La primera medida de protección obvia es tener el dispositivo en todo momento controlado, como cualquier otro objeto de valor. No obstante, podemos (y deberíamos) contemplar la posibilidad de una pérdida, robo o uso no autorizado y establecer algunos mecanismos de protección básicos:

• Proteger el desbloqueo del terminal, pidiendo la introducción de un PIN, contraseña o patrón grano c para que el usuario o usuaria pueda interactuar con el terminal cuando este se encuentre bloqueado.
• Activar el bloqueo automático del dispositivo después de un cierto tiempo de inactividad. Debemos ser conscientes de que hay aplicaciones que por sus características deshabilitan temporalmente esta función, como pueden ser juegos o reproductores multimedia. En este caso, el bloqueo debe ser manual cuando lo dejamos de usar.
• Mantener siempre activo el bloqueo de la tarjeta SIM de acceso a la red móvil, de forma que se tenga que introducir el PIN cada vez que se enciende el teléfono.
• Instalar una aplicación de rastreo en el móvil, que se pueda activar remotamente y de forma segura en caso de que perdamos o nos tomen el dispositivo. Estas herramientas utilizan varios mecanismos para ayudarnos a localizar el dispositivo.
• Emitir determinados sonidos para ayudarnos a localizarlo si está cerca.
• Enviarnos las coordenadas GPS o la localización aproximada de la conexión que utilizamos en este momento.
• Hacer fotografías o grabar sonidos y enviárnoslas.
• Enviar una alerta en caso de que se cambie la SIM, y enviarnos el número de móvil de la nueva tarjeta.