A un lado del camino es el más claro ejemplo de lo que la sensabilidad y el arte de Herman Bang podían hacer a partir de un motivo nada original en el fondo: una historia como otras muchas de amores desgraciados, en la que la frustración de las ilusiones de una mujer en su matrimonio hace que se enamore de otro, que tenga que renunciar a él y muera al final consumida por la pena. Pero en torno a esta ingenua historia el escritor teje la crónica de la existencia mezquina de un lugar perdido a un lado del camino, de una existencia oscura que se ahoga en la soledad y la monotonía, pero donde a veces brilla una luz pasajera o se oye el rumor del torrente de la vida que pasa como ese tren que surge continuamente en la oscuridad llevando y trayendo noticias del mundo.
© María Pilar Lorenzo
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