Los últimos olmos ibéricos
Los
últimos olmos ibéricos
Una puerta a la
esperanza
Del 16 de noviembre de 2004 a enero de
2005
Jardí Botánic de
la Unviersitat de València
Calle Quart, 80. Valencia |
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Hace más de 100 millones de años que antepasados de
nuestros actuales olmos colonizaron parte de la tierra.
Los restos más antiguos encontrados en España proceden
del Oligoceno superior (hace 30 millones de años).
Desde el inicio de la aparición de los seres humanos,
los olmos han sido una parte importante de la cultura y
el desarrollo de la humanidad. Su madera, dura pero
fácil de trabajar y resistente a la putrefacción en
estado de humedad, la emplearon las primeras
civilizaciones para la fabricación de instrumentos de
labranza, construcción naval, pozos y conducciones de
agua, carretería, martillos y taladros,... etc. |
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Su facilidad de crecimiento y fortaleza lo hacían
ideal para las separaciones de
márgenes de caminos y linderos.
Para el hombre primitivo, el olmo, tenía un conjunto
de propiedades medicinales y curativas de vital
importancia. Las hojas maceradas en vinagre servían
contra la sarna y para curar las heridas, el cocimiento
de sus hojas o de la corteza de las raíces ayudaban a
soldar con rapidez los huesos rotos, las hojas se
guardaban durante el invierno para dar de comer al
ganado e incluso las tiernas, recién brotadas en la
primavera, se cocinaban para ser comidas como cualquier
hortaliza. |
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El olmo, además, es un árbol de gran belleza, con
una gran copa que proporciona una abundante y fresca
sombra por lo que, se colocaba en las plazas de los
pueblos, en las lindes de los caminos y cercano a las
norias de extracción de agua.
Por todo ello, ha sido, durante siglos, uno de los
árboles más característicos de la Península Ibérica. Su
presencia en la práctica totalidad de los bosques de
rivera hacen de él un elemento fundamental en el paisaje
español. |
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Dos especies son autóctonas en la Península: el olmo
común (Ulmus minor Miller) y el olmo de montaña (Ulmus
glabra Huds.). Una tercera especie, el olmo
siberiano (U. pumila L.), procede de Asia y se
encuentra actualmente asilvestrado. En contacto con
U. minor se hibrida y da lugar a la aparición de
individuos con formas intermedias.
Las tres especies se distinguen de visu entre sí,
aunque no fácilmente, siendo las hojas y sámaras del
olmo de montaña las de mayor dimensión. El olmo
siberiano tiene las hojas más claras y los ramillos son
menos densos y más péndulos, lo que le resta valor
ornamental.
En la actualidad su cercana y no muy lejana
extinción es un hecho patente, pues ya ha desaparecido
prácticamente de algunos países europeos, como el Reino
Unido.
Más información:
http://www.losultimosolmos.com |
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