A veces la muerte no solo se lleva la vida sino también la fama, éste es el caso de Frédéric Soulié (1800-1847). Después de unos comienzos literarios
difíciles alcanzó cierto éxito con su traducción al francés de Romeo y Julieta lo que le permitió realizar colaboraciones literarias en los periódicos que le llevaron al reconocimiento de autores contemporáneos suyos como Alexandre Dumas o Victor Hugo y del público en general. Sus novelas se caracterizan por una temática variada (histórica, gótica, social etc.), en donde la acción siempre se desencadena por conflictos sociales de escasa importancia que van complicándose poco a poco.
De todas sus obras la más famosa es la novela que ocupa el libro del mes: Les mémoires du Diable. Un retrato demoledor de una sociedad dominada por el vicio y el horror. Originariamente fue publicada como folletín entre 1837 y 1838. El ejemplar conservado no está en muy buen estado. Las páginas dejan traslucir el paso del tiempo (amarillentas y con hongos), sin embargo, también nos indican que es una edición de lujo por el tipo de encuadernación (holandesa en tela y piel en el lomo con letras y adornos dorados), por el tamaño folio del libro, la impresión de la página a doble columna y por la profusión de grabados realizados por Gerlier, uno de los mejores ilustradores de la época. La misma portada es un gran grabado cuya figura central ocupa una efigie con expresión adusta de Frédéric Soulié rodeada por el título de la novela con letras llameantes, además del nombre del autor. En la parte superior un diablo alado cubre con sus alas la escena y enseña su cola por la parte inferior del grabado en cuyo extremo izquierdo, un amante despechado está a la sombra de un mefisto contento mientras en el derecho la protagonista se aleja con indiferencia.
En esta edición lo más llamativo es el prólogo que recoge los discursos de Auguste Maquet, delegado de la Société des Auteurs Dramatiques, y Paul Féval, representante de la Société des Gens de Lettres, pronunciados en el Cementerio Parisino de Père Lachaise en 1875 con motivo de la inauguración de un monumento para recordar a Soulié, injustamente olvidado. Todo lo contrario de lo que había augurado Victor Hugo en el discurso fúnebre que expresó ante el féretro de Soulié. Ya entrado el siglo XX la editorial France-Empire reeditó varias obras suyas en la colección, La bibliothèque oubliée; colección creada para rescatar a todos aquellos autores que el mismo paso del tiempo marginó. Gracias a la familia de la profesora de literatura francesa Lola Jiménez, que donó su biblioteca particular a la Biblioteca d’Humanitats “Joan Reglà”, también hoy podemos contribuir a rescatar del olvido a este autor que no fue más allá de las corrientes literarias en boga del momento que le tocó vivir.
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