RESEÑAS TRABAJOS INVESTIGACIÓN

 

 Beatriz Ferrús Antón.

      En Septiembre de 2002 pude leer en la Facultad de Filología de la Universidad de Valencia el trabajo titulado “Discursos cautivos: autobiografías conventuales femeninas (período colonial)”, dirigido por la profesora Nuria Girona, que espero saldrá pronto en forma de libro, y que tengo el placer de presentar hoy aquí en nuestra página.

     Si algo me demostró la escritura de este ensayo es que los caminos de investigación por los que uno se aventura y sus resultados tienen por supuesto mucho de trabajo personal y de esfuerzo, pero también otro tanto de azar, de obsesiones personales, de vivencias, que nos van determinando sin que nos demos cuenta, y al menos a mí me parece que tomar autoconciencia de ellas puede ser igual o más interesante que los resultados académicos obtenidos. Por ello invito a que todos los que estáis en este momento inmersos en su redacción, que sé que sois muchos, no sólo a que no desfallezcáis, pues en este tipo de tareas uno siempre cree que el final no va a llegar, pero llega, sino también a que penséis por qué escribís lo que escribís, qué episodios de vuestra experiencia personal han determinados vuestras elecciones.

        Una vez lanzada esta propuesta paso ahora a presentaros los contenidos de Discursos cautivos. Este trabajo nació de tres interrogantes, junto con un corpus muy concreto de relatos autobiográficos que sugirió la reflexión. De ellos y de mis esfuerzos por responder a las cuestiones planteadas voy a tratar de hablaros.

      Vayamos primero a los interrogantes, son tres:

-¿Cuál es la relación existente entre los relatos de vida coloniales y la autobiografía moderna?

-¿Qué importancia tiene que las voces que allí hablan sean de mujer?

-¿Qué pueden aportar las lecturas de teoría literaria “posestructuralista”, especialmente deconstructiva, a textos históricos de estas características?

      Como tentativa para dar respuesta a todo esto mi Trabajo quedó dividido en cinco capítulos. En el primero de ellos “De la Cámara de las Maravillas a las Pinturas del Mestizaje” intenté situar mis reflexiones en el marco de los Nuevos Estudios Coloniales, que, motivados por los enfoques de la teoría literaria a partir de los años 70,  y guiados por los esfuerzos precedentes de autores como Pedro Heríquez Ureña, Lezama Lima, Ángel Rama... han buscado revisar y ampliar las posibilidades de un objeto de estudio reducido durante años a una serie de lugares recurrentes y canónicos, abordados siempre desde las mismas fórmulas. Aquí los textos de Margo Glantz, Rolena Adorno, Mabel Moraña... fueron siempre la guía a seguir.

      Para ello, y dado que mi trabajo pretendía recuperar para el corpus de la literatura colonial, corpus que se revela siempre en construcción constante, algunos textos del todo olvidados, tuve que situar mi investigación en relación a nociones como “canon”, “alteridad”, “transculturación”... muy trabajadas por la crítica, y sobre las que en ningún momento deseé trazar ni una revisión ni una polémica, que hubiera complicado las cuestiones que buscaba resolver. Asimismo, este primer capítulo también me sirvió para intentar esbozar un contexto histórico general, donde explicar brevemente las coordenadas sobre las que transcurre la vida de la mujer en la colonia y las condiciones derivadas de éstas que permiten su producción escrita.

      Bajo el epígrafe de “Escribirse como mujer” quise sintetizar la historia de la teoría autobiográfica y de buscar en ella mi propio lugar de lectura crítica; al tiempo que pretendí conciliar el problema de la autobiografía con el del género, pues deseaba hallar un lugar desde el que pensar no sólo el problema de escribirse, sino de escribirse como mujer.

       Los dos capítulos siguientes “A la espera de Dios: tres experiencias y un destino” y “Nosotras que no fuimos místicas” analizaban de forma descriptiva y crítica los textos seleccionados como corpus de trabajo. A partir de ellos es posible observar cómo las condiciones socioculturales del mundo colonial latinoamericano convierten el espacio de la escritura de vida en un arma poderosa de expresión femenina, que estos relatos esbozan de formas muy distintas.

      En el primero de los casos, las Vidas de María de San José, Úrsula Suárez y la Madre Castillo se nos presentan como tres textos insertos en la corriente de una tradición claramente marcada y entroncada con la hagiografía. Por eso estos relatos trabajan sobre un juego de secuencias, indispensables para su inscripción genérica, y mantienen un diálogo directo con todo un conjunto de textos que citan y reelaboran. Asimismo, todos ellos se presentan como relatos asignados, donde el yo ideal-monja se dirige al tú ideal-confesor, aunque esta estructura termine por convertirse en un marco, dentro del cual ‘yo’ y ‘tú’ se muestran como instancias vacías que adquieren diversos valores. Por otro lado, resulta muy revelador cómo en los tres se repite un mismo esquema escribir para, la escritura de vida debe albergar una finalidad y el texto se vuelve autorreflexivo al mostrarnos su proceso de elaboración.

      María de San José tematiza una lógica del merecimiento, donde la misma escritura también se merece, Úrsula Suárez confecciona la vida como juego de máscaras para terminar por legitimarse como santa comedianta, escribir la vida supone también representar un papel, y la Madre Castillo exacerba la estética del padecimiento para alzar un escenario barroco donde la escritura es otra forma de flagelo, la más sufrida es la elegida, la vilipendiada es la deseada.

      De este modo, en los tres relatos se construye un lugar-mujer que utiliza el cuerpo, los juegos de silencio y las experiencias de contacto con la divinidad para legitimarse y revelarse, pero lo hacen siempre dentro de las coordenadas establecidas, dentro de los límites estipulados por la sociedad colonial, estos límites se fuerzan, pero no se traspasan.

      La Respuesta a Sor Filotea de la Cruz y el emblema autobiográfico, que constituye el conjunto de la producción de Sor Juana, suponen un paso más allá en relación a los relatos anteriores. Primero, porque aunque sea en calidad de rara avis la monja mexicana accede a unos espacios de presencia y expresión vetados para la mujer colonial, segundo porque ella es capaz de defender ideas “revolucionarias” dejando de lado los códigos establecidos para ello (experiencias místicas, cuerpo...), o al menos dotándolos de otro sentido, para hablar desde la erudición y la racionalización de los saberes femeninos.

      Por esto Sor Juana se sirve de la tradición de la epístola erudita clásica para crear un manifiesto feminista, utiliza la poesía cortesana y festiva para reivindicar la presencia y el valor de la mujer en la sociedad, al tiempo que los juegos de voces masculinas, femeninas y neutras, que van y vienen en sus poemas, hablan de una posible desestabilización de las categorías genéricas establecidas. Pese a todo ello también paga un precio, y sus silencios, aunque sabiamente medidos, no son siempre retóricos. Sor Juana Inés responde, pero su respuesta es autocensurada.

      Sin embargo, antes de continuar, me gustaría hacer un inciso en mi exposición para explicar que si seleccioné algunos textos de Sor Juana para mi análisis, proponiendo en todo momento un sesgo limitado de su obra, fue porque únicamente quise trabajar éstos como contrapunto que permitiera comprender mejor las claves de los otros relatos, dada la tremenda fama de la obra de la monja mexicana, sobre todo en relación a los escritos seleccionados, y la abundante bibliografía crítica que existe sobre la misma; pero al tratarse de una autora tan trabajada y conocida me fue muy difícil aportar en relación a ella nada nuevo, aunque creo que un trabajo de ordenación y crítica también puede resultar muy positivo.

      Por último, y retomando el hilo de mi argumentación, (el texto de Catalina de Erauso, que se ha convertido en algo así como mi abanderado, a veces oigo en los pasillos de esta facultad voces que se refieren a mi como “la de la Monja Alférez”), junto con todas las sospechas que levanta,  me planteaba una propuesta de hibridez genérica donde lo masculino y lo femenino se confunden, el diálogo con otras tradiciones (picaresca, vidas de bandoleros y soldados...) se vuelve plural y variable, y la identidad termina por mostrarse como una cadencia de disfraces. Cuando nos enfrentamos a la autobiografía de la Monja Alférez nada parece seguro, todas nuestras referencias se vuelven maleables y una lógica del “desdecir” termina por situarnos ante un texto que “no dice nada”. El relato propone la abolición y el absurdo de los límites.

      Así, una vez estudiada la idiosincrasia de los textos propuestos para el análisis, y tras haber realizado un breve recorrido, tanto por las coordenadas históricas de la vida en la colonia, como por la historia de la teoría autobiográfica, sólo me restaba tratar de demostrar cómo se articulaban los distintos núcleos de mi ensayo, hacia dónde confluía la materia de los diferentes capítulos que en todo momento se planteaban como abiertos.

       En el último de los apartados “Autobiografía y género como categorías históricas” no sólo busqué enlazar las distintas líneas de lo que hasta aquí he venido mostrando, sino que, además, intenté conjugar lo que para mi se revelaban como dos fuentes de fascinación: aquella que me produce el mundo colonial latinoamericano y las fuerzas que lo configuran, especialmente la presencia del barroco de Indias y de sus paradojas, y la que procede de la teoría literaria “posestructuralista”, fundamentalmente de la deconstrucción y de diversas posturas afines. 

       De esta forma, recurrí a la noción de hipograma, desarrollada por De Man a partir de las propuestas de Sausseaure y Riffaterre, porque no sólo podía funcionar como concepto matriz sobre el que es posible montar los diferentes núcleos propuestos, sino porque, además, me permitía tratar de solventar un problema con el que ya me topé en los primitivos artículos y comunicaciones que funcionaron como germen de este trabajo: cómo dar cuenta de las diferencias, al tiempo que de las similitudes que existen entre las vidas coloniales y las autobiografías modernas, más todavía si son vidas de mujer, cómo plantear un análisis deconstructivo sin olvidar los valores históricos.

       Desde aquí me fue posible establecer una continuidad histórica entre las Vidas y las autobiografías, al tiempo que trazar sus diferencias. Unas mismas estrategias retóricas se desarrollan sobre hipogramas distintos. Los textos seleccionados para este trabajo siembran la simiente que recoge la autobiografía moderna; aunque ellos mismos no puedan ser pensados como autobiografías no se puede negar su valor en la historia de la autobiografía.

        Al mismo tiempo las reflexiones en torno a la intertextualidad, elaboradas en este mismo capítulo, me permitían completar esta lectura y abordar otro de los problemas que presentan las vidas coloniales: su condición de textos de fuerte inspiración modélica, el vaciamiento de la escritura a partir de la presencia de esos modelos, la aparición de las vidas de Santa Teresa, de Catalina de Siena, de María la Antigua, de Lázaro de Tormes o incluso de  famosos jaques y bandoleros en su propio entrelineado; al tiempo que, la noción de pliegue de Deleuze me ayudaba a ahondar la problemática en torno a la teoría autobiográfica y a enlazarla con el siempre fascinante mundo de las paradojas barrocas.

      Hasta aquí esta breve reseña de mi trabajo que en ningún momento entiendo como texto cerrado, sino como parte de un proceso, que inicié con toda una serie de artículos y comunicaciones que me ayudaron a hacer una primera cala en esta problemática, sobre la que espero seguir pensando y trabajando en mi tesis doctoral. La redacción de este ensayo y la preparación de su adaptación a libro más que cerrarme interrogantes lo que han hecho ha sido ampliarlos de forma infinita y creo que esto ha sido los más enriquecedor.

      Si alguno de los miembros de ALEPH quiere formular alguna pregunta o sugerencia sobre los contenidos aquí expuestos, el proceso seguido etc... puede utilizar nuestro foro en cuanto se ponga en marcha o dirigirse a mi en la dirección de correo beatriz.ferrus@uv.es, lo que agradeceré profundamente, pues opino que uno de los objetivos básicos de nuestra asociación debe ser fomentar el intercambio.

 


 

                                                     Estela Pérez Bosch

Mi trabajo de investigación, defendido en julio del presente año, lleva por título “Los poetas valencianos del Cancionero general (Valencia 1511 y 1514). Propuesta de edición y estudio”.

 

Este trabajo ha sido pensado y estructurado como una aproximación general a un determinado corpus de textos poéticos de autor valenciano. Se estudian los textos en su contexto histórico, social y literario, pues, en esta presentación de primeros resultados, únicamente hemos tratado de perfilar un marco adecuado y suficiente para el estudio y análisis de los textos. El enfoque, es por tanto, general y no monográfico: en esta presentación de primeros resultados pretendemos sentar las bases necesarias para una edición y estudio que, tal y como han sido concebidos, cuentan con pocos antecedentes y abren una nueva línea de investigación sobre la lírica del siglo XV: la poesía translingüe.

Partiendo de esta línea, esta investigación presta atención a una importante nómina de autores valencianos en lengua castellana no lo suficientemente estudiados, y en muy raras ocasiones de forma conjunta. En la primera parte del trabajo se estudian y describen los principales rasgos del contexto histórico y literario: por un lado, se establecen los pilares de la prosperidad valenciana y su ambiente de tertulias, certámenes y cortes poéticas, que se hacen eco de la pujanza económica y social que atraviesa el reino, así como de la moda castellanizante y el ejercicio de la poesía como actividad lúdica y colectiva; por otro lado, se traza un mapa conceptual de la historia de la poesía castellana de cancionero, desde el Cancionero de Baena hasta el Cancionero general, a fin de establecer las líneas maestras de su evolución (lengua, métrica, temas...), así como un estado de la cuestión con respecto a los estudios cancioneriles, de tradición relativamente reciente.

En la segunda parte, una vez trazadas estas coordenadas socio-literarias, se establece una primera clasificación del corpus en función de los temas y tópicos (religio amoris, militia amoris, gloria passionis...), los personajes, la métrica, los modelos cultos y populares. El trabajo se completa con una propuesta de edición de los poemas, cuya consigna es la máxima fidelidad al texto de partida, y que únicamente enmienda errores flagrantes y moderniza el uso de las mayúsculas y la puntuación para facilitar la lectura y comprensión de los textos. Los textos se ordenan por autores, en orden alfabético, y van precedidos de un mínima biografía y bibliografía sobre el poeta.

 

Con respecto al bilingüismo castellano-catalán que, dentro y fuera del Cancionero, llevan a cabo muchos de estos autores, una de las preguntas que debe de estar presente es si realmente se trata de un auténtico bilingüismo en que ambas lenguas se encuentran en perfecto equilibrio, o si más bien si se trata de un pseudobilingüismo que deja paso a una lengua vecina como puro ejercicio de imitación formal, sin mayores implicaciones de conciencia lingüística. Se trata de averiguar si existen o no suficientes indicios de una castellanización (o una descatalanización, según se mire), que, durante la segunda mitad del siglo XVI será una realidad bien consolidada conocida como “la decadencia catalana”.

Este trabajo persigue diversos objetivos que destacan, a mi juicio, su importancia e interés. Por una lado, el trabajo arranca con un enfoque interdisciplinar ¾ trata, en su mayor parte, de autores bilingües (castellano-catalán)¾ que puede suponer una aportación más a la investigación sobre la relaciones entre las letras castellanas y catalanas, y, por lo tanto a la delimitación de factores literarios, políticos e históricos que las han regulado a lo largo de los siglos. Por otro lado, este trabajo sobre la poesía galante cortesana recogida en la vasta antología que conocemos como Cancionero general, se inscribe dentro de una línea general de revitalización de los estudios sobre la poesía cuatrocentista; el corpus de textos de autor valenciano, formado por no menos de veinte autores y no menos de ciento cincuenta poemas, puede contribuir no solo a un mejor conocimiento del componente valenciano del Cancionero en sus primeras ediciones, dedicadas al Conde de Oliva, sino también, de forma indirecta, a un mejor conocimiento de esta colectánea de poesía, las más importante de las primeras décadas del siglo XVI, y la más leída en los siglos XVI y XVII, como prueban sus distintas ediciones y derivaciones en la península y fuera de ella. Finalmente, la inclusión de poetas valencianos en el Cancionero general no elude otros problemas interesantes; Bernat Fenollar, Jaume Gasull, Juan Fernández de Heredia, entre otros, conforman una nómina ciertamente variopinta, pues se trata de autores que pertenecen a distintas generaciones y edades, proceden de distintos sectores sociales y muestran, en ocasiones, distintas preferencias literarias. La impronta de autores valencianos, así como la aparición del catalán en la segunda edición de 1514 es reflejo de una efervescencia de las letras valencianas en el umbral del nuevo siglo y hasta la corte virreinal de los duques de Calabria. Su conexión con el ambiente de tertulias, fiestas, certámenes poéticos, intercambios con Italia, difusión de la imprenta, etc. nos ayuda a comprender algo mejor las claves de la prosperidad valenciana, únicamente interrumpida en momentos de crisis que atraviesa la ciudad, pero siempre mantenida en los círculos más allegados al mundo de la corte. Prueba de dicha vitalidad del mundo cortesano son dos obras muy cercanas al sentir de la poesía áulica del Cancionero general y que, como él, pueden ser interpretadas como crónicas de la sociedad del la época: nos referimos a anónima Questión de amor (Valencia, 1513) y a el Cortesano de Luis de Milán, otra obra de enorme interés para la reconstrucción del contexto literario, social y teatral valenciano.

 

 

 

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