Dos artistas que se han servido del correo postal entre
Banyoles y Rocafort para este ejercicio de solipsismo a
cuatro manos. Ambos frecuentaron la misma escuela Eina,
en Barcelona a principios de los ochenta y, una vez
acabada su formación, mantuvieron la proximidad en el
mismo estudio y las primeras colaboraciones. Más tarde,
cuando la geografía los alejó, los afanes y las
preocupaciones comunes pasaron a la correspondencia.
Cartas breves, a veces acompañadas de dibujos o esbozos,
que mostraban el trabajo del que se ocupaba cada uno. De
este ir y venir de sobres con letras y trazos surgió la
idea de compartir unas obras, en que la proposición de
uno era replicada por el otro, manteniendo tanto la
continuidad como el libre movimiento. Unas obras dejadas
al capricho imprevisible de la mano y repartidas entre
el humor y la melancolía. Mim Juncà y Xisco Mensua
manifiestan su compartido amor por el dibujo y las
letras. Como quería Alicia que fueran los libros.
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