera y los
tradicionales farolillos
rojos.