• José Celestino Mutis
  • El Arcano de la Quina. Obra póstuma... Dála á la luz pública aumentada con notas, un apéndice muy interesante, y un prólogo histórico...el doctor D. Manuel Hernandez de Gregorio, Madrid, Por Ibarra, Impresor de Cámara de S.M., 1828, pp. III-V.
"La quina primitiva, que después de tantas controversias acerca de á cuál de las especies botánicas descubiertas posteriormente pertenece, y que aun no se ha averiguado si es la naranjada de Mutis, o la oficinal de Linneo, fue descubierta por los indios, y esperimentada por ellos mismos para curar las fiebres muchos años antes de nuestra conquista de la Américas. Un corregidor de Loxa después de haberla recibido de mano de un indio, y esperimentado él mismo sus felices efectos en 1636, se la regaló en 1638 al Virey del nuevo reino de Granada, Don Gerónimo Fernández de Cabrera, conde de Chinchon, de donde se tomó el nombre de Cinchona; y la condesa, su esposa, después de haberla hecho ensayar con felices resultados en el hospital de Lima, fué la primera europea que esperimentó sus maravillosos efectos. Con tal alta recomendación vino a ser obgeto de especualación para los Jesuitas; estos despues la trageron a España en el año 1640, y la empezaron á recomendar con buen éxito; y en 1649 ya empezó a generalizarse su uso con el nombre de polvos de los Jesuitas. En 1679 todavia era la Quina un secreto para los ingleses; y hasta el año de 1682 no se hicieron públicas en toda la Europa sus grandes virtudes; pero desde aquella época ya empezó á ser obgeto de un comercio general. Desde entonces corrió su crédito aunque con mil contradicciones, hijas de la preocupación de los pueblos, cuyas sencillas gentes rehusaban su uso, prefiriendo ser víctimas de unas atroces y malignas fiebres antes que sugetarse al uso de la Quina, bajo el absurdo pretesto de que volvian á repetir con mayor fuerza que antes, si no se observaba un régimen dietético absoluto y prohibitivo de cuarenta dias. Y como una de tantas prohibiciones aá que sugetaba este ridiculo régimen, la mas principal consistia en no mojarse las manos ni los pies en los cuarenta dias de su duracion, decian, y decian muy bien, que la Quina solo era buena para algunos pocos de los ricos que podian abstenerse de una operacion tan necesaria para la vida comun del escesivo número de pobres, y aun de gentes acomodadas, que tienen que fregar, lavar y trabajar en el campo y en las fábricas. Sin embargo de estas preocupaciones que paralizaban el curso rápido de este específico, prevalecia generalmente su crédito apoyado en su asombrosa eficácia, especialmente en las fiebres intermitentes; y los corregidores de Loxa eran los únicos que empezaron á especular como ramo pecualiar suyo, y á remitir a Europa algunas partidas por su cuenta. Despues ya se unieron para este negocio con algunas casas de comercio de Piura; y posteriormente varios particulares de Cuenca y Loxa atraidos por del interés, trageron a Europa partidas de consideracion; pero hasta el año de 1770 todavia estuvo limitada su introduccion a la corta cantidad de veinte mil libras anuales para el consumo de la Península y del extrangero. Pero la excelencia y la fama irrecusable de sus virtudes se hicieron sentir en toda la Europa, y su uso llegó á ser tan general, y de tanto inflxo en la medicina, que sin dispua puede compararse con los dos campeones mas sobresalientes que ha tenido, el antimonio y el mercurio; pues en un año comun se consumen solo en la Península cuarenta mil libras; y un millón anuales se extaren de Lima para el comercio en general...
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