La piedra calaminar o calamina designaba en la antigüedad a una gran variedad de minerales y mezclas de carbonatos y silicatos de cinc. También fue designada en los textos grecorromanos con el nombre de "cadmia". Se empleó para la fabricación de azófar o latón (una aleación de cobre y cinc) y también con fines terapéuticos. Otro material semejante, también formado principalmente por óxido y carbonato de cinc, se denominó "tutía" (que también ha dado la forma en castellano "atutía"), de donde viene la expresión "no hay tutía" (por sus usos medicinales en una variedad de ungüentos y colirios).