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Vicerectorat de Cultura

José Medina Echavarría

José Medina Echavarria

Del 19 al 26 de octubre de 2005

Biblioteca Gregori Maians

Campus de Tarongers

 

PRESENTACIÓN DE JOSÉ MEDINA ECHAVARRÍA

Medina nació en Castellón en 1903, pero en 1939 se exilió en México, tras haber servido a la República durante la guerra civil como diplomático. Y desde ese momento se convierte en uno de los ejemplos más característicos de una generación de intelectuales españoles (en muchos casos los mejores) que se convierten a todos los efectos en intelectuales latinoamericanos. A su retiro en 1974 volvería brevemente a España, pero regresó a Chile, donde publicó sus últimos escritos, antes de morir en 1977.

Hay dos etapas fundamentales en su exilio: la primera se inicia en México, como profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en el Colegio de México y como director de la colección de sociología del Fondo de Cultura Económica (1939-44), y sigue en Puerto Rico (tras una breve estancia colombiana) hasta 1952. Desde ese momento se abre la segunda etapa, vinculada sustancialmente a la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de Naciones Unidas y al Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES), del que es director desde 1963 hasta el momento de su jubilación.

A estas dos etapas corresponden diferentes preocupaciones temáticas. En la primera, el doctor en derecho convertido en profesor de sociología emplea su esfuerzo en la definición del objeto y el aparato teórico de esta disciplina, en una elaboración predominantemente conceptual en la que el principal interlocutor es Max Weber. En la segunda, ya mediados los años cincuenta, es cuando Medina se dirige al núcleo de problemas que convierten a su obra en un referente a la vez clásico y actual de la sociología latinoamericana. Los temas que se entrelazan en este núcleo son las condiciones sociales del desarrollo económico, la fundamentación y viabilidad de la democracia y el futuro de América Latina, eje en torno al que se articulan sus análisis.

Adolfo Gurrieri, en su extenso estudio introductorio a la recopilación La obra de José Medina Echavarría (Madrid: Cultura Hispánica, 1980), sugiere una oscilación en el pensamiento de Medina, que comienza estudiando la democracia desde la prioridad del desarrollo económico para acabar decantándose por una apuesta prioritaria por la democracia (sustentada desde una perspectiva iusnaturalista) desde la que estudia los problemas del desarrollo económico. Una oscilación que significa el rechazo del modelo soviétivo de industrialización y el compromiso con la fórmula occidental.

Si se recuerda el clima ideológico reinante entre los intelectuales latinoamericanos en los años sesenta y setenta, bajo el impacto de la revolución cubana, es fácil ver el riesgo intelectual que corre Medina al rechazar la visión más instrumentalista de la democracia y afirmarla como un valor sustancial. Ya en ese punto es preciso verle como un clásico, y como un adelantado a su tiempo, pues aún está en el escenario intelectual latinoamericano la generación de la que él se separó, contra corriente, al negar que un régimen autoritario pueda ser aceptable en la medida en que impulse el desarrollo económico frente a la ineficacia de las democracias. Pero si en esto Medina se adelantó a su tiempo, también es posible que sus ideas no sorprendan a un lector europeo, en particular a ese tipo de lectores (desgraciadamente, tan frecuentes) que pretenden haber compartido siempre las ideas que se han convertido en el sentido común de su tiempo. Tras el derrumbamiento del bloque soviético y la crisis del régimen cubano, la apuesta sustancial de Medina por la democracia puede parecer puro sentido común y poco más.

Pero es que hay mucho más: porque Medina sabe que la viabilidad de la democracia depende en buena medida del desarrollo económico, y él habla de la democracia en América Latina, un continente en que la modernidad y la estructura social tradicional están anudadas en una simbiosis perversa, a la que es preciso buscar una alternativa democrática. Para Medina, el ideal es una planeación democrática, una planificación basada en el consenso parlamentario y, más aún, en un acuerdo social democrático arraigado en la misma base de la sociedad.

 

Ludolfo PARAMIO

Reis 50/90 pp. 241-244

 


 

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