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Los padres de Karen Blixen pertenecían
a familias muy distintas y tenían temperamentos opuestos:
el padre era aventurero, peleón, culto, romántico;
la madre, paciente, reservada, pasiva. La que luego sería
la autora de Lejos de
África (1937), libro que escribió
en inglés y publicó bajo el seudónimo de
Isak Dinesen con gran éxito, estuvo muy vinculada a su
padre, que se suicidó a los cincuenta años. Eso
hizo que madre e hija se unieran más en el sentimiento
común de la pérdida. Pero la familia de la madre,
en cuyo seno se crió verdaderamente, la asfixiaba, y alentó
y potenció el sentimiento de su propia singularidad. Amante
de las personalidades capaces de hacer un mito de sí mismas,
ella se construyó una figura legendaria que ha quedado
en buena parte en sus obras más autobiográficas,
como la mencionada novela Lejos de África, las Cartas de África y estos Ensayos
completos.
Aunque se enamoró de Hans Blixen, se
casó con su hermano, el barón Bror Blixen, con
quien regentó un cafetal en Kenia, al pie de las colinas
de Ngong, en territorio kikuyu. Si bien allí iba a conocer
durante casi cuatro lustros la desgracia y el daño, el
continente africano le enseñó todo lo que esperaba
de la vida: Un gran mundo de poesía se me ha abierto
y me ha metido en su seno, aquí, y lo he amado, le
confesaría a su madre poco antes de tener que abandonar,
enferma y arruinada, su granja de café, y trasladarse
a Europa, donde comenzó su carrera literaria con Siete cuentos góticos (1934). A estos hay que añadir, además,
los volúmenes de relatos (todos ellos traducidos al español)
Cuentos de invierno (1942), Anécdotas
del destino (1958) y Últimos cuentos (1957)
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