RESUMEN:
Foro en papel.
Reflexiones expresadas a modo de discusión de pasillo sobre dos indicadores
seleccionados como importantes en la formación universitaria. Los participantes
son profesores de ingeniería de la Universidad Politécnica de Valencia y de
Estudios Empresariales de la Universidad de Valencia.
SUMMARY:
It’s
a forum on paper. It has thoughts expressed as a corridor discussion about two
of the indicators selected as the important ones in the university formation.
The participants are professors of Engineering in the Technical University of
Valencia and of Enterprise Studies in the University of Valencia.
¿Es la formación del espíritu democrático una tarea de la
universidad?
]
JOSÉ IGNACIO
Definitivamente sí, la formación del espíritu democrático es tarea de la
universidad. En las aulas a nivel consciente tal vez no se hace mucho, pero
vemos que en la relación con los estudiantes la primera forma de transmisión de
cultura democrática es el comportamiento de uno mismo, en la relación con el
estudiante. Difícilmente transmites cultura democrática si eres intolerante, si
eres irrespetuoso, por eso sigo pensando que el profesorado en el aula en la
transmisión de conocimientos, es más profesor arriba que una persona
exactamente igual que cualquier otra persona del curso y si se da esta barrera
no se está formando en la cultura democrática.
Para enseñar cultura democrática debes usar métodos de enseñanza democráticos
por supuesto y eso equivale como mínimo a la participación del estudiante y no
es una característica en nuestras aulas de clase. A partir de ahí la discusión
en el manejo de los contenidos y en las asignaturas de Contabilidad no es fácil
para el docente asociar con los temas que normalmente explican el sistema y la
vida en democracia, no son asignaturas que se presten mucho para enseñar o
potenciar o inculcar en el estudiante la cultura democrática. Sin embargo,
todos los cursos son espacios propicios para fomentar la responsabilidad de las
acciones personales, la tolerancia, el saber vivir juntos, la necesidad de
participar y el sentido de la justicia social. Otros departamentos lo tienen
mucho más fácil o más entretenido: los
de ciencias humanas. Pero también yo creo que en nuestros cursos más que en
otros, los estudiantes pueden ver el papel de la economía en la justicia
social. El ejercicio en el contexto de la contabilidad exige un comportamiento
ético que no se adquiere de la noche a la mañana con un solo curso y tiene
mucho que ver con el tema de la tendencia a querer enriquecerse rápida y
fácilmente.
Tanto los profesores como los alumnos necesitan para comprender el mundo
una comprensión de las cuestiones de naturaleza económica, política y cultural.
El solo aprendizaje en su disciplina lo deja sin conocimiento de los caminos
para moverse por el mundo. Como quien es un pozo de ciencia pero no sabe leer
los planos o no tiene un plano.
Si los profesionales egresados de nuestras universidades no sienten el
espíritu de la democracia, la suerte de nuestra sociedad es incierta.
También es importante preguntarnos ¿cuál debe ser la
responsabilidad de los estudiantes?
] ALFREDO
Yo tomo esa pregunta referente a los estudiantes porque considero que a
veces cuando hablamos de tener en cuenta las expectativas de los estudiantes,
nos olvidamos que ya son personas hechas y derechas, con obligaciones y
derechos. Claro deben contar con orientación porque vienen de unos niveles de
escolaridad donde parece que solamente tuvieran derechos y las
responsabilidades se diluyen mucho.
La universidad es un espacio de aprendizaje social y si el hombre por
naturaleza es un ser social el saber social y el hacer social son muy
importantes; sin embargo, parece que no le importa a nadie. En la universidad
nos movemos en un mundo de muchas contradicciones para unas cosas los
consideramos “mayores de edad” y para otras “menores” casi minusválidos. Bueno,
lo importante aquí es que empecemos por reconocer que los estudiantes deben
entender que en las relaciones con sus compañeros están desarrollando la
capacidad para integrarse a una comunidad de trabajo. Algo tan sencillo como la
asistencia a clase y la participaciónpueden ser un hito en la formación en la
democracia y para la democracia. El
estudiante que se da el lujo de faltar el día que le toca exponer en clase está
dejando claras muestras de lo que será su responsabilidad futura. Los pedagogos
a veces aseguran que los estudiantes no asisten a clase porque el profesor no logra
motivarlos y no se les puede exigir asistencia porque son autónomos, pero un
poco de disciplina no le hace mal a nadie. Porque ese exceso de libertad puede
hacer que para ellos pesen más ciertas actividades sociales que la asistencia a clase, porque tienen muchas
justificaciones: le puedo preguntar a un compañero, leer apuntes, asistir a la
tutoría, etc. Pero la interacción, la discusión, la participación y el tiempo
en la escuela, no se recuperan. Todo tiene “su tiempo”.
Por lo dicho hasta aquí no sorprenderá si digo que es tarea de todos y
no sólo de los profesores de ciencias sociales o de ética o de filosofía, como
argumentan algunos. Cuando en cualquier curso se asigna un trabajo en grupo se
está frente a una oportunidad excepcional que presenta oportunidades y
peligros. Peligros cuando se reparten las tareas y cada estudiante no tiene la
más elemental idea de lo que hacen los otros, peligro cuando se toleran los
‘‘recostados’’ y ‘‘figurones’’. Oportunidades para aprender: a negociar, a
ceder, a tolerar, a aprender de los demás, a aprender a valorar los conceptos
de los demás, a escuchar, a discutir, a cuestionar. El reto de profesor y
alumno está en conseguir que esta sea una actividad productiva.
Los estudiantes deben ser capaces de participar, de
comprender y de explicar el sentido de la democracia, pero, desde sus propias
vivencias, no solamente desde el discurso. Una cosa es clara, el espíritu democrático no se forma
a partir de recetas.
]
JUAN JOSÉ
Quiero continuar con los alumnos. Yo diría que no se debe hablar de
responsabilidad de los alumnos o responsabilidad de los profesores, esta es una
situación por excelencia donde la responsabilidad es compartida. Pero la
universidad debe abrir espacios y ofrecer posibilidades. Vemos que el alumno,
de un tiempo a esta parte, quizá por la dedicación al estudio, la cantidad de
asignaturas que ve, ha perdido mucha racionalidad. Yo recuerdo en mis años,
cuando era estudiante, yo estaba como delegado de alumnos y recuerdo unas
elecciones a delegados de alumnos que tuve que hacer campaña electoral porque
había varios que se presentaban y peleábamos por la representación de los
alumnos y defender los derechos de ellos y hablar con un profesor y hablar con
el otro y si un profesor decía que había que recuperar una clase le decíamos
que no, porque el profesor era el que se había ido de congreso y había sido él,
el culpable de que no diéramos la clase… en fin, negociar con el profesor, etc., Y ahora no.
Ahora hay una pasividad absoluta. A elecciones a delegado no es que falten
candidatos! Es que la gente no va a votar porque no los conocen y no les llama
la atención y para qué. No hay una cultura de participación, no hay conciencia
de sociedad. Van a clase, se sientan, están con sus amigotes, pero no hay una sociedad,
no hay un colectivo de alumnos como tal, creo yo.
Por eso considero que de alguna forma se les debe hacer tomar conciencia
de la necesidad de asumir tareas y participar en la vida pública. No se puede
esperar que el estudiante que no participa en las actividades de la vida
universitaria sea un ciudadano participativo y democrático. De ahí que sea
necesario modificar el discurso porque se les llama a participar en un momento
clave, pero en la vida cotidiana no hay participación. No pueden aprender cómo
pueden ellos en el día a día incidir en los acontecimientos de su vida
universitaria. La participación se aprende participando y hay que considerarla
como un proceso.
Por ello creo que debe decirse públicamente que es necesario buscar la
adquisición de un saber social y un hacer social hacer como dice Alfredo, pero
debe agregarse que debe también propiciarse la adquisición de normas,
principios y valores. Un saber sobre las políticas institucionales y por
institución no me estoy refiriendo solamente a la universidad, las
instituciones públicas. Saber sobre asuntos académicos, públicos, económicos,
políticos, culturales, etc. Que sea capaz de analizar los planteamientos
políticos tan bien como las políticas económicas. No se pretende que se adapte
a los sistemas, al contrario que sea participativo y crítico. Que tenga una
relación con el Estado en lugar de parapetarse contra el Estado. Alguna vez
leía que alguien preguntaba ¿Cómo pueden asegurarse la justicia y la dignidad
humana en un Estado, donde los ciudadanos sospechan de él y lo menosprecian?
En este contexto, el estudiante aprende que el Estado que construimos
todos debe poseer el valor de la justicia, que a la economía también le deben
importar la justicia y la dignidad humana.
Yo cierro preguntando ¿cuál es la responsabilidad de las
directivas de la universidad?
] ANDRÉS
La preocupación por la formación del espíritu democrático ha sido una
preocupación explicitada en las políticas más no en las acciones
institucionales. Se quiere que los profesores seamos agentes transformadores
pero no se abren espacios de discusión sobre el tema. Muchos profesores tenemos
serias dificultades sobre cómo insertar la enseñanza y el aprendizaje en esta
temática y en sus exigencias. Los profesores tenemos discursos para responder
preguntas como las aquí planteadas pero no sabemos cómo orientar las acciones en el aula. En nuestras
asignaturas el diálogo, la reflexión, la crítica y el aprendizaje significativo
no son fáciles de lograr. Nuestros alumnos no ejercen la autonomía en el
aprendizaje, al contrario son sumamente dependientes. Pero en la universidad
nadie se entera de que existen esas carencias y es que a veces ni los mismos
profesores las sentimos o las reconocemos. Los profesores no somos un ejemplar
modelo de “saber vivir juntos” y al mismo colectivo no le preocupa, ni siquiera
al jefe de departamento que es uno de nosotros. Se va volviendo una cadena de
omisiones, nosotros no lo aprendimos de nuestros maestros y nuestros alumnos no
lo aprenderán de nosotros, pero nada pasa, ni siquiera figura en los
indicadores de calidad que se deducen de los cuestionarios de evaluación.
Los programas institucionales de formación son para unos pocos y pocos
son sobre este tema. A veces llega uno a pensar que se realizan para que se
diga que se realizan, sin importar ni la calidad, ni la cobertura y menos los
resultados. Una prueba es la indiferencia ante los climas sociales de los
departamentos, claro que están de por medio la autonomía y “mayoría de edad”.
Ofrecer espacios donde se adquiera la terminología y capacidad críticas
a las deficiencias de la democracia y políticas primero de la universidad y
luego de la sociedad, de su entorno, generando acciones en las cuales
desarrollar conocimientos y habilidades que hagan posible la transformación de
las estrategias constructoras del espíritu democrático.
Especialmente en una universidad pública como la nuestra, su claustro
debe ser reconocido como el espacio por excelencia de la democracia, donde los
estudiantes puedan consolidar su formación como ciudadanos demócratas,
respetuosos de los principios de la democracia y practicantes de sus fines.
En la universidad hay preocupación por los aprendizajes en la disciplina
pero no hay preocupación por los aprendizajes en el tema de justicia social;
muchos de los que aprovechan los movimientos migratorios para enriquecerse
incumpliendo las normas laborales, son egresados de nuestras universidades. Son
lobos con piel de cordero que se “conmueven de los que no tienen papeles ni
empleo, pero les pagan menos por más horas”.
Justo es reconocer que las invitaciones a los mitin de repudio a la
violencia siempre emanan de las directivas pero esa acción sin un antes y un
después es como crear un muñeco sin cerebro ni corazón.
En algún curso se hablaba de la necesidad de actuar en torno a una pedagogía crítica ,
una política cultural y una justicia social. Pero esto son paradigmas que la
misma directiva académica no tiene en
cuenta.
Otra cosa significativa de las políticas institucionales es que a pesar
de que se sabe del poder de la palabra en el profesor, el poder del
conocimiento, se propugna por acciones “neutrales”, “mudas”, sin sentido
político y sin poder movilizador.
Más que los métodos y las estrategias ¿cómo influyen las
relaciones en el aula y en la universidad?
]
AMPARO
Significativamente. Primero la relación profesor - alumno. Yo creo que ahora soy así por los profesores
que tuve en su momento, siempre tuve una relación personal de un trato muy
cercano, muy de motivarte como persona, a que participes, a que hables, a que
defiendas tus ideas, y creo que la universidad es el espacio donde esto se debe
potenciar mucho más, por eso no me gustan los alumnos de primero, porque vienen
acostumbrados a decir si, si, si, lo que tu digas, como tú quieras y me parece
que esa no es la función de la educación, menos la universitaria. Si estoy
formando futuros directivos a diferentes niveles, deben ser capaces de tomar
sus propias decisiones y además tomarlas fundamentadamente, y argumentarlas y
justificarlas y defenderlas delante de los otros, porque en sus entrevistas de
trabajo ya van a tener que defender sus propias posiciones: Entonces en las clases si que funcionamos de
una manera democrática: cuando ellos exponen yo ocupo un lugar entre el
público, como un alumno tomando mis notas, levantando la mano como una alumna
más, formulando mis cuestiones cuando me corresponda, en ese sentido si que
ellos participan de forma bastante democrática, cuando les preguntan los
compañeros ellos contestan sin ningún problema, respetando el uso de la
palabra, a veces se miran primero entre ellos para ver quien contesta, quién
tiene la palabra en ese momento o a veces salta uno porque tiene reacciones más
rápidas pero luego otro puede decir bueno pero además... y ampliar la respuesta
anterior, esto los forma en la participación, y la relación se lleva bastante
bien, aprenden a formular, consensuar y seguir normas.
Las relaciones entre los alumnos. En la relación entre los alumnos en el
aula y en la universidad en general el estudiante adquiere gran parte de los
valores culturales y normas de conducta de gran peso en su comportamiento
futuro. En estas relaciones aprende a vivir con los demás, a negociar, a ceder
y hasta a perder. El aula es el espacio por excelencia para aprender a vivir
juntos en un clima abierto y estimulante que propicie el desarrollo de sí mismo
y de nosotros en un contexto de experiencias multivariadas. Todo ello
contribuye a enriquecer el desarrollo personal, la identidad y también la
cohesión con el colectivo.
Es imposible hablar de formación si no se propicia el encuentro entre
los estudiantes, un encuentro real, no el que ocurre cuando se sientan uno al
lado del otro para escuchar al profesor. El encuentro ante una dificultad de
aprendizaje, en la búsqueda de soluciones, en el apoyo para el aprendizaje,
donde se generen nuevas formas de sociabilidad, así como nuevas formas de
negociar y enfrentarse con la mediación de ideas contradictorias.
¿Cuáles son las mejores opciones que puede ofrecer un
profesor a sus alumnos para que realmente sientan el espíritu de la democracia?
] JUAN
El docente sólo logra influir en el espíritu democrático a través del ejemplo, por su quehacer, porque
este no es un ejercicio físico ni mental. Una anécdota que aún se cuenta en
nuestro departamento es que cuando revisábamos el plan de estudios siempre
deseábamos eliminar las humanidades para ganar tiempo para las asignaturas
troncales. Cuando un grupo de jóvenes profesores iniciamos la participación en
cursos del ICE, empezamos a reconocer que si eran necesarias pero las queríamos
dar nosotros, a medida que fue pasando el tiempo en nuestros pensamientos se
las regresamos a los profesores de humanidades porque estábamos muy preocupados
en pensar cómo hacer para que las asignaturas de eléctrica contribuyeran realmente a la formación por
medio de la construcción del saber. ¿Cómo mirar el mundo a través del concepto
de energía?
En la ejecución de un plan de estudios se han de crear condiciones para
que el alumno pueda adquirir por su cuenta facultades críticas y logre
convertirse en un militante ciudadano político, crítico y justo. Pero eso no se
logra con brocha se logra con cincel, clase por clase. En el aprendizaje
crítico de cualquier tema de clase y que adquieran el hábito de hacerlo con
cualquier información que le llegue en su vida futura, porque a veces parece
que salen listos para aceptar como paquetes todo lo que se les ofrece, todo lo
que les venden.
Un problema crítico es el de dar la palabra al estudiante, que parece
una cosa muy sencilla, pero los profesores nos quejamos de la pérdida de tiempo
y de los peligros de los errores que se pueden colar cuando los estudiantes
manejan los temas de las disciplinas.
Pero en el lenguaje, la comunicación hablada en el aula de clase mueve
mucho poder, con el lenguaje convencemos y castigamos. Así estemos en una clase
de matemáticas el alumno debe saber defender un proceso, negociar el camino
para encontrar las respuestas. Con el manejo del vocabulario técnico en las
construcciones se va adquiriendo fuerza y poder de convicción, además de
seguridad personal y profesional. Ahora se cree que los programas para
ordenadores reemplazan, el díalogo y a los dialogantes. No! Lo que reemplazan
son los largos procesos de cálculo, pero nunca el sentido, ni las
interpretaciones, ni las decisiones.
Pero y....
¿Cómo lograr el compromiso de los
estudiantes?
] MANUEL
Yo pienso que hay muy poca participación del estudiante y del profesor
también. Hemos pasado en este país de una situación de muchas reuniones de
grupo, de mucha discusión, de mucha participación, de mucha reivindicación
etc., hemos pasado de eso a otra situación en la que la gente o estamos todos
desengañados o son otros tiempos... hay despreocupación, hay desconocimiento
sobre lo que hace el compañero... o lo que sea, no sé, ha habido un cambio
radical, ahora lo único que preocupa es qué nota tienen en el expediente, otros
planteamientos no se los hacen, los profesores tampoco. Hay determinadas
cuestiones importantes que no interesan, lo que interesa es ¿qué nota tengo? He
recibido estudiantes que vienen a revisar el examen, si qué notas tienes? “pues
un seis” pero estás aprobado y tal... es que yo quiero un notable – no quiere
saber qué errores tuvo- aquí tenemos un
problema y es que el acceso al segundo ciclo de licenciatura ofrece un
determinado cupo para entrar y el pasar depende de las notas que tengan, pues
entonces pasan o no, “tú no me podías poner un notable?” y eso ¿por qué?
“porque así yo puedo entrar y tal” pero si hay un cupo y tú entras y otro que
ha sacado la misma nota se queda fuera y eso ¿qué te parece? Si...eso no es
ético ni normal, “hay pues si el otro no se preocupa”... ¿cómo que no se
preocupa? No se preocupa porque no ha intentado hacer una ilegalidad como la
que tu quieres hacer, o sea que el concepto de ética y moral en ese sentido...
yo creo que hoy día para escalar posición y todo eso no es que todo valga pero
hay cosas que antes eran impensables, hoy pasan olímpicamente. Esto es
problemático para su formación. Los estudiantes digamos que cada vez están más
distanciados por razones diríamos simplemente de edad, pero ves un cambio en la
forma de pensar.
Como son otros tiempos ya no
sabemos leer en las debilidades del sistema o como no tenemos hambre, ni
encerramiento físico, ni desnudez, ni carencia de tecnologías modernas no
sabemos cuestionar. La estructura
político-cultural es tan diferente a la de hace 30 años que ahora no sabemos
cuestionar los principios dominantes.
Los estudiantes tienen que comprender que hay algo más que el poder
adquisitivo para hacer feliz al ser humano.
Para conciliar estas inquietudes con los intereses de los estudiantes,
los profesores tenemos que tener en cuenta las preocupaciones de Juan con
respecto al lenguaje, a las conversaciones, a los diálogos, a las discusiones.
Si queremos sintonizar con los estudiantes tenemos que ponernos en su canal, sintonizar
su emisora. Es importante que intentemos percibir como están recibiendo,
decodificando nuestros mensajes. Puede que nosotros nos imaginemos que los
están recibiendo en un amplio espectro de hermosos colores y ellos realmente lo
estén recibiendo en una desdibujada gama de grises. Dar la palabra para que
examinen las concepciones de los demás, pero también, para que examinen sus
propias vivencias y su forma de
comunicarse y aprovechar los recursos con que cuenta.
A veces queremos repetir nuestras experiencias en las de los
estudiantes, queremos verlos actuar como creemos que actuamos nosotros siendo
estudiantes, pero estamos en un error. Primero, porque seguro no fuimos “tan
buenos estudiantes” como decimos y segundo, porque el pasado se debe tener en
cuenta pero no se debe intentar replicarlo.
Justamente la forma como los estudiantes ven el mundo es una opción de
cambio y actualización docente. Las máquinas se deprecian y se vuelven
obsoletas; pero los profesores se supone que tenemos capacidad de cambiar el
modelo, se nos paga cada vez más porque siempre somos modelos recientes y eso
lo logramos si no nos despegamos de las nuevas ideas que los estudiantes llevan
al aula.
Conocer lo que realmente saben -de saber y de poseer- los estudiantes,
se constituye en el punto de partida de todas nuestras opciones y debe ser la
primera piedra de cualquier construcción en el aula o para el aula.
Pero ¿cómo contrarrestar la apatía de los estudiantes?
] ANTONIO
Los profesores tendemos a atribuir la falta de participación de los
alumnos en las actividades intra y extraclase a su desinterés y apatía pero
realmente esto no es cierto. Lo que no quieren los estudiantes es ser invitados
de piedra. Los mitin y diferentes manifestaciones de rechazo a la violencia y a
leyes discriminatorias así lo han demostrado. Lo que pasa es que ellos se han
desilusionado de los cacareados discursos de autonomía. La retórica de ciertos
discursos los ha vuelto desconfiados y desinteresados en las ofertas de
participación oficiales.
En el aula de clase, en solución de problemas, en exposición de temas
más o menos se logra la participación, pero difícilmente el profesor consulta
al estudiante cuando de precisar las normas de clase se trata, cuando se están
organizando las estrategias de aprendizaje o cuando se determinan los logros y
los indicadores de aprendizaje para la evaluación.
Lo preocupante es que de pronto el problema está en que los profesores
no poseemos una cultura participativa para transmitir y menos para representar
ante los estudiantes. Peor aún, en lo
referente a ideas pedagógicas para trabajar alrededor de esta temática. El
ejemplo que los alumnos observan de las relaciones entre los profesores, es un
ejemplo del desencuentro, de la intolerancia y de una falta de solidaridad
tremendamente manifiesta.
La verdad es que no sólo los estudiantes se muestran apáticos, también
la sociedad en general se muestra desesperanzada con respecto a la capacidad de
la escuela en todos los niveles para formar los ciudadanos que ella espera y
necesita.
Y entonces ¿qué hacemos?
] JORDI
Para finalizar, por hoy, los profesores debemos reconocer que el
aprendizaje de la tolerancia y el respeto al otro, pilares sobre los que se
construye la democracia, deben considerarse una permanente tarea de todos. Que
no se enseñan con una lección específica, en en un curso específico, con un
profesor específico. No se pueden predefinir y contextualizar en una única
lección los valores necesarios. Hay que reconocer que la imposición y la
adquisición memorista - como ocurre con muchos otros contenidos - no
tiene sentido. Nosotros podemos velar porque los estudiantes aprendan a
escuchar, valorar y tolerar la palabra del otro en cada acción comunicativa
dentro del aula de clase.
Lo que sí se puede “estudiar” en un espacio específico son las
ideologías para que tenga información que le permita reconocer las tendencias
de los líderes que pretenden inducir sus acciones sociales. Conocer los
orígenes de estas ideologías, las razones de su evolución y aceptación en un
momento histórico, dan al estudiante argumentos sólidos para construir sus
concepciones. Claro que esta acción está un poco en desuso por el temor que
tiene el profesor universitario a que se le responsabilice de estar politizando
su curso. Pero es importante que los estudiantes construyan en forma libre e
ilustrada su sistema de valores y sus propias concepciones, para adquirir
madurez y apertura intelectual. Esto
puede ser el principio del tejido de la armonía social y el estímulo para el
diálogo democrático y por supuesto las bases de la paz de la que tanto hablamos
y por la que tanto suspiramos.