e s c e n a

Ramón de Fontecha

FUGACIDAD EN LA BLANCA PANTALLA

Actualmente presenta junto a Alberto Macías su última producción titulada, Franco no puede morir en la cama, en la XIV edición del Festival Internacional Cinema Jove de Valencia que tiene como objetivo comercializar y difundir el cine joven internacional.

El pasado siglo el cine llevó a millones de espectadores a sufrir, reir, llorar... ante una inmensa pantalla blanca sobre la que se proyectaban rápidamente fotografías que contaban una historia. Sólo en las primeras horas del cinematógrafo el espectador se asombraba ante la realidad de unos obreros saliendo de una fábrica o de unos feligreses tras misa de doce. La máquina capaz de reproducir como un espejo maravillaba al mundo. Así, el cine no dejaba de ser más que un invento sorprendente, que podía traer desde lejos imágenes en movimiento. Afortunadamente, los cineastas descubrieron pronto que este invento podía ser mucho más útil. Como el teatro, podía hacer sentir; transportar al espectador a situaciones lejanas en el espacio pero cercanas en el corazón.

"Gocemos todos del momento en las imágenes; en las imágenes que se van sucediendo, inacabablemente, con fugacidad en la blanca pantalla."

Azorín

Una película -sueño fabricado- se convierte a su vez en un gran generador de sueños.

La gran fábrica cuenta historias, cualesquiera, en un tiempo siempre irreal. El arte de la fantasía, de lo inalcanzable, de lo inexistente, llegó, convivió con la pintura, la música, la literatura, la moda, la arquitectura, la psicología, el diseño. Se empapó de tendencias, las unió y consiguió manifestar otra realidad como arte.

Quizá el gran reto del cine sea convertir en arte la realidad misma, en tiempo real, con personajes reales.
El cine está basado en la observación. Observador de la realidad es tanto el realista como el idealista. 

Está claro, la vida tal y como transcurre, también provoca sueños y sentimientos. Lo importante es crear algo que mueva a quien lo observa, algo que no nos deje indiferentes. Todo es lícito, desde la artificiosidad más efectista de la cuarta entrega de "La guerra de las galaxias" hasta el más puro naturalismo de Dogma. Lo importante es transmitir. Son formas no contrapuestas de una misma expresión artística.

Lo que cambia en es tiempo. Así, tendrá sentido ver dentro de un margen de actualidad una película naturalista, y perderá gran parte de su fuerza si la vemos pasadas unas décadas.

Dejaremos que Rohmer nos cuente, que Erice se mueva en el borde del sol, que Morrissey deje de ser uno de los malditos del cine con Dogma, y la galería de obras irá completándose con formas y modos, con diferentes maneras de medir el tiempo y de iluminar el espacio. El cine, expectante y transformador, no sólo captará con su ojo mágico el día a día, segundo a segundo; será capaz de modificar la realidad, de crear nuevas tendencias en música, literatura, pintura y en todas aquellas fuentes de las que se sirvió.

La virtualidad, básica en la concepción del cine, fue evolucionando hasta lo que es en la actualidad. Simuladores aéreos, juegos interactivos, la posibilidad de sentir sensaciones a través de un casco cibernético son el desarrollo de un mundo que nos rodea, nos apabulla; inunda nuestras vidas. Generar mundos virtuales es la esencia del cine y los nuevos medios nos permiten desarrollarlos como nunca. El director debe utilizar todos los recursos puestos a su alcance para para desarrollar mejor sus historias. Los efectos especiales, puestos ahora a nuestra disposición sólo son una herramienta, no la razón para una película. La artificiosidad en los medios no debe manchar el producto final.

El cine Dogma, con su exagerado naturalismo, puede no ser mas que virtualidad para el espectador; la posibilidad de introducirse en otras vidas, en un ambiente real, que para transportarnos a su interior, no necesitará de cascos cibernéticos ni de ordenadores sofisticados.

Naturalismo, comedia histórica, cine social. Diferencias, contrastes, distintas sensibilidades, personas con diferentes gustos cinematográficos, pero amor al cine, en fin, como expresión de ideas y sentimientos.

Imágenes artículo


© Revista Contrastes
Página actualizada por Grupo mmm
Para cualquier cambio o sugerencia dirigirse a webmaster.
© 2000-2001