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Zona: Alzira Inicio: Entrada paraje de la Murta Acceso: Desde Alzira. Seguir los indicadores de la Murta. Tiempo
estimado:
2 horas y media Dificultad: Media-alta. No pudimos hacer el recorrido previsto a causa de la
niebla… otro día será. En marcha... Ruta: ¡Perdidos en la niebla…!
Parece mentira lo que puede llegar a despistar la niebla. El recorrido
previsto para hoy tendrá que esperar para otro día con mejores condiciones. Dejamos los coches en la entrada de la Murta,
junto a la caseta del guarda, y llegamos rápidamente a las ruinas del
monasterio, que está a mitad restaurar. Desde aquí remontamos junto al
canalillo que conduce el agua desde la Font de la Murta a las balsas que hay
junto a las ruinas. El día está cargado de nubarrones y una llovizna
fina y espesa empieza a caernos. Las cimas de las montañas por donde queremos
ir no se ven… una inmensa panza de burra gris las mantiene ocultas. Llegamos a la Font de la Murta ya mojados y
seguimos por el estrecho y frondoso sendero hasta salir a la pista. La
seguimos a la derecha en una empinada bajada y cogemos la que sube luego a la
izquierda, hacia la Creu del Cardenal. Tras unos diez minutos de subida por la pista la
dejamos por un sendero, debidamente señalizado, que sale a la izquierda y que
nos lleva directamente al espeso manto de nubes que invade el paisaje, y
dentro de él, al collado, al pie de la Creu del Cardenal (a la derecha) y el
Cavall Bernat (a la izquierda) Una corta trepada nos lleva a la Creu, dentro
del mar de nubes… parecemos náufragos en medio de la nada, y el itinerario a
seguir solo se intuye. En principio no tiene por qué haber problemas, se
trata tan solo de seguir el filo de la cresta-loma, pero la niebla es muy
traicionera y nubla los sentidos. Después de un rato el poco paisaje que vemos parece
desconocido, pero con la niebla es difícil percibirlo… parece que bajamos
mucho y sin brújula es difícil orientarse. Definitivamente nos hemos
perdido…! Según creemos nos hemos desviado de la cresta principal hacia la
izquierda siguiendo una trocha nueva que no conocíamos. Decidimos que no es sensato hacer el recorrido
previsto y pensamos que será mejor volver atrás y dejarlo para otra ocasión.
Retomamos el camino de vuelta y llegamos a la cresta principal. Según
nuestras suposiciones tendríamos que seguir a la derecha, pero algo no
cuadra… Los cortados deberían estar a la derecha y están a la izquierda. Sumidos en la impotencia de no ver más allá de
donde pisamos, unos piensan que hay que seguir a la derecha, otros que hay
que seguir a la izquierda y otros se limitan a mirar a derecha e izquierda
con cara de pasmo y con frío en el cuerpo. Lo que es evidente es que los
cortados están al norte y, por tanto, habría que seguir al oeste, esto es, a
la izquierda. Superado el momento de confusión seguimos a la
izquierda y por fin vemos de nuevo la Creu del Cardenal que nos confirma que
hemos acertado y que andábamos muy despistados. Por lo visto nos habíamos
desviado de la cresta a la derecha, por una trocha nueva que baja, dando un
rodeo, hacia el collado del Pas del Pobre. Bajamos al colladito al pie de la Creu y desde
aquí seguimos el recorrido que ya hicimos el día 7/12/06. Aquel día nos hizo mucho más frío
pero había muy buena visibilidad. Remontamos los escalones rocosos, seguimos por
la repisa en descenso, y remontamos por la empinada canal que, tras una corta
y fácil trepada, nos lleva al collado, junto al Cavall, que queda justo a la
izquierda. De aquí seguimos la senda que recorre la loma y luego comienza un
descenso que nos llevará de nuevo por debajo de los nubarrones. Todo el valle
aparece a nuestros pies. Después de un par de horas sin ver más que a unas
decenas de metros, la aparición del paisaje frente a nosotros nos produce una
agradable sensación. Seguimos el sendero que gira bruscamente a la
izquierda, pasa junto a una fuente excavada en un hoyo, y después de una
corta bajada llega a la pista del Racó de les Vinyes, que seguimos a la
izquierda. De aquí cogemos, a la derecha, la senda por donde subimos, junto a
la Font de la Murta y el canalillo que nos lleva a las balsas del monasterio. No hace precisamente calor, pero aún así, María
y Santi no pueden evitar acabar dentro de la balsa, junto a una nube de peces
rojos… luego corriendo a los coches a cambiarse que hace frío, y un
piscolabis en Alzira para completar la jornada. Volver
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