Alfons Cervera repite edición

Herme Cerezo. Siglo XXI. Diciembre 2005

 

Leí la última entrega de Alfons Cervera, “Aquel invierno”, pocos días después de su publicación. Y, dado el tiempo transcurrido desde entonces, no encontraba excusa para incluirlo en estas páginas. Pero ahora ya tengo la excusa: acaba de aparecer en el mercado su segunda edición y eso es un acontecimiento extraordinario, un notición, ya que resulta difícil encontrar escritores valencianos, que escriben en castellano, que viven en su tierra y que repiten tirada. Y lo mejor de todo es que esta segunda hornada se ha conseguido gracias al mejor método que existe para difundir una novela: el boca a oreja. Sí, el boca a oreja y no el boca a boca como se empeñan en escribir muchos periodistas y críticos. El boca a boca no es más que una vulgar – aunque vital – técnica de socorrismo.

Aquel invierno” es la cuarta novela de eso que se ha convenido en denominar el “Ciclo de la memoria”. Con ella el ciclo deviene en Tetralogía y, a buen seguro, la cosa no parará ahí y dentro de algún tiempo estaremos hablando de una Pentalogía.

Algunos historiadores aficionados intentan vender ahora que la Guerra Civil comenzó en 1934. Esa extraña teoría, esa patraña, esa entelequia, se desmonta por sí misma, ya que el propio Dictador instituyó como fiesta nacional el 18 de julio de 1936, día en que las tropas africanas se alzaron se alzó en armas contra la II República Española, régimen legalmente constituido hasta entonces por el veredicto de las urnas

Para Alfons Cervera, por el contrario, la verdadera contienda se inició justo cuando Franco firmó aquel triste y lapidario comunicado que dice “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo ... “. Es decir, que lo que conocemos como posguerra, tal vez sea la auténtica Guerra Civil, ya que en ella se produjeron tantas muertes como durante el trienio 1936-1939.

La, por ahora, Tetralogía habla de los horrores acaecidos en la Serranía, territorio natal de Alfons Cervera, durante los años cuarenta, cincuenta y sesenta, tiempo de temor y oscurantismo. Sus personajes viven dominados por la represión, por el miedo a la delación injustificada, por la rabia y por la crueldad desmedida de los vencedores. El mantenimiento de la paz y del orden lo justificaba todo. De eso habla el comienzo de su segunda novela de la Tetralogía, “Maquis”: “Yo sé mucho del miedo. Soy un maestro del miedo. Ha pasado el tiempo por las calles de los Yesares y nos fue dejando pedazos de vida y de muerte como la riada del cincuenta y siete abandonó entre el barro de las huertas esqueletos de árboles y jirones oscuros de perros muertos”. Ya se sabe que la historia la escriben los vencedores pero Cervera anda metido en el empeño de contar la historia enterrada, de rescatar las vidas anónimas de los hombres y mujeres que fueron silenciadas a fuerza de torturas, depuraciones y fusilamientos.

“Aquel invierno” es sin duda su novela más dura y real, todas las suyas lo son, y también mejor escrita. Sin embargo, otras obras suyas también merecerían una segunda edición por su calidad: “La risa del idiota” y “La sombra del cielo”, sin ir más lejos.

En fin, mientras eso llega, bueno es que celebremos esta segunda edición de “Aquel invierno” y que esperemos, con ansia difícilmente contenida, sus próximas entregas.

Y un apunte final. Me consta que las portadas de los libros de Cervera, las elige él mismo. Son carátulas impregnadas de la pátina de la memoria, de una sensibilidad especial y de un gusto exquisito. Y en eso, “Aquel invierno” se lleva la palma. La mejor de todas. Sin duda.

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'Aquel invierno', de Alfons Cervera. Ed. Montesinos. Abril y noviembre 2005

 

 

 

 

 

 

 
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