Santa Teresa de Jesús (1515-1582), desde el recogimiento del convento de la Encarnación en Ávila, fue capaz de irradiar sabiduría y reformar la orden carmelita a la que pertenecía al fundar la orden Carmelita Descalza, una vida centrada en Dios con pobreza y recogimiento a imagen de los eremitas del Monte Carmelo. No sabía latín pero eso no fue impedimento para tener una formación sólida y desarrollar una gran producción escrita que ha perdurado a través de los siglos. Una obra engarzada en su tiempo que ya despertó el interés de sus contemporáneos para ser publicada en vida de la propia Teresa de Jesús. En un principio el encargado de su edición fue Fray Luís de León (1527-1591) además de preparar una biografía sobre la santa pero su muerte le impidió terminar este trabajo. |
De todos modos, la máxima difusión de la obra de Teresa de Jesús sería después de su muerte. Uno de los más reputados estudiosos de su obra fue el catedrático de derecho canónico de la Universidad Complutense de Madrid Vicente de la Fuente (1817-1889). Su trabajo se plasmó en una edición crítica, “corregida y aumentada conforme a los originales y a las últimas revisiones, y con notas aclaratorias”, realizada en 1881 donde, además de fijar el texto original de las obras, adjuntó abundante documentación sobre las mismas para ayudar a entenderlas mejor. La edición consta de seis volúmenes, en el primero, precedido de un grabado de la Santa, incluye las llamadas obras historiales: “El libro de la vida”, “Las fundaciones” y “Libro de las relaciones” (conjunto de escritos reflexivos con sus confesores); en el segundo, las obras ascéticas: “Camino de perfección”, “Los conceptos del amor de Dios”, y “El castillo interior o Las moradas”; el tercero, los opúsculos preceptivos: “Las constituciones” y diferentes escritos breves suyos o atribuidos; el cuarto, la primera parte de su epistolario; el quinto, es la segunda parte del epistolario; el sexto y último, documentos relativos a la santa y sus obras. Por todo ello mereció ser proclamada doctora de la Iglesia en 1970.
Los ejemplares conservados en esta biblioteca proceden de una donación anónima cuyo estado de conservación muestra que ha sufrido el paso del tiempo con ataques de hongos e insectos. Por lo demás, los seis volúmenes están encuadernados en tipo holandesa de color marrón las tapas, conforme al hábito carmelita descalzo, en cambio el lomo está en piel azul con letras doradas el nombre de la autora, el número de volumen y las iniciales J.P., posiblemente del propietario de los mismos, todo ello entre tafiletes también dorados.
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