Francesco Tonucci La cultura científica moderna gira alrededor de ciertos conceptos y de algunas estrategias de fondo: la complejidad del tema, la metodología de la investigación, y la relatividad de los resultados y conclusiones. Esta nueva actitud libera a la ciencia y a nuestra cultura de posiciones caracterizadas por el dogmatismo, por la particularidad disciplinar, por las soluciones mecanicistas y, lo que es aún más peligroso, por la creencia de estar en posesión de la verdad. En esta actitud, el experimento es un importante corolario de la relatividad de las conclusiones, es una puesta a prueba de los resultados alcanzados y no una obligación de creerlos. La escuela, antes que preocuparse de los currícula, y de los programas, debería ofrecer a sus alumnos experiencias, propuestas e itinerarios con los que construir esta actitud de la nueva cultura científica. En cambio, parece ser que la escuela ha permanecido ligada a un modelo
de ciencia totalmente ajeno a estas nuevas orientaciones.
Estos procedimientos tradicionales construyen un cuadro fragmentario, carente de vínculos y de significados de conjunto, a la vez que sugieren comportamientos de actuación fideista. La autenticidad de los conocimientos adquiridos puede demostrarse, de manera indiscutible, a través del experimento científico (concebido y usado a modo de milagro). A menudo el profesor enseña con autoridad conceptos que desconoce. Propuestas para una educación inicial o primaria coherente con una cultura científica moderna que parta de los conocimientos complejos, se desarrolle con una metodología de la investigación y conceda al alumno un papel protagonista. |
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