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La Saga de Gisli (S.XIII)
es una de las sagas mejor estructuradas, en la que todos los
detalles contribuyen a reforzar la unidad de la acción
principal y es también, tal vez, la más trágica,
o al menos la que más consecuentemente insiste en la nota
trágica en su intención artística. La historia
de Gisli Sursson es la de un proscrito. Algunos héroes
de las sagas islandesas son caudillos, otros son hombres ricos
o poderosos. Pero el héroe se escoge no sólo por
estas cualidades, sino también por la grandeza de ánimo,
el valor, la calidad moral del personaje. La historia de Gisli
Sursson no tiene ninguna de las características de un
estilo aristocrático. Sus héroes no son los poderosos
y cuando los godar o los caudillos aparecen en la saga,
no salen precisamente bien parados. El hombre a secas, desprovisto
de todo - pobre, acosado, perseguido -, menos de su temple moral,
es el héroe de esta historia. Ni la alcurnia, ni el poder,
ni la riqueza son su fuerza, sino sólo su valor y sus
obras. En ninguna otra saga se desarrolla esta idea más
bellamente que en la de Gisli Sursson. |