LOS MÚSCULOS DE LA MEMORIA

(A partir del documental "Mujeres en pie de guerra", de Susana Koska)

 

Ocho mujeres en pie de guerra. Ocho mujeres en son de paz, la voz de las mujeres que lucharon por la libertad y contra el fascismo desde el inicio de la guerra civil española hasta la muerte de Franco. Sara Berenguer, María Salvo, Rosa Laviña, Rosa Díaz, Neus Catalá, Teresa Buigas, Carme y Merçona Puig Antic. Revolución, guerra, exilio, resistencia, cárcel y sindicalismo. Sus experiencias, sus sentimientos, su voz. Ésa es la sinopsis de Mujeres en pie de guerra , el magnífico documental que ha dirigido Susana Koska con una excelente banda sonora a cargo de Loquillo y Trogloditas. Ahora hace dos años, Susana Koska cargó los bártulos, escasos, los justos, y se fue a Beziers (Francia): ahí empezaba el rodaje. El proyecto se cumplía en abril de 2004 y hace poco pudimos verlo en la Universitat de València con una Aula Magna abarrotada de gente, tan abarrotada que obligó a repetir un nuevo pase al día siguiente en el mismo sitio. Hace tiempo que la historia última de este país ha empezado a desbrozarse, a desvestirse los harapos del silencio, a rozar casi la condición de imprescindible para que sepamos de una puñetera vez de qué identidad democrática venimos, cuál nos ha faltado hasta ahora mismo, de qué materiales están hechos los recuerdos de las mujeres que protagonizan la película.

Ha sido largo el olvido. Y tan largo. Pero ahora ya no. Son muchas las voces que cuentan lo que pasó. Y entre esas voces destacan las más antiguas, las que nos llegan de la propia experiencia en los círculos concéntricos del horror. En Mujeres en pie de guerra hablan ellas, seis relatos cara a la cámara y cara, también, a las preguntas, a ese querer saber de la propia directora, que para eso se sube a un tren y empieza su itinerario por los raíles del conocimiento. Sabía poco ella, casi todo el mundo sabía poco de ese periodo histórico. Para eso están las películas, los libros, cualquier clase de relato: para indagar en el secreto, para iluminar, siquiera tibiamente, los rincones oscuros, malditos, de lo escondido, para cambiarnos miedo por descubrimiento y sacarnos a la cara los detalles más o menos exactos de la verdad oculta. Las mujeres de esta película se suceden en el uso de la palabra, se enganchan sus palabras unas a otras, dicen una y otra vez las claves que aún hoy esta sociedad nuestra, tan cautelosa, tan indecisa casi siempre, necesita conocer para sobrevivir en paz con sus fantasmas, para sobrevivir en paz a sus fantasmas. Eran muy jóvenes cuando sellaron su compromiso con la República , algunas entraron casi adolescentes en las cárceles franquistas y cuando salieron habían cumplido ya casi cuarenta años. Dentro de esas cárceles era el horror, pero fuera -como dice alguna de ellas- otro horror se les aparecía en la cirugía insólita de empezar de nuevo en un paisaje insoportable.

Hacen falta películas como ésta, voces que alarguen los ecos de otras hasta hace nada calladas a machamartillo por la política -tantas veces excesiva- del consenso. La memoria -escribía Djuna Barnes- tiene músculos. Y esta película los estira hasta el patio de butacas y cruza en las gargantas que lo ocupan algo parecido a una pelota que a ratos impide respirar. Si eso provocan los testimonios de las mujeres con más años encima, no vean ustedes cómo se retuercen en la oscuridad de la sala los de Carme y Merçona Puig Antich. No sé ahora mismo cuál será la suerte de este documental en los cines, cuándo o si se estrenará en Valencia algún día. Sé que hay que verlo, que vale la pena sumar la nuestra a las voces que llenan su hora y cuarto de metraje. Lo dice Susana Koska en el punto final de su declaración de principios a la hora de hablar de su película: "Es un homenaje, un deber de la memoria, recogiendo el testigo formamos parte de ella, de la lucha por la paz, por la dignidad que ellas, dignas hijas de su tiempo, pioneras de la igualdad y la solidaridad, han compartido con nosotros, para que se sepa, para que no se pierda en el olvido". De momento y hasta que puedan disfrutar con sus imágenes, ya está en las tiendas la banda sonora: empieza con una versión instrumental de "A las barricadas" y siguen canciones de Loquillo y Gabriel Sopeña, de Aute y Georges Brassens. Un auténtico gozo.