El libro comienza con una dedicatoria a los dos capitanes que sirve de acusación contra todos aquellos que hicieron posible sus muertes, luego, en el prólogo, explica los motivos personales que le llevaron a escribirlo: “su autor destina todos los beneficios que se obtengan a la continuación de la lucha por la Libertad; por ella ha sacrificado su carrera y su situación, y por ella también, el día que sea preciso, sacrificará su vida”. Toda una declaración de principios que marcaron la vida de Ramón Franco hasta su trágica muerte en 1938. La obra no sólo se centra en los hechos políticos que motivaron la sublevación sino también en las causas profundas que la justificaron. Para ello relata, a modo de memorandum, sus vicisitudes personales y políticas en todo el proceso al mismo tiempo que reflexiona sobre la sociedad española. Así, destaca que una de las vías de ascenso social más importantes ha sido siempre la educación por eso ésta ha de ser gratuita y obligatoria hasta primaria como mínimo, sin embargo, resulta imposible por la falta de inversión estatal en esos momentos. El presupuesto, según Ramón Franco, se dilapidaba en el ejército y en congregaciones religiosas en detrimento de una población aquejada por la más terrible de las plagas: el analfabetismo y la superstición. Una justicia social que sólo se podría conseguir a través de una nueva forma de gobierno: la república.
El epílogo está fechado en París el 15 de abril de 1931 y en él expresa las esperanzas abiertas por la proclamación del nuevo régimen.
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Rosario.Ferrer@uv.es
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