Juan Vázquez de Mella y Fanjul (Cangas de Onís, 1861- Madrid, 1928) fue un prolífico escritor, filósofo y político español de convicciones carlistas. Entre su extensa obra sobresale Filosofía de la eucaristía que representa su formación seminarista y condensa su ideología carlista. Sin embargo, lo que le dio mayor popularidad en su momento fueron sus discursos políticos por su particular oratoria. Un buen ejemplo es el discurso que pronunció el 31 de mayo de 1915 en el Teatro de la Zarzuela (Madrid) bajo el título El ideal de España. Los tres dogmas nacionales. Este discurso fue inmediatamente impreso e incluye las acotaciones correspondientes a las reacciones del público presente en el teatro. Además, la edición contiene una reproducción fotográfica del autor, así como, un resumen del discurso en la parte final de la obra, junto a un mapa del Estrecho de Gibraltar.
Según las acotaciones vertidas, Vázquez de Mella fue recibido con “atronadora salva de aplausos”, lo que da idea de que el público asistente era admirador del político. Después de las correspondientes salutaciones y agradecimientos de asistencia, cuestionaba la libertad de cultos e insistía en el catolicismo español y, a continuación, hacía un repaso al sistema de partidos políticos en España donde seguía imperando el sistema bipartidista de conservadores y liberales, ambos favorecedores de la oligarquía. Según él, el poder siempre debía estar en manos de aquellos que sabían gobernar. De aquellos que representaban a las clases sociales. Unas clases sociales que se sustentaban en cinco intereses: interés material o económico, interés intelectual, interés moral y religioso, interés de la defensa e interés histórico o política. En consecuencia, había de haber varios partidos políticos que representasen los diferentes intereses, aunque ello no implicaba una democracia igualitaria pues solo debían gobernar aquellos que reunieran las condiciones para hacerlo, sin embargo no ahondaba en más detalles. Después de toda esa introducción pasaba al verdadero objeto del discurso, la situación internacional y el papel que debía desempeñar España. Hay que recordar que Europa se hallaba en ese momento inmersa en una gran guerra y España, aunque era neutral, también estaba afectada por la misma de ahí que Vázquez de Mella reflexionara sobre la necesidad de replantearse esa neutralidad. De este modo, si España aprovechaba esa coyuntura bélica podría reclamar la soberanía de Gibraltar, territorio usurpado ilegalmente a los españoles por los británicos; realizar una federación peninsular con Portugal, que podría denominarse Iberia, para unificar territorios que compartieron momentos históricos de unidad; así como establecer lazos más estrechos con Hispanoamérica. Por supuesto España debía luchar dentro del bando alemán porque Vázquez de Mella era germanófilo. Un discurso que, a juzgar por las acotaciones, fue finalizado por una inconmensurable ovación de varios minutos.
Respecto al ejemplar conservado, fue encuadernado para preservarlo de la endeblez de la edición, no obstante el paso del tiempo ha dejado sus huellas en él, tanto los agentes climatológicos y patógenos como la huella humana ya que abundan los subrayados a lápiz a través de todo el texto; lo que puede indicar que fue muy consultado.
