Darío Villalba (San Sebastián, 1939) Comienza a pintar
muy joven y ya en 1957 presenta su primera exposición en
la galería Alfil de Madrid. Ese mismo año ingresa en la
Escuela de Bellas Artes de San Fernando, complementando
estos estudios con los de Filosofía y Letras y salidas
frecuentes al extranjero. A partir de 1967 viaja a
menudo a Londres, donde obtiene abundantes fotografías
de escenas urbanas. Aquellas investigaciones pioneras a
partir de imágenes fotográficas provocan un giro en su
trayectoria y significará su lanzamiento internacional.
Representante de la Bienal de Venecia de 1970 y Premio
Nacional de las Artes Plásticas 1983. En la presente
exposición, mediante una obra principal, "La espera y
rayas" (1989), estudiamos la técnica y la temática de
este artista plástico, buscando paralelismos en una
selección de sus obras. Estas obras se distribuyen en
dos secuencias temáticas que dialogarán entre sí: - Por
un lado, buscamos los ecos de "La espera y rayas" en
otras obras del mismo autor. Hacemos una "disección" o "deconstrucción"
de esta obra principal, trayendo los elementos
iconográficos que la constituyen (el hombre escogido;
las rayas amenazadoras que "apuñalan" el lienzo; la
repetición obsesiva de posturas y rostros), y la técnica
con la que se ha hecho, tanto esta obra principal como
las complementarias que la acompañan, y con las cuales
dialoga. |
Será, por tanto, un trabajo historicoestético de una
obra de arte realizada mediante imágenes. La historia
del hombre de "La espera y rayas" contada con imágenes.
- Por otro lado, estudiamos la manera en que Villalba
trabaja el cuerpo masculino. El cuerpo consigue la
categoría de icono, de objeto artístico sobre el cual
Villalba reflexiona sobre la muerte y la vida, el paso
del tiempo, la enfermedad, la locura, la soledad, el
aislamiento, el rechazo, el sexo y todo aquello que
mediante el cuerpo podemos sentir y transmitir. El
cuerpo nos define, nos da nombre y nos permite dar
nombre al que nos envuelve. El cuerpo es aquello
inmediato, aquello sensible y, al mismo tiempo tiene un
fondo, una historia oculta que esta envoltura física no
nos deja ver. Esta oscuridad, esta cosa trascendente, es
lo que Villalba extrae en sus obras de arte, por esto
son un vehículo de comunicación con nuestra parte más
íntima, desconocida y próxima a un tiempo. |