David, recién salido de la cárcel, y Maggie, que ignora quien es el padre del hijo que espera, deciden unir sus destinos cuando tropiezan el uno con el otro en una estación ferroviaria.
Las películas iniciales de Ingmar Bergman fueron marcadamente eclécticas, tanto en el estilo como en la elección de temas. Su segundo largometraje basada en la obra teatral Bra mennensker de Oscar Braathen está inspirado por el cine francés de entreguerras y por el llamado realismo poético.
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