Científicos del exilio 1939-2009
Científicos del exilio
1939-2009
Fechas: 5 de noviembre de 2009 a
28
de
mayo de 2010
Lugar: Sala Lluís Alcanyis - Palau Cerveró
Horario: de lunes a viernes de 10 a 14 horas y de
16 a 20 horas. Sábados de 10 a 14 horas. Domingos y
festivos: cerrado. ENTRADA LIBRE |
Nota de prensa [+] |
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Julián
Fuster Ribó, Cirujano. URSS. 1956.
Arxiu personal de
Julián Fuster Ribó |

Julián
Fuster Ribó, en la Guerra Civil Española.
Arxiu personal de
Julián Fuster Ribó |
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Comisario Josep LLuís Barona Vilar
Organiza: Universitat de València
Colabora:
Bancaixa
Coincidiendo con el Congreso El exilio científico
republicano. Un balance histórico 70 años después,
que se celebrará el 5 y 6 de noviembre , se presentará
la exposición Cientificos del Exilio 1939-2009.
El Palau de Cerveró será la sede de ambos proyectos,
Congreso y Exposición.
El EXILIO COMO DESTINO
Según investigaciones recientes, al acabar la Guerra
Civil más de 270.000 presos abarrotaban las cárceles
españolas. Cerca de 500.000 de ciudadanos republicanos
pasaron por campos de concentración. El drama y la
fractura social tuvo consecuencias dramáticas para la
vida personal y social de España. El exilio, la prisión
y la inhabilitación de médicos, farmacéuticos y
científicos significó una tremenda sangría para la
sociedad española. La élite intelectual y profesional
del país se exilió mayoritariamente tras la Guerra y la
nómina de científicos en el exilio representa al núcleo
dirigente de la ciencia española. Todo ello sin olvidar
la importancia de los que murieron a causa de la guerra
o los que vieron truncada su vida en un exilio
interior mucho más difícil de valorar, que afectó a
personas que fueron encarceladas, sancionadas,
desterradas o ejecutadas.
La generación de científicos que se vio abocada al
exilio compartía un ideal de modernización y unos
referentes biográficos comunes. Su principal destino fue
México y Francia, pero también Venezuela, Estados
Unidos, Argentina, Cuba, y la Unión Soviética. Varias
decenas de miles se instalaron en México; más de
trescientos eran catedráticos de universidad, quinientos
eran médicos y más de un centenar científicos y
profesionales de otras áreas: químicos, farmacéuticos,
físicos, biólogos, antropólogos o matemáticos. |
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Laboratorio de Sueroterapia dirigido por el Dr. Murillo.
1905?. Archivo General de la
Administración |

Julián
Fuster Ribó, Cirujano. Kenguir (Kazatihstan) URSS. 1956.
Museu d’Història de la Medicina
de Catalunya. |
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Inicialmente los exiliados auguraban la caída del
franquismo tras la derrota de los regímenes fascistas en
la IIª Guerra Mundial. A pesar de las profundas
tensiones políticas entre los republicanos del exilio,
el colectivo de científicos y profesores universitarios
procuró mantener vínculos de cohesión. Fundaron en París
la Unión de Profesores Universitarios Españoles en el
Exilio (UPUEE), bajo la presidencia inicial del
higienista y parasitólogo Gustavo Pittaluga, quien había
dirigido la sanidad española y representado a España en
el Comité de Higiene de la Sociedad de Naciones. En
México se fundaron también asociaciones médicas y
científicas como el Ateneo Ramón y Cajal o el Colegio de
México. Entre los miembros de la UPUEE había más de una
veintena de científicos como Ignacio Bolívar, Blas
Cabrera, Odón de Buen, Francisco Giral y Enrique Moles,
y medio centenar de profesores de medicina como Jesús M.
Bellido, Isaac Costero, Joaquín D'Harcourt, José García
Valdecasas, Francisco Grande Covián, Teófilo Hernando,
Gonzalo Rodríguez Lafora, Manuel Márquez, Rafael Méndez,
Emilio Mira, Juan Negrín, Severo Ochoa, August Pi
Sunyer, José Puche, y Pío del Río-Hortega, un colectivo
que representaba a los principales líderes de la
investigación científico-médica española. |
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Dibujo
anatómico. 1937?. Fundación
Juan Negrín |

Albert
Einstein en Tarrasa. 24 feb. 1923.
Archivo General de la Administración. |
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Un elemento integrador del exilio científico fue la
publicación desde 1940 de la revista Ciencia. Revista
hispanoamericana de ciencias puras y aplicadas, que
se editó sin solución de continuidad durante treinta y
cinco años (1940-1975), con un valor indiscutible para
analizar una parte importante de la producción
científica del exilio español. Su objetivo era
incorporar investigaciones de científicos españoles de
cualquier parte del mundo y convertirse en el principal
referente de la comunidad científica española en el
exilio. Su primer director fue Ignacio Bolívar, a quien
sustituyó poco antes de su muerte Blas Cabrera, después
Cándido Bolívar y finalmente José Puche.
El papel de los médicos republicanos exiliados fue capital en la
sociedad mexicana. A comienzos de los años 1940
representaban casi la mitad de los profesionales
sanitarios del país. Además pusieron en marcha
instalaciones asistenciales y hospitales, acordes con la
experiencia y los proyectos de la España republicana. La
formación de expertos en salud pública que desde los
años 1920 había impulsado en España la Rockefeller
Foundation, aportó al exilio español una enorme
relevancia en países como Venezuela, donde Santiago
Ruesta ocupó cargos de política sanitaria y José María
Bengoa inició políticas pioneras en la lucha contra el
hambre en las zonas rurales. No hay que olvidar el
importante papel que en aquel país realizaron las
enfermeras visitadoras de salud pública, uno de los
grandes pilares de la asistencia domiciliaria y de la
atención primaria durante el período republicano.
Hubo
países de destino provisional, como Gran Bretaña, donde
una cantidad significativa de científicos españoles se
instalaron durante los primeros años del exilio, para
más tarde pasar a países iberoamericanos. Es el caso de
Pío del Río-Hortega, discípulo de Cajal, quien tras
exiliarse a Oxford pasó a Argentina, o del propio Juan
Negrín exiliado primero en Londres y después en París
hasta su muerte. Otros se quedaron, como Josep Trueta,
que alcanzó el máximo prestigio en el mundo académico
británico, al ser el primer catedrático de ortopedia de
la Universidad de Oxford. |
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Carta
a Juan Negrín sobre la conferencia “Ciencia y Gobierno”
de la British Society for the Advance Science. 1941.
Fundación Juan Negrín. |

Caricatura del Dr. Giral. Portada revista Gracia y
Justicia. 1 abril 1933. Museo
de la Farmacia Hispana – UCM |
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Hubo un exilio médico y
científico en Francia, que se concentró principalmente
en París y en las ciudades más importantes del sur,
especialmente en Toulouse. Ése fue el destino de un
amplio colectivo de científicos catalanes, como Jesús Mª
Bellido Golferichs, aunque otros tan importantes como
August Pi i Sunyer acabó en Venezuela, donde fue
catedrático de fisiología en Caracas y fundó el primer
instituto de investigación fisiológica de aquel país.
Un colectivo significativo de médicos exiliados, especialistas en salud
pública, pasó a ocupar puestos de responsabilidad e la
Organización Mundial de la Salud, en Ginebra, y también
en la Oficina Panamericana de Salud. Marcelino Pascua,
el que fuera director general de sanidad durante el
bienio reformista (1931-1933) pasó a dirigir el
departamento de estadística sanitaria de la OMS; Julián
de Zulueta dirigió las campañas internacionales de lucha
contra el paludismo; José Antonio Nágera trabajó en
microbiología, José María Bengoa dirigió las campañas de
mejora de la nutrición en países pobres tanto para la
OMS como para la FAO, y un largo etcétera que hizo de
los salubristas españoles exiliados tras la guerra civil
un importante núcleo de expertos profesionales de los
organismos internacionales ligados a la salud. |
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Camilla Soula i August Pi i Sunyer.
Tolosa del Llenguadoc. Francia. 1939.
Museu d’Història de la Medicina
de Catalunya. |
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Exili - Doro Balaguer |
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