c o m u n i c a c i ó n 

Casimiro Díaz
DISPARA... ¡ESTOY GRABANDO!


Se puede morir por periodista y se puede morir por sinverguenza, yo no  quiero morir pero si intentas censurarme...¡lo contaré todo!.

Desgraciadamente -aún hoy día- son muchas y muy diversas las formas de violación de la libertad de prensa que Estados, Grupos Políticos o Formaciones Militares utilizan  para “quitar de la circulación” a los periodistas que les son molestos para su mafiosa, ilícita e ilegal forma de actuar. En resumidas cuentas para golpear a medios de comunicación con el fin de evitar la entrada y salida de informaciónes. Profesionales que no se dejan sobornar, hombres y mujeres que en el desarrollo de su profesión son perseguidos, torturados, desaparecidos, encarcelados, agredidos, amenazados,  hostigados, presionados o... en el peor de los casos asesinados. También hay otros procedimientos que -sin ser tan inhumanos- sirven a esos poderes para ocultar o impedir la libertad de prensa: prohibición de publicaciones, interferencias en emisoras de radio, denegación de visados para corresponsales, etc...Para muestra basta un botón, de todos los Estados miembros de las Naciones Unidas no más de treinta  respetan por completo la libertad de prensa.  En este sentido, no hay más que fijarse en que el mapa de la libertad de prensa coincide con el de la democracia y del respeto de los derechos humanos. 

Cuba, es el único país de América en el que no existe libertad de prensa, allí los correponsales independientes son considerados traidores y como tal encarcelados. A esto se suma que las agencias a las que pertenecen no tienen una existencia legal ya que las solicitudes oficiales no tienen respuesta. Un ejemplo de cómo actúa el gobierno del dictador Fidel Castro, fue su orden de detención y posterior condena a seis años de prisión para  Bernardo Arévalo Padrón por haberle llamado “mentiroso”. Además, alrededor de cincuenta profesionales han sido detenidos, interpelados o amenazados por la “Seguridad del Estado” y, a fecha 1 de Enero de este año, tres periodistas siguen encarcelados. Otros países  actuan de manera similar o más sanguinaria. Hablo de México o Colombia donde sigue siendo extremadamente peligroso para los periodistas investigar sobre los vínculos que en numerosas ocasiones existen entre narcotraficantes y detentores de la autoridad.  En Filipinas, también saben de ésto. A las afueras de Manila un editor del diario People´s Journal Tonight, apareció en el interior de un taxi robado con un balazo en la nuca después de haber sido golpeado con saña por sus agresores. El periodista llevaba en su bolsillo una crónica donde hablaba de los asuntos de droga y corrupción dentro de la policía.

Hay que tener en cuenta -además-  a Panamá que invocó una ley de 1978 que prohibía a cualquier periodista extranjero asumir un puesto directivo en un medio de comunicación. Sirviéndose de esta normativa  las autoridades intentaron echar del país a un periodista peruano al que calificaron de “muy molesto”. No lo consiguieron, pero la ley  sigue vigente hoy día.

Algo parecido le ocurrió a Rosendo Sepúlveda*, Director de la Agencia EFE en Santo Domingo durante 28 años, al que tuve oportunidad de escuchar historias trepidantes sobre su experiencia periodística: “Un compañero periodista llamado Orlando Martínez  Director de la Revista Ahora y escritor de la columna MICROSCOPIO en el periódico El Nacional, fué asesinado el 17 de Marzo de 1975. Yo informé de su muerte aduciendo, como motivo de la barbaridad cometida, a su honradez periodística ya que -al parecer- las causas de tan cruel acto fueron algunos de sus artículos en contra del presidente y su política laboral hacia los cortadores de caña -los cuales vivían en la más absoluta de las miserias-. En una de sus editoriales dijo -refiriéndose al presidente- que si no sabía llevar el país, <<que se subiera a un bote y se marchara remando>> y también en referencia a los dominicanos muertos a manos de los militares chilenos, a éstos les llamó <<orangutanes chilenos>>. Yo pensaba que lo único que le faltaba a este compañero era un poco de respeto, pero el transfondo era otro ya que por lo visto estaba ligado al partido comunista dominicano, con lo cual su tendencia era extremista como también lo era el comunismo entonces”.
Rosendo Sepúlveda siguió contándome otra historia donde se pueden observar de nuevo claramente las distintas maneras de intentar “quitar de enmedio” a un periodista:

Cuando conocí la triste noticia -el día 17- me trasladé en mi coche al Hospital Militar -donde se encontraba el cadáver- allí ví al Coronel De los Santos, Jefe de Comunicación de la Policía, y le anuncié que iba a contar lo ocurrido. Titulé “Asesinan Periodista”, pero el día 18 el periódico publicó a ocho columnas <<La Agencia Efe difunde universalmente el horrendo asesinato de Orlando Martínez por Rosendo Sepúlveda>>, el titular lo pusieron ellos y cuando lo leí me dije <<metieron la pata>> porque sabía lo que podía venir. El 19 por la mañana, día de San José, al salir de casa observé que me habían robado el coche de debajo de la marquesina... ¡me lo robó la misma policía!... Más tarde, me llamaron para que acudiese a las dependencias, yo conocía al responsable del cuerpo y cuando me acerqué a saludarle éste se limitó a decirme que fuese a Homicidios que me estaban esperando. Me realizaron la prueba de la parafina. Al poco tiempo mi mujer llamó para interesarse por la situación y escuché a un Sargento que decía que allí no había ningún Sepúlveda, le quité el teléfono de sus manos y -aunque no sabía entonces que estaba retenido- le dije a mi esposa que algo raro estaba pasando, que avisara a los directores D. Rafael Herrera del, Listín Diario, y D. Rafael Molinel Morillo de, El Nacional, ambos directores amigos míos, además de que yo había escrito en dichos diarios, consideraron que lo mejor era dejar que los acontecimientos fuesen desarrollándose ya que cualquier intromisión podía propiciar que me deportasen. A los cuatro días -durante los cuales Presidencia anunció que la maniobra policial era una cortina de humo para encubrir a los responsables del crimen, que jamás fueron detenidos, me dejaron libre pero en arresto domiciliario. Además, en aquella época era presidente del Club Rotario. Éstos, preparaban una manifestación en mi favor junto a las protestas de los periódicos por esta injusticia. Perdí seis kilos, ya que la única comida que me ofrecían era la del del Club de Oficiales, -previo pago-. Me negué y pedí solo agua y libros, para combatir la sed y el aburrimiento. En este ambiente jamás se me pasó por la cabeza dejar el país, puesto que mi vida estaba social y profesionalmente establecida allí, el Presidente Balaguer me condecoró -poco tiempo despues- por la objetividad profesional que me seguía caracterizando. Ahí es cuando te planteas cómo encabezar ciertas noticias de carácter similar y... seguir trabajando en la misma línea y con la misma ilusión fué lo que decidí”. 

Es en este sentido, cuando Rosendo Sepúlveda continuó desarrollando su labor bajo esas mismas premisas que le hacían destacar del resto de informadores. 

El trágico final del presidente Antonio Guzmán fue -sin duda- otro de los logros en su carrera, el relato es verdaderamente emocionante: 
Fuimos los primeros en dar la noticia, yo estaba en casa -ya de madrugada- y me llamaron comunicándome que algo le había ocurrido al presidente. Llamé a un redactor para que fuese a la agencia mientras yo me acercaba a Presidencia. Éste se negó por miedo a la presencia de los militares en las calles - cosa que comprobé no era el único tras algunas llamadas a otros compañeros-. Salí con cierto temor hasta la casa del presidente. Al llegar un coronel me indicó que fuese al Hospital Militar pero, una vez allí, no sabían nada. De regreso al palacio me encontré con Rafael Herrera y al momento llegó mi redactor, no había forma de entrar y sólo cuando el vice-presidente ordenó que nos abriesen las puertas y pudimos acceder a la casa. Allí el revuelo era importante, había militares por todas partes y bastante nerviosismo, a los pocos minutos la Vice-Presidencia nos confirma que: <<el presidente se ha pegado un tiro en la sién...estamos esperando un avión médico-militar norteamericano para trasladarlo a Atlanta, es lo único que podemos deciros de momento>>. Nos quedamos todos allí sin movernos y, poco después, se abrió la puerta del despacho del jefe en funciones y él, desde detrás de su mesa, -mirándome- me hizo un ademán con la mano en forma de cuchilla alrededor de su cuello. Era evidente el significado, -que sólo yo pude ver- el presidente era ya cadáver. Le dije a mi redactor que permaneciese allí hasta que yo le llamara desde la oficina -por si había novedad-, me fuí a Efe y dí el flash de que el presidente se había suicidado. Un flash no lo puede parar nadie, y en pocos minutos llegó por teletipo al lugar que momentos antes yo había abandonado. Otra de las agencias dió la noticia una hora después y el resto al día siguiente. Esta fue una de las noticias más desagradables que he dado y de las más delicadas de tratar ya que como se trataba de un suicidio ningún jefe de estado acudiría al sepelio”.

Hay otros muchos momentos -realmente interesantes- en la vida profesional de este hombre, por ejemplo cuando en plena revolución y tras un altercado, un hombre desconocido le salvó de que un numeroso grupo de personas volcaran la furgoneta que él conducía. “Podían entrar y salir de ambos bandos. La única condición era que no disparásemos fotografias -para evitar la identificación de los miembros de uno u otro bando-, poco después, nos enteramos de que un gráfico no respetó esa orden y vendió las instantáneas a la CIA”.

Escuchando a este maestro del medio, comenzó a rondarme por la cabeza la idea de que se puede ser bueno en esta profesión sin poseer contratos millonarios como las estrellas, sin llevar  una vida llena de glamour y excesos... ¡Vamos! sin convertirse en un marciano. La reflexión final de Rosendo Sepúlveda me convenció de que, todo está dentro de nosotros mismos... de cómo nos plateemos la vida y la profesión: “El periodismo es muy bonito aunque siempre ocurren cosas desagradables también a nivel interno, después de más de media vida de dedicación es triste que un día te llegue una carta en la que te comunican que, en breves fechas tu relación con la empresa se extingue y estás jubilado. Les falta un poco de cabeza y determinadas dosis de cuidados hacia sus empleados, que son -en muchos casos- personas que han arriesgado su vida en beneficio tanto de su propia ambición profesional como en el de la agencia o medio de comunicación al que han estado sirviendo”.

Después de todo ésto yo me pregunto... ¿qué sería del periodismo si los que lo ejercemos, no lo viviésemos con verdadera vocación?, pues -sencilla y desgraciadamente-  que la profesión estaría agonizando. 
 

*Rosendo Sepúlveda, nacido en San Clemente (Cuenca), además:
-Profesor Titulado del Instituto de Periodismo Dominicano
-Director del Noticiero de Cine (durante 30 años) -similar al No-Do-.
-Director Delegado de EFE en Sto. Domingo (durante 28 años)
-Cruz al Mérito Civil del Gob. Español
-Cruz de Isabel la Católica en grado de Oficial, Gob. Español
-Cruz Heráldica Cristobal Colón en grado Oficial, Gob. Dominicano
-Socio Funadador Club Corresponsales de Prensa Extranjera
 Además tambien pasó por el fútbol profesional en España, retirándose -a los 47 años como entrenador- en Santo Domingo, en la actualidad su nexo de unión con ese deporte es -aparte de su afición- en la dominicana “Ciudad de San Cristobal” la cual bautizó su estadio como ESTADIO DEPORTIVO ROSENDO SEPÚLVEDA.
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Agradecimientos especiales a la ONG PERIODISTAS SIN FRONTERAS, por los datos facilitados para la confección de parte de este artículo.
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