REALIDAD O UTOPÍA Una mirada ingenua sobre cien años de arte Intentemos situarnos en el año 1900 y llegar a 1999, o viceversa, desde ese último año vayamos al primero del siglo XX y casi a punto de dejar éste el testigo al próximo milenio contemplar lo que los artistas han creado en esos cien años que ya son el pasado o fueron el futuro. Dentro de un muestrario de espectadores, que como premisa previa, han de estar interesados por el Arte, escogemos un segmento en el que el hecho artístico puede tener algún significado. Son esas gentes, quizá, los de ideas más avanzadas; los que no suelen expresar "asombro literario" si leen algún comentario artístico sobre una exposición en general o sobre una obra de arte en particular. Son personas que quieren saber. Los restantes núcleos de espectadores del hecho artístico parece ser que son irrecuperables pero no porque sean mejores o peores espectadores que los anteriores sino porque su "status" artístico se encuentra en las antípodas de su tiempo real. Estos grupos los forman personas que se encuentran a gusto con sus particulares esquemas artísticos y no los quieren cambiar: ¿Pereza, conformidad o complacencia? Finalmente hay individuos a los que el Arte les trae sin cuidado -es una opción legítima- y, por lo tanto el hecho artístico no es objeto de su interés. Frente a todos ellos se ha desplegado una inmensa pancarta donde, de izquierda a derecha, se lee: "Estilo decorativo Fin de Siglo, o Modernismo, o 1900", "Nabis", "Fauvistas", "Cubistas", "Expresionistas", " Futuristas", "Neoplasticistas", "Vorticistas”, “Dadaistas y Surrealistas", "Naifs", "Abstracción", "Gestualismo", "Arte matérico", "Pop- Art", "Concretismo", "Nueva Realidad". Si debajo de cada uno de los conceptos se ha reproducido una obra de un autor cualquiera, que ha seguido dicha corriente, nos encontraremos con tal variedad de lenguajes que para un nivel medio de espectadores resultan difícilmente asimilables y aún más porque casi todos ellos tienen una corta vigencia temporal. Resulta paradójico que los espectadores se encuentren más a gusto ante los grandes ciclos en los que la continuidad de unos esquemas está asegurada porque parece que son inmutables; pues bien ¿qué espectador medio distingue las profundas diferencias entre el brevísimo fenómeno del Renacimiento y el largo y revolucionario tiempo del Manierismo?; para ellos todo es Renacimiento. Hace bastantes años Gillo Dorfles, a propósito del arte del 60 y el medio siglo afirmaba que "la Pintura y la Escultura de vanguardia no pueden considerarse abandonadas [y son] el alimento artístico de una escasa "élite"..aun cuando dejan de interesar a la mayoría de los públicos". Y resume: "O nos encontramos realmente ante una degeneración en el conformismo de la pintura moderna o verdaderamente asistimos al restablecimiento de “un gusto universal". Sus palabras, dichas hace más de treinta años siguen teniendo vigencia ¿Hemos llegado al fin del Arte como se afirmó no hace mucho tiempo? ¿Se ha reducido el número de los componentes del grupo intelectualmente más comprometido con el? ¿El comercio del Arte y la crítica de Arte sobrevuelan la Realidad y viven en la ciudad de Utopía? ¿Necesariamente han de darse la espalda la Realidad del público y la Utopía del comercio de Arte y la crítica de Arte? Los espectadores de mirada "ingenua" asisten aturdidos al movimiento mercantil de la obra de Arte y aún más a las explicaciones sobre la obra de Arte. Vuela -y nunca mejor dicho- "La Libertad guiando al pueblo" de Europa a Tokyo" en una aeronave que la lleva como única pasajera. Y no se habla de la obra sino que se subraya lo que ha costado transportarla. Estamos seguros de que comercialmente puede ser una operación interesante: irán más japoneses a Tokio que a París y estamos seguros de que muchedumbres ingentes harán cola para verla y el éxito económico estará asegurado. Pero y el artístico, ¿Ocurriría lo mismo con Pollock
-por decir el nombre de un respetado pintor? ¿Cómo se explica
que en el caso valenciano Sorolla, tan denostado por algunos críticos,
o el inconmensurable Pinazo arrastren multitudes?
Sabemos que es todo un reto vaciar de conceptos "clásicos" una obra de arte ante un espectador no preparado u hostil al arte contemporáneo, pero ¿hasta cuando va a seguir ocurriendo eso?. Decir que un monitor o monitora de Arte es el/la culpable del rechazo general es, cuando menos, un intento de simplificar el problema mirando para otro lado. Pero el problema está ahí y o se cambian las estrategias o los Museos de Arte Contemporáneo serán solemnes lugares frecuentados sólo por los estudiosos. No desaparecerán pero habrán de diversificar sus actividades- algunos ya lo hacen incluyendo otras artes plásticas, como la danza, la Música, las representaciones escénicas, el Arte Cibernético...o prepararán muestras monográficas que en sentido inverso al de su creación nos lleven al Mundo Antiguo para volver a empezar. ¿Es un fracaso del Arte en si o es un fracaso de unas políticas educativas a nivel mundial que optan por lo fácil frente al riesgo y que al mismo tiempo se complacen en contar los visitantes que acuden a ver a los muy conocidos pintores de Felipe II y olvidan cómo disminuyen los que asisten a ver una muestra de Man Ray, por citar un ejemplo. |
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