|
Soy terriblemente viejo. Ya me resulta
casi tan difícil escribir como andar. Voy despacio. No
logro más que unas cuantas frases al día.
El lector de Últimas notas de Thomas F. para la humanidad comenzará odiando al protagonista y narrador
de estos relatos, un viejo cascarrabias y misántropo enfrentado
al mundo de hoy. Después, el lector se acordará
de los ancianos queridos, y comenzará a descubrir bajo
la mala sangre de Thomas F. su chispeante buen humor, indicio
de un alto grado de sabiduría y lucidez. Finalmente el
lector comprenderá, no sin emoción, que le hablan
de sí mismo, que Thomas F. es un representante literario
del Robinson Crusoe que estamos abocados a ser cuando lleguemos
a eso que la más reciente hipocresía llama la tercera
edad.
Llevando al extremo la escritura minimalista
y con un estilo austero, Kjell Askildsen nos muestra un mundo
en parálisis permanente, de relaciones enigmáticas
condenadas al fracaso, en el que la existencia es frustrante
y las pulsiones están reprimidas. Con una maestría
soberbia y una expresión que enfoca directamente a lo
esencial, Askildsen consigue que cada cuento sea un tentativa
por descifrar un secreto oculto entre líneas.
El mundo está lleno de insensatez
y confusión, la falta de libertad tiene profundas raíces,
la esperanza de igualdad está disminuyendo, la fuerza
superior es demasiado grande, eso parece. Tenemos que estar contentos
con lo bien que vivimos, dice la gente, la mayoría vive
peor. Y luego toman pastillas contra el insomnio. O contra la
depresión. O contra la vida.
|